Nuestra Señora Madre del Buen Consejo

El día 26 de abril se celebra a Nuestra Madre del Buen Consejo, un día grande para toda la familia Agustiniana. En este día nos encomendamos a ti, Madre fiel del Buen Consejo, para que guíes nuestros pasos.

La virgen nos ofrece un gran Don del Espíritu Santo, el buen consejo, lo encontramos en los evangelios en las bodas de Caná: “Haced lo que él os diga” (Jn 2, 5). María, madre y seguidora de su hijo, nos entrega a Jesús como maestro, camino, verdad y vida. Con esta actitud de servicio, nos enseña que a Dios lo encontramos en el hermano que tiene necesidad de nuestra ayuda.

Madre del Buen Consejo es uno de los títulos marianos más venerados por la familia agustiniana. La tradición asocia esta advocación a dos lugares geográficos: Scútari, en Albania, y Genazzano en Italia. La Señora de Scútari o Señora de los albaneses, es un fresco que, según cuentan los lugareños con emoción, abandonó espontáneamente el templo donde se encontraba cuando Albania fue invadida por los turcos y llegó por el cielo hasta la villa medieval de Genazzano, a 48 kilómetros de Roma.

Genazzano pertenece a la diócesis de Palestrina y fue, en tiempos del imperio Romano, lugar de descanso de las clases pudientes. El papa san Marcos (336–352) mandó construir en una colina un templo donde se rindiera culto a la Virgen María. Este templo pasó al cuidado de los agustinos en el siglo XIV (año 1356) que pronto vieron la necesidad de iniciar obras de restauración.

Según la tradición, en la fiesta de san Marcos, patrón de Genazzano, el 25 de abril del año 1467, a mediodía un enorme tumulto de gente llenaba la plaza en plenas fiestas populares. La gente, desde el asombro, comprobó cómo en el cielo apareció una nube misteriosa y se dirigió hacia la iglesia posándose sobre uno de los muros. La nube se fue borrando y apareció en su centro la imagen de María que sostenía en sus brazos a su Hijo. Nadie conocía la procedencia de la pintura ni la había visto con anterioridad.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Genazzano sufrió el bombardeo de las fuerzas alemanas. La basílica del Buen Consejo fue destruida al explotar en su interior una bomba, pero el cuadro de María se conservó intacto.

El santuario ha sido visitado por diferentes papas: Urbano VIII, peregrinó en 1630 al santuario con motivo de una plaga mortífera que invadió los Estados pontificios. Inocencio XI, aprobó la coronación canónica de la Madre del Buen Consejo y la presidió el 17 de noviembre de 1682. Pío IX, visitó personalmente el santuario en 1864. León XIII, incluyó el título de Madre del Buen Consejo en la letanía del Rosario y concedió al templo el título de Basílica Menor. Pío X (1903–1914), también visitó Genazzano. Pío XI, peregrinó a Genazzano y declaró a la Señora del Buen Consejo, Patrona de la diócesis de Palestrina. Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II, visitaron, igualmente, el santuario. Una peregrina destacada fue la Madre Teresa de Calcuta, albanesa de origen.

Para la reflexión

Ahora nos toca seguir sus enseñanzas en el día a día, siendo conscientes que solos no podemos, tenemos que apoyarnos en la oración, en la comunidad y en ella, esa gran MADRE que siempre está atenta a las necesidades de cada uno de sus hijos.

Por eso en este gran día queremos darte gracias Madre, por ser lucero que iluminar el sendero que debemos seguir. Gracias Madre, por darnos consuelo cuando los vemos todo negro y nos cuesta seguir. Gracias Madre, por tu escucha atenta desde el silencio que nos reconforta por dentro. Gracias madre, por tu mirada atenta que llena de calor nuestro corazón.

Enséñanos Madre a orar, a meditar y profundizar como tú lo hacías, en los acontecimientos de cada día, para que a tu imagen y semejanza, sepamos descubrir en ellos, la luz de la Palabra de Dios y su presencia en nuestra vida.

Madre del Buen Consejo, ayúdanos a que nuestra vida sea reflejo de una entrega generosa, de un Sí con mayúsculas y que al mirar al cielo seamos capaces de reconocerte como nuestra estrella de salvación.

Nuestra Madre del Buen Consejo bajo tu amparo nos acogemos.

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Fuente: Agustinos