amar a Dios – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Fri, 05 Oct 2018 18:53:11 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Un franciscano que fue marxista revolucionario, atracador de bancos, drogadicto y casi suicida https://www.reinadelcielo.org/un-franciscano-que-fue-marxista-revolucionario-atracador-de-bancos-drogadicto-y-casi-suicida/ Fri, 05 Oct 2018 18:42:30 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=16494

¿Se puede pasar de ser marxista revolucionario, ladrón de bancos a punta de pistola, prófugo de la justicia, adicto a las drogas y a la pornografía, interesado por la masonería y el esoterismo, a ser sacerdote franciscano? Sí, se puede. O al menos el Padre Daniel-Marie Thevenet pudo.

Este es el impactante testimonio que dio el lunes 13 agosto delante de los 400 jóvenes participantes en el 8º Encuentro internacional Giovani verso Assisi (Jóvenes hacia Asís), en el camping Fontemaggio situado unos 2 kilómetros al norte de la ciudad de San Francisco y Santa Clara, en la ladera del monte Subasio.

Ya de niño, vocación sacerdotal

El Padre Daniel empezó recordando los momentos en la infancia en que se evidenció su vocación sacerdotal: a los 6 años sorprendió a su madre, después de escuchar a un sacerdote que predicaba “con ardor, con fuego en los ojos”. A los 12 años fue su tío protestante el sorprendido ante su respuesta a qué quería ser de mayor. Y hubo una tercera ocasión similar.

Sin embargo, a los 15 años, mientras estudiaba en el instituto en Lyon, se le abrieron dos vías para canalizar sus inquietudes: la Iglesia o el marxismo revolucionario. Escogió el segundo, en boga en aquella época y en aquellos ambientes, y se lanzó a militar en la Liga Comunista Revolucionaria. Hoy considera que fue entonces cuando escogió “el camino equivocado”.

Fray Daniel-Marie comparte su testimonio para que muchos jóvenes aprendan en carne ajena y se mantengan lejos de los ámbitos que le dañaron… y que se animen a ayudar a otros

Bajada a los infiernos: del hachís a la delincuencia

Padre Daniel-Marie Thevenet 3A los 21 años experimentó lo que él llama su “bajada a los infiernos”. Empezó a fumar “mucho hachís” y se dejó arrastrar a un “mundo de sensaciones”. Pronto empezó a robar y se metió en lo que él llama un “embudo” vital. Dejó la universidad, dejó la familia, lo dejó “todo”.

Entró en el mundo de la delincuencia. Se organizó junto con 3 amigos para atracar un banco en el campo, con una pistola. Robaron “pocos miles de euros”. Recuerda que participó en 4 atracos: tres bancos y una oficina postal. Después de los atracos, se escondía en casa de un primo, “que no sabía nada”, y después volvía a Lyon.

Un día fue a buscarlo su padre y le encontró: “Daniel, ¿qué has hecho, que te está buscando la policía?” Le impactó ver a su padre tan destrozado por su causa. “¿Si yo te hubiera dado más dinero, hubieras hecho lo mismo?”, le preguntaba compungido. “¿Qué piensas hacer en este momento?”.

El encuentro con su progenitor le hizo tomar conciencia de su “fracaso”. “Había perdido el sentido de mi vida”, reconoce fray Daniel. En medio de esa situación tan desesperada, decidió “exiliarse” en Italia, que fue su “refugio de 10 años”. Fue, además, una etapa de “reconstrucción interior”.

Este verano en Asís Daniel-Marie ha podido contar su testimonio a unos 400 jóvenes

La voz del Espíritu Santo al acostarse en un parque público

Recuerda que fue trasladado por un amigo, pero que luego nadie le cogía cuando hacía autostop. Finalmente llegó a Génova en un camión, y pasó la noche en un parque público. En el momento de dormir, escuchó “la voz del Espíritu Santo, una voz fuerte interior”, que le dijo: “Ahora, Daniel, estás solo”.

Fray Daniel señala que el Espíritu Santo habla “a cada uno en la forma que le viene bien”. En su caso, este mensaje le “suscitó el deseo de dejar de hacer tonterías”.

Aún seguía durmiendo en la calle, pero ahora buscaba trabajo. Llegó a Florencia, donde encontró empleo en un negocio de discos de música. Pasó dos meses viviendo en un camping, compartiendo cervezas y porros en su tiempo libre con los jóvenes que allí se alojaban.

Sentía que “no tenía horizontes”, y pensó incluso en suicidarse, “porque no tenía futuro”. Daniel aclara que esta es “la voz del Diablo”, la misma que le fue llevando por los “caminos de la pornografía”. “Poco a poco el Diablo te va llevando a su terreno”, recuerda.

“No hables jamás del suicidio a tu madre”

Padre Daniel-Marie Thevenet 2Entonces escribió una desgarradora carta a su madre, en la que le hablaba de sus ideas de suicidio. Su padre le contesta: “No hables jamás del suicidio a tu madre”. Ahí Daniel se da cuenta de que “tiene un padre”, y este descubrimiento interior de su figura le “salva la vida”.

Después se dedicó durante 9 meses a vender distintos productos por las calles de Milán. Esta era “la ciudad de la droga”, y él se adentró más y más en ese camino, consumiendo heroína. “El mundo de la droga es el mundo de la mentira”, señala. “Éramos cuatro amigos que parecía que nos protegíamos, pero es mentira, porque estás solo”.

“De milagro” no murió en aquella época, indica, que le llevó a pasar dos meses ingresado en un hospital y un año de recuperación.

La salvación: una familia que acoge con amor

Después de esta etapa pasó a Roma, donde una familia (“hermanos, primos…”) le acogió “como a uno más” en la casa pequeña donde vivían. El amor de esta familia le salvó de la droga. “La clave siempre es el amor”, señala. Esta acogida fue para él “como un auténtico noviciado, porque éramos pobres y felices”.

A partir de ahí se fue acercando a Dios. Trabajaba durante 12 horas al día, y pensaba: “Hay un Dios que no conozco que me ha dado una casa y un trabajo”.

Le regalan una Biblia… y la abre

Un día un sacerdote le regaló una Biblia. Daniel la abrió y leyó: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. El fraile compara ese momento con un “big bang” y con una “explosión nuclear”. “Lo sentí claro”. Al domingo siguiente vivió la misa más sencilla y mas bonita de su vida: Dios le había mandado a su Hijo para que le conociera.

Con libros esotéricos, al convento franciscano

Una amiga, astróloga y anticlerical, le dio la dirección del Sacro Convento de Asís, donde se encuentra la tumba de san Francisco. Allí acudió en la Navidad de 1982 y se presentó a uno de los frailes franciscanos encargados. “¿Qué haces con estos libros?”, le preguntó el fraile al ver sus volúmenes de esoterismo, astrología y magia. Daniel señala el peligro de estos libros: “Si los tienes en casa, tíralos. Parecen un juego, pero en el fondo te llevan al mal”.

Daniel se quedó a vivir una semana de experiencia en el Sacro Convento. Cuando vio al franciscano celebrar la Misa, revivió esos tres momentos de su infancia en que había sentido su vocación sacerdotal. “¿No podría quedarme más tiempo?”, le preguntó al terminar la semana. “Cuéntame tu vida”, le contestó el fraile. Y él se la narró. Entonces el religioso le pidió que se fuera y que volviera en dos meses.

Daniel volvió a Roma, donde recuerda que su jefe en un parking le dio mucho dinero: “Eres el primero que no me ha robado”, le dijo. Y también: “¿No volverás con los frailes, verdad?” “Siempre encontrarás gente para quitarte del camino de la voluntad de Dios”, señala Daniel, incluso familiares y amigos.

Pero Daniel siguió prestando atención a la llamada de de Dios. Ingresó en la Orden de los Frailes Menores Conventuales y después de 5 años de estudio y formación quiso volver a Francia para pagar su deuda con la Justicia, incluso ingresando en la cárcel si hiciera falta. Finalmente no fue necesario.

Profesados sus votos perpetuos, hoy el Padre Daniel es un sacerdote franciscano conventual residente en Bruselas, donde junto a otros hermanos lleva adelante una incansable tarea evangelizadora entre los jóvenes, siempre dispuesto a compartir su testimonio para comunicar lo que Dios puede hacer. Terminó su alocución lanzando dos preguntas a la audiencia: “¿Cuál es el camino de tu felicidad? ¿A qué te llama el Señor?”.

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Fuente; Religión en Libertad


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¿Existe el purgatorio? ¿Sale en la Biblia? https://www.reinadelcielo.org/existe-el-purgatorio-sale-en-la-biblia/ Fri, 13 Apr 2018 12:12:17 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=12274

Si se llega a la eternidad debiendo algo, el alma se tendrá que purificar

La verdad del purgatorio, aunque no esté mencionada explícitamente en la Biblia, se entrevé en la misma.

En la sagrada escritura hay muchos elementos que ayudan a fundamentar la convicción de que nada impuro, manchado o imperfecto puede entrar en contacto con Dios, que no se puede acceder a Dios sin pasar a través de algún tipo de purificación cuando sea necesaria.

Veamos sólo algunos de estos elementos. En la epístola a los hebreos, que habla de los ejemplos de fe en la historia sagrada, se mencionan a unos mártires; más concretamente el texto dice: “Unos fueron torturados, rehusando la liberación por conseguir una resurrección mejor” Hebreos 11,35.

Y estos mártires no pueden ser otros que los siete hermanos Macabeos que murieron seguros de la resurrección en la vida futura: “Es preferible morir a manos de hombres con la esperanza que Dios otorga de ser resucitados de nuevo por Él…” (2 Mac. 7, 14).

De manera pues que en el pueblo de Israel ya había conciencia de que la muerte no es el fin, de que hay una resurrección y esta tiene que ser a un vida de gloria. Resurrección que hay que favorecer; de consecuencia ya había consciencia de una recompensa para los que mueren sin pecado o en gracia de Dios.

Y como en muchos casos no se muere con el alma pulcra pues es necesaria una purificación, es necesario purgar el pecado.

alma del purgatorioY los que quedan son conscientes de que con su oración pueden ser solidarios con los que mueren para ayudarles en dicha purificación.

Es lo que vemos claramente en el 2 Macabeos 12. Aquí se da por cierto que existe una purificación después de la muerte. Judas Macabeo efectuó una colecta para tener lo necesario a fin de que se ofreciera un sacrificio expiatorio por el pecado de unos soldados caídos.

“Esta enseñanza se apoya también en la práctica de la oración por los difuntos, de la que ya habla la Escritura: “Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado” (2 M 12, 46).

Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico, (cf DS 856) para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios.

La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos: llevémosles socorros y hagamos su conmemoración.

Si los hijos de Job fueron purificados por el sacrificio de su padre, (cf. Jb 1,5) ¿por qué habríamos de dudar de que nuestras ofrendas por los muertos les lleven un cierto consuelo?

No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos (San Juan Crisóstomo, hom. in 1 Cor 41,5)” (Catecismo, 1032).

Es pues doctrina segura la existencia de un estado transitorio de purificación obligatorio para aquellos que, habiendo muerto en gracia de Dios, necesitan mayor purificación para llegar a la santidad necesaria para entrar en la realidad celestial.

En el Antiguo Testamento hay muchos ejemplos en los que se ve que lo que está destinado a Dios debe ser lo mejor, lo perfecto.

Almas del purgatorio 4 (ft img)Uno de estos ejemplos es la calidad de la ofrenda de Abel aceptada con agrado por parte de Dios (Gn 4, 8); o por ejemplo, en el plano sacrificial, lo que entra en contacto con Dios debe ser lo perfecto, es el caso de los animales destinados para la inmolación (Lv 22, 22).

Pero más que las cosas son las personas que quieren tener su eterno destino en Dios las que deben ser perfectas, sin mancha.

En el plano institucional es la integridad física de los ministros del culto (Lv 21, 17-23). A esta integridad física o personal de los ministros del culto debe corresponder una entrega total a Dios por parte de todo el pueblo de acuerdo con las grandes enseñanzas del Deuteronomio.

Se trata de amar a Dios con todo el ser, con pureza de corazón y con el testimonio de las obras (Dt 10, 12 ss).

Y esta integridad debe ir más allá de la vida presente para entrar en la comunión perfecta y definitiva con Dios, con el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob (Ex 3, 6), con el Dios en quien todos viven.

Es lo que asegura también Jesús hablando de la resurrección: “Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven” (Lc 20, 37-38).

El Salmo 50, el salmo penitencial por antonomasia, nos habla en clave de purificación interior: si el pecador confiesa y reconoce la propia culpa (v. 6), y pide insistentemente ser purificado o ‘lavado’ (vv. 4. 9. 12 y 16), podrá proclamar la alabanza divina (v. 17).

Y una de las características de la figura del Siervo de Yahvéh es su función de interceder y expiar en favor de muchos; al término de sus sufrimientos, él «verá la luz» y «justificará a muchos», cargando con sus culpas (Is 53, 11).

Almas del purgatorio (ft img) 3Pasando ya al Nuevo Testamento, Jesucristo también nos insinúa varias veces de la realidad del purgatorio cuando dice, por ejemplo: “Mientras vas donde las autoridades con tu adversario, aprovecha la caminata para reconciliarte con él, no sea que te arrastre ante el juez y el juez te entregue al carcelero, y el carcelero te encierre en la cárcel. Yo te aseguro que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último centavo” (Lc 12, 58-59). Aquí la cárcel es el sinónimo del purgatorio de donde se saldrá una vez se ha pagado toda deuda.

Jesús hace referencia por tanto a una purificación temporal de la que se saldrá cuando termine. Esta purificación no puede ser ni el infierno ni en el cielo, pues entre otras cosas son realidades eternas de las que no se saldrá.

Es decir si no arreglamos las cosas mientras vamos de camino a la eternidad y se llega a ella debiendo algo, el alma se tendrá que purificar.

Y el Apóstol San Pablo habla de un fuego purificador y del valor de la obra de cada uno, que se revelará el día del juicio: “Si la obra de uno construida sobre el cimiento (sobre Cristo) resiste, recibirá la recompensa. Mas aquel cuya obra quede abrasada sufrirá el daño. Él, no obstante, quedará a salvo, pero como quien pasa a través del fuego” (1 Co 3, 14-15).

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Fuente: Aleteia.org


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La inocencia perdida https://www.reinadelcielo.org/la-inocencia-perdida/ Fri, 15 Jul 2016 16:34:50 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=7403 Jan llevaba casi dos años en una cárcel polaca esperando condena y no tenía perspectiva alguna para su futuro. Cada día transcurría lento para este joven nacido en Breslavia (Polonia), pensando obsesivamente en su porvenir inmediato. Sería una condena a cadena perpetua o al menos 25 años entre rejas en el mejor de los casos. Esto no lograba asimilarlo y siendo de carácter compulsivo, una sola idea ocupaba su mente…

«Ya había decidido el método para suicidarme: me iban a pasar unas pastillas después del juicio, porque tras pasar por el juzgado había más ocasiones; durante el proceso el control y la vigilancia son más estrictos, pero una vez dictada la sentencia ya se interesan menos por ti…»

La inocencia perdida

indiferencia (ft img)Jan Krzesz (nombre ficticio, para proteger a su familia) –cuyo testimonio lo hizo público Revista Amaos– reconoce que no hubo durante su infancia o adolescencia experiencias que condicionaran sus conductas posteriores y las consecuencias que lo llevaron a prisión. Habla con nostalgia de la formación católica, hábitos de fe y sana afectividad vivida en el grupo familiar. «Tuve una infancia estupenda: estaba rodeado de amor y de la custodia divina. Nada anunciaba la tragedia que iba a sobrevenirme» —afirma el mismo Jan.

En el colegio destacaba en los deportes y era hábil en los estudios, siendo reconocido por sus pares que solían nombrarlo delegado de curso. A sus 13 años, comenzó a experimentar algunos cambios propios de la edad y a sentirse muy atraído por todo lo que venía de la Europa Occidental, Estados Unidos y en especial las películas en videocasete. Fue entonces que un hecho significativo desbarató el alma de Jan…

«Satanás me mordió y me contagió con su veneno estando todavía en la escuela. Un día, un compañero de clase me invitó a su casa, bajo secreto total, a ver una película porno. Después de visionarla, en mi vida se metió la impureza, apoderándose de mí de una manera enfermiza. Así fue mi comienzo con el mal».

Es lo que recuerda el joven polaco que desde ese momento su vida fue de mal en peor y, aunque de vez en cuando tenía momentos de paz, «el conjunto fue un desastre…».

Ni el llanto de su madre lo conmovía

Consumir a diario alcohol, tabaco, drogas e irse de copas por la noche era su agenda cotidiana. Como no trabajaba y necesitaba financiar los vicios, comenzó a robar; primero a sus padres, luego las víctimas eran personas del vecindario familiar y de ahí sus fechorías las efectuaba incluso en otras ciudades. «Mi pobre madre estaba siempre en la ventana esperando a ver si yo volvía. Recuerdo su rostro cubierto de lágrimas y de angustia… Pero a mí nada me conmovía, era insensible a cualquier argumento y nada me podía convencer: solamente contaba el dinero… Se me había metido esto en la cabeza: llegar a ser alguien importante en la calle. El trabajo honesto no me interesaba, porque despreciaba a la gente honrada y no contaba con ella para nada».Finalmente comenzaron los arrestos, el primero cuando tenía 18 años. Como en muchos lugares del mundo, las prisiones de Polonia no lucen por sus logros en reinserción y para Jan el tiempo preso fue sólo un período de aprendizaje y formar vínculos para nuevos delitos… «Me arrestaban una vez cada varios meses. Yo me creía que era dueño de la situación…»

Viviendo bajo el código de honor de los delincuentes

Antes de cumplir los 21 años la delincuencia era su única fuente de ingresos, sin importarle cuánto dolor causaba, ni menos las consecuencias en su alma. Con un colega conocido en prisión, lideraban una banda de robos a mayor escala que les financiaban lujos y juerga. Incluso cuando en un atraco –sin intención previa, dice Jan– terminaron con la vida de una persona, pero eso no lo detuvo.

«Por desgracia, eso no nos enseñó nada y yo incluso después me metí más de lleno en el mundo de la delincuencia. Me impresionaba su brutalidad y el hecho de que la gente me tuviera miedo. Para mí solamente contaban mis socios y el código de honor de los delincuentes. Iba por la vida sembrando destrucción, llanto, terror e injusticia…

Su carrera delictiva se detuvo tras ser detenido el año 2007. Pensó que era un trámite como en tantas otras ocasiones. Pero esta vez alguien se ocupó de investigar y lograr un acuerdo con el socio de Jan.

Su cómplice lo traicionó. «Lo desembuchó casi todo, especialmente los delitos más graves… Me quedé hecho polvo. Yo contaba con que tendría que responder por ello, pero entonces solamente pensaba en suicidarme. Sin embargo, Dios también tenía un plan…».

En ese plan fueron varios los «socios» que –sin saberlo incluso– sirvieron a Dios para que Jan alcanzara sanación y liberación. El primero fue su compañero de celda… «un tipo que rezaba y escuchaba la emisora católica Radio María», recuerda el joven polaco. El golpe maestro del amigo de celda fue invitar a Jan a que lo acompañase a ver al cura, quien venía una vez por semana a la cárcel. A regañadientes aceptó, cruzó un par de frases con el sacerdote y dio por concluido el encuentro. Pasaron meses en que no volvió por donde el cura, hasta que su compañero poco a poco, nuevamente logró que le acompañara. Lo que desde ese encuentro ocurrió, lo narra el propio Jan en primera persona:

Un 24 de agosto, aniversario de su liberación

«El cura me habló de confesarme, después mi compañero me dijo lo mismo. Pensé: «¿Confesarme? ¿Por qué no? Si no es más que una confesión, no me va a pasar nada por hacerlo. He estado en tantos sitios y he visto tantas cosas diferentes que confesarme no es ni un problema ni un reto para mí. Iré, le diré algo y ya está». ¡No me daba cuenta del poder de este sacramento!

Orar a Dios 2 (ft img)En la charla con el cura recibí un librito sobre el sacramento de la reconciliación. Le dije que me prepararía a conciencia, porque la mía iba a ser una confesión de más de diez años, pero no me preocupé demasiado por eso. Quedé con el cura en que me confesaría dos semanas más tarde. Mientras hojeaba el librito, me dolía un poco la barriga…

Llegó el día 24 de agosto de 2009. Fui a confesarme. No soy capaz de describir lo que me pasó: lágrimas, llanto, sollozos, un dolor que me partía el cuerpo… El Espíritu Santo expulsó de mí todo lo que era malo. ¡Nunca había llorado así, nunca había vivido nada parecido, esa fuerza tan grande! No entendía qué es lo que me estaba pasando. Rompí a llorar, no podía respirar, y el Espíritu Santo llevó a cabo Su gran limpieza, hasta que no me quedó nada dentro… Expulsó de mí todo mal, todas mis aberraciones y me devolvió la vida.

Volví de la confesión cambiado. Había empezado para mí una nueva vida: una vida en Dios y con Dios. Desde el primer día, Dios me mostró Su poder: muchos de mis defectos desaparecieron al instante, otros al cabo de un tiempo. Dios me acompañaba a cada paso y me envolvía con Su protección. Cuando contemplo mi «antigua» vida, no consigo entender cómo he podido vivir tantos años sin Dios… Y ahora Él lo es todo para mí. Estando en la cárcel, tengo la posibilidad de ayunar y rezar. Me he consagrado enteramente a Dios y a Él pertenezco.

Desde mi confesión, todo ha cambiado. Dios es el centro de mi miserable vida y la enriquece con Su presencia. Él ocupa el primer lugar, solo Él cuenta, y todo lo demás pasa a un segundo lugar. Empecé una vida nueva: llevo el escapulario del Carmen; rezo el breviario, el Rosario, la coronilla de la Divina Misericordia y otras muchas oraciones.

Aquí tengo un paraíso maravilloso y estoy rodeado de santos. A veces otros se ríen de mí, pero yo no me desánimo y sigo rezando, también convenzo a otros reclusos para que recen. Incluso hemos llegado a que, para rezar, nos ponemos en círculo y oramos juntos. Al principio, otros presos se burlaban de nosotros, pero ahora de alguna manera nos van aceptando poco a poco.

Si alguien quisiera arrebatarme a Dios, ya no quiero vivir sin Él. Lo amo y me entrego con todo mi ser a María y a Jesús, y todo ello en el Espíritu Santo».

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Fuente: Catholic.net


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Mi vocación es el amor [canción] https://www.reinadelcielo.org/mi-vocacion-es-el-amor-cancion/ Thu, 07 Aug 2014 20:11:05 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=1919 Una de las preguntas que más cuesta responder es acerca de cuál es la propia vocación. Muchas veces la confundimos con la profesión u oficio que desempeñamos. A veces puede coincidir con la actividad que desempeñamos, aunque también puede haber una vocación mucho más trascendente.

Una propuesta, tan profunda como trascendente puede ser la de descubrir que nuestra vocación es Dios. Que nuestra vida, llevada en esa dirección, hacia lo divino, hacia el Señor, le da sentido a toda nuestra existencia. Entonces viene la siguiente pregunta: ¿Cómo materializar, cómo llevar adelante esa mi vocación de Dios? Ahí es donde sí podemos decir que la vocación, Mi vocación es el amor. Así es como lo entendió Santa Teresita del Niño Jesús. Así es como lo expresa esta hermosa canción que te invitamos a escuchar

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