amigo – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Tue, 12 May 2020 20:07:48 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Fabio McNamara cuenta su vuelta a Cristo, después de ser un icono de la movida madrileña https://www.reinadelcielo.org/fabio-mcnamara-cuenta-su-vuelta-a-cristo-despues-de-ser-un-icono-de-la-movida-madrilena/ Thu, 07 May 2020 19:49:49 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=24488 El famoso cineasta Pedro Almodóvar, que se forjó artísticamente en la llamada “Movida madrileña”, lo dijo claro, respecto a los artistas y personajes surgidos de esa época: “Todos hemos mamado de Fabio”. Y ahora es el mismo Fabio quien cuenta cómo encontró a Cristo.

Fabio, Pedro Almodóvar, Tino Casal…

Almodóvar se refería a Fabio de Miguel, más conocido por su nombre artístico, Fabio McNamara, uno de los iniciadores de la “Movida Madrileña” de los años 80. 

Era uno de los candidatos más claros a esa muerte temprana que se llevó a tantos compañeros de generación, a tantos amigos suyos. Formó, junto con Pedro Almodóvar, el grupo punk-glam-paródico “Almodóvar & McNamara”. Vivió con el cantante Tino Casal, protagonizó escenas de transgresión, lució los mejores atuendos de la Movida, y con sus grandes excesos, entre ellos la adicción a la heroína, castigó la salud.

Fabio McNamara y Pedro Almodóvar, en su juventud de la Movida madrileña

 En ese tiempo Fabio de Miguel también despuntaba intelectualmente en el mundillo del pop-art madrileño de los pintores “Las Costus”, siempre inspirado por el glam neoyorquino de Warhol y los “New York Dolls”.

Fabio participó en la primera película de Pedro Almodóvar, “Pepi, Luci, Bom y Otras Chicas del Montón”. Participó también como actor, en 1982, en otra película de Pedro Almodóvar, “Laberinto de pasiones”. Su influencia en ese ambiente fue tal, que el mismo Pedro Almodóvar dijo años más tarde: “Todos hemos mamado de Fabio”.

De familia religiosa, se alejó de la fe a los 18 años

Fabio nació en una familia católica. Su madre rezaba con sus hijos el Rosario todos los días, y cada domingo iban juntos a misa: Mis padres son buenos católicos. Mi madre rezaba el rosario todos los días con nosotros”.

A los 14 años Fabio se hizo colega de unos jóvenes que le empezaron a influir para mal.

A los 18 años conoció el mundo de la calle, de la música, de los artistas: “A mí me gustaba mucho el arte, siempre he tenido esta vena artística. De joven comencé a pintar un poco. Me junté con otros artistas pintores y músicos y formé un grupo con el famoso Almodóvar”.

“Entré en el ambiente de la calle, me junté con toda esta gente bohemia, y en ese ambiente, es como si Dios no existiera. Poco a poco fui alejándome de Dios”, explica Fabio.

Estuvo más de veinte años sin ir a misa y sin confesarse. La conciencia no le remordía.

“Para mí el pecado era como una cosa antigua, que no me afectaba; la conciencia no me remordía. Yo quería divertirme y si una cosa me gustaba no me planteaba si era malo o bueno”.
Fabio (pelo blanco) y Mario Vaquerizo, en su juventud;
en años recientes Mario ha contado que la fe 
reencontrada y sincera de Fabio le hace reflexionar

“El demonio dirige los hilos, eres su marioneta”

Fabio considera hoy que durante ese tiempo el demonio dirigía su vida.

En ese mundo el demonio está por todos lados, hay droga, hay sexo… Es él el que dirige los hilos. Tú te conviertes en una marioneta suya, ya no piensas por ti mismo, no tienes voluntad propia. Crees que eres libre porque haces lo que te apetece, pero haces lo que le apetece a Satanás. Te empuja a que vayas a discotecas, a que te drogues y hagas el mayor número de pecados para que tu alma sea cada vez más negra, para que sea cada vez más suya y menos de Dios. Hasta que llega un momento en que el dueño de tu alma es él, Satanás”.

Se encontraba muy lejos de Dios y cautivo de Satanás, pero el recuerdo de Dios venía a su memoria: A veces me acordaba de Dios. Pensaba que estaba en el infierno, pero sabía que había un sitio, el Cielo, donde podría estar mejor”.Vivía alienado, bajo los efectos de un montón de sustancias. Y buscaba la felicidad donde no estaba: en la droga, en el sexo, en la fama…

Fabio asegura con rotundidad: Estuve, no perdido, sino perdidísimo, cuatro veces ingresado, dos veces a punto de morir a causa de tres enfermedades crónicas incurables. Soy un milagro viviente”.

Prisionero de su alejamiento de Dios, de sus excesos y trasgresiones, y enganchado fuertemente a las drogas, iba a la iglesia de Caballero de Gracia, en la Gran Vía madrileña, para comprar la droga:Allí delante paraban los coches donde se compraba droga. Iba a comprarla, veía la iglesia, y a veces entraba un minuto para rezar y decirle al Señor: Por favor, sácame de este infierno”.

Un mensaje de Fabio McNamara para los jóvenes

La oración de su madre, poderosa

MacNacmara logra salir del infierno de las drogas por la oración de su madre: Mi madre le decía al padre Molina: tengo un hijo que no tiene solución, está metidísimo en la droga. Y el padre le decía: usted rece por él, que ya caerá. Y caí. La oración todo lo puede”.

Él ya tenía conciencia del mal en el que vivía. Yo pensé que tenía que salir como fuera, porque aquello iba a acabar muy mal. Si me moría, estaría condenado con Satanás. En el cielo, en cambio, estaría con Dios”.

La voz de Dios se hacía escuchar también en su conciencia.

En aquella época, hubo muchos momentos “clave”. Dios estaba pendiente de mí. Me preguntaba: “¿Cuándo vas a cambiar?, ¿cuándo te vas a decidir?”.

Poco a poco iba constantando que debajo del “glamour” había mucha falsedad. Aquel era un mundo falso. Más que amigos, había intereses. Era difícil encontrar alguien que te quisiera por lo que eras. Cuando dejabas de ser joven y guapo te daban una patada.

Él sintió, en su proceso de conversión, que cuando sus “amigos” le iban dejando abandonado era cuando Cristo y la Virgen mostraron que estaban ahí siempre, para él. “Lo que han hecho el Señor y la Virgen conmigo ha sido un milagro. Y doble: me han curado el cuerpo y, lo que es más fuerte, y más difícil, el alma”.Desde su experiencia tres cosas hicieron falta para convertirse: el sufrimiento, el deseo de romper con el mal, y la oración. 

Cristo es médico, maestro y amigo

Fabio sigue pintando; 
a veces crea temas religiosos

En Cristo Fabio encontró la felicidad: “Encontré la felicidad en Jesucristo. Él lo es todo: el médico que te sana, el maestro que te enseña, el amigo que nunca falla…”

¿Lo más importante ahora para él? “Rezar el Rosario. Hacer lectura espiritual y meditación. Adorar al Santísimo. Ir a misa. Comulgar”.

Para él lo más importante es tener a Cristo, por eso vivir en Gracia de Dios es su objetivo: Si estás en Gracia de Dios, ya puede hundirse el mundo. Por eso, si peco, no pasan veinticuatro horas sin que me confiese”.

La vida para él tiene hoy un sentido muy diferente: estar en gracia de Dios. Por estar en gracia de Dios hago lo que sea. Estar en gracia de Dios es saber para qué estamos aquí, que esta vida tiene un sentido. Es ser feliz, encontrar el amor puro y tener la seguridad de que no nos vamos a ir al infierno eternamente”.

Cuando le han preguntado si echa de menos la vida de antes, Fabio ha contestado categóricamente: Lo de sexo, drogas y Rock and Roll que se lo cuenten a Pepita. Buscar a Dios, conocerle, amarle… es lo único que importa; lo demás, una pérdida de tiempo”.

Preguntado por si no siente vergüenza al hablar de Dios Fabio ha respondido: ¿Pero cómo me va a dar vergüenza, si ha dado su vida por mí! Es como cuando quieres mucho a una persona: que sólo piensas en ella, sólo hablas de ella.Ya sólo quiero pensar en Él, hablar de Él”.

Tras su encuentro con la Misericordia de Cristo, asegura que hay esperanza:“Está escrito que Satanás va a ser vencido, que la Virgen María le va a aplastar, y que el triunfo es de Jesucristo”.


Reza y se confiesa en el Caballero de GraciaFabio es un habitual del popular oratorio de Caballero de Gracia (caballerodegracia.org), en la Gran Vía madrileña, donde Don Máximo es su confesor.

Antes de participar en la Misa hace una hora diaria de adoración al Santísimo, y reza el rosario. Tras su adoración, oye misa y comulga.

Para Fabio, este oratorio de Caballero de Gracia donde acude a rezar, y que tanto le ha ayudado en su proceso de conversión, es un trocito de Cielo aquí en la tierra: Es como un trozo de cielo en la ciudad, la gente no sabe lo que se pierde, hay cinco misas diarias, siempre hay confesores, el Santísimo está expuesto todos los días, y hay unos buenísimos sacerdotes”.

Pese a la enfermedad, alegría 
Su salud está muy tocada: “Yo soy un milagro viviente. Tengo dos enfermedades incurables, y además tengo 56 años, no soy un niño. Tengo hepatitis C, con una fibrosis que es la más fuerte que hay. Y tengo VIH desde hace ya veinticinco años”.  

Pero la Misericordia de Cristo le ha devuelto la felicidad: “Hoy puedo decir que soy un hombre feliz. ¡Cómo no voy a serlo, si ahora voy a comulgar…! ¿Qué más quiero…?”

 “Yo sigo divinamente porque digo: “Mi medicina es la santa Comunión. El día que yo comulgo, tomo mi medicina, que es Jesucristo, y no hay medicina mejor”.

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Fuentes: Religión en Libertad y Pueblo de María


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Dejó de ser ateo por un amigo y un Via Crucis callejero https://www.reinadelcielo.org/dejo-de-ser-ateo-por-un-amigo-y-un-via-crucis-callejero/ Fri, 02 Nov 2018 22:04:11 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=17074

Hasta los 22 años, Nathaniel Hurd era “ateo, llana y simplemente”. Su familia no era religiosa, ni siquiera le habían bautizado. Le parecía que todas las cosas relacionadas con Dios eran tonterías que no merecían ninguna atención. Simplemente, el tema no le interesaba y lo miraba con cierto desprecio. La moral familiar católica le parecía especialmente ajena y equivocada.

Y sin embargo, diez años después estaba a punto de hacerse sacerdote católico en Washington. ¿Qué sucedió? Todo empezó conociendo católicos inteligentes y devotos… y después cristalizó con un Viernes Santo muy especial, en el que le invitaron a un Via Crucis.

Nathaniel, que fue asesor de política internacional en el Capitolio, en Washington, y después ha trabajado en ayuda humanitaria internacional, ha contado su itinerario de fe, ya con 41 años, en Signposts, de CHnetwork.org. En ocasiones anteriores lo explicó en Radio María de EEUU y otros foros.

Un amigo inteligente: hablaba con precisión, sin vaguedades

nathaniel Hurd en claseEn la universidad, con 22 años, conoció a un compañero católico muy inteligente. Se hicieron muy amigos. “Teníamos un montón de conversaciones sobre Dios y la fe. Como ateo, lo que querrías es desdeñar al creyente como, básicamente, un idiota. Eso es lo fácil, por pereza. En este caso no podía hacerlo”. Su amigo tenía doble titulación en Psicología y Clásicas, “cum laude”, títulos y era realmente listo.

“Tuve que escuchar de verdad. Había precisión en lo que decía de Dios y la fe. No eran las vaguedades que creo que muchos ateos asocian con los creyentes. Así que al final del verano perdí mi certeza de que Dios no existe y me mantuve abierto a esa posibilidad”. La posibilidad de que existe Dios, un Creador Todopoderoso y que ama a los hombres y su creación.

Más adelante conoció a otro católico firme y coherente. “Impresionaba no solo por su integridad sino por su completitud. Se encontraba a gusto tanto en el museo como en un estadio deportivo”. Le parecía humanamente interesante.

Bautizado, pero cristiano a su manera…

Después de dos años y medio como agnóstico abierto, en 2002 dio el paso de bautizarse como episcopaliano (anglicanos de EEUU, muy liberales en doctrina). Quería saber más, leía mucho sobre la fe… y se hacía preguntas.

En 2004, al llegar Viernes Santo, un amigo católico le preguntó: “¿tienes algún buen plan para este Viernes Santo?” Y juntos acudieron a un Via Crucis organizado por el movimiento Comunión y Liberación, por las calles de Nueva York, ciudad cosmopolita y descristianizada. De Brooklyn a Manhattan fueron con miles de fieles que cantaban, leían meditaciones, fragmentos de la Escritura, en el marco del skyline y el río. “Era extremadamente conmovedor”.

La Pasión… y una pregunta de Jesús

“Esa fue la primera vez que me di cuenta, de verdad, de lo que Cristo había hecho por mí. Pienso que haber visto ‘La Pasión de Cristo’ unos días antes pudo hacerme pensar algo en ello. Pero ese día Él me hizo una pregunta muy clara: ‘yo hice esto por ti, ¿qué haces tú en tu vida diaria por mí?'”.

Fue a Misa de Pascua con unos amigos católicos, convencido de que tenía que hacer algo especial. “Si vas a ir a una misa católica en algún momento del año, a esa es a la que debes ir”, invita. “Me impactó el poder y la belleza de la liturgia. Y volví al día siguiente. Y empecé a revisar todas las razones por las que hasta entonces había estado cerrado a la Iglesia Católica”.

“Yo quería seguir al Señor en todos los aspectos de mi vida. Había intentado seguirme a mí mismo, y no había salido muy bien. Dije: ‘vamos a probar y confiar en Él’.”

La Iglesia que Jesús dejó para enseñar

Toda su conciencia moral, desde niño, se había forjado en multitud de fuentes… excepto la enseñanza católica. Las ideas sobre matrimonio, familia, moral… Nathaniel tenía ideas muy claras -simplemente tomadas de la cultura moderna- sobre lo que la Iglesia debía pensar en estos temas.

“Pero al final, entendí que en 2004 tenía que haber una forma de saber qué es lo que Cristo quería de mí, qué es lo que Cristo enseñaba, para mí y para los demás. Y esa forma, ese camino… ¡es su Iglesia! Y estaba muy claro que ésta era la Iglesia de Jesucristo, y que si había un desacuerdo entre la Iglesia y mi postura, el error será mío, no de la Iglesia”.

Realizó el Curso de Iniciación Cristiana para adultos y en la Vigilia Pascual de 2005 entraba plenamente en la Iglesia Católica. Dedicó varios años a examinar si tenía vocación sacerdotal en un programa de la arquidiócesis de Washington, pero en 2010 entendió que estaba llamado a la vida laical y familiar.

Ha trabajado como asesor y profesor en política internacional y en organizaciones de ayuda internacional, especialmente con refugiados en Irak, Jordania, Líbano, Etiopía, Somalia y Sudán.

Hoy recomienda a quien le pregunta la siguiente dieta espiritual: misa diaria, confesarse con regularidad, dejar un rato para reflexionar en silencio y así renovar la relación con Dios.

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Fuente: Religión en Libertad


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