Mensaje extraordinario de la Santísima Virgen María del 27 de septiembre de 2016 con ocasión del encuentro anual de oración en la Catedral de San Esteban Viena Austria, presidido por el Sr. Cardenal Christoph Schönborn
El encuentro de oración inició a las 16 horas con intervenciones testimoniales de Jelena Vasij, Milona, P. Francisco Verar, Juan Manuel Cotelo, Ivan Dragicevic, y chicos de Cenáculo de Sor Elvira, entre otros. Luego dio comienzo el rezo del Santo Rosario, el momento de la aparición y la santa Misa presidida por el Sr. Cardenal y concelebrada por unos treinta sacerdotes. Al concluir la eucaristía se dio la Adoración a Jesús Sacramentado. Todo fue transmitido en Directo por Mary TV. Al concluir la adoración al Santísimo Iván dirigió las siguientes palabras.
«En el encuentro diario con la Madre Santísima, lo más difícil es describir el amor de la Madre, cuánto la Madre nos ama y con cuánto amor Ella nos guía. También hoy vino feliz y alegre, y al inicio nos saludó con su saludo maternal: “Alabado sea Jesús, queridos hijos míos.”
Luego, con sus manos extendidas, oró sobre todos nosotros, especialmente oró sobre los sacerdotes aquí presentes, y por Ud., Su Eminencia Cardenal; también por esta diócesis y por los sacerdotes de esta diócesis. Posteriormente, la Virgen también oró durante un tiempo, sobre los enfermos aquí presentes, y luego dijo:
“Queridos hijos, también hoy los quiero invitar de manera especial a orar por todos los que sufren, por todos los que se encuentran en un vía crucis y siguen padeciendo. Les pido que oren para que ellos acepten su cruz, y para que Jesús se glorifique a través de ellos. ¡Gracias, queridos hijos, porque hoy han respondido a mi llamado!”
Posteriormente, la Virgen oró por el Santo Padre, a quien yo encomendé especialmente. Luego la Virgen nos bendijo a todos con su bendición maternal, y bendijo todo lo que ustedes han traído para ser bendecido. Los encomendé a todos ustedes, sus necesidades, intenciones, a sus familias. Luego la Virgen continuó orando sobre todos nosotros y, en oración, Ella se fue en el signo de la luz con el saludo: “Vayan en paz, queridos hijos míos.”»