San Vicente de Paúl, presbítero, que, lleno de espíritu sacerdotal, vivió entregado en París, en Francia, al servicio de los pobres, viendo el rostro del Señor en cada persona doliente. Fundó la Congregación de la Misión (Paúles), al modo de la primitiva Iglesia, para formar santamente al clero y subvenir a los necesitados, y con la cooperación de santa Luisa de Marillac fundó también la Congregación de Hijas de la Caridad (†:1660).
Oración
Señor, Dios nuestro, que dotaste de virtudes apostólicas a tu presbítero san Vicente de Paúl, para que entregara su vida al servicio de los pobres y a la formación del clero, concédenos, te rogamos, que, impulsados por su mismo espíritu, amemos cuanto él amó y practiquemos sus enseñanzas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Vida de San Vicente
Vicente es un chiquillo despierto, y su padre tiene para él unos planes ambiciosos. Fue enviado a los 14 años al colegio de los franciscanos de Dax que esta a 5 kilómetros de Pouy. Dax es una ciudad próspera, de amplias calles y bellas mansiones. Vicente toma gusto a sus estudios, desea abandonar la vida rural; se siente con vergüenza de sus orígenes y de su mismo padre. “Siendo un muchacho, cuando mi padre me llevaba a la ciudad, me daba vergüenza ir con él y reconocerle como padre, porque iba mal trajeado y era un poco cojo”. “Recuerdo que en una ocasión, en le colegio donde estudiaba me avisaron que había venido a verme mi padre, que era un pobre campesino. Yo me negué a salir a verle”.
Después de cuatro años de estudios en Dax, marcha a la gran ciudad de Toulose. Su padre acaba de morir en 1598, mientras Vicente tenía 17 años, ha recibido ya la tonsura y las órdenes menores. Su padre le deja parte de la herencia para pagar sus estudios, pero él rechaza esta ayuda; prefiere valérselas por si mismo.
Para subsistir, enseña humanidades en el colegio de Buzet y sigue a la vez con sus estudios de Teología. En 1598 recibe el subdiaconado y el diaconado, y el 23 de Septiembre de 1600, en Chateau-l’Eveque, es ordenado sacerdote por el anciano obispo de Périgueux. “Si yo hubiera sabido, como lo he sabido después, lo que era el sacerdocio cuando cometí la temeridad de aceptarlo, habría preferido dedicarme a trabajar la tierra antes de ingresar en un estado tan temible,” escribirá mas tarde.
El obispo de Dax le ofrece una parroquia, pero hay otro candidato. Vicente renuncia, prefiere proseguir con sus estudios y apuntar mas alto: aspira a ser obispo.
En 1604 obtiene el doctorado en Teología. Se dirige a Burdeos. Acude a Marsella a un viaje bastante interesado. Una anciana dama de Toulose le ha dejado una herencia de 400 escudos, pero la anciana tiene a un deudor, a quien Vicente persigue hasta Marsella, donde consigue recuperar 300 escudos, para regresar a continuación a Toulose por Narbona.
En Marsella Vicente embarca para Narbona. Se va en barco, el cual es atacado por los turcos y Vicente cae prisionero. Los años 1605-1607 son en realidad muy misteriosos. Se cuenta que vendido como esclavo en Túnez, estuvo sucesivamente al servicio de cuatro distintos señores: un pescador, un médico, el sobrino de éste y, por último, un cristiano renegado. Por fin, convirtió a su amo, se escapó llegando a Avignon y desde allí a Roma. Luego fue a París hacia el 1608.
En 1609, poco después de su llegada a París, Vicente encontró a Pierre de Bérulle, sin duda en el hospital de la Caridad, adonde ambos iban a visitar enfermos. Bérulle tenía una doble vocación: la cura de las almas y la fundación de un grupo de sacerdotes espirituales. El clero salía en un estado lamentable de las guerras de religión; los decretos del Concilio de Trento referentes a la formación de los sacerdotes no se cumplen (de lo contrario, Vicente no habría sido ordenado a los 19 años, ya que el Concilio exigía 25 años de edad mínima para la ordenación sacerdotal) Eran muchos los obispos que vivían como grandes señores, alejados de sus diócesis.
Se esta abriendo paso un nuevo movimiento. En Italia, Felipe Neri ha fundado la congregación sacerdotal del Oratorio, que al igual que los oblatos fundados en Milán por Carlos Borromeo, desea vivir un sacerdocio fervoroso. Bérulle trata de convencer a Francisco de Sales para que funde el Oratorio en Francia, el cual rechaza la oferta. Entonces éste, a instancias del Arzobispo de París, Henri de Gondi, fundará en 1611 el Oratorio de París, “una congregación de eclesiásticos en la que se practicara la pobreza, en contra del lujo; se hiciera el voto de no pretender beneficio o dignidad alguna, en contra de la ambición, y se viviera igualmente el voto de dedicarse a las funciones eclesiásticas, en contra de la inútil inactividad.
Párroco de Clichy
Bérulle deseaba que Vicente ingresara en el Oratorio, pero Vicente por diferentes razones no acepta, en cambio acepta la proposición de reemplazar en su puesto a un sacerdote que desea ingresar en el Oratorio; y de ese modo, en mayo de 1612, Vicente toma posesión de la parroquia de “Clichy la Garenne”, a una legua de París. Se trata de una parroquia de 600 habitantes, de carácter semi-rural (habitada sobre todo por hortelanos donde Vicente se encuentra a gusto Allí enseña el catecismo, repara el mobiliario de la Iglesia. Hace doce años que es sacerdote y es la primera vez que ejerce un ministerio sacerdotal.
Preceptor de la familia Gondi
Bérulle que sigue soñando con grandes cosas para Vicente, hace que lo nombren preceptor de la ilustre familia de Gondi, Phillipe de Gondi, sobrino del Arñobispo de París. Vicente llega allí en Septiembre de 1613: “Me aleje con pena de mi pequeña iglesia de Clichy”, escribe a un amigo.
Ya tenemos a Vicente provisto de un excelente “reducto”. Da algunos cursos y lecciones a los niños y lleva una vida palaciega en Montmirail, en Joigny, en París, en Folleville… Ya podía darse por contento. Sin embargo no era feliñ. Durante los numerosos viajes de Gondi, vuelve a entrar en contacto con los campesinos y con las pobres gentes que viven en los dominios de la noble familia. Y se da cuenta de que el Evangelio exige la caridad radical.
A comienzos de 1617, visita Vicente a un moribundo en Gannes, en el distrito del Oise, cerca del palacio de los Gondi; aquel hombre, que tenía fama de ser un hombre de bien, reveló a Vicente unos pecados que jamás se había atrevido a confesar a su párroco, tanto por vergüenza como por amor propio. El moribundo que experimentaba una extrema soledad moral, que padecía la noche, el frío y la imposibilidad de hablar con Dios; era un hombre cerca de la muerte sin haber encontrado una mirada sacerdotal lo bastante dulce y lo bastante humana para poder salirse de sí mismo y atreverse a creer en la ternura de Dios. He ahí la vocación de Vicente: la ternura. Su corazón ha sido tocado. Quería ir a los campos mas remotos a expresar a todos los que se sienten perdidos que existe un Dios de ternura que no les ha olvidado. Quiere ser testimonio de ese amor divino. Estar presente con la ternura de Dios.
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Fuente: Catholic.net y Corazones.org