Cristo – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 22 Nov 2024 20:24:08 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Jesucristo, Rey del Universo https://www.reinadelcielo.org/jesucristo-rey-del-universo/ Fri, 22 Nov 2024 08:28:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=17473 ]]> La celebración de la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, cierra el Año Litúrgico en el que se ha meditado sobre todo el misterio de su vida, su predicación y el anuncio del Reino de Dios.

La fiesta de Cristo Rey fue instaurada por el Papa Pío XI el 11 de diciembre de 1925. El Papa quiso motivar a los católicos a reconocer en público que el mandatario de la Iglesia es Cristo Rey.

Durante el anuncio del Reino, Jesús nos muestra lo que éste significa para nosotros como Salvación, Revelación y Reconciliación ante la mentira mortal del pecado que existe en el mundo. Jesús responde a Pilatos cuando le pregunta si en verdad Él es el Rey de los judíos: “Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí” (Jn 18, 36). Jesús no es el Rey de un mundo de miedo, mentira y pecado, Él es el Rey del Reino de Dios que trae y al que nos conduce.

La fiesta

Jesucristo Rey

Cristo Rey anuncia la Verdad y esa Verdad es la luz que ilumina el camino amoroso que Él ha trazado, con su Vía Crucis, hacia el Reino de Dios. “Si, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz.”(Jn 18, 37) Jesús nos revela su misión reconciliadora de anunciar la verdad ante el engaño del pecado. Así como el demonio tentó a Eva con engaños y mentiras para que fuera desterrada, ahora Dios mismo se hace hombre y devuelve a la humanidad la posibilidad de regresar al Reino, cuando cual cordero se sacrifica amorosamente en la cruz.

Esta fiesta celebra a Cristo como el Rey bondadoso y sencillo que como pastor guía a su Iglesia peregrina hacia el Reino Celestial y le otorga la comunión con este Reino para que pueda transformar el mundo en el cual peregrina.

La posibilidad de alcanzar el Reino de Dios fue establecida por Jesucristo, al dejarnos el Espíritu Santo que nos concede las gracias necesarias para lograr la Santidad y transformar el mundo en el amor. Ésa es la misión que le dejo Jesús a la Iglesia al establecer su Reino.

Se puede pensar que solo se llegará al Reino de Dios luego de pasar por la muerte pero la verdad es que el Reino ya está instalado en el mundo a través de la Iglesia que peregrina al Reino Celestial. Justamente con la obra de Jesucristo, las dos realidades de la Iglesia -peregrina y celestial- se enlazan de manera definitiva, y así se fortalece el peregrinaje con la oración de los peregrinos y la gracia que reciben por medio de los sacramentos. “Todo el que es de la verdad escucha mi voz.”(Jn 18, 37) Todos los que se encuentran con el Señor, escuchan su llamado a la Santidad y emprenden ese camino se convierten en miembros del Reino de Dios.

“Por ellos ruego; no ruego por el mundo, sino por los que tu me has dado, porque son tuyos; y todo lo mío es tuyo y todo lo tuyo es mío; y yo he sido glorificado en ellos. Yo ya no estoy en el mundo, pero ellos si están en el mundo, y yo voy a ti. Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros. …No te pido que los retires del mundo, sino que los guarde del Maligno. Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad.” (Jn 17, 9-11.15-17)

Ésta es la oración que recita Jesús antes de ser entregado y manifiesta su deseo de que el Padre nos guarde y proteja. En esta oración llena de amor hacia nosotros, Jesús pide al Padre para que lleguemos a la vida divina por la cual se ha sacrificado: “Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros.” Y pide que a pesar de estar en el mundo vivamos bajo la luz de la verdad de la Palabra de Dios.

Así Jesucristo es el Rey y el Pastor del Reino de Dios, que sacándonos de las tinieblas, nos guía y cuida en nuestro camino hacia la comunión plena con Dios Amor.

¿Por qué Jesucristo es Rey?

Desde la antigüedad se ha llamado Rey a Jesucristo, en sentido metafórico, en razón al supremo grado de excelencia que posee y que le encumbra entre todas las cosas creadas. Así, se dice que:

  • Jesucristo Rey 2
    reina en las inteligencias de los hombres porque El es la Verdad y porque los hombres necesitan beber de El y recibir obedientemente la verdad;
  • reina en las voluntades de los hombres, no sólo porque en El la voluntad humana está entera y perfectamente sometida a la santa voluntad divina, sino también porque con sus mociones e inspiraciones influye en nuestra libre voluntad y la enciende en nobles propósitos;
  • reina en los corazones de los hombres porque, con su supereminente caridad y con su mansedumbre y benignidad, se hace amar por las almas de manera que jamás nadie —entre todos los nacidos— ha sido ni será nunca tan amado como Cristo Jesús.

Sin embargo, profundizando en el tema, es evidente que también en sentido propio y estricto le pertenece a Jesucristo como hombre el título y la potestad de Rey, ya que del Padre recibió la potestad, el honor y el reino; además, siendo Verbo de Dios, cuya sustancia es idéntica a la del Padre, no puede menos de tener común con él lo que es propio de la divinidad y, por tanto, poseer también como el Padre el mismo imperio supremo y absolutísimo sobre todas las criaturas.

Ahora bien, que Cristo es Rey lo confirman muchos pasajes de las Sagradas Escrituras y del Nuevo Testamento. Esta doctrina fue seguida por la Iglesia –reino de Cristo sobre la tierra- con el propósito celebrar y glorificar durante el ciclo anual de la liturgia, a su autor y fundador como a soberano Señor y Rey de los reyes.

En el Antiguo Testamento, por ejemplo, adjudican el título de rey a aquel que deberá nacer de la estirpe de Jacob; el que por el Padre ha sido constituido Rey sobre el monte santo de Sión y recibirá las gentes en herencia y en posesión los confines de la tierra.

Además, se predice que su reino no tendrá límites y estará enriquecido con los dones de la justicia y de la paz: “Florecerá en sus días la justicia y la abundancia de paz… y dominará de un mar a otro, y desde el uno hasta el otro extrema del orbe de la tierra”.

Por último, aquellas palabras de Zacarías donde predice al “Rey manso que, subiendo sobre una asna y su pollino”, había de entrar en Jerusalén, como Justo y como Salvador, entre las aclamaciones de las turbas, ¿acaso no las vieron realizadas y comprobadas los santos evangelistas?

En el Nuevo Testamento, esta misma doctrina sobre Cristo Rey se halla presente desde el momento de la Anunciación del arcángel Gabriel a la Virgen, por el cual ella fue advertida que daría a luz un niño a quien Dios había de dar el trono de David, y que reinaría eternamente en la casa de Jacob, sin que su reino tuviera jamás fin.

El mismo Cristo, luego, dará testimonio de su realeza, pues ora en su último discurso al pueblo, al hablar del premio y de las penas reservadas perpetuamente a los justos y a los réprobos; ora al responder al gobernador romano que públicamente le preguntaba si era Rey; ora, finalmente, después de su resurrección, al encomendar a los apóstoles el encargo de enseñar y bautizar a todas las gentes, siempre y en toda ocasión oportuna se atribuyó el título de Rey y públicamente confirmó que es Rey, y solemnemente declaró que le ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra.

Pero, además, ¿qué cosa habrá para nosotros más dulce y suave que el pensamiento de que Cristo impera sobre nosotros, no sólo por derecho de naturaleza, sino también por derecho de conquista, adquirido a costa de la redención? Ojalá que todos los hombres, bastante olvidadizos, recordasen cuánto le hemos costado a nuestro Salvador, ya que con su preciosa sangre, como de Cordero Inmaculado y sin tacha, fuimos redimidos del pecado. No somos, pues, ya nuestros, puesto que Cristo nos ha comprado por precio grande; hasta nuestros mismos cuerpos son miembros de Jesucristo.

Oraciones a Cristo Rey

Oración

Jesús Sábana Santa (ft img)

¡Oh Jesús! Te reconozco por Rey Universal
Todo cuanto ha sido hecho Tú lo has creado
Ejerce sobre mí todos tus derechos
Renuevo las promesas de mi bautismo,
renunciado a Satanás, a sus seducciones y a sus obras;
y prometo vivir como buen cristiano
Muy especialmente me comprometo a procurar, según mis medios,
el triunfo de los derechos de Dios y de tu Iglesia
Divino Corazón de Jesús, te ofrezco mis pobres obras
para conseguir que todos los corazones reconozcan tu sagrada realeza
y para que así se establezca en todo el mundo el Reino de tu Paz.

Oración: Que viva mi Cristo

Que viva mi Cristo, que viva mi Rey
que impere doquiera triunfante su ley,
que impere doquiera triunfante su ley.
¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Cristo Rey!
Mexicanos un Padre tenemos
que nos dio de la patria la unión
a ese Padre gozosos cantemos,
empuñando con fe su pendón.
Él formó con voz hacedora
cuanto existe debajo del sol;
de la inercia y la nada incolora
formó luz en candente arrebol.
Nuestra Patria, la Patria querida,
que arrulló nuestra cuna al nacer
a Él le debe cuanto es en la vida
sobretodo el que sepa creer.
Del Anáhuac inculto y sangriento,
en arranque sublime de amor,
formó un pueblo, al calor de su aliento
que lo aclama con fe y con valor.
Su realeza proclame doquiera
este pueblo que en el Tepeyac,
tiene enhiesta su blanca bandera,
a sus padres la rica heredad.
Es vano que cruel enemigo
Nuestro Cristo pretenda humillar.
De este Rey llevarán el castigo
Los que intenten su nombre ultrajar.

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Fuente: ACI Prensa


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La hermosura de la Iglesia https://www.reinadelcielo.org/la-hermosura-de-la-iglesia/ Fri, 21 Jun 2024 10:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=8655 Mis hermanos queridos, qué gran error cometemos al pensar a nuestra Iglesia con los ojos del siglo, del tiempo en que vivimos, de nuestra generación. Si es que ese pensamiento llega a hacernos entender su hermosura, es porque estamos realmente inspirados y llenos del Espíritu Santo. Pero yo, en mi experiencia corta e imperfecta, he aprendido que la mirada que debemos darle es totalmente distinta, mucho más amplia, si es que queremos hacer que nuestros ojos resplandezcan ante su vista, que lloremos de emoción al pensar en Ella.

Miremos a nuestra Iglesia en el Vientre de María, allá en Belén, porque Ella empezó a nacer allí cuando nació El Salvador. Así es, la Cabeza de la Iglesia, El Salvador, nace en María y de María, cuando Ella dio a Luz a la Luz que alumbra al mundo. María, Madre de Dios y Madre de la Iglesia, trajo al mundo la hermosura de la Iglesia, resplandeciente frente a los pastores que admirados fueron a la gruta a ver a Quien los Angeles anunciaron con cantos de alegría.

Eucaristía 1

La Hermosura de la Iglesia, en Su más profunda majestuosidad, reluce cuando pensamos en la Santa Misa. No sólo por el Milagro perpetuo que ocurre cada día en cada Sagrario de la tierra con la Presencia Real de Jesús en el Pan y el Vino, sino porque la Misa es perfecta, en su construcción y plena harmonía. Por favor mediten en la hermosura de la Misa, que de principio a fin nos pone de rodillas frente a las maravillas de Dios derramadas sobre el mundo por generaciones, desde Adán y Eva, hasta el Nuevo Adán y la nueva Eva, Jesús y Maria. Vean en la hermosura de la Santa Misa a la Oración Perfecta, aquella que seguirá celebrándose por los siglos de los siglos para regocijo del Cielo todo.

Y si a Jesús se le llama El Verbo Encarnado, es porque El es la Palabra, reflejada en las Escrituras que nos llenan el alma ante cada lectura. La Biblia hace relucir a la Iglesia, porque es una columna que la sostiene y da vida, y sin embargo la riqueza no se agota allí. A diferencia de los hermanos cristianos separados que solo creen en la Biblia, nosotros damos pleno reconocimiento a toda la tradición que piedra por piedra construyó a la Iglesia. Los santos y su legado, que pueblan nuestros altares, la hacen hermosa ante el reflejo de su vida. ¡Que hermosura la de tantos santos hermanos que se elevan en los altares y dan nombre a los templos de toda la tierra!

Para nosotros, católicos enamorados de la hermosura de la Iglesia, la lectura de tantas maravillas escritas a través de los siglos configura alimento que fortalece y da vida a nuestra fe. Documentos, revelaciones a Santos y escritos que nos dan el entendimiento de cómo son las cosas de Dios para nosotros, mientras vivimos aquí en la tierra. Como ocurre con los cuatro Dogmas de María, que nos explican su Maternidad Divina, su Virginidad Perpetua, su Inmaculada Concepción y finalmente su Asunción al Cielo. ¡Y ello es solo una muestra de las enseñanzas que como piedras preciosas visten a nuestra Casa!

Y qué decir de aquella noche del Jueves Santo, noche sacerdotal donde nace la Eucaristía, verdadero Corazón Viviente de la Iglesia, y luego de Ella todos los demás Sacramentos. Por ellos nos bautizamos, nos reconciliamos con El Señor, recibimos al Espíritu Santo, nos unimos en matrimonio, nos unimos a El comiéndolo como Alimento Perpetuo. La Iglesia nos da así los medios para marcar cada momento fundamental de nuestra vida, para vivir unidos a Ella en sus venas por donde fluye la Vida. Y también Ella nos da los medios para consagrar a aquellos, nuestros pastores, que con sus manos realizan el Milagro del Pan y el Vino, porque sin ellos la hermosura de la Iglesia no sería completa, como lo es cada día en cada rincón del mundo en que se celebra la Eucaristía.

Jesús en la cruz (ft img)

Un día, Jesús se acostó sobre Su Trono de Maderos, dejó que lo claven a él, y se elevó frente a nosotros como el Rey del Universo. Desde ese día adoptamos ese signo para que se nos conozca: la Majestuosa Cruz que simboliza el Sacrifico del Cordero del Padre por todos nosotros. Dios Padre dio así la medida de Su Amor por la humanidad del modo más extremo, para no dejar dudas de cuan fuerte es la Paternidad que El ejerce sobre la Iglesia, sobre Cristo que es la Cabeza, y sobre cada uno de nosotros que la completamos en la Comunión de los Santos.

Nada le falta a la Iglesia para completar su hermosura, y sin embargo lo más maravilloso que la constituye es el milagro de nuestra fe, fe activa que la mantiene en movimiento, en continua ascensión. Sean pocos o muchos, los que con su fe y su entrega a la Voluntad Divina hacen brillar la Casa, ellos son los que más hermosura brindan, porque con Jesús a la Cabeza, ellos son las manos, los pies, los ojos, y cada pequeña parte de ese Cuerpo Místico de Cristo, en las eternas y maravillosas Palabras de San Pablo.

La Iglesia es así la Jerusalén Celestial, el Templo Viviente allá en la cima de la colina, Eterna y resplandeciente, que nos espera para la Vida en la Eternidad, a la que estamos llamados. Es la Esposa del Cordero, Jesús Resucitado, que con Sus llagas que emanan la Luz de la Vida nos espera en el desposorio de las almas, porque con El viviremos unidos por los lazos del Amor Eterno, que es Dios mismo. Esa es la Promesa del Reino, que con Su Misericordia y nuestra entrega a Su Voluntad confiamos en alcanzar un día, el gran día.

Pero, mis queridos hermanos en María, por encima de todo debemos siempre guardar en nuestro corazón el sentimiento de la hermosura de la Iglesia como reflejo de su hermosa Madre, María, que vestida como Reina de todo lo Creado, nos mira y nos invita a contemplarla en su majestuosidad Divina. María, Madre de Dios, Madre de la Iglesia, Madre mía, Madre tuya, Madre de todos nosotros. Qué Mujer tan extraordinaria, que ante su paso se doblan las rodillas de los Angeles, se aterrorizan los ángeles caídos, estallan en alabanzas los santos del Cielo, y Dios mismo sonríe ante la Maravilla de Su Creación.

La hermosura de la Iglesia es, así, reflejo perfecto del Vientre de Aquella que no sólo formó al mismo Dios, sino que también se hizo Madre de todos nosotros, de cada uno de nosotros. Madre de la Maravillosa Iglesia que nos congrega frente al Pan Sagrado, Dios mismo Presente en medio de Su Pueblo, cada día, en cada Misa celebrada alrededor del mundo. Por Jesucristo, Rey y Señor de la Historia, esperamos el cumplimiento de la promesa del Reino, unidos a El ante el Altar Eucarístico, viviendo a pleno en cada instante el inmerecido don de ser parte de la hermosura de Su Iglesia, nuestra Iglesia.

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Autor: www.reinadelcielo.org


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San Esteban, primer mártir https://www.reinadelcielo.org/san-esteban-primer-martir/ Tue, 26 Dec 2023 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=5919 ]]> San Esteban es el más representativo de un grupo de siete compañeros. La tradición ve en este grupo el germen del futuro ministerio de los diáconos, si bien hay que destacar que esta denominación no está presente en el libro de los Hechos de los Apóstoles.

La importancia de Esteban, en todo caso, queda clara por el hecho de que Lucas, en este importante libro, le dedica dos capítulos enteros.

La narración de Lucas comienza constatando una subdivisión que tenía lugar dentro de la Iglesia primitiva de Jerusalén: estaba formada totalmente por cristianos de origen judío, pero entre éstos algunos eran originarios de la tierra de Israel, y eran llamados “hebreos”, mientras que otros procedían de la de fe judía en el Antiguo Testamento de la diáspora de lengua griega, y eran llamados “helenistas”.

De este modo, comenzaba a perfilarse el problema: Los más necesitados entre los helenistas, especialmente las viudas desprovistas de todo apoyo social, corrían el riesgo de ser descuidadas en la asistencia de su sustento cotidiano.

San Esteban 2

Para superar estas dificultades, los apóstoles, reservándose para sí mismos la oración y el ministerio de la Palabra como su tarea central, decidieron encargar a “a siete hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de sabiduría” para que cumplieran con el encargo de la asistencia (Hechos 6, 2-4), es decir, del servicio social caritativo.

Con este objetivo, como escribe Lucas, por invitación de los apóstoles, los discípulos eligieron siete hombres. Tenemos sus nombres. Son: “Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Pármenas y Nicolás, prosélito de Antioquia. Los presentaron a los apóstoles y, habiendo hecho oración, les impusieron las manos” (Hechos 6,5-6).

El gesto de la imposición de las manos puede tener varios significados. En el Antiguo Testamento, el gesto tiene sobre todo el significado de transmitir un encargo importante, como hizo Moisés con Josué (Cf. Números 27, 18-23), designando así a su sucesor.

Siguiendo esta línea, también la Iglesia de Antioquía utilizará este gesto para enviar a Pablo y Bernabé en misión a los pueblos del mundo (Cf. Hechos 13, 3). A una análoga imposición de las manos sobre Timoteo para transmitir un encargo oficial hacen referencia las dos cartas que San Pablo le dirigió (Cf. 1 Timoteo 4, 14; 2 Timoteo 1, 6).

El hecho de que se tratara de una acción importante, que había que realizar después de un discernimiento, se deduce de lo que se lee en la primera carta a Timoteo: “No te precipites en imponer a nadie las manos, no te hagas partícipe de los pecados ajenos” (5, 22).

Por tanto, vemos que el gesto de la imposición de las manos se desarrolla en la línea de un signo sacramental. En el caso de Esteban y sus compañeros se trata ciertamente de la transmisión oficial, por parte de los apóstoles, de un encargo y al mismo tiempo de la imploración de una gracia para ejercerlo.

Lo más importante es que, además de los servicios caritativos, Esteban desempeña también una tarea de evangelización entre sus compatriotas, los así llamados “helenistas”.

Lucas, de hecho, insiste en el hecho de que él, “lleno de gracia y de poder” (Hechos 6, 8), presenta en el nombre de Jesús una nueva interpretación de Moisés y de la misma Ley de Dios, relee el Antiguo Testamento a la luz del anuncio de la muerte y de la resurrección de Jesús.

Esta relectura del Antiguo Testamento, relectura cristológica, provoca las reacciones de los judíos que interpretan sus palabras como una blasfemia (Cf. Hechos 6, 11-14). Por este motivo, es condenado a la lapidación. Y san Lucas nos transmite el último discurso del santo, una síntesis de su predicación.

Lapidación de Esteban

Como Jesús había explicado a los discípulos de Emaús que todo el Antiguo Testamento habla de Él, de su cruz y de su resurrección, de este modo, san Esteban, siguiendo la enseñanza de Jesús, lee todo el Antiguo Testamento en clave cristológica.

Demuestra que el misterio de la Cruz se encuentra en el centro de la historia de la salvación narrada en el Antiguo Testamento, muestra realmente que Jesús, el crucificado y resucitado, es el punto de llegada de toda esta historia. Y demuestra, por tanto, que el culto del templo también ha concluido y que Jesús, el resucitado, es el nuevo y auténtico “templo”.

Precisamente este “no” al templo y a su culto provoca la condena de san Esteban, quien, en ese momento –nos dice san Lucas–, al poner la mirada en el cielo vio la gloria de Dios y a Jesús a su derecha. Y mirando al cielo, a Dios y a Jesús, san Esteban dijo: “Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que está en pie a la diestra de Dios” (Hechos 7, 56).

Le siguió su martirio, que de hecho se conforma con la pasión del mismo Jesús, pues entrega al “Señor Jesús” su propio espíritu y reza para que el pecado de sus asesinos no les sea tenido en cuenta (Cf. Hechos 7,59-60).

El lugar del martirio de Esteban, en Jerusalén, se sitúa tradicionalmente algo más afuera de la Puerta de Damasco, en el norte, donde ahora se encuentra precisamente la iglesia de Saint- Étienne, junto a la conocida École Biblique de los dominicos.

Al asesinato de Esteban, primer mártir de Cristo, le siguió una persecución local contra los discípulos de Jesús (Cf. Hechos 8, 1), la primera que se verificó en la historia de la Iglesia. Constituyó la oportunidad concreta que llevó al grupo de cristianos hebreo-helenistas a huir de Jerusalén y a dispersarse.

Expulsados de Jerusalén, se transformaron en misioneros itinerantes. “Los que se habían dispersado iban por todas partes anunciando la Buena Nueva de la Palabra” (Hechos 8, 4). La persecución y la consiguiente dispersión se convierten en misión.

El Evangelio se propagó de este modo en Samaria, en Fenicia, y en Siria, hasta llegar a la gran ciudad de Antioquía, donde, según Lucas, fue anunciado por primera vez también a los paganos (Cf. Hechos 11, 19-20) y donde resonó por primera vez el nombre de “cristianos” (Hechos 11,26).

En particular, Lucas especifica que los que lapidaron a Esteban “pusieron sus vestidos a los pies de un joven llamado Saulo” (Hechos 7, 58), el mismo que de perseguidor se convertiría en apóstol insigne del Evangelio.

Esto significa que el joven Saulo tenía que haber escuchado la predicación de Esteban, y conocer los contenidos principales. Y san Pablo se encontraba con probabilidad entre quienes, siguiendo y escuchando este discurso, “tenían los corazones consumidos de rabia y rechinaban sus dientes contra él” (Hechos 7, 54).

Podemos ver así las maravillas de la Providencia divina: Saulo, adversario empedernido de la visión de Esteban, después del encuentro con Cristo resucitado en el camino de Damasco, reanuda la interpretación cristológica del Antiguo Testamento hecha por el primer mártir, la profundiza y completa, y de este modo se convierte en el “apóstol de las gentes”.

La ley se cumple, enseña él, en la cruz de Cristo. Y la fe en Cristo, la comunión con el amor de Cristo, es el verdadero cumplimiento de toda la Ley. Este es el contenido de la predicación de Pablo.

Él demuestra así que el Dios de Abraham se convierte en el Dios de todos. Y todos los creyentes en Cristo Jesús, como hijos de Abraham, se convierten en partícipes de las promesas. En la misión de san Pablo se cumple la visión de Esteban.

La historia de Esteban nos dice mucho. Por ejemplo, nos enseña que no hay que disociar nunca el compromiso social de la caridad del anuncio valiente de la fe. Era uno de los siete que estaban encargados sobre todo de la caridad. Pero no era posible disociar caridad de anuncio.

De este modo, con la caridad, anuncia a Cristo crucificado, hasta el punto de aceptar incluso el martirio. Esta es la primera lección que podemos aprender de la figura de san Esteban: caridad y anuncio van siempre juntos.

San Esteban nos habla sobre todo de Cristo, de Cristo crucificado y resucitado como centro de la historia y de nuestra vida. Podemos comprender que la cruz ocupa siempre un lugar central en la vida de la Iglesia y también en nuestra vida personal.

En la historia de la Iglesia no faltará nunca la pasión, la persecución. Y precisamente la persecución se convierte, según la famosa fase de Tertuliano, fuente de misión para los nuevos cristianos.

Cito sus palabras: “Nosotros nos multiplicamos cada vez que somos segados por vosotros: la sangre de los cristianos es una semilla” (Apologetico 50,13: “Plures efficimur quoties metimur a vobis: semen est sanguis christianorum).

Pero también en nuestra vida la cruz, que no faltará nunca, se convierte en bendición. Y aceptando la cruz, sabiendo que se convierte y es bendición, aprendemos la alegría del cristiano, incluso en momentos de dificultad. El valor del testimonio es insustituible, pues el Evangelio lleva hacia él y de él se alimenta la Iglesia.

San Esteban nos enseña a aprender estas lecciones, nos enseña a amar la cruz, pues es el camino por el que Cristo se hace siempre presente de nuevo entre nosotros.


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El camino de la Iglesia https://www.reinadelcielo.org/el-camino-de-la-iglesia/ Fri, 24 Mar 2023 09:13:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=355 Como círculos concéntricos, así es el Plan de Dios. Si se analizan las Escrituras, es evidente que el mismo argumento, la misma historia se repite una y otra vez, con distintos personajes, pero con el mismo significado y mensaje. Por ejemplo, cuando Dios saca a Su Pueblo de Egipto y le pide se sacrifique como ceremonia previa un cordero Pascual en cada familia, para abrir de ese modo las puertas a la salvación del pueblo elegido. Del mismo modo, siglos después es el Cordero de Dios, Cristo, el sacrificado para salvar al Pueblo de Dios una vez más, ésta vez por la Redención definitiva de toda la humanidad. También vemos en el pedido a Abraham de sacrificar a su primogénito, reemplazado a último minuto por un cordero, el mensaje de Dios sacrificando a Su Hijo Unigénito siglos después, Cordero de Dios, Hombre Verdadero y Dios Verdadero. Círculos y círculos que se repiten con distintos personajes y circunstancias, pero con el mismo mensaje y contenido.

Los mensajes de Dios raramente son directos, pero en la forma de parábolas y revelaciones El nos ha dejado lo necesario para que encontremos las pistas que nos den el camino seguro a la Salvación. Nuestro es el esfuerzo necesario para comprender Su Mensaje, Su Palabra, porque esa es la Ley de Dios para nosotros: poner nuestra voluntad a Su servicio, incluido el disponer nuestra inteligencia para comprender Su Revelación.

Como una piedra lanzada a un estanque, que produce círculos que se abren más y más, el uno más grande que el otro, pero todos provenientes del mismo evento. La Piedra, el centro de toda ésta historia, se sitúa en la Vida de Cristo. Todo lo que rodeó a Jesús en Su vida en la tierra fue preanunciado con siglos de antelación, y también se repite luego a través de la vida de Su Iglesia, ya que El mismo es la Cabeza del Cuerpo Místico del que nosotros somos miembros activos y militantes. De este modo, existe un claro paralelo entre la historia del Redentor y la de Su Iglesia, ya que ambas van indisolublemente unidas, son dos círculos distintos pero ambos provenientes del mismo evento: la Encarnación del Verbo.

Todo comienza con la Anunciación del Ángel a Maria en la casita de Nazaret, donde Ella dio el si que abrió las puertas a la historia de la Salvación. El equivalente a la Anunciación, en la historia de la iglesia, se produce al pie de la Cruz. En este caso, no fue el ángel el que hizo el anuncio. Es el mismo Cristo el que anuncia a María que Ella será la Madre de todos los hombres, de la Iglesia. Una vez más, Maria dio un si, lleno de dolor ante tan horrorosa vista, la de Su Hijo Crucificado y a punto de morir.

última cena

El Nacimiento de Jesús se produce en Belén en una pobre gruta, con María y José como testigos. La Iglesia, en cambio, nace el día de Pentecostés, nuevamente con María como la Madre que da a luz espiritualmente al Nuevo Pueblo de Dios. En la misma sala en que Jesús había instituido la Eucaristía poco tiempo antes, en la sala del Cenáculo en la planta alta de aquella casa de Jerusalén, se produjo el nacimiento de la Iglesia. El Pequeño Cuerpo de Jesús que Ella tuvo en sus brazos en Belén, fue reemplazado en este caso por un pequeño grupo de humildes hombres que eran la iglesia infante que nacía aquel día.

El mundo quiso asesinar a Jesús en Sus primeros años de vida, con la persecución de Herodes. La Sagrada Familia huyó entonces de Palestina hacia Egipto. Luego del nacimiento de la Iglesia, los primeros cristianos también fueron perseguidos y debieron huir de Jerusalén hacia lugares distantes, llevando el mensaje de Salvación con ellos. Muchos fueron asesinados, como los niños de Belén, pero la Iglesia Cuerpo Místico de Cristo salvó Su vida y siguió camino rumbo a la adultez. El retorno de la Sagrada Familia desde Egipto a Nazaret puede ser comparado, en la vida de la Iglesia, con el establecimiento del Cristianismo en Roma, la vuelta a casa para seguir dando firmes cimientos a la historia de la Redención.

Los primeros años de la vida de Jesús fueron un periodo de crecer, oculto a los ojos del mundo, creciendo en Su Naturaleza Humana y formándose bajo el cuidado de Su Madre. Del mismo modo, la iglesia transitó siglos de pequeñez y ocultamiento, creciendo y fortaleciéndose hasta ser un vigoroso Cuerpo dispuesto a dar el mensaje de Salvación al mundo. Los santos que fueron surgiendo a través de los tiempos son los miembros vigorosos de Jesús, lozanos y deslumbrantes, que nos permiten ver en todo su esplendor al Cuerpo de Cristo formado como un Adulto fuerte y preparado para Su Misión.

Es difícil ver como se establece el paralelo de allí en adelante, quizás porque estamos tan cerca de los hechos que no podemos reconocer qué parte de la vida de Jesús está viviendo la Iglesia en estos momentos. A pesar de ello, creo que está claro que la Vida Pública de la Iglesia empezó hace varios siglos ya. Y probablemente el signo más claro esté constituido por las múltiples apariciones de María, que ha sido enviada por Jesús para trabajar y anunciar el mensaje, el mismo mensaje, a todos nosotros. Apariciones en todos los continentes, mensajes invitando a la conversión, al amor, a la fe. El mismo mensaje que Jesús nos da en el Evangelio, ahora traído por Su Madre. Pero también Jesús ha salido a caminar los senderos de este mundo, a través de Santa Margarita Maria de Alacoque y la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, de Santa Faustina Kowalska y el Jesús Misericordioso, entre varias diversas manifestaciones de Jesús a santos de la Iglesia.

María a los pies de Jesús crucificado

Jesús y Maria han salido a recorrer los caminos de este mundo, como en Palestina. La vida pública de la iglesia parece estar desarrollándose de modo pleno. Pero, así como Jesús caminó tres años de Su vida pública rumbo al Calvario como indudable destino final, ¿hacia dónde se dirige Su Cuerpo Místico, la Iglesia, entonces? Difícil de saberlo, pero un dato resuena en mi mente. Desde hace un tiempo la Virgen se manifiesta con lágrimas en sus ojos, comenzando en La Salette, pero mucho más claramente en las últimas décadas con las lacrimaciones de muchas de sus imágenes, lágrimas de sangre algunas veces. No puedo dejar de recordar que, si bien la Virgen lloró muchas veces por el mal que los hombres hacían a Su Jesús, Ella nunca lloró más que al pie de la Cruz, en el Calvario.

La esperanza, sin dudas, la tenemos puesta en la seguridad plena de que la Iglesia sigue el camino de Pasión y Resurrección de Jesús. La Iglesia es Eterna, superará todas las tribulaciones, las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Pero, mientras tanto, tiene en el Cielo a todas las almas santas, las que llegaron al Reino, y aquí en la tierra a sus miembros militantes, todos nosotros, que la integramos con el orgullo de vivir días de Cruz o Resurrección, según sea Su Voluntad.


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“El madero y las espinas” | Canción https://www.reinadelcielo.org/el-madero-y-las-espinas-cancion/ Fri, 15 Apr 2022 09:39:13 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=25523 ]]>

La vida no le fue arrebatada, fue Él quien eligió asumir el precio del madero y las espinas.

Su esencia transita más el Tabor que el Gólgota.
Ese es Jesús, que de manera contingente, para nosotros, no para Él, sale al encuentro para conectarnos con nuestra propia esencia, misteriosa y bendita… ¡Razón de gozo!!

Eli Aguilar y Ricardo Dorado nos vuelven a sorprender con esta más que inspirada composición que nos ayuda a reflexionar en la mayor entrega y demostración de amor que Dios tuvo con nosotros, al entregar su vida para salvación de todos. ¡Disfruta de esta preciosa canción!

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Fuente: Canal de YouTube de Eli Aguilar


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Devocionario Cuaresmal https://www.reinadelcielo.org/devocionario-cuaresmal/ Fri, 11 Mar 2022 08:55:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=37 Redacción de Reina del Cielo: Una estrecha colaboradora ha escrito este inspirado devocionario para vivirlo durante el Camino al Domingo de Pascua de Resurrección. Esperamos, con un corazón abierto al Señor, que estas palabras lleguen a tu corazón, hermano lector.

Camino para andar en Cuaresma

Quiero invitarte, hermano, en este tiempo de Cuaresma a conocerte a ti mismo, a mirar tu camino, a saber hacia dónde vas y dónde hoy te encuentras, a sentirte peregrino en este largo camino.

Cuaresma es una oportunidad para crecer, para detenernos, para retirarnos al desierto. Si te invito a entrar junto a Jesús en “tu desierto”, no tengas miedo, es un viaje magnífico, un desafío. Demos hoy juntos el primer paso, dejemos este mundo de lado, busquemos callar nuestro interior, aunque estés sumergido en el exterior, callemos, silenciemos las voces del mundo, y oremos. Nuestro Señor, que ve en lo secreto, hará el resto. Así, con esperanza y fe, oremos y abramos la puerta del “desierto”. ¡Entremos! ¿Ves?, ya hemos entrado, es solo un poco de trabajo, pero ¡vamos!

La Piedad

Sigue, sigue orando…cierra tus ojos y contempla este desierto magnífico que nos aleja de los ruidos, solo tú y Cristo, son dos amigos peregrinos. Caminemos despacio así nos contagiamos de este silencio absoluto, porque aquí debes dejar tu orgullo que siempre hace mucho barullo, sino no podrás continuar.

El ardiente calor te hace bajar la mirada y sientes aún más tu pesada carga, ¡pobre alma! La omnipotencia del desierto la quema; tendrás que abandonar las cosas vanas, esas que quiebran tu espalda, esas que contemplas cada mañana. También quedará aquí tu pasado, lo bueno y lo malo, las penurias del incierto futuro, ¡déjalo todo! Mira a Tu Jesús Compañero, como disfruta del silencio. El parece abstenerse de todo, del agua que aquieta Su Garganta, de la comida que sacia Su Cuerpo, porque solo busca entregarse en el desierto, ¡venciéndolo, sí, venciéndolo!

Sigamos caminando…parece que pierdes las fuerzas, que no podrás. ¿Hay algo que quizás debes arrancar? Sí, la comodidad, el “qué dirán”, el egoísmo que da gritos, los vicios que pegan alaridos, las frustraciones, los miedos y el desánimo que parecen haberte encadenado. Sombras circundan tu corazón para alejarte de este viaje que parece ahora no tener razón. Hacia adelante, más sol, arena, cielo y silencio. ¿Y Jesús, dónde te has ido? Por un momento un golpe te hunde el pecho, ¿acaso me has abandonado? Pero en aquel instante sientes sobre tu hombro Su fuerte Mano, detrás de ti El está y te tranquiliza con Su mirada, que te levanta y abraza. El jamás te abandona, es el Padre que no se aparta de su hijo.

En este desierto de sombras y luces, de sol y tinieblas, de días abrasadores y noches de estrellas, te ves cansado pero no agobiado, porque te has ido vaciando, para abandonarte en las Manos de Dios que te ha encontrado. Ese Dios que se hace Hermano, ese Dios que te acompaña y ama, y quiere estos días, este espacio solo para los dos, para que busques en tu alma la Voz sobre toda voz , la Voz del Amor que quiere sanarte y liberarte para darse como Puro Oasis, porque beber de El es Fuente de Agua Viva.

¡Oye peregrino! ¿sientes este desierto? Ahora no te parece que no fuera bueno, esta Agua que estás bebiendo ¡es fresca, es cristalina, es Vida! La Cuaresma se ha convertido para ti en tiempo de Amor, de perdón, de reconciliación. Es el tiempo del Padre con el hijo que necesitan estar solos, uno para el otro.

Y esta Agua que embriaga el alma nos lleva a la Semana Santa para recibir el Torrente de la Misericordia a través de la Gracia, donde con los dones y virtudes con los que ha sido vestida resucite a la Vida nueva en esta Pascua que nos ilumina.

Hermano, vive esta Cuaresma junto a Jesús…

Partir el pan

Meditación del Jueves Santo

Oh Señor, en este largo Jueves Santo comienzas Tu Calvario y en Tus Dulces Palabras nos regalas el testamento infinito del Amor Vivo. Es por eso que a través del tiempo, que en Ti es eterno, nos muestras en Aquella Cena Santa al Hombre Dios arrodillado a nuestros pies, mientras con Tu Humildad y Pureza lavas nuestras miserias y tristezas, para que así te imitemos en el servicio, y seamos verdaderos testigos.

Te despojas entregándonos Tu Carne, y queriendo ser aún más pequeño, Te vistes en el Pan del Cielo del Inmaculado Cordero para vivir por siempre dentro nuestro. Y como si este amor no fuera suficiente, nos diste en el Santo Cáliz Tu Real Sangre, como Primicia Perpetua de Tu Corazón, que Traspasado por nosotros nos redimió.

Puedo verte, Señor, en aquella Noche amarga en la que por mí Tú todo entregabas. El abandono y soledad en el Huerto, Tu Sudor de Sangre con el que aceptaste la Voluntad de Nuestro Padre, la traición del amigo que con aquel perverso beso te entregaba a Ti, Nuestro Rey Divino, para hacerte así finalmente Prisionero y pagar con Tu Sangre el rescate de todos los que quisiéramos amarte.

Mientras la tierra se oscurecía con golpes, burlas y mentiras, en Tu Cuerpo cargabas todas mis heridas y aún Tus Mejillas ofrecías, porque querías darme Tu Vida. Tu Hermoso Rostro se ha desfigurado, mientras todas nuestras miserias frente a Ti van desfilando. Tus Preciosos Cabellos son teñidos por Purísimos Hilos de Roja Sangre que brilla como Ofrenda Santísima. Tu Boca nos bendecía y entregaba Aquel Día el Testamento del Amor: que nos amaramos los unos a los otros como nos amaste Vos.

Sin embargo Tú, el Amor, hoy sigues siendo profanado porque te seguimos negando buscando falsos amigos que a Ti te han vendido, en los niños que de hambre y sed mueren, en los ancianos despreciados, en los enfermos que no asistimos, en toda mentira e injusticia que quiere borrar Tu Palabra Divina, elevándonos en una torre de vanidades y ruindades que nos llevan a de nuestro corazón arrancarte.

Por eso, mi Amado Jesús, permíteme acompañarte en esta Noche Santa para regalarte, junto a mi alma, mis lágrimas, y así acariciar Tus Pies y Tus Llagas.

Amén.

Cristo de Velázquez

Viernes Santo

¡Escondidos en Cristo vivamos en Su Corazón Santísimo! En este día de silencio y dolor, meditemos y contemplemos el Corazón Traspasado de Jesús, por nuestro amor. Junto a Jesús Martirizado, oremos:

Oración a Cristo en la Cruz

Oh Señor
¿cómo pueden los hombres verte en la Cruz Clavado
y dejarte allí abandonado?

¿Cómo pueden mirarte y no amarte
ni prestar oídos a Tus Latidos
que llaman con Purísimo Amor no correspondido
a los hombres que ingratos, despiadados y llenos de pecados
te hemos por completo olvidado o negado?

De Vos, Nuestro Dios, nos avergonzamos
y juntos en la Cruz te hemos colgado.
Tus Santas Llagas nos muestras
como mudo Amor por respuesta
que das Tu Vida por la nuestra.

Tu Precioso Rostro, Señor, ya no reconozco
todo bañado de Sangre y polvo.
Por Tus Ojos se escapa la vida
pero todavía me miras con ternura infinita
para en plegaria de Amor decirme
“no voy a irme, si en Mí tú vives”.

Y yo, Señor, quiero abrazarte
y así de la Cruz bajarte
para ocupar el lugar que por mí ocupaste
pues a pesar de ser tan miserable
no quiero ya más permitir este ultraje.

A mi Rey vestido de Sangre
¡cómo puedo no amarle!
si frente a Tí vengo a postrarme
para traspasar con mi pobre amor Tu Santa Carne
y así consolarte deshaciendo mi existencia en Tí
para sólo en Tí vivir y decirte así, siempre si.

Amén.

Sábado de Gloria

¡Ya todo se ha consumado!

Jesús, todavía puedo verte en la Cruz clavado. Mis ojos ven Tu Cuerpo sin vida, como cubierto de todas mis heridas. Con espanto veo que ni una sola gota de Sangre Te guardaste, porque toda la entregaste ante la mirada de Tu Santa Madre.

Ahora en el Sepulcro Te hemos dejado. Nuestro Jesús Amado ha encontrado finalmente el descanso, ¡porque todo se ha consumado! Su Madre, como en aquella Cuna de Belén, dejó allí a Su Hijo Rey. Qué distintos, María, aquellos dulces días, a estos de sabor amargo, que por dentro nos están quemando, en los que ya has derramado todo tu llanto, en los que con tu amor continúas la Redención, vestida tú también, de Pasión.

María Desgarrada, María de los Dolores, María de la Pasión, María Madre de los hombres, María toda de Dios. Te veo en un rincón hincada y que algo entre tus Manos guardas. ¡Es el Lienzo Santo de la Verónica! Te incorporas y lo extiendes con dulces caricias, posas tus dedos sobre Sus Mejillas queriéndole sanar, como cuando Niño, todas Sus heridas. Ese Dios Niño que vivió dentro tuyo, que cantaba y te abrazaba, que consolaba y bendecía, que sanaba y amaba, y al que tan solo ayer le devolvieron todo el bien hecho, colgándolo de un Madero. Tu Niño fue traicionado y negado, y sin embargo murió amando, porque encarnizado y traspasado llegó a liberarnos.

María, ante estos recuerdos tú caes nuevamente al suelo desplomada, y así postrada recorres Su Santa Cara. Miras tus manos de Madre, aquellas con las que con El jugaste y junto a tu pecho tantas veces Lo estrechaste. Esas manos que por la tarde Lo tocaron al descenderlo de Aquel Madero y se tiñeron de Su Sangre Preciosa, que cual Pura Hostia se ofrecía para darnos vida. Su Sangre aún está fresca sobre la tierra, que La toma hasta quedar purificada.

María, Madre sin descanso, en tu Corazón a tu Niño estas velando, porque Lo quieres ver Resucitado. Lo estas esperando, por eso permaneces orando para tenerlo nuevamente entre tus Brazos, Sano, Vencedor, mostrándose como Rey Divino. Tú sabes bien que Jesús resucitará, por eso tu Corazón no deja de orar, tú solo quieres apurar esa hora de la Gran Victoria.

María, aquella pequeña Niña, aquella pequeña de Nazaret con su Sí, se convierte en el Calvario en Madre de la Cruz y la Esperanza, en Señora de la Resurrección. Tú supiste ser, en medio de tu dolor, el Arca del Amor y la esperanza. Aquel día perdonaste y consolaste al arrepentido Pedro, y esperaste, esperaste mientras orabas para que Tu Hijo resucitara.

María, Madre mía y Madre de Dios, te imploro Madre por mi perdón, por este corazón mío que a veces parece estar vacío, que tiene tantos ruidos, para que se transforme en Cuna de la Resurrección y allí con alegría se muestre el Rostro de Dios.

¡Hosanna, Madre mía y de la Esperanza, porque ya llega la Hora Santa de la Pascua!

Resurrección

Domingo de Pascua

Despierta la mañana, y en esta noche larga se siente aún el frío del Martirio del Dios Vivo. La Madre, cual preciosa Torre de Marfil, se encuentra postrada implorando al Dios Nuestro para que todo lo haga nuevo. María, Esposa de Dios, Madre de la Espera, aguarda cual trémula Llama la llegada de Aquel a quien ama.

Todo es silencio, y el mundo parece muerto mientras las Santas Mujeres se han adelantado hacia la Tumba del Amado. Ya llega la Aurora, y a la primera luz del día como en una cascada el cielo se abre en un poderoso Brillo que se dirige a Aquel Sepulcro escondido. La tierra se estremece, y la noche de repente se ha hecho día.

¡La Luz ilumina porque la muerte ha sido vencida, Nuestro Jesús resucita!

Mira María, eres la Madre del Resucitado, y hay Alguien que ha entrado. Todo envuelto de blanco te toma en Sus Brazos, para recibir tus besos, El quiere cumplir tus deseos. Tu Jesús ha vuelto y con Su Mirada resplandeciente te mira y acaricia, mientras se borran todos los dolores y heridas. ¡La Luz brilla!

Encendida del gozo de la Resurrección, María alaba y ama al Dios que la abraza en Su Corazón.
¡Todo se ha consumado!

¿A Quién buscas Magdalena? Magdalena presurosa caminas, también esperas, y te fortaleces en la esperanza recordando Sus Palabras, que sanan también tus llagas. La tierra ha temblado y tú apuras tu paso. El Sepulcro está abierto, no puedes comprenderlo, pero una luz estás viendo y dos Ángeles quieren despertarte de la amargura de Su muerte, y sin embargo aún no entiendes.

¿Dónde estás Jesús Amado, acaso de Tu Sepulcro te han robado? De repente contemplas a Aquel Hermoso Hombre vestido de blanco, que te dice ¿por qué lloras?, ¿a Quién buscas? Pero tú todavía no lo reconoces. Es tan Majestuosa Su Presencia que parece iluminar la tierra, y solo cuando por tu nombre te llama reconoces la presencia del Dios al que amas. Tú, Magdalena, como embriagada de amor caes entonces a los pies de Tu Señor.

Oh dichosa Magdalena, eres la elegida para anunciar que la muerte ha sido vencida, que Jesús ha vuelto a la vida. Tú fuiste llamada para proclamar la Pascua. ¡Dinos, dinos Magdalena a Quién has visto!

Aún resuena en nuestros oídos que has visto al Dios Vivo y nos mandas a decirlo en este mundo impío.

Rabboní, Maestro, permítenos anunciar Tu Pascua para sanar así toda llaga, para que la tierra sea iluminada, para que desaparezca el odio y la mentira y para que nuevamente la noche se haga día. Permítenos, Señor, proclamarte Resucitado para que todo sea así transformado, renovado. ¡Aleluya al Señor de la Gloria, al Cristo Resucitado!

¡María, Señora de la Resurrección, Madre del Resucitado, ruega por nosotros para que anunciemos el triunfo del Amor!


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Jesús derrama lágrimas de sangre https://www.reinadelcielo.org/jesus-derrama-lagrimas-de-sangre/ Fri, 22 Mar 2019 12:21:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=234 ]]> Los testimonios publicados en esta sección son responsabilidad de quien los firma. Al publicarlos www.reinadelcielo.org no está emitiendo ninguna opinión sobre la veracidad de los dichos, sino que sólo ha entendido que sus contenidos no contienen nada que atente contra las verdades de la fe y la moral y sí entiende que pueden ser favorables para el crecimiento espiritual de nuestros lectores. El juicio final sobre los hechos publicados corresponde a la Iglesia, a la que nos sometemos.

La redacción de Reina del Cielo

 

Historia de Jesús Buen Pastor

 

Lacrimaciones en una imágen de Jesús

 

Testimonio de Aída Beyer de Carlés

Lágrimas de sangreLos hechos que relato están ocurriendo en Posadas, Misiones, República. Argentina. En esta ciudad una lámina con la imagen de Jesús el Buen Pastor, que fue comprada a un vendedor callejero muchos años antes por una familia de la ciudad, comienza a derramar lágrimas de sangre y luego lágrimas traslúcidas, exactamente desde el 5 de marzo del año 2003 (inicio de la invasión a Irak). Primero la familia mantuvo en reserva la manifestación, luego se formó un grupo reducido de personas que se reunían a hacer oración.

Las lágrimas siguieron vertiéndose, produciéndose sanaciones y derramando abundante gracias a quienes con devoción acudían a Él. A quienes lo solicitaban se les entregaba un pedacito de algodón con el cual se le habían enjugado las lágrimas. Al cumplirse el segundo aniversario se celebra una misa con exposición del cuadro a cargo del Padre Raimundo SJ en la Iglesia SANTOS MARTIRES, Av. Corrientes 600 de esta ciudad.

El 9 de julio de 2005 se celebra la segunda misa en la misma Iglesia (concelebrada por el Padre Jaime y el Padre Raimundo). El 13 de agosto de 2005 la Eucaristía fue concelebrada por el Párroco, Padre Aldo SJ, el Padre Jaime y el Padre Raimundo. Desde esa fecha en forma ininterrumpida todos los segundos sábados de cada mes a las 12 del mediodía hasta el día de la fecha un grupo cada vez mas numeroso de fieles se congrega para vivenciar las maravillas del Buen Pastor en la Santa Misa.

El algodoncito con que se enjugan las lágrimas se entrega a los enfermos y necesitados que lo deseen, y así se ha enviado a varios lugares del mundo, desde donde llegan testimonios hermosos de la obra de Jesús en cuerpos, almas y corazones.

Todo está debidamente filmado y fotografiado con día y hora de las manifestaciones. Las mismas continúan y los testimonios de Su Misericordia y Gracias derramadas son abundantes.

Que JESÚS BUEN PASTOR, nos bendiga.

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Aída Beyer de Carlés
DNI 5.337.451
beyeraida@yahoo.com.ar


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La alegría de ser monja https://www.reinadelcielo.org/la-alegria-de-ser-monja/ Thu, 01 Mar 2018 18:08:36 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=11440 ]]>

Descubrir el camino, encontrar la propia vocación, escuchar la llamada y responder, supone una alegría y profundo sentimiento de paz y de haber encontrado sentido a la vida.

Esta es la historia de la hermana María  que quiso ingresar en el convento de carmelitas de Valladolid nada más cumplir la mayoría de edad. ¿Razón? La felicidad que ha encontrado en su actual casa y que le faltaba durante su vida tópica de «joven de su tiempo».

¡Disfruta de este esta entrevista!

 


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Desde cuándo nos santiguamos y hacemos la señal de la cruz https://www.reinadelcielo.org/desde-cuando-nos-santiguamos-y-hacemos-la-senal-de-la-cruz/ Fri, 20 Oct 2017 13:19:11 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=10280 Cada vez que nos santiguamos llevamos a la práctica una gran lección de teología en la vida diaria: ponemos la cruz de Cristo desde nuestra cabeza a nuestro corazón y del hombro izquierdo al derecho, para que Jesús bendiga nuestros pensamientos, nuestros amores y el trabajo de nuestras manos, a la vez que invocamos al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, tres personas distintas en la unidad de un solo Dios verdadero.

La historia de la señal de la cruz tiene su origen en un pasado tan lejano como Tertuliano, el padre de la iglesia primitiva que vivió entre los años 160 a 220 d.C. Tertuliano escribió, “En todos nuestros viajes y movimientos, en todas nuestras salidas y llegadas, al ponernos nuestros zapatos, al tomar un baño, en la mesa, al prender nuestras velas, al acostarnos, al sentarnos, en cualquiera de las tareas en que nos ocupemos, marcamos nuestras frentes con el signo de la cruz.”

santiguarseOriginalmente, se trazaba una pequeña cruz en la frente con el pulgar o un dedo. Mientras que resulta difícil señalar exactamente cuándo se cambió el trazo de la pequeña cruz en la frente a la moderna práctica de trazar una larga cruz desde la frente hasta el pecho y de hombro a hombro, lo que si sabemos es que este cambio ocurrió por el siglo XI d.C., cuando el Libro de Oración del Rey Enrique menciona una instrucción de “marcar con la santa cruz los cuatro lados del cuerpo.”

La señal de la Cruz en la vida del cristiano

Hacer la señal de la cruz, santiguarse, es una costumbre cristiana que tiene sus raíces en los primeros tiempos de la Iglesia, como vemos en los textos que aparecen a continuación…

1. Haced la señal de la cruz al comer, al beber, cuando os sentáis y cuando os acostáis, y para decirlo en una palabra, en todos tiempos y en todas ocasiones. (SAN CIRILO DE JERUSALÉN, Catequesis 4, 3)

2. En todas las cosas de nuestra religión nos valemos de la señal de la cruz. Por esto la cruz se llama signo, porque usamos de ella con el fin de que no se acerque mal alguno que nos infecte. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Sobre la adoración de la preciosa Cruz, 257)

3. Que nadie se avergüence de los símbolos sagrados de nuestra salvación […];llevemos mas bien por todas partes, como una corona, la Cruz de Cristo. Todo, en efecto, entra en nosotros por la Cruz. Cuando hemos de regenerarnos, allí esta presente la Cruz; cuando nos alimentamos de la mística comida; cuando se nos consagra ministros del altar; cuando se cumple cualquier otro misterio, allí esta siempre este símbolo de victoria. De ahí el fervor con que lo inscribimos y dibujamos, en nuestras casas, sobre las paredes, sobre las ventanas, sobre nuestra frente y en el corazón. Porque este es el signo de nuestra salvación, el signo de la libertad del genero humano, el signo de la bondad de Dios para con nosotros (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía sobre San Mateo, 54)

Cruz del Señor4. Todos los suplicios parecen crueles, pero sólo el de la cruz atrae maldición:Maledictus a Deo est qui pendet in ligno (Deut. 21, 23). Pero he aquí que lo que era maldición se ha convertido en objeto de amor y de deseo. No hay mejor joya en la corona imperial que la cruz que la remata […]. En las casas, en las calles, en el desierto, en los caminos, en los montes, en las cascadas, en las colinas, en el mar, en el bosque, en las islas, en los lechos y en los vestidos, en las armas y en los talamos, en los convites y en los vasos religiosos, en las joyas y en las paredes decoradas, en los cuerpos de los animales enfermos, en los cuerpos de los hombres posesos, en la guerra, en la paz, en el día y en la noche…, todos buscan su inefable gracia. Nadie se avergüenza de este signo de la cruz. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía sobre San Mateo, 54)

5. La cruz nos trae admirable utilidad: ella nos sirve de arma saludable y es un escudo impenetrable contra los ataques del demonio. Armémonos con la cruz en la guerra que nos hace, no llevándola solamente como estandarte, sinosufriendo los trabajos que son el verdadero aparato de la cruz. (SAN JUAN CRISÓSTOMO, Homilía sobre la Epístola a los Filipenses, 13, 355)

6. Los fieles tienen la costumbre de armarse con la señal de la santa cruz, y nosotros nos hemos servido siempre de ella para destruir los enredos y celadas del demonio y resistir a sus ataques, porque consideramos la cruz como un muro impenetrable; en ella ponemos toda nuestra gloria, y creemos que nos procura la salud: por esto el grande Doctor, San Pablo, escribe que sentiría gloriarse en otra cosa que no fuese la cruz de Jesucristo. (SAN CIRILO DE ALEJANDRÍA, Sobre Isaías, 4, 6)

7. (Jesús…) Caminaba hacia el lugar donde iba a ser sacrificado llevando su Cruz. Gran espectáculo; pero si lo mira la impiedad, gran burla; si lo mira la piedad, gran misterio; si lo mira la impiedad, prueba de ignominia enorme; si lo mira la piedad, gran fundamento de nuestra fe; si lo mira la impiedad, se reirá viendo al Rey llevar un leño en lugar de un cetro; si lo mira la piedad, verá que el Rey lleva el madero donde ha de ser clavado, el mismo madero que después será colocado en la frente de los reyes. Despreciado ante los ojos de los impíos en lo mismo que se glorían después los corazones de los santos. Pablo habrá de decir:Lejos de mí gloriarme como no sea en la Cruz de nuestro Señor Jesucristo (Gal 6, 14). Cargaba sobre sus hombros la misma Cruz y llevaba en alto el candelero de esa antorcha que ha de arder sin que se coloque debajo del celemín. (SAN AGUSTÍN, Tratado sobre el Evangelio de San Juan, 117)

8. El madero en que están fijos los miembros del hombre que muere, es también la cátedra del maestro que enseña. (SAN AGUSTÍN, Tratado sobre el Evangelio de San Juan, 119)

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Fuente: Aleteia.org


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Poesía a Jesús Sacramentado https://www.reinadelcielo.org/poesia-a-jesus-sacramentado/ Fri, 17 Jun 2016 12:31:33 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=7159 oh mi Amor Sacramentado,
desde el Corazón de tu Madre
que jamás te ha olvidado.]]>
Oh Jesús Sacramentado, oh mi Amor olvidado…

En tu gloriosa Ascensión
tu promesa me has dejado:
Que estarías conmigo
hasta el tiempo consumado.

Y por mi amor te has quedado
esperando en el Sagrario,
inmenso mar de soledad
que, por mí, has navegado.

Tan desolada espera
que te he regalado,
tanta suma de olvidos,
no caben en un Sagrario.

No hay quejas ni reproches
en tu silencio sagrado,
sólo tu inmenso Amor
por el mío esperando.

Oh Jesús Sacramentado,
oh mi Amor olvidado,
¿Cómo he podido dejarte,
tanto tiempo abandonado?

Por cosas que ni recuerdo
no te he visitado,
ni siquiera en pensamiento
ante Ti me he postrado.

Triste escala de valores:
lo terrenal antes que lo sagrado,
eligiendo caminos
que llevan a ningún lado.

Hoy te pido una gracia
oh mi Amor Sacramentado,
desde el Corazón de tu Madre
que jamás te ha olvidado.

Pues de todos los Sagrarios
fue el primero, el más amado,
virgen Corazón de Madre,
arrullo, caricia y canto.

Con la fidelidad de Ella,
oh Señor de los altares,
de rodillas yo te adore
la vida que me restare.

Y entender, al menos algo,
de este Amor enclaustrado,
entre pequeñas paredes
que no pueden encerrarlo.

Y entendiendo te conozca
y conociéndote, oh Amado,
quede extasiada mi alma
sólo con saberte cercano.

Que la prisa no me tiente,
ni me engañe lo mundano:
Eres el mismo Cristo
que caminó hasta el Calvario.

Por eso, ante tu Presencia,
el mundo se queda a un lado,
y rendida ante tus plantas
disfruto tu Amor, Amado.

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Fuente: Mis encuentros con María
Autora: María Susana Ratero

susanaratero@yahoo.com.ar
susanaratero@gmail.com


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