amor a la Virgen – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Thu, 04 May 2023 08:53:07 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Novena a la Virgen de Fátima https://www.reinadelcielo.org/novena-a-la-virgen-de-fatima/ Thu, 04 May 2023 07:29:15 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=9300

Oh Nuestra Señora de Fátima, dulcísima Virgen María,
venerada y aclamada en todo el mundo,
que nos dejaste tus mensajes de paz y salvación,
y nos pediste que fuéramos fieles a los Mandato Divinos,
ayúdanos a ser mejores
y a llegar al conocimiento y amor de Jesucristo.

Reina del Rosario y Madre Clemente,
estoy ante ti Virgen mía, porque no te olvido,
estoy aquí Madre porque quiero tenerte presente en mi vida
y acudo a tu amantísimo Corazón lleno de compasión
para que me consigas el alivio para mis necesidades..

Aquí puedes rezar la novena en honor a la Virgen de Fátima.

Inicio de la Novena

Comenzamos rezando: Por la señal de la Santa Cruz…

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Oraciones comunes para todos los días

ACTO DE CONTRICIÓN PARA TODOS LOS DÍAS

Señor mío Jesucristo, Dios Hombre verdadero, Creador y Redentor mío. Por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar; apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta, restituir y satisfacer, si algo debiere. Ofrézcoos mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados. Y como os suplico, así confío en vuestra bondad y misericordia infinita, me los perdonaréis por los merecimientos de vuestra preciosa sangre, pasión y muerte, y me daréis gracia para enmendarme, y para perseverar en vuestro santo servicio hasta la muerte. Amén.

ORACIÓN INICIAL PARA TODOS LOS DÍAS

Oh santísima Virgen María, Reina del Rosario y Madre de misericordia, que te dignaste manifestar en Fátima la ternura de vuestro Inmaculado Corazón trayéndonos mensajes de salvación y de paz. Confiados en vuestra misericordia maternal y agradecidos a las bondades de vuestro amantísimo Corazón, venimos a vuestras plantas para rendiros el tributo de nuestra veneración y amor. Concédenos las gracias que necesitamos para cumplir fielmente vuestro mensaje de amor, y la que os pedimos en esta Novena, si ha de ser para mayor gloria de Dios, honra vuestra y provecho de nuestras almas. Así sea.
Además, dadme la gracia particular que os pido en esta novena (hacer aquí la petición que se desea obtener)

Rezar a continuación la oración del día que corresponda.

………………..

ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

Oración final

¡Oh Dios, cuyo Unigénito, con su vida, muerte y resurrección, nos mereció el premio de la salvación eterna! Os suplicamos nos concedas que, meditando los misterios del santísimo rosario de la bienaventurada Virgen María, imitemos los ejemplos que nos enseñan y alcancemos el premio que prometen. Por el mismo Jesucristo nuestro Señor. Amén. Rezar tres Avemarías.

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Día Primero

Comenzar con el acto de contrición y la oración.
A continuación rezar la oración inicial.

ORACIÓN.

¡Oh santísima Virgen María, Madre de los pobres pecadores!, que apareciendo en Fátima, dejaste transparentar en vuestro rostro celestial una leve sombra de tristeza para indicar el dolor que os causan los pecados de los hombres y que con maternal compasión exhortaste a no afligir más a vuestro Hijo con la culpa y a reparar los pecados con la mortificación y la penitencia. Dadnos la gracia de un sincero dolor de los pecados cometidos y la resolución generosa de reparar con obras de penitencia y mortificación todas las ofensas que se infieren a vuestro Divino Hijo y a vuestro Corazón Inmaculado.

Meditar y rezar la oración final.

Día Segundo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.
A continuación rezar la oración inicial.

ORACIÓN.

¡Oh santísima Virgen María, Madre de la divina gracia, que vestida de nívea blancura te apareciste a unos pastorcitos sencillos e inocentes, enseñándonos así cuánto debemos amar y procurar la inocencia del alma, y que pediste por medio de ellos la enmienda de las costumbres y la santidad de una vida cristiana perfecta. Concédenos misericordiosamente la gracia de saber apreciar la dignidad de nuestra condición de cristianos y de llevar una vida en todo conforme a las promesas bautismales.

Meditar y rezar la oración final.

Día Tercero

Comenzar con el acto de contrición y la oración.
A continuación rezar la oración inicial.

ORACIÓN.

¡Oh santísima Virgen María, vaso insigne de devoción!, que te apareciste en Fátima teniendo pendiente de vuestras manos el santo Rosario, y que insistentemente repetías: «Orad, orad mucho», para alejar por medio de la oración los males que nos amenazan. Concédenos el don y el espíritu de oración, la gracia de ser fieles en el cumplimiento del gran precepto de orar, haciéndolo todos los días, para así poder observar bien los santos mandamientos, vencer las tentaciones y llegar al conocimiento y amor de Jesucristo en esta vida y a la unión feliz con Él en la otra.

Meditar y rezar la oración final.

Día Cuarto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.
A continuación rezar la oración inicial.

ORACIÓN.

¡Oh santísima Virgen María, Reina de la Iglesia!, que exhortaste a los pastorcitos de Fátima a rogar por el Papa, e infundiste en sus almas sencillas una gran veneración y amor hacia él, como Vicario de vuestro Hijo y su representante en la tierra. Infunde también a nosotros el espíritu de veneración y docilidad hacia la autoridad del Romano Pontífice, de adhesión inquebrantable a sus enseñanzas, y en él y con él un gran amor y respeto a todos los ministros de la santa Iglesia, por medio de los cuales participamos la vida de la gracia en los sacramentos.

Meditar y rezar la oración final.

Día Quinto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.
A continuación rezar la oración inicial.

ORACIÓN.

¡Oh santísima Virgen María, salud de los enfermos y consoladora de los afligidos!, que movida por el ruego de los pastorcitos, obraste ya curaciones en vuestras apariciones en Fátima, y habéis convertido este lugar, santificado por vuestra presencia, en oficina de vuestras misericordias maternales en favor de todos los afligidos. A vuestro Corazón maternal acudimos llenos de filial confianza, mostrando las enfermedades de nuestras almas y las aflicciones y dolencias todas de nuestra vida. Echad sobre ellas una mirada de compasión y remediadlas con la ternura de vuestras manos, para que así podamos serviros y amaros con todo nuestro corazón y con todo nuestro ser.

Meditar y rezar la oración final.

Día Sexto

Comenzar con el acto de contrición y la oración.
A continuación rezar la oración inicial.

ORACIÓN.

¡Oh santísima Virgen María, refugio de los pecadores!, que enseñaste a los pastorcitos de Fátima a rogar incesantemente al Señor para que esos desgraciados no caigan en las penas eternas del infierno, y que manifestaste a uno de los tres que los pecados de la carne son los que más almas arrastran a aquellas terribles llamas. Infundid en nuestras almas un gran horror al pecado y el temor santo de la justicia divina, y al mismo tiempo despertad en ellas la compasión por la suerte de los pobres pecadores y un santo celo para trabajar con nuestras oraciones, ejemplos y palabras por su conversión.

Meditar y rezar la oración final.

Día Séptimo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.
A continuación rezar la oración inicial.

ORACIÓN.

¡Oh santísima Virgen María, Reina del purgatorio!, que enseñaste a los pastorcitos de Fátima a rogar a Dios por las almas del purgatorio, especialmente por las más abandonadas. Encomendamos a la inagotable ternura de vuestro maternal Corazón todas las almas que padecen en aquel lugar de purificación, en particular las de todos nuestros allegados y familiares y las más abandonadas y necesitadas; alíviales sus penas y llévalas pronto a la región de la luz y de la paz, para cantar allí perpetuamente vuestras misericordias.

Meditar y rezar la oración final.

Día Octavo

Comenzar con el acto de contrición y la oración.
A continuación rezar la oración inicial.

ORACIÓN.

¡Oh santísima Virgen María!, que en vuestra última aparición te diste a conocer como la Reina del Santísimo Rosario, y en todas ellas recomendaste el rezo de esta devoción como el remedio más seguro y eficaz para todos los males y calamidades que nos afligen, tanto del alma como del cuerpo, así públicas como privadas. Infundid en nuestras almas una profunda estima de los misterios de nuestra Redención que se conmemoran en el rezo del Rosario, para así vivir siempre de sus frutos. Concédenos la gracia de ser siempre fieles a la práctica de rezarlo diariamente para honraros a Vos, acompañando vuestros gozos, dolores y glorias, y así merecer vuestra maternal protección y asistencia en todos los momentos de la vida, pero especialmente en la hora de la muerte.

Meditar y rezar la oración final.

Día Noveno

Comenzar con el acto de contrición y la oración.
A continuación rezar la oración inicial.

ORACIÓN.

¡Oh santísima Virgen María, Madre nuestra dulcísima!, que escogiste a los pastorcitos de Fátima para mostrar al mundo las ternuras de vuestro Corazón misericordioso, y les propusiste la devoción al mismo como el medio con el cual Dios quiere dar la paz al mundo, como el camino para llevar las almas a Dios, y como una prenda suprema de salvación. Haced, ¡oh Corazón de la más tierna de las madres!, que sepamos comprender vuestro mensaje de amor y de misericordia, que lo abracemos con filial adhesión y que lo practiquemos siempre con fervor; y así sea vuestro Corazón nuestro refugio, nuestro consuelo y el camino que nos conduzca al amor y a la unión con vuestro Hijo Jesús.

Meditar y rezar la oración final.

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Fuente: Devocionario Católico


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Sacerdote salvado del infierno por la Virgen María https://www.reinadelcielo.org/sacerdote-salvado-del-infierno-por-la-virgen-maria/ Fri, 23 Oct 2015 09:38:57 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=5464 El padre Steven Scheier fue ordenado sacerdote en el año 1973. Era un sacerdote diocesano y fue asignado a la parroquia del Sagrado Corazón, en la ciudad de Fredonia, al sureste de Kansas.

Su historia la podemos conocer en el siguiente video, donde nos cuenta y testimonia lo que le sucedió, tras fallecer en un accidente automovilístico.

No amaba su vida de sacerdote

Durante doce años, se preocupó más de lo que los demás pensaban de él que de su ministerio sacerdotal. Le inquietaba de su prestigio como sacerdote, especialmente ante sus compañeros de ministerio. No asistía a la dirección espiritual con otros sacerdotes, o si lo hacía, se quedaba en cosas superficiales, como por salir del compromiso. No hacía las oraciones del breviario ni las que debe hacer todo sacerdote. Para él la misa no tenía un significado especial. Incurrió en sucesivas negligencias en su labor pastoral y se dedicó a muchas actividades de corte social, en detrimento de los fieles de su parroquia. Huyó del sufrimiento propio de su misión y se portó de manera cobarde ante ese sufrimiento.

Faltó a los mandamientos. Se confesaba con regularidad, pero no apropiadamente. No tenía propósito de enmienda, ni dolor verdadero por sus pecados. Tomaba la confesión como un seguro contra el infierno. Sus confesiones no lo condujeron a un cambio verdadero de vida. Se confesaba cuando quería, porque pensaba que tenía suficiente tiempo. Él sabía que no estaba haciendo lo que debía, que no era el sacerdote que debía ser, pero no cambió su forma de proceder. Los feligreses, sin embargo, consideraban que era un buen sacerdote.

El día de su accidente

El 18 de Octubre de 1985 fue a Wichita, más o menos a 130 o 140 Kms de distancia. Hizo el viaje por la carretera 86, la única carretera accesible entre Fredonia y Wichita. Era una carretera montañosa y peligrosa, sin cunetas y de alto tráfico pesado. Fue a ver a un sacerdote sobre algo que había sucedido en la parroquia de Wichita. Salió por la mañana y regresó por la tarde. En el recorrido de regreso, mientras adelantaba a un camión, se vio involucrado en un accidente de frente con una camioneta en la que iban tres personas que residían en Houston, Texas.

Fue arrojado del vehículo, sufrió laceraciones en la cabeza y su cuero cabelludo se despegó en el lado derecho. El lado derecho del cerebro fue cortado parcialmente y muchas células fueron aplastadas. Quedó prácticamente inconsciente. Una enfermera que iba en un vehículo detrás de él lo ayudó inmediatamente. Vio que tenía el cuello roto. Fue atendido de emergencia y llevado en ambulancia a un pequeño hospital cercano. Un médico le suturó sus heridas en la cabeza. Todos pensaban que no iba a sobrevivir. Lo atornillaron por delante y por detrás de la cabeza, le pusieron una chaqueta rígida para evitar movimientos y lo llevaron en helicóptero a otro hospital en Wichita.

No se atrevieron a operarlo debido a la gravedad de la lesión. Sufrió fractura en la segunda vértebra cervical. Cuando esta vértebra se rompe, la persona se asfixia. Si le hubieran movido la cabeza en el sitio del accidente, hubiera muerto. Fue colocado en tracción y los doctores le daban un 15% de probabilidades de vida. Permaneció en Cuidados Intensivos hasta el mes de Noviembre. Estuvo bajo tratamiento de morfina y tracción. Cuando se supo del accidente, los miembros de su parroquia y de otras cercanas se pusieron en oración por él. Se recuperó de manera sorprendente y rápida.

El 2 de Diciembre lo dieron de alta. No esperaban que sobreviviera. Le dijeron que, a pesar de sobrevivir, pensaban que iba a quedar paralizado del cuello hacia abajo, usando un respirador, mirando hacia el techo por el resto de su vida y sin volver a hablar.

Una revelación que le abre el entendimiento

En el mes de Abril le retiraron los aparatos que lo tenían inmovilizado. De regreso en su parroquia, una vez estaba celebrando misa entre semana, correspondiendo ese día el Evangelio de San Lucas, capítulo 13, versículo 6 y siguientes, sobre el Dueño de un viñedo, quien ordena al viñador cortar una higuera que no daba fruto desde hacía tres años. El viñador intercede ante el Dueño de la viña y le propone abonarla y cuidarla durante un año más para ver si da fruto, o si no, puede cortarla. De repente, mientras se encontraba leyendo este pasaje, la página se volvió luminosa, se agrandó y se acercó hacia él. Sintió un gran sobresalto y terminó la misa como pudo; después tuvo que sentarse y tomar algo para calmarse.

Llegó el momento del día de su Juicio

En ese momento recordó una conversación que tuvo lugar muy poco después del accidente. Él no vio a nadie pero sí escuchó las voces. En esa conversación, el padre Steven se encontró en la presencia de Dios. Al sentir el amor puro de Dios en la persona de Jesús, el padre Steven se sintió realmente pecador, pero el Señor le dijo: “Te amo, acércate”.

El padre Steven se vio enfrentado a su juicio particular, en el que fueron puestos en evidencia muchos pecados mortales que no alcanzó a confesar, porque había dejado todo eso para más tarde. Sintió el Amor Justo de Dios cuando El Señor Jesús le dijo: “Tu sentencia es el infierno por toda la eternidad”.

El padre Steven contestó: “Sí Señor, lo sé”. Porque sabía que era toda la verdad de su vida y eso no fue sorpresa para él. Comprobó que Dios nos conoce perfectamente por dentro y por fuera y que no se deja llevar por apariencias o simples opiniones. También supo que ante Dios no valen excusas, ni pretextos, ni justificaciones.

Entonces, el padre Steven escuchó una voz femenina: “Hijo, por favor, ¿puedes perdonar su vida y su alma inmortal?” El Señor contestó: “Él ha sido sacerdote por doce años para sí mismo y no para Mí. Dejemos que coseche el castigo que merece”.

La voz femenina replicó:“Pero Hijo, si le damos gracias especiales, entonces veamos si da frutos; si no, hágase Tu Voluntad”. El padre Steven sintió el amor Misericordioso de Dios cuando El Señor contestó: “Madre, es tuyo”.

El padre Steven no sentía devoción especial por la Virgen, y a partir de ese momento empezó a tenerla siempre presente en su mente y en su corazón. Se dio cuenta de que le tomaría toda la vida ser el sacerdote que debe ser. Con el tiempo, el padre Steven ingresó a una comunidad contemplativa, no de clausura, que ora e intercede por los sacerdotes.

Dios le dio una oportunidad a su alma y a su vida física, corporal, y no hay un día en que no haya pensado en lo que le pasó. Ahora es mucho más consciente que antes de sus pecados.

 

Algunas enseñanzas que podemos aprender de la experiencia del padre Stevens

Hay dos maneras de creer: Con la cabeza, intelectualmente, o con el corazón. Durante muchos años, el padre Steven creyó intelectualmente en Dios, en el cielo y en los santos. Para él, no eran seres vivos, sino más bien representaciones o personajes imaginarios.

El infierno existe y los sacerdotes no están exentos de él, por tanto, si faltan a los mandamientos, están expuestos a él. Los sacerdotes tienen que dar cuenta de más cosas que los fieles, puesto que tienen mayores responsabilidades en su misión: “A quién mucho se le dio, mucho se le pedirá”.

Dios nos ayuda a conocernos a nosotros mismos para que enmendemos nuestros errores y corrijamos nuestro camino. Tenemos que estar receptivos y cooperar con la Gracia de Dios.

Dios nunca le dice “NO” a la Virgen María. Nosotros no conocemos ni apreciamos la importancia, la gracia y el poder que Dios ha dado a la Virgen.

Cuando uno huye de los sufrimientos y las cruces propias de su vida y su misión, después aparecen cruces más grandes, donde quiera que uno vaya. Pero cuando las abrazamos, Dios dulcifica los sufrimientos y las cruces personales.

El Amor de Dios es más grande que su Justicia… lo que no quiere decir que Él no será Justo en su juicio. No hay que tener miedo de decir las cosas como son. Puede que no seas muy popular para los demás, pero “hay que poner a Dios primero que los hombres”.

Pueden morir millones de personas en un mismo instante, pero el juicio es personal y uno lo enfrenta solo. Recuerda que tu salvación depende de tus acciones: la forma como has vivido y amado.

Nuestro verdadero hogar está en el cielo. Aquí, en el mundo, somos peregrinos en camino a nuestra patria celestial.

El padre Steven sufrió con anterioridad otros dos accidentes de tránsito, el segundo un poco más serio que el primero. Sentía que iba a ocurrir otro mucho más grave, y finalmente ocurrió. Él sabía que eran advertencias para su cambio de vida, pero no quiso hacer caso. Finalmente, Dios le dio una nueva oportunidad, para que fuera testigo de su Amor y Misericordia.

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Fuente: Canal de YouTube Ad Iesum per Mariam y pildorasdefe.net

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María y la oración de Marta https://www.reinadelcielo.org/maria-y-la-oracion-de-marta/ Thu, 19 Mar 2015 20:11:34 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=3661 Lo publicado en esta entrada es responsabilidad de quien lo firma. Al publicarlos www.reinadelcielo.org no está emitiendo ninguna opinión sobre la veracidad de los dichos, sino que sólo ha entendido que sus contenidos no contienen nada que atente contra las verdades de la fe y la moral y sí entiende que pueden ser favorables para el crecimiento espiritual de nuestros lectores. El juicio final sobre los hechos publicados corresponde a la Iglesia, a la que nos sometemos.
La redacción de Reina del Cielo


Este relato, escrito por María Susana Ratero, nos lleva el pensamiento a reflexionar acerca de lo que ocupa nuestro corazón. ¿Qué es lo que nos habita? ¿Es Dios y su amor?

María Susana comparte con nosotros lo que ella escribe desde su amor a la Virgen María e imaginación devota.

¡Disfruta de la lectura!

María y la oración de Marta

No es la primera vez que escucho la lectura sobre Marta y María (Lc 10,38-42) , pero este domingo vuelvo a sentir esas palabras, en mi corazón, de un modo diferente.

Tu imagen de Luján está cerquísima del sitio desde donde el sacerdote hace la Lectura, así que, como es mi costumbre, corro a refugiarme bajo tu manto para entender mejor cada palabra santa…

No un “entender” soberbio y vanidoso, no, pues de nada me serviría para buscar la santidad, sino un entender sencillo, descubriendo que es lo que esas palabras me dicen a mí, hoy…

Y me llevas a la pequeña casa de Betania, justo cuando Marta ha comenzado a molestarse por la actitud de su hermana María.
– Mira, hija, y mírate a ti misma en su lugar, tantas veces…
– ¿Yo? ¿En su lugar? ¿Cómo? ¿Cuándo, Madrecita? Enséñame a ver, Madre, que muchas veces la ceguera del alma me lleva a errar caminos.
– Escucha la oración de Marta.
– ¿La oración? ¿Cuál oración? Más bien la veo muy molesta con su hermana.
– A ver, hija, ¿Qué crees que es la oración? La oración es un diálogo con Dios, no un monólogo que más bien parece un listado lastimoso de penas y órdenes. Marta se acerca al Señor y le dirige esta oración, pero su oración está afectada por el estado de su alma. Así que comienza casi reprendiendo a Jesús que, según ella, no ve ni valora su esfuerzo, para terminar dándole una orden acerca de lo que Dios debe hacer. No es un pedido, ni una súplica, es una orden. ¿Comprendes hija? Como si Marta conociese de antemano las únicas alternativas posibles frente a su problema ¿No crees que te le pareces en alguna ocasión?

Frente a esta pregunta de mi Madre, intento mirar hacia atrás en mi propio camino y sí, muchas veces le dije a Jesús lo que “tenía” que hacer.
– Ay, Madre, Madre, que triste se habrá sentido tu Hijo, más por mi ceguera que por mis penas… sabiendo que mis penas, muchas veces, nacen de mi ceguera…
– Así es, hija, pero no te desanimes, no te apresures, que aún Marta está parada frente al Maestro, esperando la respuesta, porque toda oración es escuchada, y respondida, aunque muchas veces la respuesta no sea la esperada, como con Marta, aun así es la mejor respuesta.

Y mientras Marta escucha la respuesta del Señor, que le ofrece caminos y le aligera la carga, caigo en la cuenta de cuantas respuestas he tenido a mi oración, tardías unas, inexplicables otras… algunas hasta difíciles de entender, pero de toda circunstancia, puesta en oración en Su Corazón, siempre hallé el mejor fruto…
– Hija, aún puedes ver otro momento en el que, a veces, actúas como Marta, y otras como María…
– ¿Otro momento, Madre? ¿Cuál? Dime, por caridad…
– Jesús entró a casa de las hermanas de Lázaro… y, como te explicaba el sacerdote en la homilía:” ¡Es el Señor el que está entrando!”… todo lo demás, hija, pasa a un segundo plano, o debería pasar… Cuando recibes a Jesús en la Eucaristía, El entra a tu casa, a tu corazón… piensa hija, como le recibes…si como María, escuchando sus enseñanzas y adorándole desde lo profundo de tu alma, o como Marta, casi reprendiéndole porque no hace lo que tu esperas que haga… Aún en este caso, hija mía, ten la certeza de que Él te escuchará, te llamará por tu nombre y te mostrará que, muchas veces, caminas con excesiva carga sobre tus hombros y luego te mostrará el camino de las cosas que “no te serán quitadas”…

Guardo silencio ante la profundidad de tu enseñanza, ante la delicadeza de tus consejos de Madre, siempre atenta a la salvación de sus hijos…

Con cuánta dulzura me muestras mis errores, mis olvidos, mis egoísmos…

Es tiempo de prepararme para la Eucaristía, debemos dejar la casa de Betania… No alcanzo a ver ni a escuchar la respuesta de Marta a las palabras de Jesús…

Más, ahora, sé que debo pensar en mi propia respuesta al Maestro, en mi propia actitud…

Recibo a Jesús en la Eucaristía. En este momento no hay nada, nada, nada más importante… Es un momento único e irrepetible entre Jesús y yo, entre su abrazo y mi respuesta. Dios ha venido a mi corazón pecador. Dios, que baja desde el cielo y se queda bajo la apariencia de pan… esperándome… Ante tan grande milagro, solo puedo permanecer de rodillas en un profundísimo agradecimiento, en un silencio del alma que adora y escucha… ese momento, luego de recibir la Eucaristía, que tantas veces me ha parecido solo un instante, aunque el reloj me desmienta, ese momento es un regalo que no merezco, pero recibo agradecida… es, sin duda, el mejor momento del día, del mes, del año, de la vida….

A vos, que me acompañaste en esta pequeña meditación, te deseo muchos momentos a los pies del Señor, como María… y, aunque muchas veces sientas que exiges, como Marta, no te angusties, Jesús tiene para ti una respuesta personal, en cada Eucaristía….

Click aquí para volver al post de los tres relatos

Fuente
María Susana Ratero
www.misencuentrosconmaria.blogspot.com.ar
susanaratero@gmail.com
(este relato se encuentra en mi cuarto libro
“Madre, en tu Corazón”)

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Libro “Mis encuentros con María”, de María Susana Ratero https://www.reinadelcielo.org/libro-mis-encuentros-con-maria-de-maria-susana-ratero/ Thu, 29 Jan 2015 20:38:31 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=3305 Lo publicado en esta entrada es responsabilidad de quien lo firma. Al publicarlos www.reinadelcielo.org no está emitiendo ninguna opinión sobre la veracidad de los dichos, sino que sólo ha entendido que sus contenidos no contienen nada que atente contra las verdades de la fe y la moral y sí entiende que pueden ser favorables para el crecimiento espiritual de nuestros lectores. El juicio final sobre los hechos publicados corresponde a la Iglesia, a la que nos sometemos.
La redacción de Reina del Cielo


En este escrito podemos encontrar relatos de María Susana Ratero, los cuales surgen de su imaginación y amor a la Virgen María. En palabras de la autora: “Relatos sobre la Santísima Virgen María, nacidos en mi corazón por el amor que siento por Ella”.

Encuentros y diálogos imaginados que pueden, tal vez, ayudarnos a una relación más profunda y cercana con nuestra Madre del Cielo, la Virgen María.

 

Puedes descargarte el libro en cualquiera de sus tres formatos.

Mis encuentros con María, en formato PDF

Mis encuentros con María, en formato ePub (iPad)

Mis encuentros con María, en formato Mobi (Kindle)

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