Beata – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Mon, 12 Feb 2024 20:11:31 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 “Mama Antula”, Santa argentina https://www.reinadelcielo.org/mama-antula-beata-argentina/ Sun, 11 Feb 2024 07:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=7826

¿Quién es aquella mujer alta que vestida con el hábito negro de los jesuitas y apoyada en una cruz a manera de báculo, viene caminando descalza los mil cuatrocientos kilómetros que separan a Santiago del Estero de Buenos Aires, atrae multitudes para ejercicios espirituales y hasta hace cambiar de opinión a obispos y virreyes?

Canonizada el día 11 de febrero de 2024, por el Papa Francisco.

Es María Antonia de Paz y Figueroa, descendiente de una familia de conquistadores y gobernantes, hija del alcalde de Santiago del Estero. Es María Antonia del Señor San José para sus hermanas en religión; la “Amita Santa” para el esclavo; la “Señora Beata” para las lavanderas; Mama Antula, para los indígenas —como llaman en Quichua a las Antonias—. Es una de las principales protagonistas del siglo XVIII que transforma la sociedad de su tiempo. Tal vez, en el momento que vivió María Antonia, no había en toda la Iglesia una mujer tan extraordinaria. La admiraban en todas partes y le pedían que fuese a Roma y también a Francia para predicar ejercicios espirituales. Le llegaban miles de cartas pidiéndole todo tipo de consejos espirituales. Eran muchos los que habían descubierto en ella algo nuevo, una personalidad fuera de lo común. Se trata de la “mujer criolla”, una figura nueva en la historia, que empieza justamente a realizarse en las colonias de América. Es una mujer de temperamento criollo, extraordinaria por sus obras y escritos.

Consagrada a Dios

Nace en 1730 en Santiago del Estero, capital entonces de la intendencia de San Miguel de Tucumán, en el virreinato del Río de la Plata. Su niñez transcurrió jugando con sus hermanas y con los hijos de los nativos que integraban la encomienda indígena de su padre. Recibió una esmerada educación, poco frecuente por entonces. Siendo adolescente, su familia se estableció en la ciudad y allí la joven comenzó a visitar la iglesia de los jesuitas, con quienes colaboró en la preparación de los ejercicios espirituales que ellos impartían.

María Antonia no se queda lamentando el derrumbe de la obra jesuítica, sino que inicia una segunda evangelización, organizando los ejercicios espirituales al modo de San Ignacio.

A los 15 años decide consagrarse a Dios, bajo la forma de lo que entonces se llamaban “beatas” —hoy conocidas como “laicas consagradas”—. Las beatas vivían en comunidad, sin votos de clausura, colaborando con las tareas de los jesuitas. A partir de entonces, su función fue enseñar el catecismo a los niños, coser, bordar, repartir limosnas y cuidar a los enfermos. Prácticas benéficas que le permitían desarrollar nuevos roles, que la ponían en contacto con otros sujetos sociales, incluidos los provenientes de sectores populares, y salir de la esfera doméstica a la que estaban relegadas las mujeres por entonces. En el ejercicio del apostolado que ella había elegido por vocación primaba el amor, la paciencia y la entrega.

Continúa la tarea de los jesuitas

Mama Antula 2

En 1767, ante la polémica decisión de Carlos III de expulsar a los jesuitas de todos los reinos españoles —también de América—, y la siguiente supresión de la Compañía de Jesús por parte del papa Clemente XIV, María Antonia, que por entonces tenía 37 años, no se queda lamentando el derrumbe de una obra tan colosal como eran las reducciones, sino que pone manos a la obra. Inicia la segunda evangelización de nuestro territorio mediante una catequesis que va más allá de la “instrucción” religiosa, y está orientada a la conversión de los corazones, de donde procederá la conversión de la sociedad. Así decide continuar con la obra de los jesuitas, organiza los ejercicios espirituales al modo de San Ignacio, primero en su ciudad natal y, poco a poco, empieza a caminar los polvorientos caminos del campo santiagueño. Luego, con el permiso del obispo de Tucumán, decidió extenderlos por los pueblos del noroeste argentino. Así recorrió las provincias de Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca y La Rioja. En 1777 pasó a Córdoba, donde continuó con los ejercicios en la antigua iglesia jesuita.

Recorrió a pie y a veces en un carretón gran parte del territorio argentino, integrando en Cristo a los pueblos originarios, los gauchos, los negros y los sectores más humildes de la sociedad.

Dos años más tarde recorre a pie con las beatas más de mil cuatrocientos kilómetros, llenos de todos los peligros imaginables, para llegar a Buenos Aires. Allí, tanto el obispo como el virrey se mostraron en un principio recelosos de estas mujeres, calificadas por algunos como locas o brujas. Sin embargo tras nueve meses de espera, el obispo terminó aceptando su petición, y en agosto de 1780 se abrieron los ejercicios ignacianos en Buenos Aires. De allí los lleva a Colonia y Montevideo, al otro lado del Río de la Plata. Al retornar a Buenos Aires, tres años después, se empeña en la construcción del que hoy es uno de los edificios más antiguos de la ciudad, la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, ubicada en la esquina de Independencia y 9 de Julio.

Recorre el país predicando

Recorrió a pie, y a veces en un carretón, gran parte del territorio argentino, integrando en Cristo a los pueblos originarios —hablaba el quichua—, los gauchos, los negros y los sectores más humildes de la sociedad. A los ejercicios que ella organizaba concurrían tanto hombres como mujeres, sin distinción de clases sociales, participando unos y otras con sus criados y sirvientas. Se estima en más de setenta mil las personas que se beneficiaron de los retiros que impartía, cuando la población cristiana no llegaría al medio millón de personas; entre ellas, figuras tan destacadas como Liniers, Saavedra, Belgrano, Castelli, Moreno, Rivadavia, Rosas, Alberdi, Mitre y muchos más.

María Antonia consiguió dignificar el papel de la mujer, ya que supo relacionarse con el poder político y religioso, papel que hasta entonces sólo desempeñaban los hombres.

Conocedores de la obra de María Antonia por el epistolario, que mantenía con los sacerdotes expulsados, los jesuitas hicieron traducir sus cartas a diversos idiomas. Y en 1791 difundieron su labor a través del librito biográfico anónimo titulado Estandarte de la mujer fuerte en nuestros días. Su fama trascendió el virreinato para expandirse por Europa y Asia.

Se atribuyen a María Antonia muchos hechos prodigiosos realizados en vida, como la multiplicación de la comida o la transformación del pan en fruta. Ella introduce en el país la devoción al Niño Jesús y a San Cayetano. Por su acción queda restablecida la fiesta de San Ignacio, que había sido suprimida en cumplimiento de las ordenanzas reales. Y también dejó sentadas las bases de lo que fue, más adelante, la congregación de Hijas del Divino Salvador. Es la madre espiritual del “cura Brochero”.

El 7 marzo 1799, a los 69 años, muere María Antonia, precisamente en la casa de ejercicios espirituales. Sus restos descansan en la Basílica de Nuestra Señora de la Piedad, en Buenos Aires.

Mama Antula me dejó pensando…

Mama Antula 3

1. El papel de las mujeres argentinas en el siglo XVIII, inmersas en una sociedad patriarcal, era sin dudas de un rol subordinado. No podían tomar decisiones por sí mismas, ya que eran los hombres —padres, esposos o hermanos mayores— los que lo hacían por ellas. Los espacios de sociabilidad de las mujeres eran reducidos: el hogar, las reuniones familiares, la concurrencia a la Iglesia. La educación estaba restringida a unas pocas de ellas. María Antonia, sin embargo, consiguió dignificar el papel de la mujer, ya que supo relacionarse con el poder político y religioso, papel que hasta entonces sólo desempeñaban los hombres, sin dejar de lado los rasgos femeninos que la sociedad de la época le asignaba a las mujeres. Los roles que las beatas desempeñaron fueron una prolongación de los tradicionales pero, además, tuvieron que aprender otros, nuevos para las mujeres de entonces, como aquellos relacionados con aspectos legales y contables. Sin lugar a dudas, desde una perspectiva histórica, María Antonia contribuyó a consolidar el papel de la mujer como sujeto social.

2. A la tierra que nos vio nacer o elegimos venir, y cobijó desde entonces nuestros pasos, usualmente la llamamos patria, vocablo que viene del latín patris (padre). La patria, tierra de los antepasados, “tierra de nuestros padres”. Cabe tomarse en serio el lenguaje, porque no se trata solamente de una herramienta de intercomunicación. Desde ahí la propuesta de utilizar la palabra “matria”. Es un concepto utilizado con frecuencia por pueblos indígenas de América, como los mapuches, aymaras o quechuas, aunque también ha sido utilizado por escritoras como Virginia Woolf, Isabel Allende y Julia Kristeva, y por escritores como Miguel de Unamuno, Edgar Morin y Jorge Luis Borges. En la Antigüedad clásica, “matria” hacía referencia a la propia tierra del nacimiento y del sentimiento. En ocasión de celebrar este año el Bicentenario de la Declaración de la Independencia argentina, podemos ampliar el concepto de patria sumándole el de “matria”, es decir, “tierra de nuestras madres”; tierra sagrada, de ternura y valentía, que fecundó la sangre y que engrandeció el dolor igual que la alegría. “Matria” es una restitución de lo femenino en el concepto de patria para recuperar la relación de la Nación como ese “lugar materno” que acoge a sus hijos. Y en una larga enumeración de madres que nos parieron como Nación, la vemos que descalza llega caminando a María Antonia de Paz y Figueroa, conocida por todos como Mama Antula.

3. Para nosotros, recibir esta bendita casa construida con los gozos y las angustias de nuestros padres y madres es un don y una tarea: es herencia que nos compromete a transformar este país en una “fratria”, es decir, “tierra de hermanos”, donde la identidad compartida sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común. Mama Antula, virgen consagrada a Dios y mujer del pueblo que has parido la Argentina, a partir del 27 de agosto beata de la Iglesia católica, ruega por nosotros. Amén.

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Fuente: Boletín Salesiano
Autor: Marcos Aguirre, sdb


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Una visión de la Virgen cambió su vida de hija de la nobleza. Y fue beatificada. https://www.reinadelcielo.org/una-vision-de-la-virgen-cambio-su-vida-de-hija-de-la-nobleza-y-fue-beatificada/ Fri, 20 Aug 2021 18:01:18 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=25882

El Papa Francisco aprobó el decreto que reconoce el milagro atribuido a la intercesión de la Venerable Sierva de Dios María Emilia Riquelme Zayas y fue beatificada

María Emilia Riquelme y Zayas nace el día 5 de agosto de 1847 en Granada (España). Hija de don Joaquín Riquelme y Gómez, capitán general del Ejército español y de doña Emilia Zayas Fernández de Córdoba y de la Vega, descendiente del gran capitán.

Desde su primera infancia mostró una clara inteligencia y hondura espiritual en la vivencia de la fe cristiana que se compartía en su hogar familiar.

A los 7 años María Emilia quedó huérfana de madre. Su orfandad se ilumina con una inefable experiencia en su alma: Siente la presencia de la Virgen María con Jesús en los brazos. María Emilia hizo promesa de fidelidad a Jesús y a María, que fue ratificada en su adolescencia con una nueva presencia de María Inmaculada.

Joven ejemplar

La Cruz se abrió paso a la luz de un alma limpia. Exteriormente nada especial, pero sus contemporáneos atestiguan que «era muy buena y obediente y constantemente se sacrificaba mucho, como una santa». La enfermedad y muerte de su hermano Joaquín a la edad de 17 años, deja al General y a María Emilia sumidos en inmenso dolor.

Acompaña al General en sus destinos militares en Tenerife, Sevilla, La Coruña, Madrid y Lisboa. El padre se ocupó de su formación integral facilitando para ella colegios y profesorado y por encima de todo comparten padre e hija la fe en Dios y en la Virgen María, espíritu que moviliza a María Emilia en el apostolado con los pobres y necesitados. «Los pobres son mis amigos», decía.

Fiel al querer de Dios

María Emilia siente desde su infancia el deseo de entregarse totalmente a Dios. Su centro y fuerza es Jesús en el Santísimo Sacramento, de tal manera que solicita y el Obispado le concede tener, en su oratorio privado, al Santísimo Sacramento.

Dirá: «La Eucaristía es el paraíso de la tierra. La adoración mi hora de cielo, mi recreo y descanso espiritual».

Expone a su padre el deseo de ser religiosa y éste no quiere quedarse sin su única hija. María Emilia ofrece a Dios y espera con paz se haga su voluntad divina. Cuida con filial amor a su padre hasta que fallece cristianamente en Sevilla. Esta nueva pérdida, agiganta en ella la fe en Dios. Hereda los bienes paternos. ¿Qué hace? Obras de caridad y apostolado. Y sigue buscando lo que Dios quiere de su vida.

«Acepta la Cruz que Dios te envía, no busques otra, esa es de oro para ti», escribía y, a los pocos años de la fundación le sobrevienen toda clase de pruebas, muertes inesperadas de religiosas muy queridas y difamaciones que pretenden hundir la obra de Dios. María Emilia vence heroicamente con el arma de la oración. Ella misma nos dice: «Pude seguir el impulso divino que me apremiaba, perdiendo mi pobre nada en Dios, que fue siempre mi todo».

Fundadora

María Emilia, movida por el Espíritu Santo, se siente llamada a fundar la Congregación de Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada, que adore al Señor día y noche y trabaje en el campo de la educación y en misiones.

La Congregación fue avalada primero por el Obispo diocesano de Granada en 1896 y definitivamente aprobada por el Papa San Pío X en Roma, en el año 1912.

Mujer contemplativa y apostólica. Como fundadora, escribe las líneas fundamentales de la Congregación: «Se dedicarán a la Adoración perpetua del Santísimo Sacramento, a la educación de la niñez y juventud, y a las misiones en países necesitados». Su lema: Entrega voluntaria y alegre por la gloria de Dios y el bien de los hermanos. Y su sello exterior la sencillez y la humildad.

Después de una vida totalmente entregada al servicio de Dios y al amor al prójimo, María Emilia entrega su alma a Dios en la Casa Madre de Granada, el 10 de diciembre de 1940. La noticia de su santa muerte se difundió por toda la ciudad. Gentes de toda clase vinieron para enaltecer a esta hija humilde y esclarecida.

Beatificación

El pasado sábado día 9 de noviembre, en la S. I. B. Catedral de la ciudad de Granada (España) era Beatificada, por el prefecto del dicasterio de la causa de los santos en Roma, el cardenal Giovanni Becciu.

Nos recordó que lo que llama la atención de la nueva Beata es su pasión por la eucaristía, vivida personalmente con constancia y transmitida a sus hermanas; su gran amor por Jesús Eucaristía y por la santísima Virgen que le impulsa a tener un espíritu misionero y fundar una nueva congregación para amar a Dios y amar al prójimo con espíritu humilde.

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Fuente: Revista Ecclesia


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La Madre Teresa se sintió totalmente abandonada por Dios https://www.reinadelcielo.org/la-madre-teresa-se-sintio-totalmente-abandonada-por-dios/ Fri, 08 Apr 2016 12:38:35 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=6667 Hay muchas cosas sobre la Beata Madre Teresa de Calcuta que podrían llamarse “heroicas”, como su incansable servicio a los más pobres entre los pobres y su valiente testimonio ante millones de personas sobre lo que es vivir el Evangelio. Sin embargo, el P. Brian Kolodiejchuk, postulador de la causa de canonización de la Madre Teresa, dijo:

Hay una cosa sobre la fundadora de las Misioneras de la Caridad que está por encima del resto: su experiencia de la oscuridad espiritual, como un sentirse totalmente abandonada por Dios durante gran parte de su vida.

El P. Kolodiejchuk, miembro de la rama sacerdotal de los Misioneros de la Caridad, fundado por la futura santa en 1989, dijo a ACI Prensa que, pasar por esta oscuridad y seguir adelante con su labor a favor de los demás, “es realmente muy heroico”.

Como se recuerda, uno de los primeros pasos para declarar a alguien santo es determinar sus virtudes heroicas. En ese sentido, el postulador dijo que la vida entera de la Madre Teresa fue vivida heroicamente, algo que se desprende de los testimonios.

Pero el aspecto más heroico de la vida y la vocación de la Madre Teresa —agregó el religioso— son los más de 50 años de oscuridad y abandono que sentía después de recibir lo que ella denomina “una llamada dentro de la llamada”, para salir de las Hermanas de Loreto y fundar las Misioneras de la Caridad.

Así, aunque era común ver a la religiosa albanesa sonriendo, en su carta a su director espiritual en 1957, la beata escribió:

“Llamo, me aferro, quiero, y no hay quien responda. Donde intento elevar mis pensamientos al cielo, hay tal convicción de vacío que esos mismos pensamientos retornan como cuchillos afilados y dañan mi alma”.
“Amor –la palabra-, no trae nada. Me dicen que Dios vive en mí, y todavía la realidad de oscuridad y frialdad y vacío es tan grande que nada toca mi alma”.

Madre Teresa de Calcuta 3La Madre Teresa había orado fervientemente para compartir el sufrimiento de Jesús, y muchos, incluyendo a su director espiritual, creyeron que sus sentimientos de rechazo y abandono eran un espejo de la propia experiencia de Cristo de la soledad y la desolación durante su pasión y muerte.

Debido a la profundidad y duración de desierto espiritual de la Madre Teresa, muchos la han aclamado como una gran mística cuando se trata el tema de la oscuridad espiritual.

El mismo P. Kolodiejchuk dijo que la Madre Teresa era “una gran mística, pero también muy concreta, muy en la tierra”. Señaló que una gran cantidad de personas “piensan que los santos están en algún lugar en las nubes místicas”, pero esto no era cierto en la Madre Teresa, que era espiritual, pero también atenta y activa en la vida de los demás.

Recordó que desde el primer momento en que la conoció, la mayor de las cualidades distintivas de la Madre Teresa fue “este sentido que era en realidad ‘madre’”, pues ser madre era algo importante para ella, y fue la única manera en que fue llamada.

Así, cuando la Madre Teresa fue elegida por primera vez superiora general de las Misioneras de la Caridad, su respuesta inmediata después de las felicitaciones fue decir “Oh, eso no significa nada, el título. No, yo quiero ser una madre”.

La religiosa también puso un gran énfasis en la ternura de Dios, dijo el P. Kolodiejchuk, recordando que “tierna” era una de sus palabras favoritas, incluso más que “misericordia”.

“Ella hablaría más sobre el tierno amor de Jesús y su misericordia; su consideración, su presencia, su compasión… Así misericordia era una palabra en su vocabulario, pero con esta cualidad especial de ternura”.

“Incluso en la oscuridad ella todavía tenía un sentido íntimo de la ternura de Dios para con nosotros” —dijo el sacerdote— que recitó una oración que la Madre Teresa solía enseñar para que otros repitieran: “Jesús, en mi corazón, creo en tu tierno amor por mí. Te amo.”

En ese sentido, el P. Kolodiejchuk también dijo que es providencial el hecho que la canonización de la religiosa se lleve a cabo durante el Jubileo de la Misericordia, ya que la misión principal de las Misioneras de la Caridad es responder al capítulo 25 del Evangelio de Mateo, que enumera las obras de misericordia.

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Fuente: Aciprensa
Traducido y adaptado por Eduardo Berdejo. Publicado originalmente en CNA.

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Mística y vidente, Beata Isabella Canori https://www.reinadelcielo.org/mistica-y-vidente-beata-isabella-canori/ Fri, 16 Jan 2015 07:32:13 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=3245 Isabella Canori Mora llevó su vida de madre y esposa a la plena conformación con Cristo en la cotidianeidad y en la adversidad de tener un esposo que la maltrataba. Ella nació el 21 de noviembre de 1774. Hija de Tommaso y Teresa Primoli, en el seno de una familia de posición acomodada, profundamente cristiana y diligente en la educación de sus hijos.

Estudió con las Hermanas Agustinas de Cascia (1785-88), donde destacó por su inteligencia, una profunda vida interior y su espíritu de penitencia. De regreso a Roma, tuvo una vida tranquila hasta que en 1796 -cuando tenía 21 años- se casó con el joven abogado romano Cristóforo Mora.

Para ella, el matrimonio fue una decisión reflexionada, madura, pero después de algunos meses, la fragilidad psicológica de Cristóforo comprometió la serenidad de la familia.

Beata Isabel Canori 2El marido de Isabella resultó ser un hombre infiel y maltrató a su esposa, física y psicológicamente. Dejó de trabajar y malgastó el dinero que tenía la familia, hasta caer en una extrema pobreza. A todo esto, Isabella respondió siempre con absoluta fidelidad. Nunca puso excusas, conveniencias o intereses para justificar un abandono de su hogar, trató a su marido con paciencia gentil, ofreciendo penitencias y oraciones por su conversión. Nunca pensó en separarse de él, a pesar de los consejos de familiares y amigos. En vez de esto, siempre amó, apoyó y perdonó a su esposo esperando su conversión.

En 1801, ella sufrió una misteriosa enfermedad que la puso al borde de la muerte. Se curó de forma inexplicable y tuvo su primera experiencia mística. Esta es una vidente italiana de las tribulaciones de los últimos tiempos de la Iglesia, que fue favorecida con los dones de la visión y de la profecía. Recibió las visiones y las ilustraciones sobre el destino de la Iglesia. Experimentó los estigmas de la pasión de Cristo, y en sus visiones vio las tremendas batallas que tendrá que sostener la Iglesia en los últimos tiempos bajo el poder de las tinieblas.

La familia, para ella, era el templo en el que recibía al “al amado Señor, Jesús de Nazaret” y a todos los que se dirigían a ella. A través de la auto negación, Isabella ofrecía su vida por la paz y la santidad de la Iglesia, la conversión de su esposo y la salvación de los pecadores. En 1807 Isabella se unió a la Orden terciaria Trinitaria.

El 5 de febrero de 1825, mientras era asistida por sus dos hijas, Isabella falleció. Fue enterrada en Roma en la iglesia trinitaria de San Carlino alle Quattro Fontane. Poco después de su muerte, como ella misma predijo, su esposo se convirtió uniéndose a la Orden Terciaria Trinitaria y después se ordenó sacerdote de los franciscanos conventuales. Murió el 9 de setiembre de 1845 y fue enterrado en la iglesia de los franciscanos conventuales de Sezze.

Fue beatificada junto al joven mártir Zaire Isidore Bakanja, y a otra madre italiana santa, Gianna Beretta Molla, por el Papa Juan Pablo II el 24 de abril de 1994, en el Año Mundial de la Familia. Su fiesta se celebra cada 4 de febrero.

 

Fuente: www.aciprensa.com

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