La Eucaristía es el centro de nuestra vida, donde Cristo se hace uno con todos nosotros, y no podemos perder la oportunidad de dejar que Él nos transforme... (ver artículo)
La resurrección del alma es encontrar el amor de Dios, y es EL el que hace arrancar nuestros motores para poder volar majestuosos, entregados a Su Potencia Salvadora, hacia el Reino de Cristo. (ver artículo)
El testimonio es directo y conmovedor que deja pensando en aquellos que decidieron y ejecutaron. Produce terror el meditar a qué extremos puede llegar el ser humano en su maldad. Pero aún queda esperanza. (ver artículo)
Gloria a Él que sabe hacerse pequeño, como signo de Su Misericordia, de Su infinito Amor. Gloria al Pan Vivo, signo y centro de la Gloriosa Iglesia de Cristo, Su Cuerpo. (ver artículo)
Cuando algo es la Voluntad de Dios, progresa no sin esfuerzo o trabajo, pero si de forma franca y clara, como circulando por un camino despejado. (ver artículo)
he comprendido finalmente que, sin oración, no soy nada, porque la oscuridad de no estar unido a Dios es más profunda que cualquier noche sin luna ni estrellas (ver artículo)
Si quieres entender el cuerpo de Cristo, escucha al Apóstol, que dice a los fieles: Vosotros sois el cuerpo de Cristo y sus miembros (1Cor 12,27) (ver artículo)
Como una piedra lanzada a un estanque, que produce círculos que se abren más y más, el uno más grande que el otro, pero todos provenientes del mismo evento: La Piedra fundamental, Cristo. (ver artículo)
Él mira nuestros corazones y espera un gesto de fe, nuestra adhesión a Su Voluntad. Y en ocasiones, eso nos obliga a actuar de maneras que van en contra de las reglas del mundo. (ver artículo)
Hermano, te hablo a ti, si a ti. No, no hay error, no le hablo a otro lector, le hablo a tu corazón. Te voy a pedir algo, con lágrimas en los ojos: nunca luches contra Dios. (ver artículo)