Cada día veinticinco tenemos la gracia de leer los mensajes que la propia Madre de Dios nos envía desde Medjugorje. Y ella termina sus mensajes con una frase:
“Gracias por haber respondido a mi llamado”
Si reflexionamos sobre el sentido que le pone María, nuestra mamá, a este repetido agradecimiento, veremos que contiene una clara alusión a nuestra actitud frente a su presencia en Bosnia Herzegovina: millones y millones de personas han visitado el lugar y lo siguen visitando, y luego llevan a sus países el mensaje y el llamado de Salvación que Jesús nos hace a través de Su amorosa Madre. Si bien es Ella la que se manifiesta a nosotros por una Misericordiosa concesión de Su Hijo, no es menos cierto que la Reina de la Paz ha crecido también porque hubo y hay almas nobles y fieles que se comprometen con la Obra de Dios allí.
¿Y podría no ser de éste modo, si es que es la Voluntad de Dios que exista un Medjugorje?. Lamentablemente si. Dios no obliga, no le hace fuerza a nadie: El nos llama por diversos medios, pero no rompe el principio del libre albedrío que nos ha dado. Somos nosotros los que tenemos que responder y poner todo de nuestro lado para difundir y defender Su obra. Así que, de tal modo, Medjugorje podría haber fracasado en buena medida si no hubiera existido tanta gente que “respondió a su llamado”, como bien nos dice María, nuestra amadísima Mamá del Cielo.
Y de hecho así ocurre en otros lugares: la Virgen en estos tiempos parece manifestarse en muchos sitios, más que nunca, pero no siempre logrando que su obra crezca del mismo modo. Por supuesto que nada frena el Plan de Dios: si El elige a unas almas para realizar una obra en un determinado lugar, y la frialdad de los corazones de los hombres la bloquean o ellos no responden al llamado como corresponde hacerlo, Dios abre una Viña en otra parte, a través de otros instrumentos y con otros pueblos como receptores de Sus Gracias. Así fue siempre y así es hoy: Dios ofrece y da dones a muchas almas, pero no todas responden del mismo modo, y no todos los pueblos o naciones honran las Gracias concedidas por Dios de la misma manera.
¿No hay quizás un dejo de tristeza en el agradecimiento de María?. ¿Debería Ella agradecernos el haber respondido, no debiera ser obvio y natural responder a semejante regalo de Dios?. La Reina del Cielo tiene que implorar nuestra atención y nuestro amor, y agradecernos responder a Su llamado. ¿Es la forma en que se supone el hombre debe actuar frente a Su Creador y Sus embajadores?.
María nos agradece haber respondido a su llamado desde Medjugorje: eso pone mucha responsabilidad en nuestras espaldas. Respondamos a los llamados de Dios siempre, en todo lugar, cuando Él nos convoque, cuando Él derrame Sus Gracias cerca de nosotros. No creamos que es de Dios la responsabilidad, es nuestra. Dios necesita nuestros corazones, abiertos y enamorados, dispuestos y entregados, para que Su Luz descienda sobre los pueblos y extinga la oscuridad que parece difundirse por doquier.