LA GRAN AVENTURA DE DIOS
(Recordamos a los adultos que llamamos el SUPER LIBRO a la SANTA BIBLIA)
Escrito por una colaboradora de Reina del Cielo
Adán y Eva
Hace mucho, mucho tiempo, Papá Dios, que es re grande y requete, requete bueno, creó todas las cosas. Las hizo perfectas y hermosas. Hizo también al primer hombre y a la primera mujer, que vivían felices en el paraíso como buenos hijos de Dios.
Pero? ¿qué pasó?
El diablo, que no quiere vernos contentos ni a nosotros ni a Dios, se metió en la serpiente y le dijo a Adán y a Eva, que así se llamaban, si no querían ser más de lo que eran. Ser como Papá Dios. Pero para eso lo debían desobedecer haciendo cosas que Dios no quería porque eran malas.
Y así, así…desconfiaron del amor del pobre Papá Dios. Se dejaron ganar por la soberbia y pecaron. Hicieron cosas malas, prohibidas por Dios.
Cuando las hicieron, se avergonzaron. Y cuando oyeron la voz de Dios que paseando por el paraíso los llamaba, se escondieron.
Papá Dios que todo sabe y ve, enseguida los encontró y les preguntó:- ?¿Por qué se esconden ahora y antes no??. Ellos contestaron que habían desobedecido y que se escondían porque habían hecho cosas malas y les daba mucha pero mucha vergüenza. Dios, como buen Papá, se enojó. Porque nuestro Papá del Cielo, como todo papá, nos enseña a ser buenos, muy buenos?Los retó y les dijo que no podían quedarse más en Su Casa. Los echó entonces a este mundo para que aprendieran que solo con Él se es siempre pero siempre feliz. Nunca llorás, siempre jugás y cantás, porque Dios te da todo, todo por amor.
María, Reina del Cielo
Pero Dios no quiso abandonar a los hombres, y desde ese momento les prometió enviarles a un Salvador; alguien que les enseñara a vivir como buenos hijos de Dios y que los condujera por el camino de la libertad hacia Su Casa de nuevo, que es el Cielo.
Así empezó una historia de idas y de vueltas. Hasta que llegó un tiempo, el tiempo de los tiempos?en el que una nena buenísima había nacido, se llamaba María. Ella era muy especial, solo quería hacer el bien y nunca poner triste a Dios. Ella siempre se reía porque Su corazón abrazaba a Papá Dios. Como no hacía el mal no pecaba y Papá Dios re contento estaba.
Entonces le mandó un ángel. Ustedes saben que los ángeles son mensajeros de Dios. Y como este era un mensaje muy pero muy especial, Papá Dios mandó a uno de sus ángeles jefes, el Arcángel Gabriel, que fue ante el Trono de Papá Dios. Les cuento que Papá Dios es un Rey, nosotros somos hijos de un Rey, el Rey de los cielos y la tierra. Entonces el Angel Gabriel le dijo a Dios con una reverencia: – ?Papá Dios, Tatita Dios, ¡listo para servirlo! Los ángeles son muy, muy serviciales, y cuando Papá Dios los llama, hay aleteos y aletazos porque se ponen súper emocionados. Algunos hasta hacen piruetas como tirabuzones.
Papá Dios le sonrió, corrió una nube del Cielo, y le mostró un pueblito chiquito, chiquito. Y en una pobre casa toda iluminada, una hermosa chica. ¡Era María, y era tan preciosa! Pensaba Gabrielito que también veía su Corazón. ¡Ese Corazón era único, era todo blanco, Inmaculado!
María estaba orando y a Dios alabando. El ángel sintió una alegría infinita y unido a María se puso a cantar. Papá Dios, que también estaba re contento, abrazó a Gabrielito (lo decimos en chiquito porque en el Cielo son todos muy mimosos). Gabrielito se puso colorado, y Papá Dios le dijo el mensaje al oído.
¡El Ángel no podía creerlo, él llevaba la súper Buena Noticia!
Todo apichonado estaba junto a Papá Dios cuando éste le dio un beso, y Gabriel súper contento empezó a bajar del Cielo.
Estaba tan feliz que más que ángel parecía un avión, un avión que hacia acrobacias, aún cuando en aquel entonces no se habían inventado los aviones?.
Y así llegó Gabriel. Se sintió un ?POM?, fue un aterrizaje medio difícil, medio difícil por la velocidad con que venía. Cosas de ángeles?
María que estaba concentraba hablándole a Dios, cuando sintió el ?POM?, abrió sus hermosos ojos celestes y se sorprendió. Entonces Gabrielito arreglándose el vestido, habló así: – ?No temas María porque has hallado Gracia a los ojos de Dios. Alégrate de ti, María, llena eres de Gracia, el Señor está contigo? y le anunció que Papá Dios la invitaba a ser Madre de Jesús, del Salvador, de Su hijo Dios. Y María con inmensa alegría dijo: ?¡Sí!? a Dios. Así la Virgen aceptó aquella súper y gran invitación y se puso a cantar por el honor que Dios le dio. El Espíritu Santo descendió sobre Ella y quedó embarazada de Jesús.
Papá Dios le había preparado un papá en la tierra a Jesús para que lo cuidara y fuera el esposo de María para protegerla. Para eso había elegido a un fuerte y buen carpintero que se llamaba José. Pero esa historia la cuento otra vez.
Jesús, Hermano y Dios nuestro
Las hojas del Súper Libro se están moviendo y moviendo, va soplando un Santo Viento.
Y? ¿dónde nos han traído?
Veo que Jesús ya ha nacido, ya no es un Niño, es un Jesús grande, grandote, todo un Hombre. Tiene una barba marrón, no muy larga. Cara de bonachón y una sonrisa. ¡Qué sonrisa! Yo diría que un poco juguetona, porque? bueno? esto es un súper secreto. Jesús fue siempre muy juguetón, un juguetón bueno.
Les cuento algo cortito. Cuando Jesús era chiquito y tenía como diez años, estaba hablando con Sus padres en la cocina. Estaba hablando de un misterio re misterioso de Dios, el misterio de la Santísima Trinidad. La Virgen María y San José lo miraban con ojos grandotes, porque el Niño Dios les explicaba con sencillez estas cosas dificilísimas del Señor. En eso pasaron por la puerta unos chicos corriendo, a Jesús le encantaba jugar carreras y era el mejor corredor. Jesusito miró, cortó la explicación y les dijo: ?Papá, Mamá me puedo ir a jugar?. María y José sorprendidos sonrieron al Niño. ¡Y Jesús salió corriendo!
Jesús en esta carrera estaba por ganar porque parecía una liebre cuando corría. Sin embargo, como no quería que ningún chico se ponga triste, empezó justo al final a ir más y más despacito y cuando todos lo pasaron apresuró el tranco. Al llegar todos se abrazaron festejando y cantando como en el fútbol.
¡Vean como Jesús no quiere siempre salir primero! ¿Saben por qué? Porque aunque como Dios siempre va a hacer las cosas mejor, nos quiere ver contentos. No le gusta la competencia sino que vivamos los unos haciendo felices a los otros. ¡Así es el amor!
Bueno, volvamos a lo nuestro?
Jesús está a la orilla de un lago, un celeste y manso lago, rodeado de montañas majestuosas, hay una más alta que tiene como un copete de chocolate blanco. ¡Es nieve!
El cielo está todo despejado y corre un aire fresco que parece traer cantos del otro Cielo, Jesús ya ha dejado a Mamá María en su casita de Nazaret, ya no está José. El está esperando en la puerta del Cielo y ha empezado a cumplir su Súper Misión, llevar a todos los hombres a la salvación. Papá Dios le había dicho que haga a todos los hombres buenos hijos, que tenía que ser su Maestro para que vuelvan al Cielo. Y como nos amaban tanto pero tanto, el todo iba a dar hasta morir para que los hombres puedan vivir. ¡Que misión!
Allí en la orilla del lago, hay unos pescadores y entre ellos dos hermanos. Uno petisón y gordote, más viejo, que está gritando, es Pedro. Y el otro mas callado, joven y delgado, es Andrés. Jesús los mira, les regala una sonrisa que los mima. Y les dice: ?Vengan conmigo y los haré pescadores de hombres. Ellos, como hipnotizados? o enamorados, dejan su trabajo y lo siguen.
Así Jesús eligió a doce amigos especiales a los que llamó apóstoles, para que llevaran la Buena Noticia a otros y lo ayuden en la Súper Misión. Fueron muchas, muchísimas cosas las que Jesús nos enseñó y todo lo hacía con mucho, mucho amor.
?¡Que el árbol se conoce por sus frutos!? Y las personas también, porque los que tienen un corazón bueno, dan y hacen cosas buenas.
?La casa edificada sobre roca resiste lluvias, vientos y tormentas?. Las personas que no construyen sus vidas con buenos materiales, verdad, humildad, amor y fe, se destruyen junto a los pequeños problemas y se desmoronan.
Pero la enseñanza más grande que dio Jesús es: ?Amar a Dios con todo tu corazón y a tu prójimo como a ti mismo?. También nos enseñó a rezar, diciendo que la oración debe ser hecha de corazón y con humildad. Él nos dijo que perdonemos siempre, siempre, y que no juzguemos, porque solo Papá Dios conoce cada corazón. Quiere que nos miremos a nosotros mismos para ser cada vez más y más buenos.
Como Él era también Dios curó a mucha, mucha gente. Los ciegos veían, los paralíticos caminaban, los mudos hablaban, los sordos oían. Resucitó a muertos, sacó demonios, caminó sobre las aguas, calmó la tempestad y le dio de comer a una multitud?
Porque Dios quiso mostrar como Él, sólo Él, con su poder puede hacernos nuevamente felices si tenemos fé y lo seguimos.
Jesús era tan Bueno y Poderoso, hacía cosas maravillosas con amor, justicia y humildad. Ayudando y enseñando a todos: ricos y pobres, buenos y malos, y diciéndoles que siguiéndolo a Él y Su palabra volverían a la Casa que Papá Dios nos tiene preparada. ¡Que es una Gran Casa! Allí no hay más tristeza, ni miseria, ni dolor, porque todo es amor, allí cada uno tiene una habitación donde Papá Dios nos prepara la gran fiesta.
Todo esto que era maravilloso, hizo que mucha gente de mal corazón le tuviera envidia. ¿¡Quién es este!? Le ponían trampas para que hiciera cosas malas, pero Jesús veía sus corazones y les contestaba con verdad y justicia. El sólo hacía el bien. Fue entonces que se pusieron de acuerdo para matarlo.
Jesús se aproxima a la Cruz
Miremos al Súper Libro, miremos a la Palabra de Dios y veamos entonces que más pasó. ¿Qué cosa nos quiere mostrar Dios?
Vamos a hacer silencio, silencio, a cerrar los ojitos mientras escuchamos en nuestro corazón lo que nos cuenta el Señor.
Y vemos a Jesús andando por un camino largo. Calza sandalias y un vestido largo de color azul con un cinturón. Se lo ve más delgado, cansado y Sus ojos están tristes? va con sus apóstoles camino a Jerusalén. El camino es de polvo marrón claro y todos van charlando, menos Jesús, que callado con grandes pasos avanza por aquel sendero, que por ser montañoso sube y baja. Van a festejar la fiesta de la Pascua Judía.
Jesús era Judío, y en esa fecha se recordaba cuando Dios con todo Su Amor permitió que Moisés, que era un gran profeta, guiara al pueblo judío que estaba cautivo en Egipto hacia la libertad. ¡A la Tierra Prometida, Palestina!
Moisés había conseguido que el faraón les permitiera salir de la tierra de Egipto. Pero cuando Moisés salía con su pueblo el faraón se arrepintió y mandó perseguirlo. Al llegar al Mar Rojo, Dios le dijo a Moisés que levantara su bastón. Éste lo hizo y el mar se abrió en dos, pasando todo el pueblo con Moisés a través de él. Pero cuando quiso pasar el faraón con su ejército, el mar cayó sobre ellos ahogándolos. Este hecho tan fabuloso es el que festejan los judíos en su pascua.
Pero veamos ahora que hace Jesús.
De repente Jesús se paró, los miró y les dijo: ?Vamos a Jerusalén donde me condenarán a muerte, pero al tercer día resucitaré?. Todos se quedaron pensativos y callados. Cuando llegaron cerca del Monte de los Olivos, en las afueras de Jerusalén, mandó a algunos de sus discípulos que buscaran un burrito y se lo trajeran. Al llegar a Bethfagué, que es un pueblito chiquitito, Jesús se subió al burrito que lo miraba contento y comenzó a andar. (Ustedes saben que los animalitos lo conocen muy bien a Jesús porque el es Dios). Como todos hablaban de Él salió mucha gente a recibirlo y cubrían el camino con ramas de palmera, olivo y mantos, saludándolo como a un verdadero Rey. La gente gritaba y cantaba: ?Bendito el enviado de Dios, El es nuestro Salvador?. Esto enojó mas a todos los que no lo querían, y miren lo que pasó?
Jesús deseaba compartir la cena pascual con Sus apóstoles, El sabía que sería Su Última Cena. Mandó a Pedro y a Juan, que prepararan todo en Jerusalén para que pudieran compartir la comida de Pascua. Éste era un triste, triste día, pero muy, muy importante. Jesús nos iba a dar el más precioso regalo, para que tengamos vida eterna. Ya caía la tarde, el sol parecía que ya no sonreía, sino que con tristeza se escondía. Y sopla una brisa, una brisa fría como de agonía. Jesús ya está en Jerusalén, se lo ve serio. Sube una escalera, se abre una puerta y hay una sala grande, grande, bien arreglada con una mesa con trece lugares. Candelabros con velas que titilan, parecen que no quieren estar encendidas, sólo lo hacen para saludar a Jesús que es la Verdadera Luz. Todo llama al silencio, un triste silencio. Jesús y Sus amigos están reunidos.
Entonces Jesús pide una palangana, se arrodilla, coloca una toalla en Su cintura y lava los pies de Sus discípulos uno a uno. Luego les dice: ??Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón porque lo soy. Si Yo, que soy el Señor y Maestro, les he lavado los pies, ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado el ejemplo para que hagan lo mismo que yo hice por ustedes?.
Luego, mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo:?Tomen y coman, esto es Mi Cuerpo?.
Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó diciendo: ?Beban todos de ella, porque esta es Mi Sangre, la Sangre de la Nueva Alianza, que se derramará por ustedes para el perdón de los pecados.?
Y desde ese momento Jesús se queda escondido en cada Eucaristía por nosotros. Este es el más precioso regalo que nos dejó Jesús. Por eso vemos que en cada Misa, Jesús nace, muere y resucita por cada uno de nosotros.
Luego de cantar los Salmos salieron hacia el Monte de los Olivos. Jesús sabía que pronto uno de ellos, Judas, lo traicionaría y lo entregaría para morir.
Ya había caído la noche, Jesús llega a un lugar llamado Getsemaní. Les dijo a sus discípulos: ?Quédense aquí mientras yo voy allí a orar?.
Y llevando consigo a Pedro, Santiago y Juan, les dijo: ?Mi alma siente una tristeza de muerte, quédense aquí orando conmigo?.
Y adelantándose un poco, cayó con el rostro en tierra orando así: ?Padre mío, si es posible que pase de mí este cáliz, pero que no se haga Mi voluntad, sino la tuya?. Entonces se le apareció un ángel del Cielo para consolarlo. En medio de la angustia, Él oraba más intensamente y Su sudor se transformó en gotas de sangre que corrían hasta el suelo.
Después de orar se levantó, fue hacia donde estaban los discípulos y los encontró dormidos. Jesús les dijo: ?¿Porqué están durmiendo? Levántense y oren para no caer en la tentación.?
Jesús estaba hablando, cuando llegó una multitud encabezada por Judas, uno de sus discípulos. Este se acercó a Jesús para besarlo. Jesús le dijo:?Judas, ¿Con un beso me entregas??. Los soldados le pusieron entonces las manos encima y lo tomaron preso. Pedro sacó una espada y le cortó la oreja a Malco, un empleado del sumo sacerdote. Jesús le dijo firmemente: ?Guarda tu espada, ¿O piensas que no puedo pedir a mi Padre que me ayude??
Jesús tocó entonces la oreja de Malco y la curó de inmediato.
Jesús sabía que todo esto tenía que cumplirse para dar su vida por nosotros, para demostrar que por vos y por mí, Él siendo Dios iba a morir.
Después preguntó a los que lo arrestaban:? ¿Soy acaso un ladrón para que vengan a arrestarme con espadas y palos??.
Empujando y golpeando a Jesús lo llevaron ante el Sumo sacerdote y los principales del pueblo. Trajeron testigos falsos, pero estos se contradecían entre ellos. Como no encontraban pruebas para condenarlo, el Sumo sacerdote preguntó a Jesús: ?¿Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios?? y Jesús dijo: ?Lo soy?. Entonces el Sumo sacerdote se rompió las vestiduras y dijo: ?Blasfemia, ¿Qué opinan ustedes?? y los otros gritaban: ?Merece la muerte?.
Mientras tanto Judas, lleno de temor por las represalias y lo que le pudiera pasar, tiró las treinta monedas de plata que le habían dado por entregar al Hijo de Dios y se ahorcó.
Todos los discípulos habían huido dejando solo a Jesús. Pedro lo seguía desde lejos y había entrado en el patio del tribunal para ver que pasaba. Una sirvienta lo vio junto el fuego y dijo: ?Éste estaba con Jesús?. Pedro dijo: ?Mujer, yo no lo conozco?. Al poco tiempo otro lo vio y dijo: ?Tú también eres uno de ellos?, Pedro respondió: ?No hombre, no lo soy?.
Más tarde otro insistió: ?Seguramente éste estaba con él?, Pedro enojado dijo: ?Hombre, no sé que dices?. En ese mismo momento cantó el gallo? Jesús todo golpeado y lastimado se dio vuelta y miró a Pedro, éste recordó que Jesús le había dicho: ?Hoy antes que cante el gallo, me habrás negado tres veces?, Pedro salió avergonzado y lloró amargamente. Entonces los judíos entregaron a Jesús a los soldados romanos, para que se encarguen de matarlo.
Los hombres que custodiaban a Jesús lo maltrataban y le escupían la cara, le tapaban los ojos y burlándose le decían: ?Si eres profeta, adivina quién te pegó?. Jesús callaba, no contestaba.
Así pasó la noche el pobre Jesús, golpeado y lastimado por los romanos en un calabozo.
A la mañana siguiente llevaron a Jesús ante Pilato que era el gobernador romano. Él le preguntó: ?¿Tú eres el rey de los judíos?? Jesús contestó: ?Tú lo has dicho, pero mi Reino no es de este mundo?. Entonces Pilato dijo: ?Yo no encuentro culpa en este hombre?.
Era costumbre que para la fiesta el gobernador dejara libre a algún preso. Queriendo dejar libre a Jesús, Pilato preguntó a la gente: ?¿Quieren que les ponga en libertad al Rey de los judíos??. Porque sabía que lo habían acusado por envidia.
Había otro preso que se llamaba Barrabás, que era un criminal. Entonces la gente gritó: ?Deja libre a Barrabás?. Pilato les dijo: ?¿Qué debo hacer con el que ustedes llaman el Rey de los judíos??. Ellos gritaban: ?¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!?. Pilato les dijo: ?¿Qué mal les ha hecho?? pero ellos gritaban alzando los puños: ?¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!?. Como le dio miedo la gente y que pudieran hablar mal de él a su jefe, dejó libre a Barrabás y mandó a azotar a Jesús.
Los soldados romanos hicieron una corona de espinas y se la pusieron a Jesús en la cabeza, mientras se burlaban de el, y le daban bofetadas. Después Pilato mostró a Jesús al pueblo y dijo: ?Aquí tienen al hombre?. Pero los jefes de la sinagoga gritaban: ?¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!?.
Pilato les dijo: ?Tómenlo ustedes y crucifíquenlo, yo no encuentro ninguna culpa en este hombre?. Los judíos le dijeron: ?Según nuestra ley debe morir porque Él dice que es el Hijo de Dios?. Pilato preguntó a Jesús: ?¿De dónde eres?? Jesús todo ensangrentado ya no le contestaba. Pilato le dijo: ?¿No quieres hablarme? ¿No sabes que yo tengo poder para soltarte y para crucificarte?? Jesús le contestó: ?Tú no tendrías ningún poder si no lo hubieras recibido del Cielo?.
Desde ese momento Pilato quería liberar a Jesús. Pero los judíos gritaban: ?Si lo sueltas no eres amigo del César (que era su jefe)?.
Cerca del mediodía Pilato sacó afuera a Jesús. Los judíos gritaban: ?¡Que muera! ¡Que muera!?. Viendo que gritaban mas, hizo traer agua y se lavó las manos delante de todos, diciendo: ?Yo no me hago responsable de la muerte de este justo?.
Todo el pueblo gritó: ?Que Su sangre caiga sobre nosotros y nuestros hijos?. Y Pilato entregó a Jesús para que fuera crucificado.
Jesús en la Cruz, por amor a nosotros
Le cargaron a Jesús con un palo de la cruz muy, muy pesado, para que suba el Monte Calvario, donde sería crucificado. Jesús se iba desangrando y se caía bajo el peso de la Cruz. Había gente del pueblo que lo seguía y muchas mujeres que lloraban, entre ellas estaba Su Mamá María y Juan. Los otros apóstoles se habían escondido.
Cuando llegaron a la cima del Gólgota, crucificaron a Jesús junto a dos criminales. Mientras los soldados romanos clavaban a Jesús en la Cruz, El dijo: ?¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen!?.
Junto a la Cruz está Su Mamá. Jesús la mira y mira a Juan que abraza a la Virgen. Ella llora fuertemente mirando a Su Jesús. Jesús le dice a María: ?Mujer aquí tienes a tu hijo?. Y mirando a Juan: ?Aquí tienes a tu madre?. Los jefes del pueblo y los que allí estaban le decían burlándose: ?Si eres el Rey de los Judíos; sálvate a ti mismo?.
Uno de los malhechores crucificados lo insultaba y decía: ?¿No eres Tú el Mesías? Sálvate a Tí mismo y a nosotros?. Pero el otro le decía: ?¿No tienes temor de Dios, tu que sufres la misma pena que Él?? Nosotros la sufrimos justamente porque fuimos malos, pero Él no ha hecho nada malo?. Y mirando a Jesús le dijo: ?Acuérdate de mí cuando estés en Tu Reino?. Jesús le contestó: ?Hoy mismo estarás conmigo en el Cielo?.
Entre las doce del mediodía y las tres de la tarde el sol se oscureció y la tierra quedó a oscuras. Jesús ya sin fuerzas, con un grito mirando el cielo, dijo: ?¡Padre! En Tus manos entrego Mi Espíritu? y agregó ?todo se ha cumplido?. Inclinó la Cabeza y murió.
Entonces se sintió un terrible ruido y la tierra quedó toda a oscuras,? empezó a temblar. La gente corría llena de miedo, sólo quedaron al pié de la Cruz la Virgen, algunas mujeres, Juan y unos pocos soldados. El jefe de los soldados romanos y los hombres que lo custodiaban muertos de miedo dijeron: ?¡Verdaderamente éste era el Hijo de Dios!? Uno de los soldados clavó una lanza en el pecho de Jesús y brotó sangre y agua.
Al atardecer vino un hombre rico y amigo de Jesús, José de Arimatea, que pidió permiso a Pilato para bajarlo de la Cruz y ponerlo en un sepulcro. Pilato le dio permiso y bajando a Jesús de la Cruz lo pusieron en los brazos de María, que llorando lo abrazaba y besaba. Luego lo enterraron en una tumba que era de José.
Los jefes del pueblo dijeron a Pilato: ?Nosotros nos acordamos que este mentiroso dijo que al tercer día iba a resucitar?. ?Pongan guardias delante de la tumba para que no vengan sus discípulos y roben el cuerpo y luego digan ?ha resucitado?. Y Pilato puso los guardias.
¡Jesús Resucitado!
El sábado muy tempranito María Magdalena y la otra María, amigas de Jesús, y que lo querían mucho, mucho, fueron a visitar la tumba. Cuando estaban allí, la tierra empezó a temblar: un ángel bajó del cielo, hizo rodar la piedra que cubría la entrada de la tumba de Jesús. Se sentó encima? y re contento, cruzándose de brazos miró a su alrededor. Los guardias se pegaron un susto bárbaro y quedaron duros como muertos.
El hermoso ángel feliz resplandecía y sus vestiduras blancas volaban y volaban?
Miró a las mujeres y con una gran sonrisa les dijo: ?No tengan miedo, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado. No está aquí porque ha resucitado como lo ha dicho, ¡vayan a decirlo enseguida a Sus discípulos! ? . Mientras corrían a avisar a los discípulos, Jesús se les apareció, ¡No podían creerlo, Jesús estaba allí, había resucitado! Había vencido al mal y a la muerte por amor a nosotros, sufriendo un montón para demostrarnos que siendo Dios daba todo su dolor y hasta su última gota de sangre. Y como El es Dios, ¡después de morir podía volver a vivir! Y así nos enseñó a ser buenos para que también nosotros demos todo por los demás. Él, aunque muramos, nos va a llevar a Su Casa del Cielo y algún día también nos va a resucitar a nosotros.
Bueno, veamos que pasó con María Magdalena y la otra María. Jesús les sonrío resplandeciente y las saludó diciendo: ?¡Alégrense!?. Ellas se acercaron, llorando de alegría. Se arrodillaron delante de Él y le abrazaron los pies. Jesús les dijo: ?No teman; avisen a mis discípulos que vayan a Galilea, y allí me verán?.
Les cuento un secreto: muchos, muchos años después, alrededor del año 1940, Jesús se le aparece a una señora re buena, María Valtorta y le cuenta cosas de su vida. Le contó que cuando resucitó a la primera que se le apareció fue a Su Mamá María, pero le dijo que no lo comentara.
¡No se imaginan la alegría de la pobre Virgen al verlo! ¡Con todo lo que había llorado! Y fue por eso que la Virgen María mandó a las otras mujeres a visitar la tumba de Jesús. ¡Para que lo sepan todos!
Y desde aquel momento se le aparece a Sus discípulos, hasta que sube al Cielo.
Pero? de vez en cuando Jesús al igual que Su Mamá bajan a visitar a algunos hombres para que no nos olvidemos de cumplir con todo lo que Él nos enseñó. Pero esas son otras historias de la maravillosa Aventura que hace Dios para ayudarnos y salvarnos?
AH! ¡Felices Pascuas!
¡Viva Jesús!
¡Viva Dios!