Nuestra Señora no está presente en todas las fases del juicio, pero antes de que se pronuncie la sentencia, Ella le suplica a su Hijo, como abogada defensora. (ver artículo)
Nunca llegaremos a comprender que una oración, pequeña o grande, dada en favor de las almas sufrientes, se la damos directamente a Dios. (ver artículo)