Nuestros apegos al pasado nos condenan a la tristeza, la melancolía, la depresión. Nuestras ansiedades por el futuro nos atan a la angustia, el miedo, la avaricia y la inseguridad. Vivir en el presente, día a día, es una puerta importante en el camino del crecimiento espiritual. ¿Por qué?
Nuestra Voluntad es el don más precioso que Dios nos dio, ya que es una gracia que nos asemeja a Su Omnipotencia Divina. Sin embargo, ¿que debemos hacer con ella?.
¡Simplemente entregársela a Dios!
Fundir nuestra Voluntad con la de Dios implica abandonar los actos basados en nuestro interés personal, para actuar basados en el interés de Dios. Cuando uno llega a nadar en la Divina Voluntad de Dios, abandona su ansiedad por el futuro y toda tristeza por el pasado, simplemente porque acepta que tanto el pasado como el futuro son obra de la Voluntad de Dios. Y entonces, ¿porqué angustiarse?. Todo lo que se vive a partir de allí es el presente, es como ser actores de una obra en la que Dios día a día nos muestra Su libreto, Su Voluntad nos lleva aquí y allá, nos da gozos y dolores, pruebas y gracias. Nada debe ser rechazado, ni atribuido al propio mérito, ya que nada pasa sin que Dios así lo desee. Cuando el alma llega a este punto de entrega, encuentra la verdadera Paz del Espíritu, no la paz como la da el mundo. Entonces se transmite una serenidad a los demás, que se encuentra por encima de las asechanzas del mundo. El alma se equilibra, encuentra su punto de apoyo, el que no es más que la eliminación de todo interés propio y la aceptación de la Divina Providencia como Madre de nuestro destino.
La vida, entonces, se torna como un río, que a veces es más rápido y otras veces más tranquilo. Nosotros vamos por ese río de agua viva, viviendo cada curva, cada remanso, cada evento a lo largo del camino, con la sabiduría de quien sabe que no puede oponerse a la fuerza de la corriente.
La Voluntad de Dios es no sólo más fuerte que el agua de cualquier río, sino que es la fuerza inspiradora de La Creación misma. El primer acto de Dios, la primer Palabra que expresó hacia nosotros y nuestro mundo fue: ¡Hágase! ¡FIAT!.
Y con este FIAT Creador, expresión inicial de la Voluntad de Dios, nos mostró cuan importante es dejar que sea Dios el que diga en cada hora de nuestro día: FIAT!. Hágase!.
Que sea Dios quien haga cada hora de nuestro día, que Su Voluntad domine nuestro interés, para rendirnos a Su amor de Padre Creador.