Milagro conocido
Hoy me postro en tu Presencia
en este recinto sagrado
donde me esperas, sin tiempo,
Oh Jesús Sacramentado.Jamás queda igual mi alma
después de haberte adorado,
siempre se lleva una gracia
como lirio perfumado.Y aunque mi alma no lo sepa,
aunque tarde en notarlo,
lleva tu abrazo prendido
cuan delicado humo blanco.Y en tan prodigioso silencio,
en tal derroche de gracia,
hoy, te adoro extasiada
hoy, pero …¿y mañana?Son escasas mis visitas
y tan cortas y apuradas,
que casi ni me doy tiempo
para escuchar que me amas.¿Es que debes sangrar de nuevo
para asombrar mi alma?
¿Es que no me basta tu Sangre
oculta, silenciosa y blanca?¿Qué pasa cuando no sangras,
cuando no asombras mi alma?
¿Qué pasa si eres silencio,
esperando mi mirada?¿No te desangras, acaso,
en tanta espera ignorada?
¿No te lastima mi ausencia
como el filo de la espada?Te agradezco los milagros
que me has regalado,
Lanciano y tantos otros,
que me han asombrado.Más, necesito la gracia
de no esperar más milagro,
que mi Dios escondido
Prisionero del Sagrario.Y ante la soledad que callas,
tan grande como el milagro,
no ansíe yo mas portento
que tu amor Sacramentado.Y pueda ver que el milagro,
repetido y cercano,
no por ser conocido
deja de ser milagro.
Esta es la poesía de María Susana Ratero.
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