Ayúdame, Señor, a comprender a mis hijos,
a escuchar pacientemente lo que quieren decirme
y a responderles todas sus preguntas con amabilidad.
Evita que los interrumpa, que les dispute o contradiga.
Hazme cortés con ellos para que ellos sean conmigo de igual manera.
Dame el valor de confesar mis errores y de pedirles perdón
cuando comprenda que he cometido una falta.Impídeme que lastime los sentimientos de mis hijos.
Prohíbeme que me ría de sus errores o que recurra a la mofa como castigo.No me permitas que induzca a mis hijos a mentir y a robar.
Guíame hora tras hora para que confirme, por lo que digo y hago,
que la honestidad es fuente de felicidad.Evítame que los incomode, y cuando esté malhumorada
ayúdame, Dios mío, a callarme.
Auxíliame para ver las cosas buenas que ellos hacen.Ayúdame a tratar a mis hijos como niños de su edad
y no me permitas exigirles el juicio y convicciones de los adultos.
Facúltame para no robarles la oportunidad de confiar en sí mismos,
pensar, escoger o tomar decisiones.Oponte a que los castigue para satisfacer mi egoísmo.
Socórreme para concederles todos los deseos que sean razonables
y apóyame para tener el valor de negarles las comodidades
que yo comprendo que les harán daño.
________________
Fuente: Aleteia.org