acompañar – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Sat, 05 Oct 2024 00:20:16 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 El grito de Dios https://www.reinadelcielo.org/el-grito-de-dios/ Fri, 04 Oct 2024 19:52:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=857 Pensaba que hay momentos en la vida en que nos sentimos infinitamente orgullosos de alguien que amamos de corazón. Si somos padres, vemos el gesto de un hijo o una hija que por primera vez nos sorprende con un signo de adultez, de madurez, y no podemos dejar de emocionarnos hasta las lágrimas mientras nuestro corazón exclama en un grito ¡ese es mi hijo!

En la vida matrimonial, hay momentos en que nos quedamos en silencio observando un gesto de nobleza o de ternura que proviene de nuestra esposa o esposo, y nuestro corazón se inflama de orgullo y grita ¡gracias Dios por haberme dado un matrimonio tan bendecido!

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Y por supuesto, nos suele ocurrir que ya maduros en la capacidad de admirar la verdadera sabiduría, advertimos un gesto de nuestro padre o nuestra madre, y viéndonos reflejados en ellos como en un espejo, nos derretimos en el orgullo de provenir de esa rama del árbol de la vida. Nuestra alma grita en agradecimiento por haber sido bendecidos en ellos.

Son momentos de recogimiento interior en los que la luz de la vida nos permite admirar lo esencial, lo que realmente hace la diferencia, desprovistos de la confusión del día a día. Nos ubicamos en nuestro centro y vemos con claridad, por un instante, aquello de bueno que Dios ve en el hombre. Pensemos que el Señor sufre con nuestros errores y con nuestras dudas, pero también se siente feliz cuando contempla gestos de amor y bien en nosotros, Su creación.

Esta relación tan extraordinaria que nos une a nuestro Creador es difícil de entender con una fe humana, o con pura razón. Hay que apelar a una fe sobrenatural, que trascienda los límites de la razón, para comprender la verdadera medida en que Dios nos ama. Si comprendiéramos de cuanto Amor es capaz Dios, yo creo que moriríamos en el acto porque no seríamos capaces de afrontar la tristeza de haberlo decepcionado tantas pero tantas veces.

Pero El nos ama tanto, que nos invita a ir descubriendo Sus misterios paso a paso, como un Verdadero Medico de Almas que da la medicina del modo que mejor haga a Su paciente. Como pacientes de ese Médico, debemos no solo aceptar su tratamiento sino que más importante aún, tomar Su medicina. ¿Cuál es esa medicina se preguntarán ustedes? Pues es Su Palabra, Su Palabra que es la fuente de la Vida Eterna.

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Así, Dios nos conoce hasta en el más recóndito rinconcito de nuestra alma. Hablamos de un conocimiento personal, intimo, porque Él nos mira y analiza a cada instante, hasta en lo más profundo de nuestro ser. Y aunque creamos que no lo merecemos, Su Infinito Amor nos hace objetos de Su tiempo y Su dedicación, a cada instante, ahora mismo.

Siente al Señor en tu corazón, ahora. Siente Su Mirada sobre la tuya, pero desde tu interior, porque allí está El. Dile, con sinceridad: “En Tu presencia Señor, me pongo en Tu Presencia. Aquí y ahora, abandono todas mis preocupaciones y pensamientos, abandono el mundo, y me pongo a Tu entera disposición. Habla, Señor, que Tu siervo escucha”. Estos diálogos son parte de la mística católica que durante siglos busca en la contemplación, el encuentro de la criatura con su Creador.

Con esa misma Mirada Divina que nos prodiga, a cada uno de nosotros, El mira también a la máxima obra de Su Creación, la más excelsa joya de Su Corona, la que una vez fuera simplemente María y hoy es la Reina del Cielo y la Tierra. Amada por Dios en forma plena, Ella lo hizo feliz en Su vida en la tierra, y lo hace feliz en el Cielo hoy también. María, nuestra Madre Celestial, hará feliz a Dios por toda la eternidad, sin medida, sin tiempo.

Meditando en esta especialísima relación entre nuestro Dios Trino y tan maravillosa Mujer, no pude dejar de imaginarme la reacción de nuestro Señor ante los gestos y los actos de esta Jovencita de Palestina, lo que siente Dios cuando mira el interior del Inmaculado Corazón de María. ¡Qué orgulloso está El de la respuesta que Ella da a Sus pedidos!

Por eso, se escuchó en el Reino el Grito de Dios retumbar en todas sus habitaciones:

¡Esa es Mi Hija!, gritó Dios Padre.
¡Esa es Mi Esposa!, exclamó alborozado el Espíritu Santo.
¡Esa es Mi Madre!, Dijo en lágrimas Jesús, mientras corría a abrazarla y levantarla en brazos como hace un Hijo orgulloso de Su Mamá.

Y yo, pequeño mortal admirado de la trascendencia de semejante escena, no puedo más que cerrar los ojos y en silencio agradecer a Dios, en Su Santísima Trinidad, por haberme hecho a mí, también, hijo de tan extraordinaria Madre.


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«La chica del espejo», una canción para acompañar en el dolor https://www.reinadelcielo.org/la-chica-del-espejo-una-cancion-para-acompanar-en-el-dolor/ Fri, 26 Oct 2018 16:25:50 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=16939 Hoy quiero compartir con ustedes una de las últimas canciones que publicó «La Oreja de Van Gogh». Esta canción, llamada «La Chica del Espejo» la escribieron con motivo de una campaña para la concientización del cáncer de mama. Es un tema muy difícil para las personas que están pasando por esta enfermedad y para sus familiares y amigos que están acompañándolas. Me impresionó la ternura, el compañerismo y el amor que expresaba la canción.

Para reflexionar, he desarrollado estos tres puntos:

1. Ser buenos amigos en los momentos de dolor

Cuando recibimos la noticia de que una amiga o amigo está pasando por una enfermedad como es el cáncer, o está atravesando por momentos difíciles, se nos mueve el mundo. Nos hace reaccionar y nos hace salir del caparazón donde estábamos encerrados pensando en nosotros mismos. ¡Qué importante es acompañar a una amiga o amigo en estos momentos! Aunque lo que hagamos nos parezca muy chiquito comparado con la tormenta por la que está pasando una amiga, ese gesto chiquito le muestra que no está sola. Recordemos que ¡La amistad nos lleva al cielo!

2. Podemos ayudar a cambiar la mirada

Los problemas o la enfermedad pueden ser graves o moderados. Pero la persona puede caer en un pozo de tristeza o desesperación mucho más hondo. El dolor puede hacernos olvidar quiénes somos. El amigo entonces está para recordarle a la persona su identidad más verdadera: Somos hijos amados infinitamente por Dios. Por un Dios que es Padre, que está con nosotros en cada instante y que nos cuida a través de «cuerdas humanas, lazos de amor» (Oseas 11,4) que son nuestra familia y amigos. Esto quiere decir que para esa amiga o ese amigo que está sufriendo, podemos ser reflejos de amor de Dios.

3. María nos enseña a acompañar

Creo que no hay ejemplo más lindo que el de María, cuando va a visitar a su prima Isabel al enterarse de su embarazo y de que necesita ayuda. Me imagino que María no sólo compartía los momentos de alegría con su prima, sino también los momentos más duros. Quiero pensar que ella sabía de memoria ese camino de su casa a la casa de Isabel.

También cuando nosotros estamos pasando por un momento difícil, María quiere ser Madre y Amiga nuestra. Que estará con nosotros «las noches de más frío» y «aunque haya que luchar», como dice la canción. No olvidemos abandonarnos en sus brazos, hay espacio para todos, para nosotros y nuestras amigas y amigos.

Les dejo la letra de la canción para reflexionar en grupo o personalmente:

La Chica del Espejo

Escuché que últimamente pasas las noches llorando
Un maldito vendaval cambió tu signo del zodiaco
Escuché que sientes miedo al ver tu rostro reflejado
Porque tanto viento en contra descompuso tu peinado

Así que deja que te diga que te conozco de la infancia
Y aún podría distinguirte a mil metros de distancia
Que ni los años, ni tu pelo, ni tu ropa, ni tu talla
Podrán nunca ser capaces de cambiarte la mirada

Así que ven y mírate al espejo
Te presento a la chica más valiente del universo
Y aunque a veces tenga miedo y se esconda del reflejo
Ella siempre brillará dentro de ti

Abramos la ventana, así de par en par
Dejemos que la brisa nos vuelva a acariciar
Que yo estaré contigo las noches de más frío
Aunque haya que luchar
Querida amiga mía, que te comes a besos la vida

Escuché que últimamente no paseas por el barrio
Que llorar te sale fácil, que reír te cuesta tanto
Y aunque sé que ya hace tiempo que no hablamos demasiado
Una amiga sabe ver que necesitas un abrazo

Me han contado que te escondes para cambiarte de ropa
Que no quieres saber nada de tendencias ni de moda
Pero déjame contarte que aprendí que la paloma
Nunca deja de ser ave aunque tenga un ala rota

Así que ven y mírate al espejo
Te presento a la chica más valiente del universo
Y aunque a veces tenga miedo y se esconda del reflejo
Ella siempre brillará dentro de ti

Abramos la ventana, así de par en par
Dejemos que la brisa nos vuelva a acariciar
Que yo estaré contigo las noches de más frío
Aunque haya que luchar

Porque no son tus manos, es cómo me acaricias
Tampoco es tu boca, es por esa sonrisa
Me quedaré contigo las noches de más frío
Aunque haya que luchar
Querida amiga mía

Adelante
Ven conmigo
Somos miles
Adelante
No te olvides
Que el destino
No está escrito
Adelante, adelante
Querida amiga mía, que te comes a besos la vida

_________________
Fuente: Catholic-link


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Oración con María, ante la Cruz https://www.reinadelcielo.org/oracion-con-maria-ante-la-cruz/ Thu, 15 Mar 2018 17:02:52 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=11807 JUNTO A LA CRUZ ESTABA SU MADRE (Jn 19,25)

María estaba allí. ¿Dónde iba a estar sino? ¿Dónde va a estar una madre, si no al lado del hijo que sufre? Las madres siempre os encontráis junto a la cruz de los hijos, y tú, María no fuiste excepción.

¿Por qué? ¿Por qué el dolor de cualquier hijo os atrae, como imán a las madres?… ¿Qué tiene la maternidad para transformaros en heroínas?

Cruz del SeñorNunca supe contestar intelectualmente a estas preguntas, pero hace poco intuí la respuesta. La encontré escondida en el comentario ingenuo que un niño hacía a su madre. “¿Por qué será- decía- que a mi mamá siempre le gusta en la mesa servirse la última y comer lo que nadie quiere?”.

Nadie de los amigos o conocidos quiso estar allí. Solo tú, la madre, el discípulo amado y las tres mujeres se hicieron presentes. La escena evangélica está llena de simbolismo, pero se ve clara una gran verdad de la vida: Todo nacimiento es sufrimiento. Todo amor es dolor. Toda maternidad es dar y entregar.

María, desde el dolor de la cruz, reafirmaste tu maternidad. Allí nos diste a luz a todos los creyentes. No podía ser de otra forma. Junto a la cruz, viendo morir al Hijo que concebiste virginalmente y alumbraste corporalmente, nos concebiste a todos nosotros virginalmente y nos alumbraste espiritualmente. ¡Qué gran nacimiento fue éste!

Junto a la cruz estabas entonces, Madre. Junto a la cruz sigues estando hoy…Pero, ¿dónde están los creyentes para sufrir con los que lloran y engendrarlos de nuevo en el dolor?

La Cruz está vacía…No está ya el hijo, que desde ella resucitó. Ni están los otros hijos. La cruz se encuentra vacía. Sola estás tú, María, junto a ella, esperando a tus que le acompañen.

(Momento de SILENCIO y ORACION)

CON JESÚS Y CON MARÍA POR LAS MADRES DEL MUNDO.
¡TE DAMOS GRACIAS!)

(Cada estrofa lo lee un hijo. Las madres de los que leen se van poniendo junto a la cruz)

Señor Jesús:
Gracias por las madres que nos has dado.
Los más nobles sentimientos que tenemos,
los sembró en nosotros nuestra madre:
la fe, la honestidad, el amor al trabajo.

María junto a la cruzSeñor Jesús:
En esta hora de retos y desafíos,
las madres necesitan de tu ayuda:
para atender a la casa y al trabajo,
para hacer de padre y madre
para educar en los valores cristianos,
para defenderse de la tentación,
para no caer en el pecado.

Señor Jesús:
Que la Virgen Madre las llene de fortaleza.

Señor Jesús:
Que la Virgen María siga siendo
modelo de todas las madres.

Señor Jesús:
Que también ellas luchen por la justicia
y que confíen en el Dios de los pobres:
El Dios que quiere pan en todas las mesas
y paz en todos los hogares;
el Dios que destruye el poder corrompido
y protege a los indefensos y humillados.

Señor Jesús:
Ilumina la vida de nuestras madres.
Premia sus desvelos y trabajos.
Da paz a las madres ya difuntas.
Bendice a todos los hogares.
Y que los hijos sean siempre
gloria y corona de las madres.


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