Patrono de las enfermedades de la garganta y laringólogos. San Blas fue médico y obispo de Sebaste, Armenia. Hizo vida eremítica en una cueva del Monte Argeus.
San Blas era conocido por su don de curación milagrosa. Salvó la vida de un niño que se ahogaba al trabársele en la garganta una espina de pescado. Este es el origen de la costumbre de bendecir las gargantas el día de su fiesta. Según una leyenda, se le acercaban también animales enfermos para que les curase, pero no le molestaban en su tiempo de oración.
Cuando la persecución de Agrícola, gobernador de Cappadocia, contra los cristianos llegó a Sebaste, sus cazadores fueron a buscar animales para los juegos de la arena en el bosque de Argeus y encontraron muchos de ellos esperando fuera de la cueva de San Blas. Allí encontraron a San Blas en oración y lo arrestaron. Agrícola trató sin éxito de hacerle apostatar. En la prisión, San Blas sanó a algunos prisioneros. Finalmente fue echado a un lago. San Blas, parado en la superficie, invitaba a sus perseguidores a caminar sobre las aguas y así demostrar el poder de sus dioses. Pero se ahogaron. Cuando volvió a tierra fue torturado y decapitado.
Tradición de “El Cordón de San Blas” y “Las Velas de San Blas”
San Blas se celebra cada 3 de febrero con la costumbre de llevar al cuello cordones de algodón de colores bendecidos que protegen de las afecciones de garganta como catarros o amigdalitis. Para que el cordón bendecido tenga efecto la tradición dice que debe llevarse durante 9 días, a contar desde el 3 de febrero inclusive, y después quemar el cordón; a partir de ese momento la garganta estará protegida de enfermedades.
Una costumbre que se extendió por toda Vizcaya, donde durante este día celebra su mercado dedicado a San Blas con la venta de dulces típicos de San Blas como las tradicionales rosquillas de San Blas, torta de San Blas, galletas de San Blas o los caramelos de malvavisco junto con los clásicos cordones de colores bendecidos.
También se hace la bendición e imposición de El Cordón de San Blas en algunas celebraciones litúrgicas. Durante la Eucaristía los fieles reciben el Cordón.
“A través de la intercesión de San Blas, obispo y mártir, que Dios te libre de las dolencias de la garganta y de todo otro mal. En el nombre del Padre, y del Hijo, y. del Espíritu Santo. Amén”.
Paralela al culto oficial ha sido la devoción del pueblo cristiano a San Blas, devoción popular y típica. Se le cuenta entre los 14 santos protectores, llamados así porque se les tiene por abogados eficaces en las penalidades de la vida.
Se le invoca especialmente como abogado en las enfermedades de la garganta. Como tal lo reconoce el Ritual. Es considerado como especial protector de los niños: San Blas bendito, que se ahoga este angelito. En Rusia es el patrón de los ganados. En otras naciones también se le atribuye cierto patronato sobre los mismos. Los cardadores y sombrereros lo veneraban por patrón. En el día de su fiesta se bendicen pan, vino, agua y frutos que se dan después a hombres y ganados. En muchas diócesis de Alemania, Bohemia, Suiza y también de otras naciones se da la bendición de San Blas por medio de dos velas cruzadas que se ponen sobre la cabeza de los fieles y con ellas se toca la garganta. En Roma y otras partes por unción del cuello con una candela mojada en aceite bendecido.
San Blas es el santo humano, bondadoso, accesible. Invoquémoslo en nuestras necesidades en las enfermedades de la garganta no sólo materiales, sino también espirituales: respeto humano para confesar nuestra fe, angustias de pecados mortales ocultados, intemperancias en la bebida
Rito de bendición de las velas
– El Señor esté con vosotros.
– Y con tu espíritu.
– Dios que en todas partes manifiesta
su poder y su bondad, encomienda a la Iglesia
la bendición de determinados elementos,
para que todos los que los usen piadosamente
se sientan atraídos hacia los bienes invisibles
y bendigan a Dios,
que es también admirable en sus santos.
Oremos
Dios todopoderoso,
que creaste la diversidad de las cosas del mundo,
y quisiste que tu mismo Hijo
se encarnara para la Redención.
Tú que eres grande e inmenso,
digno de toda alabanza,
haces cosas admirables.
Para confesar su fe en ti
el glorioso Obispo y mártir S. Blas,
no temiendo los tormentos,
consiguió felizmente la palma del martirio.
Entre otras gracias tú le diste esta prerrogativa:
que por tu poder curara el mal de la garganta.
Te rogamos humildemente
que no mires nuestras culpas,
y por los ruegos y méritos de S. Blas,
bendice + y santifica por tu admirable piedad
estas candelas infundiéndoles tu gracia,
a fin de que todos aquellos
a quienes les fueren aplicadas en la garganta,
se vean libres de cualquier mal de la misma,
y alegres y sanos te rindan en la Iglesia
acciones de gracias y alaben tu glorioso nombre
que es bendito por los siglos.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén
Se rocía las velas con agua bendita
Luego se aplican (sin encenderlas)
a la garganta de cada uno de los fieles mientras dice:
Por la intercesión de S. Blas,
obispo y mártir,
te libre de todo mal de la garganta
y de cualquier otro mal.
Amén.
Conclusión del rito
– El Señor tenga en cuenta vuestra devoción y os conceda su ayuda en cada momento de la vida.
Amén.
– Que con su amor os guíe y proteja aquí en la tierra y os haga llegar felizmente a la gloria celestial.
Amén.
-Y la bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros
y permanezca para siempre.
Amén.
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Fuente: Corazones.org