Una de las preguntas que más cuesta responder es acerca de cuál es la propia vocación. Muchas veces la confundimos con la profesión u oficio que desempeñamos. A veces puede coincidir con la actividad que desempeñamos, aunque también puede haber una vocación mucho más trascendente.
Una propuesta, tan profunda como trascendente puede ser la de descubrir que nuestra vocación es Dios. Que nuestra vida, llevada en esa dirección, hacia lo divino, hacia el Señor, le da sentido a toda nuestra existencia. Entonces viene la siguiente pregunta: ¿Cómo materializar, cómo llevar adelante esa mi vocación de Dios? Ahí es donde sí podemos decir que la vocación, Mi vocación es el amor. Así es como lo entendió Santa Teresita del Niño Jesús. Así es como lo expresa esta hermosa canción que te invitamos a escuchar