beatificación – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 11 Oct 2024 08:30:49 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 San Juan XXIII, el Papa bueno https://www.reinadelcielo.org/san-juan-xxiii-el-papa-bueno/ Fri, 11 Oct 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=9565 († 1963)
]]>

En Roma, Italia, San Juan XXIII, Papa, cuya vida y actividad estuvieron llenas de una singular humanidad. Se esforzó en manifestar la caridad cristiana hacia todos y trabajó por la unión fraterna de los pueblos. Solícito por la eficacia pastoral de la Iglesia de Cristo en toda la tierra, convocó el Concilio Ecuménico Vaticano II. († 1963)

Fecha de beatificación: 3 de septiembre de 2000, por S.S. Juan Pablo II.
Fecha de canonización: 27 de abril de 2014, por S.S. Francisco
Memoria litúrgica: 11 de octubre

Su vida

Nació en el seno de una numerosa familia campesina, de profunda raigambre cristiana. Pronto ingresó en el Seminario, donde profesó la Regla de la Orden franciscana seglar. Ordenado sacerdote, trabajó en su diócesis hasta que, en 1921, se puso al servicio de la Santa Sede. En 1958 fue elegido Papa, y sus cualidades humanas y cristianas le valieron el nombre de “papa bueno”. Juan Pablo II lo beatificó el año 2000 y estableció que su fiesta litúrgica se celebre el 11 de octubre.

juan_xxiii_2

Nació el día 25 de noviembre de 1881 en Sotto il Monte, diócesis y provincia de Bérgamo (Italia). Ese mismo día fue bautizado, con el nombre de Ángelo Giuseppe. Fue el cuarto de trece hermanos. Su familia vivía del trabajo del campo. La vida de la familia Roncalli era de tipo patriarcal. A su tío Zaverio, padrino de bautismo, atribuirá él mismo su primera y fundamental formación religiosa. El clima religioso de la familia y la fervorosa vida parroquial, fueron la primera y fundamental escuela de vida cristiana, que marcó la fisonomía espiritual de Ángelo Roncalli.

Recibió la confirmación y la primera comunión en 1889 y, en 1892, ingresó en el seminario de Bérgamo, donde estudió hasta el segundo año de teología. Allí empezó a redactar sus apuntes espirituales, que escribiría hasta el fin de sus días y que han sido recogidos en el «Diario del alma». El 1 de marzo de 1896 el director espiritual del seminario de Bérgamo lo admitió en la Orden franciscana seglar, cuya Regla profesó el 23 de mayo de 1897.

De 1901 a 1905 fue alumno del Pontificio seminario romano, gracias a una beca de la diócesis de Bérgamo. En este tiempo hizo, además, un año de servicio militar. Fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1904, en Roma. En 1905 fue nombrado secretario del nuevo obispo de Bérgamo, Mons. Giácomo María Radini Tedeschi. Desempeñó este cargo hasta 1914, acompañando al obispo en las visitas pastorales y colaborando en múltiples iniciativas apostólicas: sínodo, redacción del boletín diocesano, peregrinaciones, obras sociales. A la vez era profesor de historia, patrología y apologética en el seminario, asistente de la Acción católica femenina, colaborador en el diario católico de Bérgamo y predicador muy solicitado por su elocuencia elegante, profunda y eficaz.

En aquellos años, además, ahondó en el estudio de tres grandes pastores: san Carlos Borromeo (de quien publicó las Actas de la visita apostólica realizada a la diócesis de Bérgamo en 1575), san Francisco de Sales y el entonces beato Gregorio Barbarigo. Tras la muerte de Mons. Radini Tedeschi, en 1914, don Ángelo prosiguió su ministerio sacerdotal dedicado a la docencia en el seminario y al apostolado, sobre todo entre los miembros de las asociaciones católicas.

En 1915, cuando Italia entró en guerra, fue llamado como sargento sanitario y nombrado capellán militar de los soldados heridos que regresaban del frente. Al final de la guerra abrió la «Casa del estudiante» y trabajó en la pastoral de estudiantes. En 1919 fue nombrado director espiritual del seminario.

En 1921 empezó la segunda parte de la vida de don Ángelo Roncalli, dedicada al servicio de la Santa Sede. Llamado a Roma por Benedicto XV como presidente para Italia del Consejo central de las Obras pontificias para la Propagación de la fe, recorrió muchas diócesis de Italia organizando círculos de misiones. En 1925 Pío XI lo nombró visitador apostólico para Bulgaria y lo elevó al episcopado asignándole la sede titular de Areópoli. Su lema episcopal, programa que lo acompañó durante toda la vida, era: «Obediencia y paz».

Tras su consagración episcopal, que tuvo lugar el 19 de marzo de 1925 en Roma, inició su ministerio en Bulgaria, donde permaneció hasta 1935. Visitó las comunidades católicas y cultivó relaciones respetuosas con las demás comunidades cristianas. Actuó con gran solicitud y caridad, aliviando los sufrimientos causados por el terremoto de 1928. Sobrellevó en silencio las incomprensiones y dificultades de un ministerio marcado por la táctica pastoral de pequeños pasos. Afianzó su confianza en Jesús crucificado y su entrega a él.

San Juan XXIII - 2

En 1935 fue nombrado delegado apostólico en Turquía y Grecia. Era un vasto campo de trabajo. La Iglesia católica tenía una presencia activa en muchos ámbitos de la joven república, que se estaba renovando y organizando. Mons. Roncalli trabajó con intensidad al servicio de los católicos y destacó por su diálogo y talante respetuoso con los ortodoxos y con los musulmanes. Cuando estalló la segunda guerra mundial se hallaba en Grecia, que quedó devastada por los combates. Procuró dar noticias sobre los prisioneros de guerra y salvó a muchos judíos con el «visado de tránsito» de la delegación apostólica. En diciembre de 1944 Pío XII lo nombró nuncio apostólico en París.

Durante los últimos meses del conflicto mundial, y una vez restablecida la paz, ayudó a los prisioneros de guerra y trabajó en la normalización de la vida eclesiástica en Francia. Visitó los grandes santuarios franceses y participó en las fiestas populares y en las manifestaciones religiosas más significativas. Fue un observador atento, prudente y lleno de confianza en las nuevas iniciativas pastorales del episcopado y del clero de Francia. Se distinguió siempre por su búsqueda de la sencillez evangélica, incluso en los asuntos diplomáticos más intrincados. Procuró actuar como sacerdote en todas las situaciones. Animado por una piedad sincera, dedicaba todos los días largo tiempo a la oración y la meditación.

En 1953 fue creado cardenal y enviado a Venecia como patriarca. Fue un pastor sabio y resuelto, a ejemplo de los santos a quienes siempre había venerado, como san Lorenzo Giustiniani, primer patriarca de Venecia.

Tras la muerte de Pío XII, fue elegido Papa el 28 de octubre de 1958, y tomó el nombre de Juan XXIII. Su pontificado, que duró menos de cinco años, lo presentó al mundo como una auténtica imagen del buen Pastor. Manso y atento, emprendedor y valiente, sencillo y cordial, practicó cristianamente las obras de misericordia corporales y espirituales, visitando a los encarcelados y a los enfermos, recibiendo a hombres de todas las naciones y creencias, y cultivando un exquisito sentimiento de paternidad hacia todos. Su magisterio, sobre todo sus encíclicas «Pacem in terris» y «Mater et magistra», fue muy apreciado.

Convocó el Sínodo romano, instituyó una Comisión para la revisión del Código de derecho canónico y convocó el Concilio ecuménico Vaticano II. Visitó muchas parroquias de su diócesis de Roma, sobre todo las de los barrios nuevos. La gente vio en él un reflejo de la bondad de Dios y lo llamó «el Papa de la bondad». Lo sostenía un profundo espíritu de oración. Su persona, iniciadora de una gran renovación en la Iglesia, irradiaba la paz propia de quien confía siempre en el Señor. Falleció la tarde del 3 de junio de 1963.

Juan Pablo II lo beatificó el 3 de septiembre del año 2000, y estableció que su fiesta litúrgica se celebre el 11 de octubre [1], recordando así que Juan XXIII inauguró solemnemente el Concilio Vaticano II el 11 de octubre de 1962.

Puedes ver la película de la vida de San Juan XXIII, el Papa bueno

El milagro para su beatificación

juan-xxiii

El hecho atribuido a la intercesión del Papa Bueno hace referencia a la inexplicable curación de una religiosa, Sor Caterina Capitani, enferma de una dolencia estomacal. Era el año 1966 (apenas tres años después de la muerte de Juan XXIII), cuando la entonces joven Caterina Capitani examinada por los médicos de Nápoles recibió el terrible diagnóstico: “Perforación gástrica hemorrágica con fistulación externa y peritonitis aguda”. Un caso a todas luces desesperado en el que el desenlace fatal había sido ya aceptado por la familia. Sin embargo, el 22 de mayo de 1966, las hermanas de la enferma, sabedoras de que Caterina era una ferviente admiradora de Juan XXIII, oraron pidiendo su intercesión mientras le colocaban una imagen del Papa sobre el estómago de Sor Caterina. Pocos minutos después, la monja, a la que ya habían administrado el sacramento de la unción de los enfermos, comenzó a sentirse bien y pidió comer.

Sor Caterina Capitani, quien falleció en marzo del 2010 (a la edad de 68 años), relató haber visto a Juan XXIII sentado al pie de su cama de enferma, diciéndole que su plegaria había sido escuchada. Días más tarde, una radiografía documentó la desaparición completa del mal que padecía. La ciencia, fue incapaz de dar una explicación a la curación, además en el estómago no le quedaron señales de las cicatrices causadas por la fístula. Una comisión de médicos calificó de “inexplicable científicamente” la curación de la religiosa.

Su canonización

El papa Juan XXIII tenía en su haber más de veinte curaciones inexplicables atribuidas a su intercesión, incluidas dos de las que su postulador estába convencido de que soportarían el riguroso examen del equipo de asesores médicos de la congregación.

Entre los casos más interesantes, está la historia de una mujer de Nápoles que en 2002 ingirió sin querer una bolsa de cianuro. Invocando al beato se salvó del envenenamiento sin dañar los riñones, o el bazo, y curando al mismo tiempo la cirrosis hepática.

Pero un segundo milagro comprobado no fue necesario. El 5 de julio de 2013 el Papa Francisco firmó el decreto en el cual se aprueba la votación a favor de la canonización del Beato Juan XXIII (Angelo Giuseppe Roncalli) realizada el día 2 del mismo mes y año en la sesión ordinaria de los Cardenales y Obispos de la Congregación para la Causa de los Santos.

Para conocer más sobre este proceso recomendamos leer el artículo ¿Por qué Juan XXIII será santo sin milagro?
___________________________________

NOTA
[1] En el santoral los santos y beatos se inscriben en su fecha de muerte, día de su ingreso a la casa del Padre. La fiesta litúrgica no tiene que coincidir obligatoriamente con la fecha de recordación en el santoral.

____________
Fuente: Vatican.va


]]>
Boulaur: Una abadía que explota de vocaciones y que ha vuelto a la esencia monástica de la Edad Media https://www.reinadelcielo.org/boulaur-una-abadia-que-explota-de-vocaciones-y-que-ha-vuelto-a-la-esencia-monastica-de-la-edad-media/ Fri, 29 Oct 2021 18:34:33 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=26120 Las cistercienses de la Abadía de Boulaur están experimentando una verdadera cosecha de vocaciones y un florecimiento espiritual que irradia luz en la región de la Occitania francesa. Y no hace tanto tiempo, hace justamente 40 años, esta comunidad estuvo a punto de ser cerrada por falta de religiosas.

Entonces eran cinco. Ahora superan la treintena en esta abadía, pues han debido también extenderse ya a otro monasterio, y cada año no falta al menos una vocación: la media de edad en estos momentos supera por poco los 40 años.

¿Qué pasó para que se produjera este gran cambio? Estas religiosas cistercienses han vuelto a la esencia y han recuperado el gran dinamismo de la vida monástica de la Edad Media adaptándolo al siglo XXI. Y sus frutos son visibles. La regla no ha cambiado, pues su día a día sigue anclado en el ora et labora, pero lo han aplicado con radicalidad y autenticidad.

Cuidan animales y cultivan la tierra de tal manera que han construido un gran granero que llegó a viralizarse a través de un vídeo. Los bueyes han sido sustituidos por tractores, pero su duro trabajo les ha dado enormes frutos, y no necesariamente económicos. Su autenticidad ha atraído a numerosos peregrinos, entre ellos, chicas jóvenes que han querido adoptar este tipo de vida.

De hecho, tras el granero estas monjas de Boulaur se han embarcado en otro enorme proyecto: lo llaman el “Ecotono”, que en la naturaleza corresponde a una zona de transición entre dos ecosistemas diferentes. El nombre tiene un sentido claro, pues pretende ser una zona de encuentro entre la vida monástica y el mundo exterior. Es un lugar para conocer lo que hacen y viven las religiosas, y donde los laicos que acuden tienen la posibilidad de experimentar las virtudes de este tipo de vida entregada a Dios.

Si se ha destacado el duro trabajo y la apuesta por la acogida y el testimonio como fuente del florecimiento de la comunidad, nada de esto podría haberse logrado sin el pilar en el que se cimienta todo: la intensa vida de oración. Y además la apuesta que realizaron en junio de 1981 cuando la abadía estuvo a punto de echar el cierre.

La intercesión de la joven Claire de Castelbajac

Las cistercienses fueron expulsadas de la abadía de Boulaur en 1901 y pudieron regresar en 1949. Tres décadas después sólo quedaban cinco religiosas. Entonces el abad general de la orden les pidió a estas monjas que rezaran a una joven, la hoy sierva de Dios Claire de Castelbajac, que vivía a apenas a 25 kilómetros de la abadía y que había fallecido con tan sólo 21 años en 1975 debido a una meningoencefalitis.

Su muerte era todavía muy reciente, pero su profunda vida de fe era conocida en la zona. Y pronto se extendió su fama de santidad. Incluso su madre escribió un libro sobre ella. Fue entonces cuando el abad general realizó esta visita a la comunidad donde se debía decidir qué hacer con la abadía.

Clare Castetlbajac – En proceso de beatificación

La madre superiora le ofreció la lectura del libro sobre la vida de Claire. Al principio al abad no le entusiasmó mucho la idea de leer la vida de una nueva figura piadosa, como la que se le ofrecía normalmente en cada uno de los monasterios que debía visitar.

Pero por la noche decidió leerlo y quedó impresionado con la vida y la fe de esta joven vecina de la abadía. A la mañana siguiente, acudió a la superiora y le dijo que estaba convencido de que Claire era santa y que podía ser canonizada. Por ello, pidió una señal para poder abrir este proceso de beatificación. Y dada la terrible situación de Boulaur les instó a pedir por su intercesión la llegada de cinco vocaciones ese año. Esto era algo prácticamente imposible, pues lejos de recibir nuevas monjas sólo había disminuido su número.

Las monjas no creían que fuera posible, pero obedecieron y rezaron por intercesión de esta joven para que se cumpliera ese signo. Y de manera sorprendente ese año ingresaron cinco nuevas monjas en la abadía.

Desde entonces la comunidad recuperó un nuevo impulso que no se ha debilitado nunca. Cada año ha llegado al menos una vocación y en estos últimos años incluso seis y siete, lo que ha obligado a la comunidad a extenderse a otro monasterio.

Precisamente, la gracia de las “5 vocaciones” estuvo en el origen de la apertura del procedimiento para su posible beatificación. Por tanto, el vínculo entre Claire y Boulaur es ahora importante y es a la comunidad a la que se le ha confiado la postulación de la Causa.

En 2004, el arzobispo de Auch pidió a las hermanas que recibieran el cuerpo de Claire de Castelbajac para que reposara en la iglesia de la abadía. Allí los numerosos peregrinos que acudían a rezar ante su tumba también podrían ser acogidos por estas cistercienses, por lo que además podían conocer esta entregada vida monástica.

¿Cuál es el secreto del éxito de estas monjas?

Voviendo al presente, la realidad es que es una comunidad vital y alegre. “¿Las claves de nuestro éxito?”, se pregunta sor Anne, mano derecha de la abadesa. “Si tuviéramos la receta la compartiríamos con todas las comunidades, porque lo que cuenta es la llamada del Señor”, contaba a Famille Chretienne.

Por su parte, la abadesa, la Madre Emmanuelle confirmaba que “es la intimidad de cada alma con el Señor, el misterio de la llamada que es ante todo una respuesta a Cristo. Sin embargo, si indudablemente el Señor tiene la primacía en la vocación de una persona, la comunidad aún puede reclamar su parte”. Y entonces deja entrever este éxito: “¿Quizás el respeto por una tradición recibida como patrimonio, la porosidad de una valla abierta al mundo a través del trabajo así como un apoyo a medida a cada una?”.

El nuevo “ecotono” que preparan es un nuevo reto para estas monjas. Como cistercienses, las monjas de Boulaur tienen la particularidad de cultivar la tierra además de su vida de oración, fieles al lema de la regla de San Benito y esto atrae a visitantes e incluso periodistas.

“Nuestros productos suelen llamar la atención a primera vista, pero esperamos que los visitantes puedan ir más lejos y también descubrir al Señor al venir a la abadía, porque Él es la razón de ser de este lugar”, explica la hermana Anne al semanario católico francés.

Todo el desafío de este “ecotono” es desarrollar un fuerte vínculo con el mundo exterior preservando la vida monástica de las hermanas. “Es un equilibrio sutil”, afirma la religiosa, que añade que “para garantizar una acogida de calidad, la abadía debe ser ante todo un lugar de oración, paz y vida comunitaria para las hermanas detrás de la valla”. No se trata de “abrir todo el monasterio sin barreras, sino de hacer accesible y didáctico lo que puede ser”.

Este florecimiento vocacional “es una gracia hermosa para nosotras en una época en la que faltan vocaciones en todas partes, pero también supone responsabilidad porque debemos cuidar de todas estas mujeres, sus necesidades primarias, la atención médica y la jubilación”, recordaba en otra ocasión sor Anne al National Catholic Register.

Una nueva mirada a la Edad Media desde el siglo XXI

Las 45 hectáreas que estas monjas cultivan, las decenas de vacas y terneros que cuidan, los cerdos y otros animales, y los alimentos que elaboran con estos productos son su sustento, pero también la forma de relacionarse con Dios, y curiosamente un foco de atracción para jóvenes que llegan llenas de ruido y buscan un lugar como éste.

Las monjas, las postulantes, pero también aquellas personas que deciden pasar unos días en la comunidad trabajan duramente, pues la dimensión espiritual no es la única. La actividad ayuda pues –como asegura sor Blandine- así uno está “al servicio de todos por el bien de todos” y después de un duro día de trabajo que para para las distintas llamadas a la oración siente –añade esta monja- que “al entregarme físicamente me estaba entregando por completo”.

De este modo, confirma que las monjas siempre han trabajado la tierra, no sólo para asegurar su subsistencia sino para unir también a la comunidad. Desde la fundación de la orden el trabajo ha sido un pilar de la vida monástica.

Estas cistercienses sienten que no han inventado nada en este exitoso proceso de mantenimiento de la comunidad. Se han abrazado a la tradición de su orden y aunque mirando el futuro se han inspirado, principalmente con el proyecto de la gran granja, en la Edad de Oro de los cistercienses de los siglos XII y XIII.

Durante la Edad Media el monaquismo vivió su gran momento en Europa, donde se fundaron miles de monasterios. La agricultura, el comercio y hasta el transporte se beneficiaron de ello. “Queremos permanecer fieles a esta dinámica, que impactó la economía del siglo XII, con los medios del siglo XXI: no tendremos carretas de bueyes como en la antigüedad, pero nuestros amigos estadounidenses ciertamente estarán orgullosos de nuestro tractor John Deere”, añadió esta monja.

______________________
Fuente: Religión en Libertad


]]>
Se abrió la causa de beatificación para esta niña de 8 años que ofreció su cáncer por los enfermos https://www.reinadelcielo.org/se-abrio-la-causa-de-beatificacion-para-esta-nina-de-8-anos-que-ofrecio-su-cancer-por-los-enfermos/ Thu, 18 Jun 2020 19:43:48 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=24672 Los obispos franceses han dado el visto bueno a la apertura de la causa de beatificación de Anne Gabrielle Caron, una niña de ocho años que falleció en 2010 debido a un agresivo cáncer de huesos. Pese a su corta vida dio un impresionante testimonio de fe y las gracias llevan tiempo llegando a la familia y a la diócesis de Fréjus-Toulon, cuyo obispo es Dominique Rey.

El 12 de septiembre, festividad del Dulce Nombre de María, será la apertura oficial de esta causa de beatificación de Anne en la iglesia de San Francisco de Paula de Toulon. Para monseñor Rey esta niña es “una figura de santidad para los niños enfermos y sus familias”.

Su forma de afrontar la enfermedad desde el amor a Jesús, su intención de parecerse a Santa Teresita de Lisieux y el anhelo por recibir la Comunión marcaron la vida de esta pequeña niña, que irradió luz a todo su entorno y mucho más allá.

Sensibilidad por el sufrimiento de los demás

Anne Gabrielle era la mayor de tres hermanos. Desde que aprendió a hablar y a tener uso de razón llamaba la atención por la sensibilidad que tenía por el sufrimiento de los demás. Con apenas dos años le gustaba consolar a Cristo crucificado. Siendo más mayor sorprendió a sus profesores por querer siempre ir al encuentro de los niños que estaban solos en el patio.

Este sufrimiento sería más tarde el que marcaría el resto de su vida. A los seis años empezó a sentir un fuerte dolor en una pierna. A los siete le diagnosticaron cáncer con metástasis.Los tratamientos, el avance y el retroceso de la enfermedad fueron marcando sus días en el que Jesús era el centro. Su fe y discernimiento no parecían propios de su edad.

El duro tratamiento que recibió al inicio de la enfermedad recién cumplidos los siete años le hizo a esta niña preguntarse por qué Dios la había elegido para esa prueba. El padre Dubrule la acompañó en todo este proceso y le hizo entender que no había respuesta para esta pregunta pero que sí podía dar sentido a sus sufrimientos ofreciéndolo por distintas intenciones. Esta conversación marcó profundamente a la pequeña Anne que lo integró muy rápido en su día a día. Para este sacerdote, ella inició su propio camino de santidad.

“¿Por qué me ha elegido a mí?”

“Mi hija me mostró el camino al cielo”, relataba en el pasado Marie-Dauphine Caron, explicando que “la pérdida de un hijo es terrible, ver el sufrimiento de un niño es también terrible porque te sientes impotente”. Pero a pesar de ello, tenía claro que su sufrimiento se ha convertido en una obra de amor en medio de un mundo hedonista.

 “¿Por qué Dios me ha elegido a mí para esto?”, se preguntaba la pequeña cuando el dolor arreciaba. Pero rápidamente ella decía: “estoy dispuesto a aceptarlo”. Ella misma afirmaba que ofrecía todo aquel sufrimiento de la quimioterapia que la consumía por el resto de niños del hospital y por los médicos.

Su madre ha relatado numerosos momentos durante la enfermedad de su hija que atisbaban esta fama de santidad que se ha extendido una vez fallecida. “Aunque no me gusta estar enferma tengo suerte porque puedo ayudar al buen Dios a llevarle a la gente de nuevo a Él. Quiero ayudar a los que sufren”, decía Anne.

De hecho, cinco meses antes morir confesó una cosa a su madre que la dejó completamente estupefacta. “Le he pedido a Dios que me dé todos los sufrimientos de los niños del hospital”. Y Dios se los dio porque en ocasiones decía: ‘y estoy sufriendo tanto…’”, le dijo su hija.

Para la pequeña Anne Gabrielle su ejemplo era santa Teresa de Lisieux, a la que quería imitar en su vida. Una santa que, por otro lado, también sufrió mucho durante su corta vida. Y  tenía tal confianza con Dios que ella alegremente, pese al sufrimiento, decía claramente: “seré santa”.

Otra confesión que hizo Anne emocionó profundamente a su madre: “Sabes mamá, creo de vez en cuando que cuando esté muerta no va a ser difícil para mí portarme bien. No será difícil ser agradable con la gente, pensar en los demás, obedecer y pintar con los hermanos”.

Pero en esta lucha no todo fue una aceptación total sino que el dolor provocado por este cáncer le hizo a la pequeña cuestionarse todo. “Necesito que alguien me diga que Dios es realmente bueno”, llegó a afirmar o “cuando veo que tan pocas personas creen en Dios, me pregunto si realmente existe”. Pero rápidamente volvía a abrazarse a su querido Jesús.

Su amor por la Eucaristía

Pero si algo marcó la parte final de la vida de Anne Gabrielle Caron fue su enorme deseo por la Eucaristía, marcado además por su Primera Comunión, un auténtico acontecimiento dadas las circunstancias.

Durante meses, ya enferma, la pequeña se preparó para recibir a Jesús. En marzo de 2009 decía: “me gustaría hacer mi primera comunión para poder hacer aún más sacrificios”. Unas semanas después ya sólo hablaba de su comunión, y no por la fiesta o los regalos. En mayo decía a su madre: “quiero recibir a Jesús. Te das cuenta que Él va a entrar en mi corazón, no puedo esperar”.

Su madre luego le preguntó si estaba así por llevar un vestido blanco y una bonita corona de flores. Pero Anne-Gabrielle respondió: “Oh mamá, por supuesto que me hará feliz. Pero lo que realmente me gusta es que voy a recibir a Jesús”.

La prueba de su Primera Comunión

Sin embargo, también aquí vivió una dura prueba. Su comunión sería el 7 de junio pero dos días antes su estado de salud empeoró por la enfermedad por lo que tuvo que ser trasladada al hospital. Sabía que no saldría de allí por su comunión. “¿Por qué, por qué el buen Señor permite esto? Le había pedido a la Virgen que no volviera al hospital. ¿Por qué? ¡Tenía tantas ganas de hacer mi primera comunión!”, decía entre lágrimas.

​Una cosa pidió a su madre, que rezara a la Virgen para que le diera a tiempo a salir del hospital para hacer su comunión. Ella estaba hospitalizada en Marsella. Con todo el que se cruzaba le pedían que rezara por esta intención.

Finalmente, como si fuera un milagro todas las pruebas médicas se fueron realizando rápidamente y su propio estado de salud fue mejorando. El domingo por la mañana le dieron el alta, pero era casi imposible llegar a la iglesia de Toulon.

Cuando llegan a la autopista eran las 11 de la mañana y la misa ya había comenzado. Su padre condujo lo más rápido que pudo y juntos rezaron a la Santísima Virgen para que los ayudase a llegar a tiempo. A medida que avanzaban, también recitaron las oraciones para prepararse para la comunión. Creían que llegarían, esperando contra toda esperanza.

Pero al llegar a Toulon quedaron atrapados en un atasco. Su padre empezó a mentalizar a Anne de que no podría hacer la primera comunión. Pero aún así lo intentó y 20 minutos más tarde llegaron a la iglesia. La misa acaba de terminar y los niños estaban preparados para hacer la procesión de salida.

Anne, el día de su comunión, que recibió una vez acabada la misa.

“Ver a Anne Gabrielle fue ver a Dios”

Anne-Gabrielle entró a la iglesia con su vestido blanco llorando. De repente, el coro dejó de cantar y el sacerdote decidió que Anne-Gabrielle hiciera su primera en ese momento y en presencia de toda la parroquia. Cumplió el gran deseo de su vida.

Cuando recibió a Jesús se hizo un gran silencio en toda la iglesia. Los fieles quedaron fascinados por la meditación de esta pequeña niña y conmovida por este encuentro entre Dios y esta alma que tanto anhelaba y anhelaba. El sacerdote mismo dará testimonio de su emoción: “Nunca he visto a nadie como ella. Para mi corazón sacerdotal, este sigue siendo un momento muy conmovedor”.

Una vez que su salud empeoró y la muerte se aproximaba hasta el propio obispo Rey acudía a su casa a dar la comunión a la pequeña. En estas últimas semanas vivió su propia Pasión hasta que tras 30 horas de agonía fallecía el 23 de julio de 2010.  “Ver a Anne-Gabrielle fue ver a Dios”, diría el sacerdote durante el funeral.

Años después de su muerte su madre lo ve claro: “Todo es gracia”. Ella enseñó a su familia y a su entorno a vivir el presente, “el día de Dios” y a ser feliz aun con las cosas más sencillas.

Desde entonces son numerosas las gracias en todo el mundo las que ha recibido la familia y los sacerdotes que llevan la causa. Su testimonio ha recorrido el mundo y su ejemplo ha ayudado a numerosas familias a las que ha golpeado la enfermedad, tanto a los propios niños como a sus padres.

_____________________
Fuente: Religión en Libertad


]]>
Los milagros del padre Arnáiz https://www.reinadelcielo.org/los-milagros-del-padre-arnaiz/ Fri, 19 Oct 2018 18:47:40 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=16791 ]]>

El sábado 20 de octubre de 2018, miles de personas acudirán a Málaga a la beatificación del jesuita Tiburcio Arnáiz (1865-1926). Las calles cercanas a la catedral ya tienen dispuestas unas 9.000 sillas y diez grandes pantallas. Trescientos voluntarios atenderán a 15 obispos, 200 sacerdotes y a las autoridades jesuitas españolas. La ceremonia empieza a las 11 de la mañana y será retransmitida por televisión, radio y las diferentes redes sociales de la Diócesis de Málaga.

El milagro: un infarto gravísimo… sin secuelas

112074_milagro_tiburcio_manuel_antonio_encarnita_60x200La beatificación es posible al haber reconocido la Iglesia la intercesión celestial del jesuita en la curación milagrosa del malagueño Manuel Antonio Lucena que en 1994 se recuperó sin secuelas tras un infarto que sufrió y que lo mantuvo sin oxigenación 10 minutos.

Manuel Antonio no era en ese entonces devoto de Arnáiz, ni lo conocía. Él y su mujer, Encarnita Moya, han hablado del entusiasmo que sienten estos días en la web de la Diócesis de Málaga.

“Pensar que a través de mí se ha manifestado este milagro… Yo volví a la vida por la petición que mi hermana le hizo. Ha removido la fe de toda la familia y muchos nos van a acompañar en este día tan importante”, asegura Lucena.

“Me hospitalizaron, yo no recuerdo nada. Al noveno día hospitalizado, cuando nadie daba nada por mi vida, mi hermana, que era devota del padre Arnáiz, pidió a toda la familia que se encomendaran a él”, relató Manuel Antonio a Aciprensa.

Encarnita Moya, la esposa, cuenta en la web de la Diócesis de Málaga como fue el ataque. “Aquel 7 de junio yo estaba en casa con mis hijas, que eran pequeñas, mientras él practicaba deporte con varios amigos. De pronto, me llamaron para decirme que me fuera al hospital. En un primer momento me dijeron que se había partido una pierna, pero yo sabía que había algo más. Fui sin perder tiempo y me encontré que estaba en coma. La situación era crítica y no nos daban esperanza ninguna de que se recuperara, y si lo hacía sería con grandísimas secuelas. Mi cuñada sacó la estampa del Padre Arnáiz (recuerda emocionada), la metió debajo de la almohada y comenzó la novena”.

Manuel Antonio estuvo más de dos meses hospitalizado en la Unidad de Cuidados Intensivos, porque su estado era muy grave. Le dieron la extremaunción en tres ocasiones. Pero la familia de Manuel Antonio, y en especial su esposa y su hermana, seguían rezando con muchísima fe al P. Arnaiz. Encarnita asegura que la estampa del P. Arnaiz estuvo todos los días bajo la almohada de Manuel Antonio.

“El daño sigue ahí… pero sin síntomas: inexplicable”

tiburcio_arnaiz1Los médicos le fueron retirando la asistencia, esperando a ver cómo afloraban los daños neurológicos que presentaba su cerebro. “Poco a poco fue respondiendo, cuenta su esposa, caminando, andando… y hoy en día no presenta ningún síntoma, a pesar de que las pruebas demuestran que el daño está ahí. Es algo inexplicable”.

“Los médicos nos preguntaban si nos habíamos encomendado a alguien, si éramos católicos… Nosotros contestamos que sí, que nos habíamos encomendado al P. Arnaiz”, recuerda Encarnita a Aciprensa.

La hermana de Manuel Antonio presentó su caso a la causa de canonización del P. Arnaiz. Después de numerosas pruebas médicas y testimonios de todas las personas que intervinieron en el caso de Manuel Antonio, se envió toda la documentación a la Santa Sede.

El Papa Francisco y la Congregación para las Causas de los Santos certificaron el pasado 18 de diciembre de 2017 que la curación de Manuel Antonio fue un milagro hecho por intercesión del P. Tiburcio Arnaiz.

En la beatificación el matrimonio presentará las ofrendas en compañía de dos de sus hijas: otra está en el extranjero y no puede viajar por estar embarazada. «El Padre Arnaiz es ya uno más de la familia. Está con nosotros todos los días y lo tenemos presente siempre», confiesan.

El jesuita Tiburcio Arnaiz llegaba a muchos lugares gracias a la oración, a su enorme red de colaboradores y a que casi no dormía

Un santo volcado en los necesitados

Tiburcio Arnaiz nació en 1865 en Valladolid en el seno de una familia humilde que lo bautizó con el nombre del santo del día. La muerte de su padre con apenas unos años y los apuros económicos marcaron su infancia, ingresando muy joven en el seminario. Cuando murió su madre entró en la Compañía de Jesús, siendo trasladado, tras varios destinos, a Málaga.

Las crónicas de la época relatan que cuando murió en 1926 su cadáver fue expuesto a la veneración pública durante tres días y que al paso del cortejo fúnebre, que estuvo presidido por las máximas autoridades de la ciudad, se cerraron todos los comercios. Entonces se obtuvo licencia de Roma y del Ministerio de Gobernación para que pudiese ser enterrado en la Iglesia del Sagrado Corazón en Málaga, donde cuentan que se formaban largas colas delante de su confesionario.

Un monumento que se realizó por suscripción popular lo recuerda en el ensanche de Armengual de la Mota, además de contar con una calle con su nombre en El Palo, entre otros reconocimientos.

Mil iniciativas contra la pobreza… y procesiones en la calle

Arnaiz se volcó en combatir la pobreza y el analfabetismo. Impulsó la construcción de una casa de acogida para señoras con pocos recursos, cuidaba de los pequeños de la Casa del Niño Jesús, promovió la apertura de la Librería Católica de Málaga, visitaba a los enfermos tanto en sus casas como en el hospital, retomó la procesión del Corazón de Jesús por las calles de Málaga pese a que el ambiente sociopolítico del momento lo desaconsejaba, pasaba bastante horas en la cárcel guiando a los presos… Tenía colaboradores en la ciudad y en los pueblos por donde sirvió. Apenas dormía, y solía hacerlo en una silla o sobre una esterilla en el suelo.

Su trabajo apostólico más original se inició en los corralones de los barrios más humildes de la Málaga de principios del siglo XX. Alquilaba una habitación en el corralón y allí creaba una pequeña escuela en la que, ayudado por sus colaboradores, enseñaba a los niños a leer, escribir y hacer cuentas junto con nociones del catecismo.

Escuelas rurales en aldeas donde nadie llegaba

Poco a poco, estas ‘migas’ se fueron extendiendo por las zonas más desfavorecidas de la ciudad y esta fórmula fue el germen de su mayor aportación: las doctrinas rurales, con las que quería llegar a las aldeas y cortijos donde no acudía nadie a enseñar. Creó entonces las Misioneras Rurales (www.mdrurales.com) que a día de hoy continúan con su legado.

Son muchos los favores y hechos milagrosos que se atribuyen a su intercesión, como cuando en un año de sequía en Alfarnatejo el padre Arnaiz pidió a su patrón que lloviese y comenzó a diluviar. O cuando curó a un niño una afección de erisipela o la tuberculosis a una pequeña, entre otros muchos.

_________________
Fuente: Religión en Libertad


]]>