Argentina – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 17 May 2024 19:00:03 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Sobre la devoción al Espíritu Santo – Audioreflexión https://www.reinadelcielo.org/sobre-la-devocion-al-espiritu-santo-audioreflexion/ Fri, 17 May 2024 10:11:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=11820 Puedes escuchar esta reflexión

Transcripción del audio

Un poco más con respecto a la devoción al Espíritu Santo. La devoción a nuestra querida Pequeña Árabe, o Marian de Belén, o Santa María de Jesús Crucificado. Ella tenía una tremenda devoción por el Espíritu Santo y el Señor no hacía más que confirmárselo a través de revelaciones.

Con respecto a esta oración, le dijo el Señor durante un éxtasis.

Si quieres buscarme conocerme y seguirme invoca la luz, al Espíritu Santo que iluminó a mis discípulos y que ilumina a todos los pueblos que lo invocan. En verdad os digo: Quien quiera que invoque al Espíritu Santo, me buscará, me hallará y tendrá la conciencia delicada como la flor del campo. Si es padre o madre de familia la paz reinará en su hogar y su corazón gozará de paz en este mundo y en el otro. No morirá en tinieblas, sino en paz. Es mi ardiente deseo que los sacerdotes digan una misa por mes, en honor al Espíritu Santo. Cualquiera que la diga o la oiga será honrado por el mismo Espíritu Santo. Tendrá luz, tendrá paz, curará a los enfermos, despertará a los que duermen.

Espíritu Santo (ft img)

Otra cosa que quería decir es que nuestra querida Arabita adaptaba esta oración. Ella la recomendaba siempre y cuando le daban estampas para que escribiera una oración en el anverso de la estampa. Por ejemplo ponía:

Espíritu Santo, inspíranos. Amor de Dios, consúmenos. Al verdadero camino, condúcenos.

También adaptaba la oración a los países. Y en nuestro caso, con toda la situación que vivimos en la Argentina, con respecto al tema del aborto, sería muy sano hacer esta oración adaptada:

Espíritu Santo inspira a Argentina.
Amor de Dios consume a la Argentina.
Al verdadero camino, conduce a la Argentina.
María, Madre mía, mira a la Argentina.
Con Jesús, bendice a la Argentina.
De todo mal, de toda ilusión y de todo peligro,
preserva a la Argentina. Amén.
(Oración adaptada.)

Esta oración adaptada es de una oración que ella dice en Francia, desde su convento carmelita.

No olvidemos que la Misión tiene una hermosa oración al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo, ven.
Por medio de la poderosa intercesión
del Corazón Inmaculado de María,
tu amadísima Esposa, ven.

No olvidemos que el Espíritu Santo es eje y corazón. Y que nuestra principal devoción, el Rosario a la Santísima Trinidad, tiene un eje muy fuerte en Jesús, en el Padre y en el Espíritu Santo. De modo que la Misión está llena de la invocación al Espíritu Santo, como Jesús, como el Padre y como el propio Espíritu Santo le pedían a Santa María de Jesús Crucificado.

Que Dios los bendiga en este día.


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Virgen de Luján – Argentina, 1630 https://www.reinadelcielo.org/virgen-de-lujan-argentina-1630/ Wed, 08 May 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=18 Luján, Provincia de Buenos Aires, Argentina

En 1630, cien años después del milagro de Guadalupe, María se manifiesta en el Río de la Plata. Como suele ocurrir con la Santísima Virgen, a fuerza de milagros se produjo un fenómeno de conversión popular que arrastró a millones de personas a través de los siglos, al amor verdadero por la Madre de Dios y a través deElla a Cristo.

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Una humilde imagen de terracota, representando la Concepción de la Virgen María, se transportaba en una carreta hacia el norte Argentino. Un esclavo negro llamado Manuel fue colocado por María en escena desde el primer minuto: cuando la carreta no quiso moverse de su sitio en las cercanías del Río Luján, se quedaron en el lugar dos personas: María y el negro Manuel. Hermosas historias entre la Reina del Cielo y su fiel servidor se dieron entonces: Ella se desplazaba milagrosamente por kilómetros cuando querían separarla de él, mostrando claramente Su Voluntad de volver junto a su amado Manuel. También sus vestidos aparecían de mañana llenos de abrojos y barro, ya que Ella iba a recorrer los campos en búsqueda de los pecadores.

El negro Manuel, con su santidad y humildad, es una luz que llama al pueblo Argentino. María buscó en él a Su amado servidor: esclavo, humilde, sencillo, trabajador, alegre, un buen siervo de Dios. ¿Acaso no constituye Manuel un verdadero prócer de la historia del Río de la Plata, no reconocido por los libros pero si por la propia Madre de Dios?.Imitar a Manuel, pedir su ayuda, difundir su existencia: son todas acciones que agradan a nuestra amada Madre.

El milagro se difundió rápidamente, y fue multiplicándose en más milagros que a su vez atraían a una mayor devoción de la naciente Virgen de Luján. Fue entonces que la caridad de una rica mujer del lugar se unió a la santa humildad del negro Manuel, y juntos dieron inicio a la expansión de la obra del Cielo: la ciudad de Luján nació bajo el Manto de María, y aún hoy bajo Su Manto cobija el amor y el dolor de los Argentinos.

Con los siglos, la surgiente patria Argentina se nutrió de la devoción por la Virgen de Luján: la creación de la bandera nacional tiene innegables raíces en los colores del Manto de María allí, a través de su creador Manuel Belgrano, así como fue fuente de apoyo para el libertador del cono sur, el General José de San Martín.

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Muchas historias de milagros y epopeyas históricas se mezclan en Luján, a través del tiempo. Hasta el Martín Fierro, poema de las pampas por excelencia, se refiere a la Virgencita mediadora e intercesora de gracias. Muchos han visitado estas tierras y dejado su legado de amor, como el Beato Don Orione, ya que Luján ha sido siempre punto de apoyo en este suelo bendecido por María, declarada Patrona de Argentina, Paraguay e Uruguay. Juan Pablo II finalmente dio su toque definitivo al Santuario, con su visita y oración profundamente Mariana.

Argentina tiene en sus raíces a la Virgen de Luján, y en sus ramas a María del Rosario de San Nicolás. Se puede decir sin miedo a equivocarse que la propia Madre de Dios marcó con su sello inconfundible la creación de esta Nación, y su historia actual también. Para los argentinos, es tiempo de volver los ojos a la mirada Misericordiosa de la Reina del Cielo, Virgen gauchita y guapa, para suplicarle su ayuda urgente.

Virgencita de Luján, andadora de caminos,
danos la humildad del negrito Manuel,
verdadero prócer de esta patria.

Danos honestidad en nuestros corazones,
y sinceridad y caridad en nuestras acciones
haciéndonos esclavos de Tu Hijo Amado.

Ayúdanos a reconocerte en nuestro origen
como verdadera Madre de esta Nación,
bajo Tu Manto, que es nuestra bandera.

Danos amor por el trabajo honesto,
recordando a nuestros padres
que trabajaron esta tierra bendita.

Santa Madre de Dios
ayúdanos a encontrar la unión,
la unión en el amor a Dios.

Virgencita gaucha, danos a Tu Hijo Jesús
intercede ante El para que Luján brille
esperando el glorioso día de Su vuelta.

Agradecemos a todos aquellos, conocidos o desconocidos, que han colaborado en la elaboracion de este trabajo. Con la intercesión del negrito Manuel, unidos en el amor a la Virgencita de Lujan y por amor a Cristo.

El Momento

El año 1630, exactamente cien años después del majestuoso milagro de Guadalupe, marca una vez más el deseo de María de evangelizar en forma temprana a la joven América. Buenos Aires era entonces un puerto dedicado básicamente al contrabando, mientras gran parte del contacto con Europa se daba desde el Virreinato del Perú, viajando por tierra en carreta. Es por este motivo que las ciudades más antiguas de la Argentina están al norte del país, como es el caso de Santiago del Estero. Todos estos datos juegan un papel importante en el milagro de Luján: tenemos una finca en Santiago del Estero perteneciente a un hacendado que compraba mercadería para la capilla que allí construía, también un barco practicando contrabando en el puerto de Buenos Aires, un grupo de carretas que inician un viaje entre Buenos Aires y Santiago del Estero. Todo se desarrolla en el ambiente colonial que caracterizó a la fundación de la Argentina.

María obra en silencio, en lo pequeño. Pero al descubrir los detalles del milagro de Luján, se comprende que la influencia Mariana en la creación de la Argentina marcó el corazón de este país, como Guadalupe lo hizo con México.

¿El lugar?

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El sitio se encuentra a unos cincuenta kilómetros al norte de la Ciudad de Buenos Aires. Pero en realidad se deben marcar dos lugares en relación con el milagro: el verdadero sitio donde María manifestó su voluntad de quedarse sigue siendo hoy en día un área de campo ubicada junto al Río Luján, en las cercanías de la actual localidad de Villa Rosa, partido de Pilar. La imagen de María fue trasladada algunos años después a la casa de doña Ana Matos, en la actual ciudad de Luján, a varios kilómetros del lugar del milagro. Sin embargo, en ese sitio también junto al Río Luján, no había más que la casa de la señora Ana Matos. La actual ciudad de Luján y los diversos templos que se fueron construyendo para María, hasta concluir en la magnifica basílica actual, surgieron exclusivamente como resultado de los milagros que la imagen producía. María atrajo con sus milagros el afincamiento de los que querían vivir cerca de la Madre Celestial.

Doce millones de personas viven en la ciudad de Buenos Aires, cercana a Luján. Veinte millones de personas viven en la ciudad de México, cercana al templo Guadalupano. María anticipó por siglos en ambos casos, el surgimiento de importantes concentraciones de almas. ¿O es que las almas se concentraron alrededor de María?. ¡Es importante que meditemos sobre la influencia Mariana en el surgimiento de América!

El eje del milagro: el negro Manuel

Increíblemente se conoce muy poco sobre el milagro de Luján, a pesar de la enorme popularidad de la Advocación de la Virgen de Luján en la región. Pero lo mas sorprendente es que se desconoce que así como en Guadalupe hubo un Juan Diego (¡ahora San Juan Diego!), hubo también un negro llamado Manuel en Luján. Este fiel hombre de Dios, esclavo de los hombres, entregó voluntariamente su esclavitud a María.

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El negro Manuel nació en 1604 en Cabo Verde (ciudad hoy llamada Dakar), zona tórrida y occidental de África, y en ese tiempo colonia portuguesa. A los 25 años, cuando Manuel gozaba de su plena libertad, fue apresado en un reclutamiento de negros llevado a cabo a finales del año 1629 por mercaderes sin conciencia y al margen de toda ley, y conducido a las naves ancladas en el puerto de Cabo Verde, para ser vendido como esclavo en el Brasil. Llegó al puerto de Pernambuco después de una travesía de 30 días. Al atracar la nave los negros fueron llevados a la plaza pública, y allí puestos a la venta. Un capitán de navío llamado Andrea Juan lo compró para su servicio. Dotado de una clara inteligencia y de un corazón humilde, aprendió muy pronto las verdades de la Fe y fue bautizado quizás entre los días de Navidad y Año Nuevo, y a los pocos días recibió la comunión. Como era de corazón ingenuo y de alma pura e inocente, todas las cosas de la religión le producían una gran impresión.

El negro Manuel deja Brasil en enero de 1630 rumbo al Puerto de Santa María de los Buenos Aires, en el barco del capitán Andrea Juan. El llevaba en su barco dos imágenes de la Virgen María para su amigo Antonio Farías de Sáa.

¿Le resulta familiar este hecho?. Claro: una de las dos imágenes es la del milagro. Veamos como María empieza a unir las piezas de su obra.

¿Cómo llegó la imagen a Argentina?

Carreta Virgen de Luján

En el año 1630 España y Portugal vivían bajo una misma corona, por lo que el comercio entre las colonias de ambas naciones tenía un nivel de actividad inusual. Un portugués llamado Farías de Saa tenia una estancia en la localidad de Sumampa, en Santiago del Estero, al norte de Argentina. Allí estaba construyendo una capilla para la que consideró oportuno comprar una imagen de la Concepción de la Virgen María. Portugués de origen, Farías sabía muy bien de la reputación artística de los artesanos brasileños. Como era amigo del capitán Andrea Juan (el mismo que había comprado al negro Manuel), a éste le solicitó le traiga desde Brasil la imagen de María. El pedido de la imagen debió formularse a mediados de julio de 1629, pues en esos días se hallaba el piloto Andrea Juan en el puerto de Buenos Aires, y estaba por zarpar a Pernambuco, Brasil. El marino cumplió el encargo y le trajo no una, sino dos imágenes de Nuestra Señora, una bajo la advocación de la Concepción, y la otra de la Madre de Dios, con el Niño en sus brazos. Las imágenes fueron hechas en Brasil, en el valle de Paraíba, en la ciudad de San Pablo.

Andrea Juan, capitán del barco, llega a Buenos Aires a fines de marzo de 1630 con las imágenes de María y el negro Manuel a bordo. Fue entonces que tuvo inconvenientes por ser contrabandista, como era común en esta época. Su amigo Bernabé González Filiano sale entonces ante las autoridades en su ayuda, haciéndose cargo de la deuda. El marino portugués, en agradecimiento y pago, le entrega a Filiano a su esclavo: el negro Manuel. El nuevo amo y dueño del pobre negrito manda enseguida a Manuel a su estancia de Luján, para mayor seguridad y evitarse complicaciones, ya que el pobre esclavo carecía totalmente de documentación.

Las imágenes parten hacia el norte Argentino

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Acondicionadas las imágenes de la Madre de Dios en dos cajones, en el mes de mayo de 1630 fueron subidas a una carreta y emprendieron viaje al Norte por el camino real. Al llegar a las orillas del río Luján se detuvieron los troperos para pasar la primera noche del viaje, en la estancia de Don Tomás Rosendo Oramas. Se ha documentado perfectamente quién era Tomás Rosendo y dónde tenía su estancia, junto al río Luján, muy cerca del camino real. Hay que ubicar la estancia a la altura del pueblo llamado actualmente Villa Rosa, en un paraje denominado Zelaya, en el partido de Pilar.

El escenario estaba listo: la imagen estaba en el lugar indicado, el negro Manuel estaba allí, sólo faltaba el milagro para indicar la voluntad de María.

Imágenes de la Réplica de la Capilla en Zelaya

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¡El Milagro!

A la madrugada siguiente, una clara mañana de inicios de mayo, al intentar proseguir la marcha los bueyes no pueden mover el carro. Los bueyes por más que tiraban no podían moverlo un paso. Admirados de la novedad, los pobladores preguntaron al conductor qué cosa cargaba en la carreta, a lo que respondió que era la misma carga de los días precedentes, y añadió: “Vienen aquí también dos cajones con dos bultos de la Virgen, que traigo recomendados para la Capilla nueva de Sumampa”.

Conversando sobre tan extraña novedad, se supone que el negro Manuel, movido por la gracia de Dios dijo: “Señor, saque del carretón uno de los cajones, y observemos si camina”. Así se hizo, pero en vano. “Cambien los cajones, veamos si hay en esto algún misterio”, replicó Manuel. Los bueyes insinuaron moverse en cuanto se bajó esa caja del carro. Entonces, pensando que todo estaba resuelto, la volvieron a subir. El resultado: el carruaje volvió a quedarse como estacado al piso. Cuando volvieron a bajar la caja, los bueyes se movieron sin dificultad alguna. Dijo entonces el negro Manuel: “Esto indica que la imagen de la Virgen encerrada en este cajón debe quedarse aquí”. Abrieron el cajón y encontraron una bella imagen de la Virgen en su advocación de la Purísima Concepción.

Imagen de la Virgen que continuó hacia Sumampa

De inmediato los arrieros la veneraron y luego, en devota procesión, llevaron la imagen a la casa de la estancia de Rosendo donde sus dueños le levantaron un humilde altar. Desde luego los arrieros entendieron que era una particular disposición del Cielo que la imagen de la Virgen encerrada en tal cajón se quedase en aquel paraje, como en efecto se quedó. La otra imagen prosiguió viaje a su destino en Sumampa, donde se la consagró en la capilla de la estancia de Farías de Saa, en Santiago del Estero.

Desde ese día, en lo más intimo del alma del negrito Manuel se formó una unión firme e indeleble entre su corazón y el Inmaculado Corazón de la Virgen. Dios dispuso entonces consagrar al negro Manuel al culto de la milagrosa imagen dejándolo en casa de Rosendo Oramas, ya que en él se manifestaban señales evidentes de su filial amor, respeto y veneración. El se quedó allí para servirla con prolijidad y esmero.

Como María le dijo al ángel en el día de la anunciación: “Yo soy la esclava del Señor”, así Manuel transformó su real esclavitud en este mundo, en una voluntaria y Divina esclavitud, entregada a la Madre de Dios. Y Ella se sirvió de él para fundar una devoción que cambió los corazones de muchas generaciones de americanos. ¡María presentó ese día el alma del pobre negrito a su Hijo Jesús, para gloria del Cielo todo!

La devoción inicial a María

La familia de Don Rosendo entendió desde un principio lo que ocurría allí, por lo que rápidamente decidieron construir un lugar de veneración de la imagen. La Capilla de la Virgen estaría lista a mediados de 1633 y se abriría a numerosos peregrinos que allí acudían, atraídos por las gracias que la Virgen Santísima dispensaba a sus devotos. Su construcción sería muy rústica y no pasaría de un modesto rancho, con paredes de barro, techo de paja y piso natural de tierra, y por todo lujo un revoque de blanqueo. El pequeño altar tendría una sencillez primitiva y un poco más arriba estaría colocada la Santa Imagen. El lugar era conocido como La Capilla o Ermita de Rosendo. Y Rosendo dedicó al negro Manuel al culto de la imagen, quien cuidaba de la lámpara de la Señora, que incesantemente ardía. Manuel dedicaba su vida al cuidado en el aseo y decencia de su altarcito: él nunca dejaba a su Imagen sin luz ardiente. A Ella había sido donado como esclavo, y él entendía perfectamente lo que importaba tal donación, y se reconocía como verdadero y exclusivo esclavo de la Virgen.

Durante estos primeros años fueron muchos los peregrinos que acudieron al lugar de veneración, atraídos no sólo por el milagro inicial que hizo quedar la imagen allí, sino también por la gran cantidad de curaciones que se daban entre los visitantes. La fama se extendía, haciendo que el lugar quedase incómodo para las romerías que venían desde Buenos Aires a pedir ayuda y orar a María.

El milagro del primer traslado de la imagen

El heredero de la propiedad de Rosendo, deseoso de remediar la necesidad de dar albergue a los peregrinos y que aumentasen los cultos a la Virgen, aceptó vender la misma a una devota dama cordobesa, que pasó a tener un papel fundamental en esta historia: Doña Ana de Matos. En el año 1671 se concretó la compra y traspaso de la Santa Imagen de la Concepción desde su antigua ermita hasta la casa de Doña Ana. Testifica la ilustre dama: “La santa Imagen de la Limpia Concepción haberla adquirido por dinero de mano del Maestro Juan de Oramas”. El administrador de los bienes del difunto Rosendo era Juan de Oramas, heredero de la familia, quien realizó la venta a Doña Ana. Inicialmente se trasladó la imagen dejando al negro Manuel en la estancia de Rosendo, desconociéndose el motivo por el que se separó a Manuel de quien era su ama.

Lo concreto es que cuando Doña Ana fue a buscar a la Virgen a la mañana siguiente al dormitorio de su casa donde la había instalado, se encontró con la sorpresa de que no estaba allí. Desesperada por no poder encontrar a tan preciado tesoro, y luego de revolver cielo y tierra, se dirige desconsolada a la Estancia de Rosendo, donde encuentra la imagen en el viejo altar. Vuelve entonces a llevar la imagen a su casa, y la vigilan con más cuidado esta vez. Y María vuelve a traslocarse milagrosamente, desapareciendo de allí para aparecer a varios kilómetros del lugar, en su antiguo altar otra vez. Doña Ana Matos comprende entonces que algo no agrada a María y decide realizar una procesión formal para trasladar a la imagen. El traslado se cumplió seguramente en las proximidades del 8 de diciembre de 1671, como preparación de una nueva celebración de la fiesta de la Purísima Concepción, y con la presencia del Obispo y el Gobernador.

¡Y esta vez María se quedó en su nueva casa!. Pero probablemente el motivo fue otro: fue que en esta oportunidad se llevó al negro Manuel con Ella, al que nunca se debió separar de Su lado. El traslado de Manuel no fue simple: si bien él no tenía papeles, el Maestro Juan Oramas consideraba que pertenecía a la herencia recibida del difunto Bernabé Filiano, por lo que su familia se negaba a entregarlo. De hecho, Manuel había sido legado como esclavo a una joven integrante de la familia de Rosendo. El pobre negrito se defendía diciendo: “Yo soy de la Virgen, no más. El conductor de las Santas imágenes, Andrea Juan, me dijo varias veces antes de morir, en la casa de Rosendo en Buenos Aires, que yo era de la Virgen, y que no tenía otro amo a quien servir más que a la Virgen Santísima”. Finalmente fue Doña Ana Matos quien, junto a vecinos de la zona, compró a Manuel a la familia Oramas para poder mantener la unión que María tan claramente había ordenado.

La inocente simplicidad de Manuel era tal que algunas veces trataba a la Virgen con mucha familiaridad. Habiéndose ya construido el pequeño oratorio contiguo a la casa de Ana de Matos, y estando ya colocada en su nicho la Imagen, observaba el negro Manuel que algunas noches faltaba Ella del nicho. Y que por la mañana la encontraba en él, pero muchas veces llena de rocío y otras con el manto lleno de abrojos o barro. En estas ocasiones él le decía: “Señora mía, ¿qué necesidad tenéis Vos de salir de casa para remediar cualesquiera necesidad siendo tan poderosa?. ¿Y, cómo Vos sois tan amiga de los pecadores, que salís en busca de ellos, cuando veis que os tratan mal?”

Nacimiento de la Ciudad de Luján

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Por cierto que el nuevo lugar de residencia de la imagen, la casa de Doña Ana de Matos, quedaba en lo que actualmente es la Ciudad de Luján. Pero nada de ello existía en ese momento, ya que la ciudad surgió como resultado directo de la devoción a María allí. Y todo se inicia en el año 1682. El 2 de octubre Doña Ana dona tierras a la Virgen de Luján en estos términos: “Porque tengo mucho amor a la advocación de Nuestra Señora de la Limpia Concepción y a su Santa Imagen hago gracia y donación a dicha Santa Imagen de todo el sitio que necesitare para la construcción de su Capilla, con más una cuadra de sitio en contorno de ella”. Ana de Matos hace la donación con la condición de que dicha Imagen ha de estar perpetuamente en dichas tierras y en caso contrario queda anulada la donación, debiendo ser entregada la Imagen a los herederos, por haberla ella adquirido con su dinero.

Con esta donación Ana de Matos convertía realmente en oficial y pública la Capilla de Nuestra Señora, al pasar al dominio de la Iglesia y a sus autoridades la posesión de ese lugar sagrado, y también con esa entrega daba origen y fundamento a la verdadera fundación de la actual Ciudad de Luján.

El negro Manuel muestra signos de santidad

Uno de los más famosos milagros obrados por la Virgen a través del negro Manuel y seguramente el más celebrado fue la curación del Padre Pedro Montalbo. Sucedió en el año 1684: el Padre Montalbo enfermó gravemente de unos ahogos asmáticos que en poco tiempo lo redujeron a tísico confirmado. Y viéndose él así, afligido fue en un carretón a hacer una novena a la Virgen de Luján en los días de su fiesta patronal. Cuando estaba como a una legua de Luján tuvo un accidente que lo dejó medio muerto, y así llegó a las puertas de la capilla. Salió el negro Manuel y ungiéndole el pecho con el aceite de la lámpara de la Virgen, volvió en sí. Mientras tiernamente lo consolaba, le decía el negrito Manuel: “La Virgen Santísima lo quiere para que sea su Capellán”. Así surgió el primer Capellán de María en Luján.

Con el proyecto de levantar un templo más digno de la veneración que merecía la Virgen, el negro Manuel acumulaba las ofrendas que traían los devotos peregrinos y andaba por las estancias y aun por los pagos distantes, pidiendo limosnas para la construcción del Santuario. A su muerte se le hallaron $14.000 de las limosnas, que los devotos le habían entregado. El negro Manuel, respetado por todos como un patriarca, reunía en la ermita a todos los peregrinos y rezaba junto con ellos el Santo Rosario. Luego, en un lenguaje lleno de humilde simplicidad, daba a entender a los peregrinos que venían atraídos por los favores que obraba la Virgen, que pusiesen toda su confianza en Ella. Que teniéndola por intercesora con su Divino Hijo, seguros alcanzarían las gracias que necesitaran. Y cuando todos se retiraban, el negro Manuel se quedaba orando sólo hasta altas horas de la noche. Manuel continuó con su servicio a María hasta la ancianidad. Hallándose en la última enfermedad dijo un día a los presentes: “Mi Ama, la Santísima Virgen, me ha revelado que he de morir un viernes y que al sábado siguiente me llevará a la Gloria”.

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Y en efecto, así sucedió. Su muerte sucedió en 1686, en el día que había dicho, y se puede creer que se verificó por entero su profecía: su alma bendita fue llevada al Cielo para poder gozar allí de la Virgen María, cuya venerable imagen tanto había amado y cuidado en la tierra. Murió en olor de santidad, por cuyo motivo es tradición que su cuerpo fue sepultado detrás del altar Mayor del Santuario del Capellán Montalbo, descansando a los pies de su Ama.

De este modo el negro Manuel nos reveló, como otras veces, que María se comunicaba con él. No nos debe sorprender este don concedido a su alma, ya que siempre sucede de este modo con quienes aman a Dios hasta el límite.

El es un pilar de la fundación de la Argentina, ya que fue el siervo de la Madre de la Patria. Desconocido por la gente de estos tiempos, su alma nos pide desde el Cielo que tomemos su ejemplo de humildad y sabia esclavitud entregada a la Madre Celestial. La enseñanza que este pobre esclavo nos deja debe ser la fundación sobre la que se construya el renacer de la nueva Argentina: la entrega total a la Madre de Dios, para que Ella interceda por el pueblo ante su Hijo Amado, Jesucristo.

Milagros después de su muerte

La fama de santidad y de gran siervo de Dios que el negro Manuel dejó en su muerte se mantuvo en el tiempo. Cuando Don Juan de Lezica había sido encargado por Doña Ana para la construcción del nuevo templo de Luján, aproximadamente en el año 1757, tuvo problemas por la falta de arena gruesa, de tal modo que la obra se veía retrasada. En esta situación un negro, que sin dudas fue Manuel, se le apareció y le aseguró que a pocos pasos de allí había arena en un campo. La halló Juan de Lezica en el lugar señalado, que jamás nadie había sabido que existiese. El hallazgo se tuvo por milagroso, ya que todos sabían que el negro Manuel no podía estar ajeno a la obra del nuevo Templo.

Donde está la humildad y la rectitud de intención, allí también están la sabiduría y la santidad. Testigo de esta verdad es el negrito Manuel, cuya obra sobrevive siempre atractiva y joven en la historia de Luján. Aprendamos del negro Manuel la materna esclavitud de amor por la que se hace ofrenda de toda nuestra persona y de todos nuestros bienes a María, y por Ella a Jesucristo, aprendiendo a Marianizar toda nuestra vida haciendo todo por María, con María, en María y para María, para ser y hacer todo por Jesús, con Jesús, en Jesús y para Jesús.

Los primeros años de crecimiento de Luján

En 1685 el Padre Montalbo impuso óleo y crisma a varios creyentes en el lugar. Seguramente esto se cumplió en la Capilla de Luján (entonces en construcción), o también en los ranchos del campo. En 1730 se eleva el pedido de que Luján fuese elevada a Parroquia. Se enumeran entonces 114 estancias, cantidad considerable al relacionarla con la lejanía de la Capital. Es un dato más que nos muestra que el culto a Nuestra Señora de Luján congregaba mucha gente en el lugar, verdadero motivo de nacimiento y desarrollo de la ciudad. Finalmente en este importante año de 1730 se crea la Parroquia de Luján. El 8 de diciembre de 1763 se produce el traslado de la imagen al nuevo templo, conocido como Templo de Lezica y Torrezuri.

De este modo creció la devoción a María en Luján, hasta transformarla en el centro de Cristiandad mas importante de la región. Nada detuvo el impulso inicial que la Madre de Dios marcó junto al Río Luján: ¡Quedarse en estas tierras!

Luján: origen indudable de la bandera Argentina

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Mucho se ha dicho sobre el origen de los colores de la bandera Argentina. Se dice que su creador, el General Manuel Belgrano, se inspiró en los colores del cielo para imprimir el azul/celeste y blanco que la caracteriza. Sin embargo, otra es la verdad: los colores de la bandera Argentina fueron tomados de los colores de María de Luján. Lo confirman muchos testimonios escritos, como por ejemplo los textos del historiador Aníbal Rottjer: “El sargento mayor Carlos Belgrano, que desde 1812 era comandante militar de Luján y presidente de su Cabildo, dijo: “Mi hermano tomó los colores de la bandera del manto de la Inmaculada de Luján de quien era ferviente devoto. Y en este sentido se han pronunciado también sus coetáneos, según lo aseveran afamados historiadores”. El mismo autor dice: “Después de implorar el auxilio de la Virgen, y usando como distintivo de reconocimiento los colores de su imagen, por medio de dos cintas anudadas al cuello, una azul y otra banca, y que llaman de la medida de la Virgen, porque cada una de ella medía 40 cm, que era la altura de la imagen de la Virgen de Luján”. O también “al fundarse el Consulado en 1794, quiso Manuel Belgrano que su patrona fuese la Inmaculada Concepción y que, por esta causa, la bandera de la dicha institución constaba de los colores azul y blanco. Al fundar Belgrano en 1812 el pabellón nacional ¿escogería los colores azul y blanco por otras razones distintas de las que tuvo en 1794?”. El Padre Jorge Salvaire no conocía estos detalles y sin embargo afirma que “con indecible emoción cuentan no pocos ancianos que al dar Belgrano a la gloriosa bandera de su Patria los colores blanco y azul celeste, había querido, cediendo a los impulsos de su piedad, obsequiar a la Pura y Limpia Concepción de María, de quien era ardiente devoto”.

Manuel Belgrano, que había concurrido a Luján en 1812 con su ejército a visitar a María y rezar el Rosario allí con sus soldados, ofrece a la Virgen en 1813 dos banderas tomadas al enemigo en la batalla de Salta. El 27 de mayo se leyó en la sesión del Cabildo de Luján el siguiente oficio: “Remito a Usía dos banderas de división, que en la acción del 20 de febrero se arrancaron de las manos de los enemigos, a fin de que se sirva presentarlas a los pies de Nuestra Señora, a nombre del Ejército de mi mando, en el Templo de ésa, para que se haga notorio el reconocimiento en que mis hermanos de armas y yo estamos a los beneficios que el Todopoderoso nos ha dispensado por su mediación; y exciten con su vista la devoción de los fieles para que siga concediéndonos sus gracias. Dios guarde a Usía muchos años. Jujuy, 3 de mayo de 1813. Manuel Belgrano. Al Sr. Presidente, Justicia y Regimiento del Muy Ilustre Cabildo de la Villa de Luján”.

Cumplidos todos los trámites oficiales y notificaciones debidas, las banderas fueron colocadas en función solemne ante la Santísima Virgen de Luján el sábado 1 de julio de 1813.

Luego de conocer estos hechos históricos que nos revelan que la bandera Argentina procede directamente del Manto de la Madre de Dios, debemos comprender que Dios no se aparta de la historia de las naciones. Somos los hombres los que nos apartamos de Dios, pese a Su insistencia en ayudarnos. En este caso, por intercesión de Su amorosa Madre.

Luján, cuna de la Patria Argentina

En mayo de 1818, cuando el general San Martín visitó la villa y el santuario de Luján, venía cubierto con los laureles de la reciente victoria de Maipú, y en viaje de Chile a Buenos Aires con el propósito de obtener recursos para proseguir la campaña del Perú. Con qué alegría debió contemplar allí los gloriosos trofeos de la batalla de Salta, enviados por el general Belgrano desde Jujuy en 1813. En marzo de 1820 visita Manuel Belgrano, ya enfermo, por última vez el Santuario de Luján. El nunca dejó de agradecer a su protectora. Y En el año 1823 vuelve el general José de San Martín a visitar el Santuario de Luján. Había terminado su gigantesca empresa, asegurando la libertad de Chile y el Perú. San Martín, que había consagrado el ejército de los andes a la Virgen María en Mendoza, encuentra también en Luján las raíces que lo impulsan a amar el suelo Argentino.

El Martín Fierro, poema gauchesco que resume la esencia de la verdadera argentinidad, pone en alto la entrega del hombre de las pampas a la Madre de Dios, cuando las cosas no están para nada bien:

Si me salva
la Virgen de este apuro
en adelante le juro,
ser más güeno que una malva.

¿Acaso no estamos hoy en una situación similar a la que el Martín Fierro describe en esta memorable estrofa?. El pueblo Argentino (lo decimos como argentinos que somos) debe buscar en sus raíces Marianas el fruto de humildad y entrega que lo conduzca nuevamente a la senda del bien y del amor filial. Que la Virgen de Luján nos ilumine en este difícil camino que tenemos por delante.

Milagro en Mendoza

lujan 9

En 1832 un malón de 2000 indios se había propuesto llegar a la ciudad de Mendoza. Cuando los indios se encontraban a la orilla del río Mendoza a las dos de la mañana esperando la hora oportuna para atacar, se enfermó la esposa del Juez del lugar. Ante la gravedad del estado de la señora fue necesario buscar a una mujer médica que vivía en la orilla del río. Por este motivo, el gendarme que fue a la casa de la médica vio a los indios y dio parte inmediatamente a su jefe, quien en el acto mandó avisar a todos los vecinos. Muchos huyeron a la Ciudad, pero el resto (principalmente mujeres y niños) se concentraron en la Iglesia del lugar, dedicada a Nuestra Señora de Luján. El pobre vecindario clamó a la compasiva Señora del Cielo y Ella los atendió. Los indios huyeron despavoridos: jamás se supo cuál fue la causa de su fuga. Lo cierto es que desapareció el peligro y el pueblo reconoció en su Patrona a la autora del prodigio y salió del templo confesando a voces, entre lágrimas y sollozos, que “la Virgen de Luján los había salvado”. La Virgen había salvado en esta ocasión a la incipiente Villa que se formaba alrededor de su Capilla y también de manera tan oportuna a la ciudad capital de Mendoza.

El impulso del Padre Jorge Salvaire

Un sacerdote francés, el Padre Salvaire, fue impulsor incansable del Santuario de Luján, a tal punto que la Basílica actual es conocida como la Basílica de Salvaire. ¿Que lo impulsó a tan grande obra?. Un milagro de María, ni más ni menos.

Sucedió a fines de 1875, cuando Salvaire tenía 28 años. Este es un relato de época: “Era en el sur de la provincia de Buenos Aires. Los indios recorrían todavía como dueños la Pampa estéril. El alba alumbraba tristemente una toldería escondida en el fondo de una de las ondulaciones de la inmensa llanura. En el campamento, la noche había sido una larga orgía, preludio de la ejecución de un prisionero. La víctima, que era un modesto sacerdote francés, había pasado la noche en oración. Cuando el día amaneció, la chusma, aquella hez de las tolderías, vino a insultar los últimos momentos del condenado. En primera línea una banda de viejas arpías se distinguían por su violencia, la crudeza de sus injurias, y en medio de sus imprecaciones excitaban a los guerreros a horadar con sus lanzas aquel perro cristiano. El joven sacerdote, de rodillas, oraba. No desesperaba. En los momentos que todo parece perdido, el hombre encuentra siempre en un rincón del corazón un rayo de esperanza. Muy débil era este rayo en el prisionero, pero la fe lo animaba.

Las vociferaciones de la chusma aumentaban a cada momento. La hora suprema había llegado. Él lo comprendió. Echó una mirada hacia el pasado que se le apareció en cuadros llenos de amargura a causa de su mismo encanto. Volvió a ver a Francia, a su aldea, a su viejo padre enorgullecido por su elevación al sacerdocio y llorando por su partida. Recorrió durante algunos momentos sus últimas etapas a través del nuevo país que él había venido a evangelizar. Su espíritu se detuvo admirado al pensar en la última plegaria que había dirigido al pie de los altares en una modesta Capilla dedicada a la Madre de Dios. Era apenas la víspera, en que había visitado el Santuario de Luján. Rezaba allí con fervor por el buen éxito de su viaje. Vuelve a hallar este fervor en el medio del peligro y dirigiéndose a la Consoladora de los afligidos hizo el voto, si Ella alejara de él el martirio inútil que le amenazaba, de propagar su culto y de consagrar su vida a transformar en un templo digno de Ella el modesto oratorio en donde se había arrodillado.

¿Por qué la rabia de los indios se había desencadenado contra este misionero de paz? Una espantosa plaga, la viruela, azotaba la tribu y esa gente acusaba al sacerdote de haber traído el mal. Era menester matarlo y arrojar sus cenizas al viento a fin de conjurar el maleficio. Los gritos, la carrera loca de los jinetes había cesado. Sacaron la suerte y los cuatro guerreros designados para horadar a la víctima con sus lanzas subieron pronto a caballo. Los pusieron luego en movimiento en un círculo que debía ir poco a poco estrechándose, hasta que pudiesen golpear al condenado. En aquel momento, un joven indio llegaba al campamento. Se acercó al sacerdote, lo miró con un movimiento rápido, arrojándole su poncho sobre la cabeza le gritó: Cúbrete, cristiano, y no vayas a morir de miedo.

El sacerdote repetía casi maquinalmente su voto: ¡Salvadme, Santa Madre!. Si por vuestra gracia todopoderosa escapo de la muerte, mi vida será consagrada a levantar vuestro Santuario y propagar el culto de vuestro bendito Nombre. El poncho había caído sobre él y su pesado tejido grueso le pareció una coraza que venía a protegerlo. La hendidura del pocho se hallaba precisamente sobre su cara, la entreabrió a fin de respirar y apercibió a los guerreros terriblemente excitados continuando su carrera furibundos. Pero más allá frente al Cacique, estaba un joven de grande estatura que le hablaba. Sus ademanes elocuentes como los de todos los guerreros pampeanos indicaban que él abogaba calurosamente. El Cacique dio una señal. El galope cesó. El joven se acercó al misionero y quitándole el poncho le dijo: Levántate, hermano, estás salvado.

El padre Salvaire, a quien desde entonces llamaron familiarmente el padre Salvado, reconoció al indio que había intercedido por él y que era el hijo del Cacique. Ese joven, tiempo antes había sido preso por las tropas nacionales y debía ser fusilado cuando el padre Salvaire obtuvo su perdón. El joven acababa de pagar su deuda de agradecimiento”.

El Padre Salvaire dedicó a partir de entonces su vida a promover en Argentina y en el Vaticano la obra de María en Luján. Y como era un historiador, publicó en 1885 su “Historia de Nuestra Señora de Luján, su Origen, su Santuario, Su Villa, sus milagros y su culto”. Su obra alcanzó enorme prestigio, de tal modo que Luján alcanzó desde entonces tanta fama que cruzó las fronteras y fue conocida la historia de la Virgen Bendita del Plata en todo el mundo católico.

El Beato Luis Orione en Luján

El 16 de noviembre de 1921 visita por primera vez el Santuario y reza allí la Santa Misa Don Luis Orione, fundador de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, y hoy elevado a Beato por Juan Pablo II. Pocas semanas antes de esta fecha Monseñor Maurilio Silvani había rogado su presencia en el País, y Don Orione aceptando la invitación escribía:

“Estaré presente en la peregrinación a Luján. Allí, a los pies de la Virgen, comenzará la misión de los Hijos de la Divina Providencia en la Argentina”.

Don Orione en las visitas que hizo a nuestro país visitó varias veces el Santuario. El 11 de noviembre de 1934 predicó en la gran peregrinación italiana, y el 13 de abril de 1935 celebró ante la Santísima Virgen de Luján el 40º aniversario de su ordenación sacerdotal.

Don Orione ha sido especial para la Argentina, no sólo por sus visitas, sino también porque dejó un legado de caridad y amor que perdura.

Juan Pablo II y la Virgen de Luján

El viernes 13 de noviembre de 1998 el Santo Padre Juan Pablo II acudió a la iglesia nacional argentina en Roma, dedicada a la Virgen de los Dolores, con ocasión de la entronización de la imagen de Nuestra Señora de Luján. La imagen había sido bendecida por él mismo el 11 de noviembre de 1995 durante la última visita ad limina del Episcopado argentino. La imagen de la Virgen fue llevada en procesión desde el altar a través de la nave central, hasta la capilla donde ha quedado expuesta a la veneración de los fieles. En la homilía, el Santo Padre dijo:

“Virgen de Luján, cuida al pueblo argentino, sosténlo en la defensa de la vida, consuélalo en la tribulación, acompáñalo en la alegría y ayúdalo siempre a elevar la mirada al cielo, donde los colores de su bandera se confunden con los colores de tu manto inmaculado”.

¿Cómo es la imagen de la Virgen de Luján?

Virgen de Luján

El sabio misionero Jorge María Salvaire realiza una minuciosa descripción que data de 1885: “La imagen de Nuestra Señora de Luján es pequeña en altura: mide unos cuarenta centímetros de alto. Sus facciones son menudas, pero bien proporcionadas. El rostro es óvalo. El semblante modesto, grave y al mismo tiempo dulcemente risueño, conciliando a la vez benevolencia con su irresistible atractivo, y respeto con majestad de Reina y gran Señora. La frente es espaciosa; los ojos grandes, claros y azules; la cejas negras y arqueadas; la nariz algo aguileña, la boca pequeña y recogida, los labios iguales y encarnados cual rosa, las mejillas sonrosadas. Mira un tanto hacia la derecha. El color del rostro aunque muy agraciado, es un tanto amorenado. Tiene sus delicadas manos, asimismo bien formadas, juntas y arrimadas al pecho, en ademán o movimiento de quien humildemente ora. El ropaje de la talla se compone de un manto de color azul, hoy muy amortiguado, sembrado de estrellas blancas; debajo de dicho manto aparece una túnica de color encarnado, aunque en el día igualmente muy amortiguado. Los pies de la Santa Imagen descansan sobre unas nubes, desde las cuales emerge la media luna, que tradicionalmente se pone debajo de las plantas de la Virgen Inmaculada, y luego como jugueteando inocentemente entre aquellas nubes, descuellan cuatro graciosas cabecitas de querubines, con sus pequeñas alas desplegadas de color ígneo. Finalmente, diremos que la materia con que ha sido fabricada la Santa Imagen es de arcilla cocida. En resumidas cuentas, no es, debemos confesarlo, la antigua Imagen de nuestra Señora de Luján, una obra de arte; en cuanto a la materia, nada apreciable es, y por lo que mira a la hechura, no se puede, a la verdad , mentar entre las Imágenes notables. Preciosa es empero, sobre toda ponderación, por los innumerables y admirables portentos que, por su intercesión, obró incesantemente la divina misericordia, por los piadosos recuerdos que su sola vista despierta, y por la veneración tan entrañable que le profesaron nuestros padres.”

Es de hacer notar que esta descripción corresponde a la estatuilla original. La misma ha sido cubierta con gran cantidad de vestimentas y ornamentos, que configuran la imagen que conocemos popularmente. Se ha vestido a la humilde María de terracota, para darle un aspecto de Reina, aunque Ella en lo profundo sigue siendo la misma hermosa y humilde mujer de Galilea.

Del milagro inicial a la Basílica de Luján

En el año 1677 un fraile carmelita llamado Juan de la Concepción, cumpliendo el deseo de la señora Ana de Matos, mandó edificar una nueva capilla en los terrenos cedidos por la señora. Más tarde, se hizo un nuevo templo en 1754, y finalmente se construyó una solemne basílica, cuyas obras duraron desde el año 1887 al 1930. Cada lugar donde estuvo la Virgen tuvo un nombre como denominación: a la primera ermita se le llamó “la ermita de Rosendo” (la estancia donde se produjo el milagro); a la segunda, “la capilla de Montalbo” (por el nombre del primer Párroco); a la tercera, “el templo de Lezica” (quien fue protagonista del milagro de la arena); y a la última, “la basílica de Salvaire” (por el Padre francés Jorge Salvaire), siendo éste último uno de los templos católicos más grandes y fastuosos de la América Hispana. La corona de la Virgen de Luján lleva tres escudos de las tres repúblicas del Plata (Argentina, Uruguay y Paraguay) y de la madre patria, en memoria de los dos siglos de protección que España le dio a este santuario.

La Virgen de Luján Patrona de la Argentina, Uruguay y Paraguay

El 5 de octubre de 1930 dio comienzo la Gran Semana del tricentenario del milagro de Luján y en este día se juró a María de Luján por Patrona de las tres Repúblicas hermanas: Argentina, Uruguay y Paraguay. El Papa Pío XI decretó su Patronazgo el 8 de septiembre, y allí se hallaban presentes casi todos los Obispos de Argentina, Montevideo y Asunción. Finalmente el 6 de octubre se consagró el Santuario de Nuestra Señora, y el 8 de diciembre se la declaró Basílica por gracia del Santo Padre, quedando legitimado el título de Basílica, que el aura popular se había adelantado a darle desde mucho tiempo atrás. Los milagros que se describen de esta advocación Mariana son imposibles de enumerar, y la devoción y el cariño que siente el pueblo argentino por su patrona es incalculable. La basílica ha sido visitada por Papas, reyes y gobernantes de todo el mundo.

El pueblo Argentino peregrina cada año a Luján en multitudes, reza, pide gracias, no olvida a su Patrona. María, desde allí, se enarbola como la insignia que marca el camino a Jesús en el sur de América. Su Presencia centenaria ilumina el deseo de Dios, la Voluntad Divina. María nos llama desde Luján, nos busca, nos coloca bajo Su Manto.

Quizás son tiempos de volver aún más a las fuentes y pedir una vez más que María, desde Luján,

SALVE AL PUEBLO ARGENTINO


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“Mama Antula”, Santa argentina https://www.reinadelcielo.org/mama-antula-beata-argentina/ Sun, 11 Feb 2024 07:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=7826

¿Quién es aquella mujer alta que vestida con el hábito negro de los jesuitas y apoyada en una cruz a manera de báculo, viene caminando descalza los mil cuatrocientos kilómetros que separan a Santiago del Estero de Buenos Aires, atrae multitudes para ejercicios espirituales y hasta hace cambiar de opinión a obispos y virreyes?

Canonizada el día 11 de febrero de 2024, por el Papa Francisco.

Es María Antonia de Paz y Figueroa, descendiente de una familia de conquistadores y gobernantes, hija del alcalde de Santiago del Estero. Es María Antonia del Señor San José para sus hermanas en religión; la “Amita Santa” para el esclavo; la “Señora Beata” para las lavanderas; Mama Antula, para los indígenas —como llaman en Quichua a las Antonias—. Es una de las principales protagonistas del siglo XVIII que transforma la sociedad de su tiempo. Tal vez, en el momento que vivió María Antonia, no había en toda la Iglesia una mujer tan extraordinaria. La admiraban en todas partes y le pedían que fuese a Roma y también a Francia para predicar ejercicios espirituales. Le llegaban miles de cartas pidiéndole todo tipo de consejos espirituales. Eran muchos los que habían descubierto en ella algo nuevo, una personalidad fuera de lo común. Se trata de la “mujer criolla”, una figura nueva en la historia, que empieza justamente a realizarse en las colonias de América. Es una mujer de temperamento criollo, extraordinaria por sus obras y escritos.

Consagrada a Dios

Nace en 1730 en Santiago del Estero, capital entonces de la intendencia de San Miguel de Tucumán, en el virreinato del Río de la Plata. Su niñez transcurrió jugando con sus hermanas y con los hijos de los nativos que integraban la encomienda indígena de su padre. Recibió una esmerada educación, poco frecuente por entonces. Siendo adolescente, su familia se estableció en la ciudad y allí la joven comenzó a visitar la iglesia de los jesuitas, con quienes colaboró en la preparación de los ejercicios espirituales que ellos impartían.

María Antonia no se queda lamentando el derrumbe de la obra jesuítica, sino que inicia una segunda evangelización, organizando los ejercicios espirituales al modo de San Ignacio.

A los 15 años decide consagrarse a Dios, bajo la forma de lo que entonces se llamaban “beatas” —hoy conocidas como “laicas consagradas”—. Las beatas vivían en comunidad, sin votos de clausura, colaborando con las tareas de los jesuitas. A partir de entonces, su función fue enseñar el catecismo a los niños, coser, bordar, repartir limosnas y cuidar a los enfermos. Prácticas benéficas que le permitían desarrollar nuevos roles, que la ponían en contacto con otros sujetos sociales, incluidos los provenientes de sectores populares, y salir de la esfera doméstica a la que estaban relegadas las mujeres por entonces. En el ejercicio del apostolado que ella había elegido por vocación primaba el amor, la paciencia y la entrega.

Continúa la tarea de los jesuitas

Mama Antula 2

En 1767, ante la polémica decisión de Carlos III de expulsar a los jesuitas de todos los reinos españoles —también de América—, y la siguiente supresión de la Compañía de Jesús por parte del papa Clemente XIV, María Antonia, que por entonces tenía 37 años, no se queda lamentando el derrumbe de una obra tan colosal como eran las reducciones, sino que pone manos a la obra. Inicia la segunda evangelización de nuestro territorio mediante una catequesis que va más allá de la “instrucción” religiosa, y está orientada a la conversión de los corazones, de donde procederá la conversión de la sociedad. Así decide continuar con la obra de los jesuitas, organiza los ejercicios espirituales al modo de San Ignacio, primero en su ciudad natal y, poco a poco, empieza a caminar los polvorientos caminos del campo santiagueño. Luego, con el permiso del obispo de Tucumán, decidió extenderlos por los pueblos del noroeste argentino. Así recorrió las provincias de Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca y La Rioja. En 1777 pasó a Córdoba, donde continuó con los ejercicios en la antigua iglesia jesuita.

Recorrió a pie y a veces en un carretón gran parte del territorio argentino, integrando en Cristo a los pueblos originarios, los gauchos, los negros y los sectores más humildes de la sociedad.

Dos años más tarde recorre a pie con las beatas más de mil cuatrocientos kilómetros, llenos de todos los peligros imaginables, para llegar a Buenos Aires. Allí, tanto el obispo como el virrey se mostraron en un principio recelosos de estas mujeres, calificadas por algunos como locas o brujas. Sin embargo tras nueve meses de espera, el obispo terminó aceptando su petición, y en agosto de 1780 se abrieron los ejercicios ignacianos en Buenos Aires. De allí los lleva a Colonia y Montevideo, al otro lado del Río de la Plata. Al retornar a Buenos Aires, tres años después, se empeña en la construcción del que hoy es uno de los edificios más antiguos de la ciudad, la Santa Casa de Ejercicios Espirituales, ubicada en la esquina de Independencia y 9 de Julio.

Recorre el país predicando

Recorrió a pie, y a veces en un carretón, gran parte del territorio argentino, integrando en Cristo a los pueblos originarios —hablaba el quichua—, los gauchos, los negros y los sectores más humildes de la sociedad. A los ejercicios que ella organizaba concurrían tanto hombres como mujeres, sin distinción de clases sociales, participando unos y otras con sus criados y sirvientas. Se estima en más de setenta mil las personas que se beneficiaron de los retiros que impartía, cuando la población cristiana no llegaría al medio millón de personas; entre ellas, figuras tan destacadas como Liniers, Saavedra, Belgrano, Castelli, Moreno, Rivadavia, Rosas, Alberdi, Mitre y muchos más.

María Antonia consiguió dignificar el papel de la mujer, ya que supo relacionarse con el poder político y religioso, papel que hasta entonces sólo desempeñaban los hombres.

Conocedores de la obra de María Antonia por el epistolario, que mantenía con los sacerdotes expulsados, los jesuitas hicieron traducir sus cartas a diversos idiomas. Y en 1791 difundieron su labor a través del librito biográfico anónimo titulado Estandarte de la mujer fuerte en nuestros días. Su fama trascendió el virreinato para expandirse por Europa y Asia.

Se atribuyen a María Antonia muchos hechos prodigiosos realizados en vida, como la multiplicación de la comida o la transformación del pan en fruta. Ella introduce en el país la devoción al Niño Jesús y a San Cayetano. Por su acción queda restablecida la fiesta de San Ignacio, que había sido suprimida en cumplimiento de las ordenanzas reales. Y también dejó sentadas las bases de lo que fue, más adelante, la congregación de Hijas del Divino Salvador. Es la madre espiritual del “cura Brochero”.

El 7 marzo 1799, a los 69 años, muere María Antonia, precisamente en la casa de ejercicios espirituales. Sus restos descansan en la Basílica de Nuestra Señora de la Piedad, en Buenos Aires.

Mama Antula me dejó pensando…

Mama Antula 3

1. El papel de las mujeres argentinas en el siglo XVIII, inmersas en una sociedad patriarcal, era sin dudas de un rol subordinado. No podían tomar decisiones por sí mismas, ya que eran los hombres —padres, esposos o hermanos mayores— los que lo hacían por ellas. Los espacios de sociabilidad de las mujeres eran reducidos: el hogar, las reuniones familiares, la concurrencia a la Iglesia. La educación estaba restringida a unas pocas de ellas. María Antonia, sin embargo, consiguió dignificar el papel de la mujer, ya que supo relacionarse con el poder político y religioso, papel que hasta entonces sólo desempeñaban los hombres, sin dejar de lado los rasgos femeninos que la sociedad de la época le asignaba a las mujeres. Los roles que las beatas desempeñaron fueron una prolongación de los tradicionales pero, además, tuvieron que aprender otros, nuevos para las mujeres de entonces, como aquellos relacionados con aspectos legales y contables. Sin lugar a dudas, desde una perspectiva histórica, María Antonia contribuyó a consolidar el papel de la mujer como sujeto social.

2. A la tierra que nos vio nacer o elegimos venir, y cobijó desde entonces nuestros pasos, usualmente la llamamos patria, vocablo que viene del latín patris (padre). La patria, tierra de los antepasados, “tierra de nuestros padres”. Cabe tomarse en serio el lenguaje, porque no se trata solamente de una herramienta de intercomunicación. Desde ahí la propuesta de utilizar la palabra “matria”. Es un concepto utilizado con frecuencia por pueblos indígenas de América, como los mapuches, aymaras o quechuas, aunque también ha sido utilizado por escritoras como Virginia Woolf, Isabel Allende y Julia Kristeva, y por escritores como Miguel de Unamuno, Edgar Morin y Jorge Luis Borges. En la Antigüedad clásica, “matria” hacía referencia a la propia tierra del nacimiento y del sentimiento. En ocasión de celebrar este año el Bicentenario de la Declaración de la Independencia argentina, podemos ampliar el concepto de patria sumándole el de “matria”, es decir, “tierra de nuestras madres”; tierra sagrada, de ternura y valentía, que fecundó la sangre y que engrandeció el dolor igual que la alegría. “Matria” es una restitución de lo femenino en el concepto de patria para recuperar la relación de la Nación como ese “lugar materno” que acoge a sus hijos. Y en una larga enumeración de madres que nos parieron como Nación, la vemos que descalza llega caminando a María Antonia de Paz y Figueroa, conocida por todos como Mama Antula.

3. Para nosotros, recibir esta bendita casa construida con los gozos y las angustias de nuestros padres y madres es un don y una tarea: es herencia que nos compromete a transformar este país en una “fratria”, es decir, “tierra de hermanos”, donde la identidad compartida sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común. Mama Antula, virgen consagrada a Dios y mujer del pueblo que has parido la Argentina, a partir del 27 de agosto beata de la Iglesia católica, ruega por nosotros. Amén.

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Fuente: Boletín Salesiano
Autor: Marcos Aguirre, sdb


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El Cura Brochero, santo https://www.reinadelcielo.org/el-cura-brochero-santo/ Fri, 10 Mar 2023 11:19:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=8013 Canonizado el 19 de octubre de 2016]]> José Gabriel del Rosario Brochero nació el 16 de marzo de 1840 en Santa Rosa de Río Primero, Córdoba. Entró al Seminario Mayor de Córdoba “Nuestra Señora de Loreto”, el 5 de marzo de 1856, cuando tenía 16 años.

Un amigo suyo escribió: “Muchas veces le he oído contar [a Brochero] que la constante preocupación de su juventud fue el sacerdocio… No sabía qué vocación seguir: la laical o la sacerdotal… Su espíritu fluctuaba y su corazón sufría con esta indecisión. Un día, dominado por esta preocupación, asistió a un sermón en que se bosquejaron las exigencias y sacrificios de una y otra… y apenas concluyó de escucharlo, la duda ya no atormentaba su alma, y ser sacerdote era para él una resolución inquebrantable”
(Ramón Cárcano, José Gabriel Brochero, en: Periódico Los Principios, Córdoba, 30 de enero de 1916).

Es ordenado presbítero el 4 de noviembre de 1866 por el Obispo Vicente Ramírez de Arellano. El 10 de diciembre del mismo año celebra su primera misa en la capilla del Colegio Seminario “Nuestra Señora de Loreto”, cuando ésta se encontraba en la casa detrás de la Catedral, donde hoy se encuentra la Plazoleta del Fundador.

Cura Brochero sobre la mula

En diciembre de 1869 asume el Curato de San Alberto, siendo San Pedro la villa que hacía de cabecera en aquel departamento. Por aquel tiempo el extenso Curato de San Alberto (de 4.336 kilómetros cuadrados) contaba con poco más de 10.000 habitantes que vivían en lugares distantes sin caminos y sin escuelas, desperdigados por las Sierras Grandes de más de 2.000 metros de altura. Era triste el estado moral y la indigencia material de la gente. El corazón apostólico de Brochero no se desanima, sino que desde ese momento dedicará su vida toda no sólo a llevar el Evangelio sino a educar y promocionar a sus habitantes.

Al año siguiente de llegar, comenzó a llevar a hombres y mujeres a Córdoba, para hacer los Ejercicios Espirituales recorriendo unos 200 kilómetros cruzando las sierras. Dicha travesía requería tres días a lomo de mula y las caravanas muchas veces superaban las quinientas personas. Más de una vez fueron sorprendidos por fuertes tormentas de nieve. Al regresar, luego de nueve días de silencio, oración y penitencia sus feligreses iban cambiando de vida, siguiendo el Evangelio y buscando el desarrollo económico de la zona.

En 1875, con la ayuda de sus feligreses, comenzó la construcción de la Casa de Ejercicios de la entonces Villa del Transito (localidad que hoy lleva su nombre). Fue inaugurada en 1877 con tandas que superaron las 700 personas, pasando por la misma, durante el ministerio parroquial del Siervo de Dios, más 40.000 personas. También construyó la casa para las religiosas, el Colegio de niñas y la residencia para los sacerdotes.

Estampa Cura Brochero

Con sus feligreses construyó más de 200 kilómetros de caminos y varias iglesias, fundó pueblos y se preocupó por la educación de todos. Solicitó ante las autoridades y obtuvo mensajerías, oficinas de correo y estafetas telegráficas. Proyectó el ramal ferroviario que atravesaría el Valle de Traslasierra uniendo Villa Dolores y Soto para sacar a sus queridos serranos de la pobreza en que se encuentran, “abandonados de todos pero no por Dios”, como solía repetir.

Un sacerdote que vivió una verdadera pasión por el evangelio que testimonió y transmitió en medio de una considerable transformación cultural en nuestro país después de los acontecimientos de la organización nacional. Sin ingenuidad, pero también sin ceder a lamentos o enfrentamientos estériles se dedicó con empeño y con espíritu constructivo a la maravillosa tarea de la evangelización. De su pasión por el evangelio brotaba también su pasión por sus hermanos y el deseo de brindarles las condiciones de una vida digna. Por eso trabajó incansablemente por levantar templos o capillas, la casa de ejercicios espirituales en la Villa del Tránsito, escuelas y otras obras que aseguraran a todos una existencia que mereciera el título de humana y cristiana.”
(Mons. Carlos Ñáñez, homilía Misa Crismal 1º de abril de 2010).

Pocos días después de su muerte, el diario católico de Córdoba escribe: “Es sabido que el Cura Brochero contrajo la enfermedad que lo ha llevado a la tumba, porque visitaba largo y hasta abrazaba a un leproso abandonado por ahí”. Debido a su enfermedad, renunció al Curato, viviendo unos años con sus hermanas en su pueblo natal. Pero respondiendo a la solicitud de sus antiguos feligreses, regresó a su casa de Villa del Transito, muriendo leproso y ciego el 26 de enero de 1914.

José Gabriel del Rosario Brochero, “El Cura Brochero” canonizado el 19 de octubre de 2016 por el Papa Francisco.

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Fuente: Catholic.net


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Los milagros de la Virgen de Bonaira https://www.reinadelcielo.org/los-milagros-de-la-virgen-de-bonaira/ Thu, 19 Jan 2023 20:11:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=26986 ]]> Las cosas de la vida me llevaron a vivir en Corso Buenos Aires, que es la capital de Argentina y sede de Bergoglio antes de Roma.

«Aire» es masculino. Y «viento» también. Los conquistadores, al desembarcar en el siglo XVI, bautizaron la zona con el nombre de Nuestra Señora de los Buenos Aires, no por estar empujados, precisamente, por vientos favorables, sino porque, siendo dueños también de Cerdeña, eran devotos de su Patrona, la Madonna de Bonaria (que significa lo mismo). También dediqué un episodio al estrecho vínculo que existe entre sardos y españoles, como ya saben los aficionados a KattolicoGiulio Dante Guerra dedicó un extenso artículo (que nadie ha podido superar) a Nuestra Señora de Bonaria en la revista Cristianitàallá por 1984. Me ha servido de inspiración para contar la intrigante historia.

El cese de la tormenta

Estamos el siglo XIV y son los tiempos de las guerras entre pisanos y aragoneses; los primeros poseían Cagliari, los segundos le contraponían Villa de Bonayra. Una vez derrotados los pisanos, de Villa solo quedaba la iglesia confiada a los mercedarios (orden española fundada para rescatar a los esclavos cristianos en manos islámicas).

El 25 de marzo de 1370 (nótese el día [la Anunciación]), un mercante español se topó con una tormenta. Arrojó su carga por la borda para aligerar el barco. Toda la carga se hundió, excepto una caja con el escudo mercedario: la caja tocó el agua y la tormenta cesó. Los marineros intentaron recuperarla, pero se les escapó y acabó en la playa.

Al desembarcar, nadie conseguía moverla; era imposible. Un niño llamó a los mercedarios, ya que al parecer la caja era suya. Llegaron dos de ellos y, sin esfuerzo, la levantaron. Entonces todos, asombrados, quisieron ver lo que había dentro. La abrieron y encontraron una imagen de la Virgen con el Niño. ¡Con una vela encendida en la mano! La llevaron de inmediato a la iglesia y después de una serie de milagros se convirtió en patrona, sobre todo, de los marineros. Los ex-votos se acumularon. Había maquetas de barcos que habían escapado de las olas o de los piratas, armas, balas de cañón, cadenas de esclavos liberados.

Imagen de la Virgen de Bonaira, con el Niño y la vela en la mano.

Incluso un «barquito» de marfil con jarcia de plata, regalo de una dama desconocida del siglo XV. Estaba colgado por el mástil, frente al altar y si lo hacían rotar volvía a su posición anterior. Además variaba según los vientosque soplaban en el Golfo de Cagliari: quienes se aventuraban en el mar sin tener esto en cuenta, siempre terminaban teniendo graves problemas.

En 1624, el general de los mercedarios tuvo que prohibir lo que para entonces se había convertido en un ritual lúdico y supersticioso. Finalmente, el objeto fue trasladado. Lo grandioso es que, antes de que la estatua llegara allí de forma prodigiosa, había otra imagen de la Virgen, también milagrosa, en el altar de la iglesia de Villa Bonayra. Era una Virgen bizantina con el Niño. Un soldado aragonés, presa del vicio del juego, hizo con ella una especie de pacto: «Si gano, vamos a medias, pero si pierdo, ¡pobre de ti!».

Por supuesto perdió y lo perdió todo, incluso su daga. Pero antes de entregársela al vencedor, quiso cumplir su infame promesa: entró en la iglesia y apuñaló furiosamente a la Virgen en el cuello. Y del punto golpeado brotó tanta sangre que manchó el uniforme del blasfemo, que fue detenido inmediatamente. El puñal permaneció colgado junto al altar de la que hoy todos llaman «Nuestra Señora del Milagro» hasta la llegada, en 1370, de la imagen que conocemos ahora. Esta última fue colocada en la capilla de la derecha. Pero al día siguiente apareció en el altar mayor y Nuestra Señora del Milagro, en la capilla.

Rechazo de los barcos jacobinos

Intentaron volver a colocarlas varias veces, pero siempre las encontraban intercambiadas. A pesar de la buena guardia. Así que se rindieron ante otro prodigio y dejaron las dos imágenes donde querían estar.

Había tantos peregrinos que en el siglo XVIII se decidió construir una iglesia más grande. Pero intervino la Guerra de Sucesión española y en 1720 Cerdeña pasó (desgraciadamente, como hemos visto en el episodio dedicado a la Cerdeña hispana) a manos de los Saboya. Las obras comenzaron de nuevo, aunque de forma menos grandiosa. Pero no acabó allí la cosa.

En 1793, los barcos jacobinos aparecieron frente a Cagliari y comenzaron a disparar con cañones. Los sardos quitaron el velo que estaba ante la Virgen de Bonaria, lo izaron como bandera y expulsaron al enemigo.

Después llegó Napoleón, que se apoderó de Italia continental pero nunca llegó a pisar Cerdeña. María Cristina de Saboya, hija del rey Víctor Manuel I, nació en 1812 en Cagliari. Llegó a ser Reina de las Dos Sicilias, murió en Nápoles en olor de santidad y hoy es beata. Pero la revolución nunca duerme, y en 1832 los liberales consiguieron hacerse con el dinero que la fe popular había destinado al santuario y lo desviaron hacia obras que consideraban «más útiles». En 1866, la Italia unida, tras la supresión de las instituciones «inútiles», ordenó a los mercedarios que desalojaran y entregaran la iglesia al Estado. Solo la furiosa reacción popular de los sardos consiguió salvar al menos la iglesia, mientras que el antiguo convento fue alquilado a un posadero.

La devoción de los sardos a su patrona ha frustrado todos los intentos de manipulación a lo largo de la historia.

En 1869, las autoridades «laicas» intentaron actuar a hurtadillas: se apoderaron de todos los ornamentos preciosos de la iglesia y se los llevaron a la capital italiana, que entonces era Florencia. Pero no contaron con el capitán del barco(que por su terquedad debía de ser sardo): no quería embarcar nada sin un albarán y una estimación del valor del contenido. Lo cual frustraría la operación.

«Herencia y dominio de María»

Fue necesaria una petición popular para que los bienes sustraídos volvieran a su lugar legítimo. Y en 1870, dos coronas de oro, bendecidas por el beato Pío IX, fueron colocadas sobre la cabeza de la Virgen de Bonaria.

Los acontecimientos posteriores impusieron continuos parones en las famosas obras de la nueva iglesia, que no se terminó hasta 1926. Tras la última guerra, el papa Pío XII llamó a Cerdeña «herencia y dominio de María». En1970, Pablo VI fue a celebrar el sexto centenario de Bonaria, donde acogido por una gran multitud. Pero también por las pedradas de un pequeño grupo de ultracomunistas, signo de los tiempos. ¿Acabó así la historia? Quién sabe.

En 1937, frente a la playa de San Vero Milis (Oristano), se encontró una estatua de madera flotando, una Virgen con el Niño. Las marcas de quemaduras indicaban que procedía de España, donde la guerra civil hacía estragos. Una iglesia incendiada y una estatua arrojada al mar.

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Fuente: Cari Filii
Traducido por Verbum Caro.


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Dios siempre está esperando https://www.reinadelcielo.org/dios-siempre-esta-esperando/ Fri, 14 May 2021 18:18:11 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=25683 ]]>

El P. Daniel nos deja el siguiente testimonio que nos ayudará a reflexionar acerca de nuestra lucha por llegar a Dios…

Hace muchos años estaba en una parroquia del conurbano, parroquia de Cobunco. Allí confesaba largas horas todos los domingos. Además tenía unos amigos por ahí cerquita, en el décimo piso de un edificio. Cada vez que iba a visitarlos me encontraba con el portero del edificio. Vaya a saber por qué extraña razón siempre que me veía me trataba mal. Tal vez habrá tenido alguna mala experiencia con algún cura. No lo sé; pero el caso es que siempre que llegaba y estaba él, murmuraba cosas, me apagaba la luz del palier, me decía que el ascensor no andaba y otras cosas que siempre me producían cierto fastidio.

Como de costumbre, cierto domingo de verano, después de haber soportado el calor y el cansancio de la jornada, fui a cenar a lo de mis amigos del décimo piso del edificio y, como era de esperar, allí estaba el portero. Mientras llegaba me preguntaba “¿con qué historia se saldría hoy?”.

Ciertamente ese no era mi día… ¡Y, dicho y hecho! Cuando llego, ¡allí estaba! No sé qué cosa me dijo. Se ve que ya se venía preparando y, palabra va y palabra viene, el diálogo se tornó exageradamente tenso y, tanto fue así, que llegamos a los gritos! Para no seguir provocando escándalo, dejé de gritar y subí raudamente donde mis amigos, y así, enojado como estaba empecé a decir, mientras entraba: “¡No vengo más a tu casa! ¡Tu portero siempre me tiene que decir algo! ¡No lo soporto más!”. Mientras mi amigo me escuchaba sorprendido, y me hacía sentar, uno de sus hijos me trae un vaso de agua.
Después de haberme calmado, mi amigo me pregunta: “Decime, Daniel, ¿A quién venís a visitar en el edificio; a mi esposa, a mis chicos y yo, o al portero del edificio?” Y yo le contesté: “Obviamente que a Ustedes!” Entonces, me dijo mi amigo, “Ni una palabra más!”.

En el edificio de la Iglesia siempre está el amigo esperando, y ese amigo es Dios, nuestro Señor. Y, afortunadamente, en el edificio de la Iglesia, no hay una sola puerta. Este edificio tiene muchas puertas, y en cada una, un portero. Si cuando quiero ir a ver a mi amigo este portero no me facilita el acceso, me lo hace dificultoso, tengo que ir por otra puerta, ya que lo importante es el encuentro con el amigo. No puedo dejar de ver al amigo por el portero. Siempre habrá alguna puerta donde el portero me diga: “Mire, recién lo vi a su amigo y me dijo que lo estaba esperando…” o también, “Vaya por este ascensor, que lo llevará más rápido que el que usó la vez pasada…”.

Ojalá, entonces, vayamos siempre en busca del Amigo que nos está esperando.

Este rústico portero les desea un buen día y que no dejen de buscar al Amigo. ¡DIOS LOS BENDIGA!

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Testimonio del P. Daniel


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La conversión de una científica https://www.reinadelcielo.org/la-conversion-de-una-cientifica/ Wed, 17 Feb 2021 21:48:26 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=25421

La Vida es un regalo. La vida nuestra y la vida de nuestros seres queridos. Qué pena que no lo sintamos cada día con la intensidad que lo sentimos cuando nace un hijo o cuando alguien se cura de una enfermedad que no tiene cura de forma milagrosa. La vida es un regalo y un milagro. Hace unos días estuve en contacto con alguien que tiene una persona cercana, con COVID-19, con la cual se ha visto frecuentemente. Inevitablemente temí contagiarme, yo y mis seres queridos. Temí que alguno de nosotros fuera a enfermar y morir. Y reflexioné de qué me arrepentiría si muero. Sin dudas, de muchas cosas que podría haber hecho mejor, de muchas cosas que podría haber agradecido más, de muchas cosas que podría haber amado más. Pero lo que me surgía una y otra vez, era no haber terminado de escribir mi testimonio de Fe. Lo empecé al inicio de la cuarentena y aún no lo he terminado. Espero que este temor de perder el maravilloso regalo de la Vida me empuje a terminarlo para Gloria de Dios.

Querida Misión de María, Nuestra Señora del Cielo

Hace tiempo que siento en mi corazón el deseo profundo de testimoniar todo lo que significó y significa para mi María, Nuestra Señora del Cielo. A pesar de este enorme y profundo deseo, muchas veces quise sentarme a escribir esta historia, pero por un motivo u otro nunca tenía tiempo o nunca me animaba. Es increíble como encontramos siempre excusas para no ocuparnos de lo realmente importante.

Si tuviera que resumir lo que ocurrió en mi vida desde que la conocí a María, Nuestra Señora del Cielo, creo que las palabras más simples y claras para expresarlo serían ¡ELLA ME CAMBIÓ LA VIDA!

No sé cómo contar la historia, ni siquiera sé cómo empezar, pero confío en que el Espíritu Santo ilumine cada palabra que escriba para transmitir con fidelidad la historia de mi conversión, la historia de mi alma, que aún es una historia que se escribe día a día, pero hace relativamente poco tiempo dio un vuelco increíble y me permitió nacer de nuevo. Creo que agradecer es lo primero que debo hacer. Agradecerle a María por el amor maternal que me da, agradecerle que me haya buscado y me haya sacado de esa vida sin Dios. GRACIAS Reina del Cielo, Gracias por Cambiarme la Vida.

Todo empezó con el amor. Me enamoré de un chico bueno y católico. Aunque él se enamoró más de mí, en un comienzo. Y me invitó a salir. Él ya sabía lo que quería. Quería casarse conmigo. Yo dudaba, pero poco a poco me fui enamorando. Me gustaba pasar el tiempo con él, hablábamos de cosas profundas, pero a veces la razón me nublaba. Esa cruz que tenía colgada del cuello me ponía nerviosa. Para mí en ese momento que Seba fuera católico era algo negativo, me aterraba. Me imaginaba cosas raras, ritos extraños, hipocresía, machismo. Lo único que había escuchado toda mi vida respecto de la iglesia era negativo, ¿por qué debería dudar? Me crie en una familia atea, o más bien, una familia progresista que rechazaba totalmente a la Iglesia católica y todos sus exponentes. La Iglesia, la religión, Jesús y María para mi eran desconocidos. Y lo desconocido da miedo.

Sin embargo, Dios se las ingenia para llegar a los corazones de sus hijos. Busca las maneras y no se da por vencido. Ya había tenido un novio católico. Una relación muy inocente que terminó al tiempito. Nuevamente me había enamorado de un chico católico. Una y otra vez me preguntaba, ¿Cómo puede ser?, habiendo tantos ateos!!!! Pero su corazón y su mente me atraían, conocí a su familia y la luz de Cristo que brillaba en ellos me deslumbró. Pero aún no lo entendía, ni lo veía con esta claridad. Había muchas contradicciones en mi corazón. Eso que yo racionalmente rechazaba, me atraía. No quería ir a lo de Seba porque bendecían la mesa ¡Qué nervios me daban cada vez que era la hora de comer! No sabía ni qué
tenía que hacer. Para cada rincón de la casa que miraba, había un santo, un cuadro de la Virgen, una cruz. Me atraía y lo rechazaba. Sentía Paz en su casa llena de hermosas imágenes religiosas, pero también pensaba con mi mente racional, ¿No será mucho?

Si bien mis padres habían sido formados en colegios cristianos y se habían bautizado y tomado la comunión, mi grado de ignorancia respecto a la religión era desmedido. No sabía nada y lo poco que sabía eran distorsiones, información equivocada de la doctrina, de las tradiciones. Pero yo creía que sabía mucho y hasta opinaba con mucha seguridad sobre temas que ni siquiera entendía. Cuando conocí a Seba tenía 26 años y no sabía el padrenuestro, ni hablar del credo, el avemaría, ni ninguna de las oraciones que ahora rezo fervorosamente. No sabía que era un Santo, no entendía que Navidad era la celebración del Nacimiento de Cristo, para mi Pascuas era un feriado largo y que era una misa superaba todo mi entendimiento. A la iglesia había entrado contadas veces para algún casamiento, pero mi actitud era burlona y superada. Y de la Virgen, ¿Qué sabía yo de ella? ¡¡¡¡Nada!!!! Solo que la gente decía que había una mujer que había tenido un hijo llamado Jesús, siendo virgen. Como mínimo para mí era raro, ¿cómo podía haber gente en el siglo XXI aun creyendo eso Mucho tiempo después entendí que todas esas imágenes eran de la misma María que se aparecía en diversos lugares para llegar al corazón de sus queridos hijos.

En la casa de Seba había algo que me recordaba a la casa de mis padres, había una biblioteca llena de libros. Siempre amé leer desde pequeña. Ir a la biblioteca y elegir algún libro siempre era una aventura para mí. Bastó tener un poco de confianza con la familia de Seba para animarme a acercarme y ver los libros que allí había. Pero esa biblioteca era otra cosa. No era igual a la de la casa de mis padres. Estaba llena de luz y verdad, la vida de santos, testimonios de conversión, libros sobre caridad, sobre el catolicismo. Yo mientras seguía inmersa en mi mar de dudas y buscando respuestas me acerqué. Empecé leyendo libros. Eso sabía hacerlo. No tenía miedo de leer. Nada de lo que leyera podía cambiar mi pensamiento (al menos eso me decía mi mente). Eran simples libros. Y empecé por uno, seguí por otro, y otro más. Primero los más simples, relacionados a la vida matrimonial según el catolicismo. No quería llevarme sorpresas. Ya habíamos decidido casarnos. Sería en una ceremonia mixta entre una atea y un católico. Seba nunca me presionó. Su familia tampoco. Ese respeto enorme por mi individualidad y mi pensamiento me conmovía y me impresionaba. Compartían su Fe, pero no la imponían.

Teníamos un acuerdo claro con Seba. Lo único que él me pedía, lo único que no iba a negociar era el bautismo de nuestros hijos. Después tendríamos que discutir todo. Me parecía razonable. Si bien yo no entendía el sentido del bautismo y ni siquiera estaba bautizada, me parecía lógico ceder si para él era importante.

En 2011 por trabajo tuve que ir a Montreal, Canadá por tres meses. Viajé sola, justo allí vive la prima de Seba, Inés. Ella me hospedó en su casa sin siquiera conocerme. Que increíble su caridad, su paz. Ella también tenía una biblioteca. Nuevamente fui a ese lugar que tanto me gustaba. Agarré un libro pensando que era una novela interesante “La Sombra del Padre” de Jan Dobraczyński. Nunca me imaginé que era la historia de San José. ¡Como me conmovió ese libro y cuanto me ayudó a entender que Navidad era la celebración del Nacimiento de Jesús! Hoy me resulta increíble que no lo hubiera entendido antes. En la casa de mis padres, se celebraba Navidad, siempre ha estado el arbolito y por tradición también el pesebre, pero el centro era la reunión familiar, los regalos, la comida, el brindis. Con tantas cosas, me distraje y nunca lo vi ahí tan pequeño, en el pesebre, al pequeño Niño Dios. Justo, leí la historia de San José, en Montreal, donde se encuentra el Oratorio San José, construido por obra del Santo Hermano André. Con Inés empecé a ir a misa un poco por curiosidad, un poco para conocer la ciudad. Los templos eran hermosos y si bien no entendía nada, porque las misas eran en francés, me gustaba ese momento. Por primera vez, me animé a ir sola al Oratorio. Estaba siempre abierto. Era enorme. Gente de todas partes del mundo arrodilladas ante el mismo Dios. Fue la primera vez que me animé a ir sola a un templo. Sin dudas, era el lugar que más me gustaba de Montreal. Intentaba rezar. En Canadá nadie me conocía. Me sentía libre como para buscarlo a Dios. Al volver a Argentina, eso cambiaba. Aumentaba mi resistencia. ¿Qué pensarían mis amigas si ahora me volvía católica? ¿Qué pensaría mi familia si ahora me volvía católica?

Ocurrió que, en 2012, por trabajo, Seba tenía que ir a Boston por cuatro meses antes de casarnos. Luego, al volver a Argentina, nos casaríamos a los 15 días. Yo vivía sola en Capital, a unas cuadras de la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe. Por mi trabajo, lo más normal es hacer cursos y capacitaciones. Estando sola en Argentina, pensé “no da que no sepa nada de catolicismo y me case con Seba, tengo que hacer un curso”. Nuevamente, volví al mundo que conocía. Hacer cursos era inofensivo. ¿Qué podía pasar? Fui a la iglesia. ¡Que nervios! Me preguntaba si las iglesias estaban abiertas todo el día, o cerraban. Para mí era imposible identificar si había misa o no adentro. Fui. Entré. Me crucé con una señora muy amable que Dios puso en ese momento y en ese lugar y le pregunté si sabía quién podía informarme sobres cursos. Ella me informó, ya que era la responsable de los cursos de bautismo, y justo había empezado un curso para una chica de mi edad que se estaba por casar. Me dijo, si te queres sumar, nos organizamos y venís con la chica que ya empezó. Claro que iría, y por supuesto le aclaré, yo solo quiero tomar el curso. No me voy a bautizar. Solo quiero saber un poco más de la Fe de mi futuro marido. Que amorosa fue la mujer de todas maneras. Yo esperaba hostilidad y encontré cobijo. El curso duró unos meses, nos encontrábamos las tres en la iglesia y Tony nos enseñaba cosas básicas de religión, de la misa, de rezar, nos transmitía su fervor. Era una enamorada de la Virgen de Medjugorje. Pero qué difícil salir del racionalismo. Cuando lo conocí a Seba no sabía nada de Dios y María, pero era bioquímica y estaba haciendo el doctorado en el desarrollo de nuevas vacunas. La racionalidad dominaba mi corazón y mi mente. Todo muy lindo, me conmueve, me cobija, me emociona, pero….. ¿Virgen?, ¿resurrección? ¿Cómo lo explico?

Ya podía aceptar que dentro de la iglesia hay curas y gente buena. Pero dar el salto de la Fe era mucho más difícil, al menos para mi mente humana. Por eso Ella tenía que intervenir. ¡Ella tenía que cubrirme con su manto maternal para que mis dudas descansaran en su regazo y me abrazara a la conmovedora buena noticia de la Vida Eterna!

Mientras Seba estaba en Boston, Vivi, su mamá, me invitó varias veces a comer por algunos festejos familiares. En esos encuentros aprovechó y me invitó a mi primer cenáculo. Fue en la Iglesia Santa Teresita. Me senté en el banco de la iglesia sin saber mucho que pasaría. Ni siquiera sabía rezar el rosario y aún seguía sin aprender el padrenuestro. Me resuena aún en los oídos la canción “Déjame nacer de nuevo” que sonaba en el cenáculo. ¡Me conmovía tanto! Y me sigue conmoviendo. No puedo describir exactamente cómo fue que me convertí y nací de nuevo, a una vida con esperanza, con sentido, con amor, con caridad, con belleza y por sobre todo, con Vida Eterna. Pero sé que esa canción tuvo mucho que ver. El cenáculo me conmovió. Pasé a la reflexión personal. No sabía ni entendía bien quien era Marta, pero quería estar ahí. Quería quedarme ahí. Pasé y escuché las palabras que Marta pronunciaba, pero no decía ella misma. Palabras que venían del Cielo. Mi mente no retuvo esas palabras, porque fueron directo al alma. Hice un paso, luego de la reflexión personal y lloré sin parar. No sabía ni porque lloraba. Estaba conmovida. Vivi me abrazó sin preguntar nada. Con amor. Ella si sabía lo que estaba viviendo y experimentando. Yo aun no.

Luego, Seba seguía en Boston y fui a la Jornada de Jóvenes 2012, era por la conmemoración a Santa Clara. La Fe de los jóvenes me llenó el alma, tanta alegría, tanta pureza. Todo un día hermoso. Por primera vez me acerqué a un cura que confesaba y le dije que no estaba bautizada pero que quería hablar con él. Me hizo una bendición. Estaba emocionada, conmovida. Cada actividad era mejor. Y para cerrar el cenáculo Oscar hablando de las bienaventuranzas. Al final “el felices los pobres…” no era una herramienta de dominación de los pueblos como había escuchado tantas veces. Cuanto significado tenían esas palabras de Jesús. Finalmente, un testimonio hermoso. Una pareja contó que no podían tener un bebe y que María en un cenáculo después de que los médicos les habían dicho que no había nada para hacer, les regalo la feliz noticia que serían padres. No sabía que tiempo más tarde me pasaría a mí y a mi marido algo similar. Me acuerdo el “será como en Belén, tendrás un bebé” que escuché años más tarde en otro cenáculo y me anunció la llegada de nuestro gran regalo de Dios, nuestro hijo Juan Bautista, después de varios años de búsqueda.

No sé qué día. No lo recuerdo. No sé cómo, no sé por qué. Pero finalmente dije “Me quiero bautizar”. Quiero casarme bautizada. No fue una decisión fácil. Mi racionalidad, la presión social, el qué dirán, seguían haciéndome dudar por momentos, pero algo en mi corazón me empujaba a hacerlo. Y así fue como cuatro días antes de casarme me bauticé, tomé la comunión y me confirmé. Mis padrinos eran los papas de Seba, Vivi y Arturo. Aún recuerdo cómo se emocionaron cuando les dije si querían ser mis padrinos. No podía creer su emoción. Me bautice el 21 de noviembre de 2012, pero aún tenía mucho camino por recorrer para crecer en la Fe. Pero claro, ahora era más fácil actuar para María y Jesús.

También la familia de Seba seguía ayudándome en este camino, la tía Margarita, la hermana de Seba, Luji, todos me regalaban libros hermosos. Ahora iba armando yo, mi propia biblioteca de Luz y Verdad.

Desde el día que me bauticé fui a todos los cenáculos que pude. No quería perderme ninguno. Cada uno me conmovía más, cada uno me ayudaba a crecer más en la Fe. María me iba guiando. Los primeros cenáculos eran todo cobijo, caricias para mi alma que estaba muy dolorida. Pero a medida que iba creciendo en la Fe, los mensajes que recibía también me exigían cada vez más.

Hoy, haciendo memoria, trato de transmitir por qué los cenáculos de la Misión de Nuestra Señora del Cielo fueron tan importantes en mi camino de conversión. Hoy soy otra. Hoy disfruto ir a misa, amo ese momento de encuentro con Jesús en la eucaristía, amo visitar el santísimo expuesto. Es un regalo para mi alma. Pero cuando arranqué este proceso la misa era muy difícil. La misa era como la universidad y yo estaba en jardín de infantes. En cambio, el cenáculo era simple y profundo. Era maternal. Me sentía en mi hogar. Las canciones eran hermosas. Yo no conocía ninguna, las fui aprendiendo poco a poco. Pero me conmovían. Las reflexiones al inicio del cenáculo eran tan fáciles de comprender y pasaban cosas tan extraordinarias. Empecé a invitar a mis amigas y familiares a ir. ¡¡¡Mi mundo ateo tenía que conocer esto!!! No muchos se sumaron, pero algunos sí. Y María también hizo su camino.

Uno de los cenáculos fui con una amiga. ¡Que regalo nos hizo María! Era en un SUM de un edificio de Belgrano. Estuvimos todo el cenáculo muy emocionadas y en un momento dado mi amiga me dice “sentís el olor a rosas, es impresionante”. Yo estaba a menos de medio metro, sentada justo a su lado, pero no sentía nada. Si no era mi gran amiga, nunca lo hubiera creído. María le regalo su perfume a mi amiga y a mí su presencia. Porque sabía que estaba ahí. El perfume que sentía mi amiga yo no lo sentía. Pero María nos hizo el regalo a las dos. A ella el perfume exquisito de su presencia a mí la certeza absoluta de su existencia.

Luego con Sebastián nos fuimos a vivir a Dina Huapi, un pueblito cerca de San Carlos de Bariloche. ¡¡¡¡Cómo iba a extrañar los cenáculos!!!! Una vez viajábamos a Buenos Aires por trabajo y había un cenáculo en capital. Teníamos que ir. Organizamos todo el viaje para llegar justo a aeroparque y del avión ir directo al SUM de un edificio por Belgrano. Que regalo nos hizo la Virgen ese día. Tanto a mi marido como a mí nos anunció la llegada de nuestro hijo. A mí me regaló estas palabras “será como en Belén, tendrás un bebe”.

Mi fe crecía y crecía. Y Jesús se pone más exigente. Sabe lo que es bueno para nosotros y nos pide cada vez más. A su debido tiempo. Cuando sabe que, si seguimos de su mano, vamos a poder responder. Tal como un padre amoroso educa a sus hijos. Una vez fui a un cenáculo y quedé en shock. El cenáculo fue en la sede, en el apoyo, aún no estaba el Santuario construido. Estaba ansiosa por ir. Desde que vivía en Dina Huapi no podía asistir tan seguido, así que cada vez que estaba en Buenos Aires y podía ir, era una fiesta para mi alma. No me acuerdo literalmente las palabras, pero el mensaje era claro debía hacer “una buena confesión”. Casi me muero. Pensaba ¿qué hice?, ¿qué pasó? Y la respuesta era simple. No me gustaba confesarme. No sabía hacerlo (aun ahora no sé si se hacerlo bien). Pero esas palabras me ayudaron tanto a crecer en la Fe. Tratando de entender lo que me quería decir Jesús, entendí que quería que abrazase ese otro sacramento y se valió de sus caminos para lograrlo. Hoy, deseo confesarme. Sufro de no poder hacerlo. Y aunque sigo siendo medio bruta para hacer el examen de conciencia, voy igual. Sé que Jesús está ahí y sabe en qué fallo más que yo misma, y me ayuda a ser mejor cada día.

Y como en todo proceso de conversión, después vinieron las pruebas. Cuando aún no tenía Fe, mi pasión era mi trabajo. Tengo la bendición de tener una gran vocación por lo que hago. Y claro está que Dios me iba a poner la prueba justo ahí. Porque quería estar seguro de que lo elijo a Él por sobre todas las cosas. Trabajo en ciencia, en salud animal. El proyecto más importante en el que trabajo se vincula al desarrollo de una vacuna de nueva generación para una enfermedad muy importante que afecta al ganado. En ese tema hice mi doctorado, un post-doctorado y constituye parte de mi línea de investigación actual. El proyecto tiene todo lo que un investigador puede soñar, buenos resultados, un buen equipo de trabajo y una empresa importante interesada en los resultados con la cual se firmó un convenio para avanzar en la transferencia tecnológica llegado el caso en que la nueva vacuna siga demostrando ser tan promisoria como hasta ahora.

Yo arranqué este trabajo siendo atea. Es más, arranqué este trabajo estando a favor del aborto. Obviamente estaba a favor del aborto antes de conocer a Seba, bah, antes de conocer a Dios, porque seguí estando a favor del aborto aun estando de novia con Seba. Era una representante típica de lo que hoy se llama comúnmente en Argentina “pañuelo verde”. En ese momento no había pañuelos de colores, pero si los pro-aborto y los que estaban en contra. Yo me había criado escuchando que el aborto era un derecho por el cual las mujeres debíamos luchar. Y repetía esa idea. Siempre había fantaseado con tener una gran familia con muchos hijos y no sentía que fuera algo que quisiera hacer o que alguna mujer elegiría, pero me parecía razonable que si se hace es mejor que sea legal y que si una mujer está en la difícil situación de no querer a ese bebe, era lógico que pueda elegir. Ahora me aterra pensar que tenía esos pensamientos en mi mente y mi alma. Pero los tenía y los defendía. Me acuerdo de que una vez fui a la casa de Seba y vi en el auto de su mamá pegado un cartel de “No al aborto” y pensé “que retrograda la mama de Seba”. Hoy a la luz de la Verdad y del Evangelio, comprendo a esa chica que era yo y que gracias a Dios ya no existe. Pero la comprendo profundamente. Era una persona sin Dios, sin Espíritu Santo en su interior y el Espíritu Santo nos llena de sus dones y nos ayuda a entender y comprender. Esa Anita era “la chica diez”. Super aplicada en los estudios, responsable y cumplidora, pero sin el Espíritu Santo no se puede comprender la Verdad. Caía en todas las trampas que el maligno sabe poner a la gente sin Dios. Estaba convencida que si era tan cierto que Dios existía y era tan bueno, entendería y perdonaría todo. Incluso a una mujer que había abortado.

Volviendo a las pruebas de Dios en mi vida y mi trabajo, como mencionaba antes, siempre amé mi trabajo. Para mí es una alegría poder hacer lo que hago y esa alegría no pasa por el dinero que cobro sino porque en el laboratorio y con los experimentos que hago hay un mundo infinito por descubrir. Ahora y a la luz de mi conversión, creo que esa pasión por el mundo científico y académico era también mi escape de un mundo que no me terminaba de cerrar, de un mundo cínico y perverso que no me gustaba. En las células, los procesos se escriben con moléculas químicas. No hay buenos o malos. Hay interacciones fascinantes que comandan la vida. El proyecto de la nueva vacuna empezó cuando era atea, pero creció en paralelo a mi proceso de conversión. Y un día, cuando mi corazón estaba ya enamorado de María, Jesús mismo me quitó una venda que me había tapado los ojos. Pero me la quitó cuando el proyecto ya había alcanzado una dimensión y una escala impresionante, me la quitó cuando estaba en la “cresta de la ola” de mi vida profesional. Dios quería probar si yo lo iba a elegir a Él. Y cuando estábamos por empezar a producir el primer lote piloto para avanzar en las pruebas necesarias para proseguir con el registro de la vacuna, me di cuenta de que todo el desarrollo que YO había hecho era en células humanas derivadas de un ABORTO. Ahora era una Anita de Fe, completamente en contra del aborto. Absolutamente convencida que es un crimen terrible contra Dios y contra la humanidad. Justo era 2018, el año del debate por la legalización del aborto en Argentina, así que de lo único que se hablaba en los medios, en los chats familiares, con amigos era de este tema. Me quería morir. De pronto, toda mi pasión por mi trabajo se transformó en una terrible pesadilla. Quería que todo terminara. Quería renunciar y dedicarme a ser ama de casa. Quería esconderme y no salir nunca más a mi mundo laboral.

Parte del proyecto lo realizamos en Canadá, en el instituto de investigación en Montreal al que ya había ido en 2011. Cuando me di cuenta de todo esto estábamos en Montreal. Recién habíamos llegado. Debíamos estar 9 meses, mi marido, mi hijo y yo. Mi marido por su parte también es investigador y estaba en Montreal también para trabajar. Muchas cosas se habían dado para que se logre este viaje. Muchas. Cuando uno lo ve a los ojos de Dios se da cuenta que Dios quería que estemos ahí. Los viajes de los científicos no siempre son fáciles. Siempre faltan fondos, siempre hay mucha burocracia. Un viaje de dos científicos a dos instituciones diferentes y con un hijo pequeño, todo al mismo tiempo, es una proeza. Ya habíamos estado el año anterior 4 meses y había sido bastante caótico. Esta vez, íbamos por nueve meses. El viaje de mi marido estaba mucho más organizado que el mío. De hecho, yo llegué a Montreal y mi jefe aún no había logrado conseguir los fondos para pagarme la estadía. Habíamos acordado que si no lo conseguía yo no trabajaría durante los 9 meses y renunciaría a la beca post-doctoral que tenía, porque el costo de la guardería de mi hijo era mucho más alto que el estipendio que recibía en la beca post-doctoral. Es muy específico todo lo que estoy contando, pero mi idea es transmitir como Dios nos fue ayudando en cada detalle. Dios sin dudas quería que yo este nuevamente en Canadá.

Esta era la tercera vez que yo iba al mismo laboratorio a trabajar en el mismo proyecto. Había empezado en mi doctorado, luego con un post-doctorado. Los dos viajes anteriores habían sido claramente de investigación y era yo la que había desarrollado todo un sistema para producir la nueva vacuna, moderna, recombinante, segura, pero en células humanas derivadas de un aborto. Este viaje a nivel laboral representaba todo lo que un investigador que se dedica al desarrollo de vacunas puede soñar. Esta vez teníamos que producir 10000 dosis para hacer el primer ensayo en animales para avanzar en el registro de la vacuna. Hasta ahora habíamos hecho producciones de 0,5 L como mucho. Ahora íbamos a producir 10 L en un biorreactor. Una empresa líder en salud animal estaba interesada en el desarrollo y en paralelo al viaje, la institución donde trabajo estaba preparando un convenio de transferencia de tecnología para ser firmado, hecho que sienta las bases de cómo será la transferencia tecnológica en caso de que el desarrollo llegue finalmente al mercado. Tanto en salud animal como en salud humana, de muchos desarrollos que se realizan en el laboratorio de investigación, solo algunos pocos llegan finalmente a convertirse en productos. Son muchas variables las que influyen que algo que es exitoso en la escala de laboratorio logre después un lugar en el mercado. Pero es importante que los acuerdos se firmen cuando ya los desarrollos son promisorios para evitar luego conflictos legales, de patentes y de propiedad intelectual. Es decir, aún falta para que la vacuna que estamos desarrollando llegue a ser un producto, si es que alguna vez ocurre, pero para mí como investigadora estábamos en una instancia muy prometedora. No les pasa a todos.

Ese contexto de éxito profesional, de éxito de lo que podríamos decir de las cosas del mundo era mi contexto cuando me di cuenta de que todo, todo lo que había hecho era en células derivadas de un aborto. ¡Todo lo había hecho yo! Era 100% responsable. Claro está que este desarrollo laboral había arrancado con una Anita atea y proaborto que poco sabia de las cosas de Dios. Pero ¿cómo no me había dado cuenta? Yo que soy hiper precisa en mi trabajo, cómo había pasado por alto semejante detalle. Ahora creo que Dios lo permitió por algo ¡Que poco entendimiento tenemos cuando estamos alejados de Dios!

Todavía me acuerdo el audio que le mandé a Vivi, mi madrina, para contarle lo que estaba viviendo. Fue un audio de 15 minutos. No sabía con quién hablarlo a parte de Seba. Ella y mi padrino me acompañaron en todo momento con su oración. Con su apoyo. Estando en Canadá había organizado con mi marido e Inés, la prima de mi marido que vive en Montreal hace muchos años, juntarnos a rezar el Rosario con María, Nuestra Señora del Cielo. Fue así como empecé también a formar parte del grupo de WhatsApp de Nuestra Señora del Cielo. Que bendición. En ese momento de tanta prueba espiritual cada vez que escuchaba que llegaba un audio de Marta o de Oscar, frenaba todo lo que estaba haciendo para escucharlo. Me reconfortaba el alma, me formaba.

Entonces el panorama era este: estaba en Canadá, debía estar allí por nueve meses para avanzar en la vacuna y quería renunciar a mi trabajo. Quería que todo terminara. Con mi marido pensábamos opciones, su Fe es enorme y siempre supo que Jesús estaba de nuestro lado y podríamos superar esta situación. No sabía ni cómo ni de qué forma, pero me repetía, vas a ver que en Navidad vamos a estar festejando el nacimiento de Jesús. Faltaban nueve meses para Navidad, yo no veía salida. Fueron nueve meses terribles para mí. Trataba de conservar la paz para estar bien para mi hijo y para mi familia, pero me sentía muy atribulada. Me pasaban cosas y tenía sentimientos perturbadores. Sentía el mal en una forma muy fuerte. Es muy difícil de describir en un papel lo que sentí en un primer momento. Incluso estos sentimientos de perturbación habían empezado antes de darme cuenta de que estaba trabajando con células humanas derivadas de un aborto. Habían empezado cuando llegamos a Canadá por tercera vez. Tenía sueños espantosos y me acuerdo una vez le conté a Vivi y ella me consoló diciéndome que el Padre Pio decía que si uno es atacado por el maligno es una buena señal de que vamos por el buen camino. Quería ir a la Iglesia, y estaba en Canadá. Pobre Canadá, pobres canadienses. Tantos templos cerrados, tantos templos convertidos en gimnasios, espacios recreativos, edificios. Gracias a Dios está el Oratorio San José. Íbamos prácticamente cada semana. Ahora, a diferencia del 2011, cuando lo conocí por primera vez, ansiaba llegar a la misa.

Me acuerdo el día que con mi marido nos dimos cuenta de que estaba trabajando con células de aborto. Nuestro hijo dormía. Estábamos en el living de nuestro recién alquilado departamento en Montreal, prácticamente vacío de muebles porque aún no teníamos muchas cosas. Hablando del aborto, de las líneas celulares y mi marido me pregunta: ¿y las células que vos usas de dónde vienen? Sabía que eran humanas, pero no le pude responder en forma inmediata porque me surgió la duda. HEK 293 se denominan comúnmente. Pensé un segundo y le dije: “Human Embrionic Kidney”. Mientras pronunciábamos las palabras en inglés ambos quedamos con cara de horror. El velo había caído. El mismo nombre escondido detrás de unas simples siglas nos había dicho todo. Mi corazón latía a mil por hora. ¿Qué podía hacer ahora? Empecé a sentirme completamente pecadora, sentía que yo misma había abortado a ese bebé. Empezamos a leer la historia detrás de esta línea celular para conocer un poco cómo se había originado. Procede de un laboratorio holandés donde hace muchos años a partir de tejidos de un bebe abortado se estableció la línea celular. Empezamos a buscar que dice la iglesia en relación con este tema. ¿Era pecado todo lo que yo había hecho? ¿O no era pecado? Mi corazón se sentía terrible. Y yo que no sabía confesarme, que no me gustaba confesarme. Y las palabras de cenáculo resonaron en mi corazón nuevamente “Tenes que hacer una buena confesión”. ¡Pero qué difícil acercarme a este sacramento en inglés! Por más que ya era la tercera vez que iba a Canadá, mi inglés es medio. A nivel laboral tengo mucho vocabulario y me manejo bien, pero confesarse en inglés es otra cosa. No sabía ni cómo explicarle a un cura todo esto. Ni siquiera sabía que decirle. Pero todo esto ciertamente me llevo al confesionario. En Canadá empecé a ir a confesarme todo el tiempo. No podía explicarle todo porque no me salían las palabras, pero iba. Y decía lo que me salía y le pedía a Dios que me perdone, por trabajar con esas células, por mi inglés, por todo. Solo quería que Dios me perdone.

Mi primera reacción al darme cuenta de que estaba trabajando con células de aborto fue querer renunciar. Huir. Escaparme. Claramente no era una inspiración del Espíritu Santo. Sino del otro que estaba gobernando mi alma con el temor, el miedo y la culpa. El trabajo ya estaba hecho. Si yo renunciaba nada cambiaba la historia. El desarrollo ya estaba hecho, ahora faltaba escalarlo, evaluarlo en más especies. Yo ya no era indispensable en el proyecto. Para cambiar la historia necesitaba Fe. Necesitaba que Jesús tomara el proyecto en sus manos. Porque solo el escribe derecho sobre renglón torcido. Me aferré a Dios. Rezaba el rosario todos los días, iba a misa y a confesarme siempre que podía y me entregué a la Fe como quien salta al vacío, pero con la certeza absoluta que ahí iba a estar Jesús para sostenerme.

También sabía que Dios no da batallas con trampas. Yo podía cambiar los resultados, modificarlos ilícitamente. Pero ni mi alma ni mi conciencia me lo permitían. En el laboratorio en el que trabajé en Canadá también se usan otras células que derivan de hámster, células CHO. Esas no tienen ningún problema ético ni moral. Nosotros en nuestro primer año de trabajo en el proyecto las habíamos usado, pero las habíamos descartado sin mucho fundamento técnico. ¡Ahora surgían como la alternativa! Pero tenía que convencer a mis dos jefes, el de Argentina y el de Canadá y a la gente de la empresa. ¿Cómo podía hacerlo? Si les hablaba del aborto, de Dios y de la ética, lo más probable era que me tildarán de fanática y no lograría el objetivo.

En forma providencial también resonaban en mis oídos las palabras del evangelio que muchas veces Vivi me había dicho “Hay que ser mansos como corderos y astutos como serpientes”. Mas que nunca tenía que grabarlo en mi corazón y en mi mente. El ámbito científico está dominado por voces ateas. ¿Para qué necesitamos a Dios, si los científicos creamos vida? No es mi manera de ver el mundo, pero soy plenamente consciente que hay mucho de esto en mi entorno.

Empecé a leer, buscar justificaciones racionales de por qué teníamos que retomar la investigación con las células CHO. Providencialmente también en el grupo de Canadá habían realizado dos nuevos desarrollos en células CHO que nunca habíamos explorado aún. Pero la prisa por llegar al mercado en los desarrollos tecnológicos hace que a veces se ponga un freno a la investigación para pasar a la transferencia. Esta vez, yo estaba en Canadá para hacer el lote piloto para las primeras pruebas de registro. Nadie quería seguir en etapa de investigación. Todos ansían por ver el producto en el mercado. En un conjunto de hechos que se fueron sucediendo acordamos con mi jefe de Canadá y mi jefe de Argentina evaluar las nuevas alternativas de producción de células CHO. La gente de la empresa se resistía a cambiar de las células HEK a las CHO. Eso complicaba las cosas. Fuimos paso a paso. Digo fuimos porque no fui yo sola, estaba mi familia acompañándome y sobre todo Jesús al lado mío.

Como dicen los americanos, Long story, short: para no hacer interminable el testimonio puedo contar que fueron 9 meses de martirio. Mi pasión por el trabajo se transformó en un suplicio. Empezamos a probar las alternativas en CHO en paralelo a que cumplía todos los objetivos que ya tenía planteados en la línea humana para la estadía de 9 meses, que de por sí ya eran muchos. Solo porque Jesús estuvo conmigo en el laboratorio pude hacer todo lo que hice. Trabajé el triple de lo que tenía que trabajar originalmente, tratando de no descuidar a mi marido y mi hijo de 2 años. Me dolían las manos de trabajar (pipetear, como se dice en el laboratorio). El tiempo en el que no pensaba en el trabajo, rezaba. Cuando llegaba al laboratorio, pensaba en Jesús y le rezaba “Que mis manos sean tus manos, que mi mente sea tu mente”. Y a pesar de lo que estaba viviendo, sentía que Jesús estaba conmigo en el laboratorio. En los nueve meses, todos los resultados en HEK, la línea celular humana, daban excelentes. Todo perfecto. Yo le pedía a Dios que las cosas me salieran mal (aunque ponía todo mi empeño en hacerlas bien). No me importaba la humillación de decirle a mi jefe que algo había salido mal. Prefería eso, a tener que cargar sobre mí el peso de haber hecho una vacuna en células humanas derivadas de un aborto. Pero Dios no quería eso. Todo salía perfecto. Me felicitaban todo el tiempo. Yo me quería meter bajo tierra. Fue un buen ejercicio para la vanidad y el orgullo. Eso que generaba felicitaciones en el mundo, en mi interior, en mi alma, en mi relación con Jesús, a mí me estaba avergonzando terriblemente. Los meses avanzaban y las cosas no parecían ir bien. Pero con mi marido confiábamos. Y lo menciono porque fue su enorme Fe la que me ayudaba día a día. Y María, Nuestra Señora del Cielo, con su grupo de WhatsApp. ¡Cuanto sostén espiritual recibí en cada audio de Marta y Oscar! En mi ignorancia, sus palabras claras y sencillas me ayudaban a crecer en la Fe. Y fue de la mano de María que llegué a Jesús. Primero Ella me cambio la Vida, y luego Él me la transformó completamente.

Ya era diciembre. La primera semana de enero volvíamos a Argentina y fue en ese mes tan especial que las cosas empezaron a cambiar. Luego de mucho trabajo los primeros resultados promisorios en las células de hámster empezaron a aparecer y cuando aparecieron, fueron imbatibles. ¡Porque Jesús hace nuevas todas las cosas! Los resultados en las células de hámster, con las nuevas tecnologías que exploramos, fueron muy superiores y derribaron a las células humanas, que quedaron en la historia del proyecto.

En mi corazón siento que toda esta prueba que Dios me puso en mi gran pasión por el trabajo fue la forma de llevarme a Jesús. En ese viaje a Canadá en 2018, a María, la amaba. San José también ya estaba en mi corazón. Y el santo hermano André también. Pero Jesús me costaba más. Verlo clavado en la cruz no me era simple. María me cobijaba, pero Jesús seguía siendo un poco lejano para mí. Esta prueba me llevo directo a su Pasión, a su Sagrado Corazón, y abrazando mi cruz, abracé su cruz.

Volví a Argentina y finalmente llegaron las buenas confesiones. En Canadá, cuando vivía toda esta situación, quería confesarme. Iba a la iglesia, me confesaba, pero como podía. Decía en inglés las cosas que me salían y entendía solo parte de lo que el sacerdote me decía. A pesar de esto, sentía mucha paz luego de confesarme. Nuevamente donde esperaba encontrar un dedo acusador, encontré el abrazo del mismísimo Jesús. Finalmente entendí lo que es una buena confesión, luego de vivirla. Para eso debía esperar. Pero ocurrieron, no una, varias buenas confesiones de la mano del Padre Jorge de la Parroquia La Inmaculada Concepción de San Carlos de Bariloche y del Padre Fernando de la Parroquia San José de Dina Huapi. Benditos sean nuestros sacerdotes. Benditos sean esas personas consagradas que antes de todo este proceso de conversión me generaban tanto rechazo, tanto miedo.

Mis padres decidieron no bautizarme porque creyeron que era lo mejor para mí, para que pudiera elegir yo misma mi religión. Pero no podemos amar ni elegir lo que no conocemos. La mayor libertad de mi alma la encontré en el reconocerme y aceptarme como una hija muy amada de Dios. A mi hijo Juan Bautista lo bautizamos al poco tiempo de nacer. Sintiendo con total certeza en mi alma, en mi corazón, en mi mente y en todo mi ser, que el bautismo y la Fe católica es el mejor regalo que le puedo dar a mi hijo.

Escribiría miles de hojas con detalles y vivencias, con momentos y anécdotas, con sucesos extraordinarios y personas que marcaron mi conversión, pero solo quiero a través de estas palabras testimoniar de qué manera María, Nuestra Señora del Cielo, me tomo de su mano y me cambió la vida, y con la enorme humildad de la Madre de Dios me llevó directo al Corazón de su hijo Jesús.

Ana Clara


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Película de la Beata Laura Vicuña https://www.reinadelcielo.org/pelicula-de-la-beata-laura-vicuna/ Thu, 21 Jan 2021 13:01:35 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=2525 Laura del Carmen Vicuña Pino, más conocido por Laura Vicuña, nació el 5 de abril de 1891 en Santiago, Chile. en Santiago, Chile. Por razones de familia van a vivir a Argentina. Allí, Siendo alumna del colegio de las Hermanas Salesianas de María Auxiliadora en el colegio de Junín de los Andes, Argentina.

Laura, viendo que su madre vivía alejada del amor de Dios, decidió ofrecer su vida a Dios para salvarla de vivir en pecado.

Esta tierna y decidida vida de Laura, nos enseña hasta dónde puede llegar el amor a Dios…


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Desde Roma, autorizan celebrar a la Bienaventurada Virgen María del Valle en Argentina https://www.reinadelcielo.org/desde-roma-autorizan-celebrar-a-la-bienaventurada-virgen-maria-del-valle-en-argentina/ Thu, 23 Apr 2020 09:55:25 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=24444 La Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos ha instruido que Argentina realice una celebración nacional en honor a Nuestra Señora del Valle, patrona de Catamarca, el próximo sábado 25 abril.

La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) realizó la solicitud al dicasterio en el contexto del Año Mariano Nacional y la celebración que conmemora 400 años del hallazgo de la sagrada imagen de la Virgen del Valle en Catamarca.

El secretario general de la CEA, Mon​s. Carlos Malfa, informó que el dicasterio concedió “pro hac vice (en latín ‘por esta ocasión’) que en el presente año se pueda celebrar con el grado de memoria obligatoria la Misa de la bienaventurada Virgen María del Valle en toda la Argentina sustituyendo la Fiesta de San Marcos”, describió un comunicado.

En cuanto a las Misas vespertinas del 25 de abril, la Congregación concedió “un indulto” para celebrar la “Eucaristía de esta memoria en cada Iglesia, tanto en la diócesis de Catamarca como asimismo en toda la Argentina”, agregó.

Mons. Malfa manifestó que de esta forma toda la Iglesia en Argentina estará “espiritualmente unida y en cercanía y comunión con nuestro hermano Mons. Luis Urbanc y el pueblo de Catamarca”.

Asimismo, reiteró la invitación a que todo el pueblo ponga “la mirada del​​ ​corazón en Santa María, Madre de Dios y Madre Nuestra, la ‘Morenita del Valle’, a fin de internalizar más y mejor nuestra fe y compromiso cristiano con la Iglesia y con la Patria”.

“​Invocamos también su intercesión y ponemos bajo su ‘nuevo manto’, la​​ ​esperanza de vernos libres junto a toda la humanidad de esta ‘tempestad inesperada y furiosa’​​ ​como llamó el Papa Francisco a esta pandemia del COVID-19”, agregó.

Desde el sábado 18 la Diócesis de Catamarca celebra la fiesta mariana con Misas, oraciones diarias e intenciones por distintos grupos de la sociedad. Estas son transmitidas por las redes sociales y medios de comunicación para evitar aglomeraciones y como consecuencia la propagación del coronavirus.

También, la imagen peregrina de la Virgen del Valle sale a recorrer a diario los sectores de Catamarca para bendecir a los fieles mientras que la diócesis ha incentivado distintos gestos para que los fieles manifiesten su amor por la Virgen María en la advocación de la “Morenita del Valle”.

La tarde del 25 de abril los Servidores Misioneros de la Gruta, quienes realizan tareas de evangelización durante las fiestas en honor de la Virgen del Valle, realizarán una vigilia que incluye la transmisión juvenil de la Marianópolis Online, la Santa Misa, el rezo del Rosario, música, reflexiones y testimonios.

Estas actividades se repetirán la madrugada del domingo 26, luego del saludo de la medianoche del Obispo de Catamarca, Mons. Urbanc.

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Fuente: aciprensa


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Un gesto de Amor, un gesto de Luz y Veneración a la Virgen de la Carrodilla https://www.reinadelcielo.org/un-gesto-amor-un-gesto-de-luz-y-veneracion-a-la-virgen-de-la-carrodilla/ Tue, 12 Mar 2019 19:03:24 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=20794

Entre la multitud de música, fiesta y alegría, en la tradicional Fiesta Nacional de la Vendimia que se realiza en Mendoza, Argentina, el gesto de quien fue elegida Virreina de la Vendimia, Luz Martina Mercol, hacia la Virgen de la Carrodilla, pone a Nuestra Madre, la Virgen María, en un lugar de exaltación y la rescata del olvido.

Bendición de los Frutos

La Fiesta Nacional de la Vendimia se remonta al año 1936 y constituye la fiesta más popular de la Región de Cuyo y de toda Argentina.

La virreina reza ante la Virgen (L)Cada año la celebración comienza con la “Bendición de los Frutos” en memoria de los campesinos que en las primeras vendimias agradecían la buena cosecha obtenida a la Virgen de la Carrodilla, protectora de los viñedos.

Tradicionalmente, la imagen de Nuestra Señora de la Carrodilla encabeza el “carrusel” por las calles de la ciudad, acompañada del encargado de la Federación Gaucha que se acerca hasta el palco del gobernador y pide permiso para comenzar con los carruajes.

Sin embargo, en la fiesta de este año, celebrada el sábado 9 de marzo, la figura de la Virgen pasó a segundo plano.

“Este año, el actual gobernador, para ser más ‘inclusivo’ y políticamente correcto, resolvió que la Virgen fuera al final de todo el carrusel, y no encabezando esta gran fiesta. Y lo que ocurrió fue que Nuestra Señora de la Carrodilla se quedó sola en su paso por las calles de la ciudad de Mendoza.

Carrusel y gesto de amor

En el carrusel, especialmente con el paseo de las candidatas a Reina Nacional de la Vendimia, se pudo ver a todas las que aspiraban a ser coronadas. Entre ellas se distinguió a la representante del departamento de Lavalle, Luz Martina Mercol, quien se acercó a la abandonada imagen de la Virgen de la Carrodilla para elevarle una oración.

Finalmente, esta joven de 19 años fue coronada como Virreina Nacional de la Vendimia y comenzó su agradecimiento la tradicional oración “Bendita Sea tu Pureza”, en homenaje a la santa patrona, según muchos, olvidada de la celebración.

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Fuente: ACI Prensa

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