Libros – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Wed, 20 Nov 2024 11:35:20 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 ¿Van al cielo los niños que mueren sin ser bautizados? https://www.reinadelcielo.org/van-al-cielo-los-ninos-que-mueren-sin-ser-bautizados/ Wed, 20 Nov 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=23940 Es común que en las experiencias pastorales y hasta en las conversaciones cotidianas, se presente la inquietud por el destino de aquellos que mueren sin haber recibido el bautismo. Tema que se torna tan apremiante para aquellos padres que han perdido a sus pequeños por distintos motivos.

Este tema ha angustiado a los cristianos de todos los tiempos. Muchos han dado diversas respuestas a esta situación, algunas llenas de esperanza y otras no tan esperanzadoras.

Nos basamos en el Concilio Vaticano II, la Declaración Dominus Iesus. El artículo «Una speranza di salvezza» de Guiseppe di Rosa de la revista Civiltá Cattolica  y el documento «La esperanza de salvación para los niños que mueren sin bautismo», de la Comisión teológica internacional. Empezaremos por aclarar algunas dudas:

¿Existe el limbo?

En el desarrollo del pensamiento teológico, nos encontramos con algunos pensadores que han dado respuesta al destino de los no bautizados, con la existencia de un lugar que se establece «al borde» del infierno. Siendo así una condición media entre el cielo y el infierno, al que se le ha atribuido el nombre de «el limbo».

San Agustín por ejemplo fue uno de los promotores de esta teoría (solo inicialmente). Veremos más adelante cuál fue su posterior posición. Esta respuesta carece de un valor cristocéntrico, por lo que el pensamiento cristiano no la tiene como verdad dogmática, sino como un pensamiento teológico que se ha dado en la historia de la humanidad.

Pero este pensamiento está en desacuerdo con el deseo infinito que nos ha revelado Dios de querer la salvación de todos los hombres, motivo por el cual Cristo muere en la Cruz. Dado esto, esta teoría carece de fundamento en la revelación divina.

¿Qué dijo san Agustín sobre el infierno bondadoso?

Esta es la posición final de san Agustín como respuesta a Pelagio que afirmaba que los niños sin bautizar, ingresaban a la vida eterna pero no al Reino de Dios. Agustín afirmó que ellos eran destinados al infierno pero que allí habían de pasar por una pena mitissima. Es decir, la pena más ligera de todas.

Abelardo y Lombardo, teólogos del siglo XI y XII, van a explicar que esta pena mitissima, no es más que la privación de la visión beatifica, también conocida como la visión plena de Dios. A lo que personajes como Duns Escoto y santo Tomás, van a responder que estos niños no bautizados no sufren por la privación de la visión de Dios, ya que esta visión es conocida por la fe y la fe es recibida por el bautismo. Por tanto, no pueden sufrir por la ausencia de aquello que no han conocido.

Esta respuesta ha sido una opinión teológica, que tampoco ha sido dogmática.

¿El Concilio Vaticano II habla sobre este tema?

El Concilio no habla directamente del tema, pero sí nos da luces ante este interrogante que preocupa y hasta angustia a tantos cristianos diariamente.

La doctrina de la Iglesia en el Concilio nos recuerda la universalidad de la voluntad salvífica de Dios para todos los hombres, motivo por lo cual Cristo se ha encarnado, muerto y resucitado. Lo que da una luz de esperanza, ya que podríamos hablar de salvación y visión plena de Dios para aquellos niños que han fallecido sin recibir el bautismo.

Respuesta que a diferencia de las anteriores, es absolutamente cristocéntrica. Por tanto, la fe cristiana, basada en el magisterio del Concilio Vaticano II puede esperanzarse en la salvación de aquellos niños que sin cometer pecado personal alguno, pueden ser admitidos en la plena visión de Dios.

¿Cuales son los motivos de esperanza que tenemos?

Empecemos por recordar que la esperanza cristiana es una esperanza contra toda esperanza, es decir, es una esperanza que supera toda imposibilidad. Por otro lado debemos tener claro que si bien la Iglesia como madre y maestra nos ha enseñado que por medio del bautismo, obtenemos la fe y la salvación, debemos tener presente que la acción misericordiosa de Dios no encuentra ningún límite.

Por lo que Dios puede conferir la gracia del bautismo aún sin haber sido administrado sacramentalmente, y así ingresar en la salvación que Dios otorga al hombre. Como bien dice Lumen Gentium n.16, «el designio de salvación abarca a todo el género humano sin distinción».

¿Qué es el bautismo de sangre y el bautismo de deseo?

La Iglesia también reconoce el bautismo de sangre y el bautismo de deseo, que son conferidos a quienes mueren por martirio o por enfermedad repentina. Pensemos en aquellos inocentes que mueren en el vientre materno, ellos como mártires por predicar la vida en medio de la sociedad actual que se ve inundada por la cultura de la muerte, reciben el bautismo de sangre por el cual se unen a los sufrimientos de Cristo y por Él, reciben la adopción filial.

Y para aquellos que han muerto repentinamente o que por algún motivo no han tenido la oportunidad de que se les administre el sacramento, pero sí han gozado del deseo de ser bautizados, de sus padres y/o familiares, reciben el bautismo por deseo que les hace miembros de la Iglesia, herederos del Reino de los Cielos.

¿Por qué tener esperanza cuando han partido sin ser bautizados?

Por último, quiero compartirte una especie de lista de razones para tener esperanza en la salvación de aquellos bebés que han muerto sin el bautismo:

— Recordemos que la gracia de la salvación es para todos, sin distinción.
— Cristo ha muerto por todos los hombres, de toda época y lugar.
— Para Dios no es imposible conferir la gracia bautismal a quien no ha recibido la administración del sacramento.
— Dios ofrece la salvación en todo momento y circunstancia.
— Los bebés que sufren se unen a los padecimientos de Cristo en la Cruz, y así se hacen uno con Él en el Reino.
— Todas las víctimas de violencia, en especial por motivos de persecución, reciben el bautismo de sangre.
— La Iglesia, en todas la Eucaristías del mundo, ora por los fieles difuntos, por los que sufren, por los necesitados, y por la salvación de todo el género humano.

Una pequeña reflexión

Quisiera rescatar una parte muy importante del documento «La esperanza de salvación para los niños que mueren sin bautismo» que mencionamos al principio:

«Al reflexionar teológicamente sobre la salvación de los niños que mueren sin Bautismo, la Iglesia respeta la jerarquía de las verdades y por tanto empieza por reafirmar claramente el primado de Cristo y de su gracia, que tiene prioridad sobre Adán y el pecado.

Cristo, en su existencia por nosotros y en el poder redentor de su sacrificio, ha muerto y resucitado por todos. Con toda su vida y su enseñanza ha revelado la paternidad de Dios y su amor universal. Si la necesidad del bautismo es de fide, la tradición y los documentos del Magisterio que han reafirmado esta necesidad tienen que ser interpretados.

Es verdad que la voluntad salvífica universal de Dios no se opone a la necesidad del bautismo, pero también es verdad que los niños no oponen ningún obstáculo personal a la acción de la gracia redentora. Por otra parte el bautismo se administra a los niños, que están libres de pecados personales, no solo para liberarlos del pecado original, sino también para insertarlos en la comunión de salvación que es la Iglesia, por medio de la comunión en la muerte y resurrección de Cristo (cf. Rom 6,1-7).

La gracia es totalmente gratuita en cuanto es siempre puro don de Dios.La condenación, por el contrario, es merecida, porque es la consecuencia de la libre elección humana. El niño que muere después de haber sido bautizado es salvado por la gracia de Cristo mediante la intercesión de la Iglesia, incluso sin su cooperación. Nos podemos preguntar si el niño que muere sin Bautismo, pero por el cual la Iglesia expresa en su oración el deseo de salvación, puede ser privado de la visión de Dios sin su cooperación».

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Fuente: Catholic-link


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La vida de San Lucas https://www.reinadelcielo.org/la-vida-de-san-lucas/ Fri, 18 Oct 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=636 Médico y pintor, quien escribó uno de los cuatro Evangelios, el que con mayores precisiones nos habla de la Madre del Salvador.

San Lucas, hombre griego, médico y culto, que llevó una vida de continuas aventuras que lo llevaron a descubrir a Cristo, Muerto y Resucitado durante su tiempo, y también a conocer personalmente a la Madre de Dios. María enamoró el corazón de Lucas, de tal modo que es en su Evangelio donde más datos se encuentran sobre la Reina del Cielo.

Poco sabemos sobre este hombre, que tenía dones de sanación física que lo sorprendían a cada instante: fue justamente el descubrír que sus talentos provenían de Dios, lo que lo lanzó en la búsqueda del autor de sus días. Cristo se fue manifestando a Lucas paso a paso, poniendo en su vida a aquellos que lo habían conocido en vida. El médico griego fue recogiendo todos estos testimonios en su corazón, los que inspirados por el Espíritu Santo configuraron finalmente el Evangelio de San Lucas También Lucas tenía talento artístico, por lo que retrató a la Virgen en un cuadro que aún hoy conocemos como Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Descubramos la apasionante vida de este hombre de Dios, que sin haber sido uno de los Doce, llegó a conocer a Cristo como pocos lo hicieron, tomando el testimonio de los Apóstoles, de la Virgen y de muchos otros discípulos del Señor que la Divina Providencia puso en su camino.

Encuentre en este libro un relato de aventuras, las aventuras del amor de un hombre sencillo que descubrió paso a paso al Dios de sus sueños de niño.

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Cómo nació y evolucionó el Santo Rosario a través de los siglos https://www.reinadelcielo.org/como-nacio-y-evoluciono-el-santo-rosario-a-traves-de-los-siglos/ Thu, 03 Oct 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=26002 El 7 de octubre se celebra Nuestra Señora del Rosario, una de las advocaciones marianas más conocidas y que más devoción han despertado en los últimos siglos. Además, esta fiesta está unida a una de las oraciones más extendidas y a importantes acontecimientos históricos que marcaron el devenir de la historia, como es la batalla de Lepanto, que se celebró justamente un 7 de octubre de 1571.

La Virgen del Rosario es además la patrona de la Orden de Predicadores, conocidos popularmente como los dominicos, debido al nombre de su fundador, el fraile español Santo Domingo de Guzmán. Fue precisamente esta orden la que expandió por el mundo entero el rezo del Rosario y la devoción a esta advocación.

Uno de estos dominicos, Fray Julián de Cos OP, fraile español y doctor en Teología, explica de manera clara, ordenada y sencilla en la web de los dominicos el origen del Santo Rosario que tanto bien ha hecho a la humanidad:

Historia del Rosario

El rezo del santo Rosario ha tardado mucho en formarse tal y como ahora lo conocemos. No fue ideado en un momento concreto, sino que es fruto de una larga evolución. Una evolución que aún no ha concluido.

Nuestra Señora del Rosario

Todo comenzó, probablemente, en el siglo X. En el año 910 se fundó la Orden Cluniacense. Ésta le dio una gran importancia a la oración coral comunitaria. Quería que sus abadías fuesen un anticipo de la Jerusalén celestial, en la que los santos y los ángeles están continuamente cantando alabanzas a Dios e intercediendo por todos los seres humanos (cf. Ap 5,9; 14,3; 15,3). Por ello distinguieron entre dos tipos de monjas y monjes: los dedicados a la oración coral (que rezaban al día unos 150 salmos, dependiendo de las circunstancias litúrgicas) y los dedicados al trabajo manual. Éstos últimos solían ser personas sencillas e iletradas que se ocupaban de la cocina, la portería, la huerta u otros oficios. Pero era preciso que también orasen. Por ello algunos de estos monjes ‒y monjas‒ comenzaron a rezar individualmente 150 Padrenuestros al día, en lugar de los 150 salmos que rezaban los que asistían a la oración coral. Esta piadosa costumbre se fue difundiendo no sólo entre los cluniacenses, sino también entre otras comunidades religiosas, y entre sacerdotes y laicos.

San Bernardo de Claraval

En el siglo XII, la Orden Cisterciense (fundada en 1098) le va a dar una gran importancia al culto a la Virgen María. Tanto es así, que casi todas sus abadías fundadas por ellos llevan el nombre de una advocación mariana. Su principal teólogo, san Bernardo de Claraval (1090-1153), difundió mucho la devoción a María como Madre, más que como Reina (que era lo normal desde el siglo V). Es él quien inventó el título de «Nuestra Señora»: de tal forma que María va dejando de tener la imagen de «la Señora feudal» y pasa a ser «Nuestra Señora», es decir, «Nuestra Madre». Pues bien, en este contexto, las monjas y los monjes cistercienses van a reemplazar en el Rosario algunos Padrenuestros por Salutaciones de la Virgen María. Todavía no se había creado la oración del Avemaría, sino que se rezaba sólo su primera parte, la Salutación del ángel, tomada de Lc 1,28-33: «Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo» y algunos le añadían la segunda parte del saludo: «Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre».

A lo largo del siglo XIII se va extendiendo la costumbre de rezar tres cincuentenas de Salutaciones, es decir, 150 Salutaciones, en lugar de 150 Padrenuestros. Se crea así el «Salterio de María». Y se va a añadir el nombre de «Jesús» al final de la Salutación del Ángel. Además, es en esta época cuando comienza a generalizarse el uso de «contadores», es decir, de rosarios, para poder llevar la cuenta de las Salutaciones que se van rezando.

El Rosario y las órdenes mendicantes

En el siglo XIV las Órdenes mendicantes (Franciscanos, Dominicos, Carmelitas y Agustinos, fundados, junto a sus ramas femeninas, en la primera mitad del siglo XIII), van a difundir el rezo del Salterio de María en sus predicaciones y entre los laicos que ellos acompañaban espiritualmente. Sobre todo lo difundieron en la zona ribereña del Rin, la zona renana, donde en el siglo XIII se había desarrollado el movimiento espiritual de las beguinas, que eran mujeres piadosas que vivían en comunidad, con una espiritualidad mística muy profunda, la cual fue el núcleo de donde surge en la primera década del siglo XIV la mística renana del Maestro Eckhart (ca. 1260-ca. 1327) y otros dos dominicos discípulos suyos: Juan Tauler (ca. 1300-1361) y el beato Enrique Susón (ca. 1295-1365). Pero la espiritualidad de las beguinas cayó bajo la sospecha de herejía, por lo que un medio de reconducir a aquellas mujeres fue inculcándolas el rezo del Salterio de María.

Dado que la mística renana fue también sospechosa de herejía, surgió hacia 1380 otra corriente espiritual: la Devotio Moderna, que proponía, básicamente, una oración sencilla y metódica y la meditación de los pasajes del Evangelio. En este contexto encajaba muy bien el sencillo y metódico rezo del Salterio de María. Pues bien, es entonces cuando en ciertas abadías cartujas de la zona renana, se van a añadir al final de cada Salutación del Ángel una coletilla que ayude al orante a meditar un pasaje de la vida de Jesús. Por ejemplo: «… y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús, que nació en Belén». O «… que murió en la Cruz». Y, así, se va extendiendo la costumbre de añadir a cada una de las 150 Salutaciones una terminación diferente sobre Jesús. Hubo diversos modos de hacerlo.

La tradición dice que fue la Virgen la que le entregó a Santo Domingo el Rosario

Parece que es a comienzos del siglo XV cuando se crea el Avemaría completo, añadiendo la segunda parte: «Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén». Y es así como poco a poco se va conformando el rezo del Rosario que todos conocemos, en el que se combina el recitado de Avemarías y la meditación de pasajes de la vida de Jesús y su Madre.

Las Cofradías del Rosario

En 1470 el dominico fr. Alain de la Roche ‒o Alano de Rupe‒ (1428-1475), funda en Douai (ciudad del norte de Francia, cercana a la zona renana) la Cofradía del Salterio de la Gloriosa Virgen María. Sus principales objetivos eran: difundir la devoción al Rosario, crear un ambiente de espiritualidad mariana entre sus cofrades y pedir la intercesión de la Virgen. Pues bien, inspirado en Alain de la Roche, el prior de los dominicos de Colonia (ciudad situada en la zona renana) creó en 1475 la primera Cofradía del Rosario. Ésta tuvo tanto éxito entre el pueblo fiel y las autoridades civiles y eclesiásticas, que rápidamente comenzaron a fundarse Cofradías del Rosario en otros conventos dominicos, pasando a ser responsabilidad de la Curia Generalicia de la Orden de Predicadores (Roma) en 1485. Desde entonces serán los dominicos los grandes difusores del Rosario, aunque también lo hicieron muchos otros religiosos, laicos y sacerdotes.

Hay cuatro factores que contribuyeron al éxito de esta oración: es muy sencilla, se puede rezar individual o comunitariamente, anima a meditar los Evangelios y ayuda a pedir correctamente lo que necesitamos. Gracias a esto último, la Iglesia cree que el rezo del Rosario contribuyó a que sucedieran muchas acciones milagrosas, como curaciones, conversiones, la liberación de ciudades sitiadas o el apaciguamiento de fenómenos naturales como terremotos, tempestades, erupciones volcánicas o tsunamis.

Tratando de integrar el rezo del Rosario en la espiritualidad dominicana, en esta época comienza a identificarse a santo Domingo con el Rosario. Y, pasado el tiempo, surgió la conocida tradición de que la Virgen María entregó a este santo un rosario, pidiéndole que propagara esta oración por el mundo entero; considerando así a santo Domingo el fundador del Rosario.

San Pío V y el rosario

En el siglo XVI hubo un acontecimiento muy importante: la victoria en la batalla de Lepanto (1571), en la que la armada cristiana venció a la turca, que era muy superior. La clave la encontramos en que el Papa san Pío V (1504-1572) pidió a los fieles cristianos que rezaran el Rosario para que María intercediera. Como consecuencia de esta victoria, en 1573 el Papa Gregorio XIII (1502-1585) instituyó la fiesta de la Virgen del Rosario el primer domingo de octubre. Posteriormente esta fiesta pasó al 7 de octubre, día de la batalla de Lepanto.

San Pío V reza el Rosario mientras un ángel le mostraba el desarrollo de la batalla de Lepanto

Además, san Pío V fijó el modo de rezar el Rosario. Éste va a constar de tres grupos de 5 misterios. Los primeros son los gozosos que invitan a meditar los pasajes más importantes de la infancia de Jesús. Después están los misterios dolorosos, sobre la pasión de nuestro Señor. Y por último están los misterios gloriosos, en los se medita la resurrección del Señor y otros acontecimientos posteriores. En cada misterio se rezan un Padrenuestro, diez Avemarías y un Gloria mientras se medita un pasaje de la vida de Jesús o de María. Básicamente, es una oración en la que se repite rítmicamente el Avemaría. Esto nos ayuda a «sintonizar» nuestro corazón con el corazón de la Virgen, para que ella nos conduzca hacia su Hijo.

El Rosario Perpetuo

Durante los siglos XVII y XVIII se difundió mucho el rezo del Rosario entre el pueblo fiel. En 1629 el dominico fray Timoteo Ricci (1579-1643) creó el Rosario Perpetuo. Para ello repartió 8.760 tarjetas (correspondientes a las 8.760 horas que tiene un año solar), para que en cada hora del año hubiese alguien rezando los quince misterios del Rosario. Fue tan bien acogido que en algunas ciudades tuvieron que repartirse varios grupos de tarjetas, porque los solicitantes sobrepasaban con mucho el número de 8.760. Con el apoyo de los Papas, el Rosario Perpetuo fue difundido por Europa y las tierras de misión.

Tras la Revolución Francesa (1789) y las siguientes revoluciones liberales del siglo XIX, la Iglesia sufrió un cataclismo: perdió su influencia pública, le arrebataron sus posesiones y, sobre todo, intentaron desplazarla como referente moral ante la sociedad. Valores tan evangélicos como la libertad, la fraternidad y la igualdad fueron asumidos por los revolucionarios, y el marxismo acusó a la Iglesia de ser el «opio del pueblo». Como consecuencia de este ambiente anticlerical, las Órdenes religiosas fueron expulsadas y se pusieron muchas trabas a los sacerdotes.

Ante esta situación, el pueblo fiel encontró su refugio espiritual en las devociones. Una de las principales fue el rezo del Rosario. La joven seglar Paulina Jaricot (1799-1862), tomando como referencia el Rosario Perpetuo ‒que apenas se rezaba ya por estar desfasado‒ ideó el Rosario Viviente, pensando sobre todo en las clase obrera. Consistía en crear grupos de 15 personas en los que cada una se comprometiese a rezar, al día, un misterio del Rosario. Así, cada grupo rezaba un Rosario completo al día. Otro objetivo del Rosario Viviente era apoyar espiritual y económicamente a las misiones, siendo el precursor de las Obras Misionales Pontificias. Este rezo se extendió muy rápidamente por Europa, y los dominicos se implicaron mucho en su difusión.

No es extraño que en dos apariciones de la Virgen el Rosario sea un elemento central: en Lourdes (1858) la Virgen pide expresamente que se rece el Rosario y en Fátima (1917) la propia Virgen se llama a sí misma «Nuestra Señora del Rosario». El Papa León XIII (1810-1903), viendo la importancia que tiene esta oración, le va a dedicar once Encíclicas. En la primera (1883) declara octubre como mes del Rosario.

Llegado el siglo XX, en 1908, los dominicos de la Provincia de Toulouse crean la peregrinación anual del Rosario a Lourdes en octubre. Es, actualmente, la peregrinación anual más multitudinaria a este santuario.

Como consecuencia del estallido de la Segunda Guerra Mundial, nace en Bélgica la Cruzada del Rosario. Promovida generalmente por dominicos, ha empleado diferentes plataformas de evangelización: misiones populares, fraternidades, revistas, programas de radio y televisión…

En 1948 el P. Patrick Peyton (1909-1992) fundó en Estados Unidos el Apostolado del Rosario en Familia, y se difundió por el mundo. Su lema era: «La familia que reza unida, permanece unida». Se apoyaba en programas de radio de gran difusión y en una serie de películas: Los Misterios del Rosario, que los promotores proyectaban para dar a conocer el Rosario en Familia.

Equipos del Rosario

En el Concilio Vaticano II (1962-1965) la Iglesia supera la mentalidad tridentina y se abre a la sociedad contemporánea, propiciando profundos cambios espirituales. A resultas de ello, en 1967 se crean los Equipos del Rosario por iniciativa del dominico francés fray Marie-Bertrand Eyquem. Este movimiento tiene un fuerte carácter apostólico y ecuménico. Los equipos están formados por 15 personas, en los que también se admiten a no católicos. Además de comprometerse cada miembro a rezar un misterio del Rosario al día (como ya se hacía en el Rosario Viviente), se reúnen una vez al mes en la casa de uno de los miembros para orar en común, invitando a otras personas a participar.

Pero la sociedad fue cambiando mucho y rápidamente. La Revolución del 68 trajo una mentalidad nueva que rompió con los valores tradiciones. Y tras el derrumbe del comunismo soviético en los años 1990-1991, y el gran desarrollo de las comunicaciones (TV, Internet, telefonía…), llegó la Posmodernidad, donde la globalización y los valores consumistas se han acabado imponiendo.

Misterios luminosos

Y así llegamos al siglo XXI. Es tanto lo que la sociedad está cambiando, que la Iglesia ha de modernizar el culto mariano para hacerlo asequible a la persona actual. En este sentido, el Papa san Juan Pablo II (1920-2005) además de promover mucho el rezo del Rosario, introdujo cinco nuevos misterios: los luminosos, que versan sobre la vida pública de Jesús.

Pero queda aún mucho por hacer para difundir en la sociedad esta importante oración, sobre todo entre los jóvenes. ¿Hay que explicarla mejor?: sin duda. ¿Hay que introducir en ella algunos cambios?: probablemente, pero con mucho cuidado, no vaya a ser peor el remedio…

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Fuente: Cari Filii


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Resolución del Vaticano respecto de las apariciones de La Virgen en Medjugorje https://www.reinadelcielo.org/normas-para-proceder-en-el-discernimiento-de-presuntos-fenomenos-sobrenaturales/ Thu, 19 Sep 2024 10:05:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=28142 Desde hace varias décadas las multitudes acuden a Medjugorje atraídos por el llamado de su Madre, que se presenta como la Reina de la Paz. Más allá de la inestimable guía de los Franciscanos, la Iglesia nunca se había expedido respecto de las apariciones de María o de los innumerables mensajes que Ella nos ha regalado durante todos estos años. Finalmente el Vaticano lo ha hecho, y la buena noticia es que se han aprobado las peregrinaciones al lugar, basado en los innegables frutos de conversión surgidos durante tantos años. En relación con los mensajes, no hay una resolución de la Iglesia sobre si son todos realmente de María, o si existe alguna interferencia humana. Nosotros creemos que dadas las circunstancias, es un resultado positivo que se de visto bueno a la actividad pastoral en Medjugorje, si bien no hay posición definitiva sobre la sobrenaturalidad de lo que han vivido los videntes, o los mensajes de María.

Nosotros respetamos la posición de la Iglesia, porque la obediencia es central, aunque creemos firmemente que los mensajes son de Nuestra Madre del Cielo, y rezamos para que algun dia la Iglesia asi concluya también. En definitiva muchas obras de Dios sufrieron dudas o prohibiciones, que luego fueron revertidas con el tiempo. Valga nombrar la obra de Santa Faustina, o al mismo Padre Pio que tuvo serias restricciones de realizar sus actividades sacerdotales por varios años. Las obras de Dios son probadas en el crisol del tiempo y los frutos, y eso es lo que debemos hacer, perseverar. En definitiva, agradezcamos a Dios por este importante paso adelante, y recemos para que en el futuro sea aprobada la totalidad de la obra, si es que esa es la Voluntad de Dios.

Para acceder al documento de la Iglesia sobre Medjugorje HAZ CLICK AQUI

Tambien les adjuntamos un nuevo documento de la Iglesia sobre el criterio para analizar las apariciones de María.

DICASTERIO PARA LA DOCTRINA DE LA FE
NORMAS PARA PROCEDER EN EL DISCERNIMIENTO
DE PRESUNTOS FENÓMENOS SOBRENATURALES

Presentación
A la escucha del Espíritu que obra en el Pueblo fiel de Dios

Dios está presente y actúa en nuestra historia. El Espíritu Santo, que brota del corazón de Cristo resucitado, obra en la Iglesia con libertad divina y nos ofrece muchos dones preciosos que nos ayudan en el camino de la vida y estimulan nuestra maduración espiritual en la fidelidad al Evangelio. Esta acción del Espíritu Santo incluye también la posibilidad de llegar a nuestros corazones a través de ciertos acontecimientos sobrenaturales, como por ejemplo las apariciones o visiones de Cristo o de la Virgen Santa y otros fenómenos.

Muchas veces estas manifestaciones han producido una gran riqueza de frutos espirituales, de crecimiento en la fe, en la devoción y en la fraternidad y el servicio y, en algunos casos, han dado origen a diferentes Santuarios esparcidos por el mundo que hoy forman parte del corazón de la piedad popular de muchos pueblos. ¡Hay tanta vida y belleza que el Señor siembra más allá de nuestros esquemas mentales y nuestros procedimientos! Por esta razón, las Normas para proceder en el discernimiento de presuntos fenómenos sobrenaturales que ahora presentamos no quieren ser, necesariamente, ni un control, ni aún menos, un intento de apagar el Espíritu. En los casos más positivos de acontecimientos de presunto origen sobrenatural, de hecho, «se anima al Obispo diocesano a apreciar el valor pastoral y también a promover la difusión de esta propuesta espiritual» (I, n. 17).

San Juan de la Cruz constataba «cuan bajos y cortos y en alguna manera impropios son todos los términos y vocablos con que en esta vida se trata de las cosas divinas».[1] Ninguno puede expresar plenamente los caminos inescrutables de Dios en las personas: «los santos doctores, aunque mucho dicen y más digan, nunca pueden acabar de declararlo por palabras, así como tampoco por palabras se pudo ello decir».[2] Porqué «este camino de ir a Dios es tan secreto y oculto para el sentido del alma como lo es para el del cuerpo el que se lleva por la mar, cuyas sendas y pisadas no se conocen».[3] En realidad, «pues es él el artífice sobrenatural, él edificará sobrenaturalmente en cada alma el edificio que quisiere».[4]

Al mismo tiempo es necesario reconocer que en algunos casos de acontecimientos de presunto origen sobrenatural se detectan problemas muy graves que perjudican a los fieles, y en tales casos la Iglesia debe actuar con toda su solicitud pastoral. Me refiero, por ejemplo, a un uso de tales fenómenos para obtener «beneficios, poder, fama, notoriedad social, interés personal» (II, art. 15,4°), que puede llegar también a la posibilidad de cometer actos gravemente inmorales (cfr. II, art.15,5°) o incluso «como medio o pretexto para ejercer dominio sobre las personas o cometer abusos» (II, art. 16).

No se debe ignorar tampoco, en tales acontecimientos, la posibilidad de errores doctrinales, de reduccionismos indebidos en la propuesta del mensaje del Evangelio, la propagación de un espíritu sectario, etc. Por último, existe también la posibilidad que los fieles se vean arrastrados detrás de un acontecimiento, atribuido a una iniciativa divina, pero que no es más que el fruto de la fantasía de alguien, de su deseo de novedad, de su mitomanía o de su tendencia a la falsedad.

En su discernimiento en este ámbito, la Iglesia necesita por tanto de procedimientos claros. Las Normas para proceder en el discernimiento de presuntas apariciones y revelaciones que se aplicaban hasta hoy, habían sido aprobadas por Pablo VI en el año 1978, hace más de cuarenta años, de forma reservada y fueron publicadas solo treinta y tres años después, en el 2011.

La reciente revisión

Con la aplicación de las Normas del año 1978 se constataba, sin embargo, que las decisiones exigían tiempos muy prolongados, incluso varias décadas, y que de este modo se llegaba demasiado tarde con el necesario discernimiento eclesial.

La revisión de las mismas se inició en el año 2019, a través de las varias consultas previstas por la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe (Congreso, Consulta, Feria IV y Plenaria). A lo largo de estos cinco años, se han elaborado varias propuestas de revisión que, sin embargo, se han considerado insuficientes.

En el Congreso del Dicasterio del 16 de noviembre de 2023, finalmente, se constató la necesidad de una revisión global y radical del proyecto hasta aquel momento elaborado, y se preparó otro borrador de documento, totalmente replanteado en la dirección de una mayor clarificación de las funciones del Obispo diocesano y del Dicasterio

El nuevo proyecto se sometió a una Consulta restringida, que se celebró el 4 de marzo de 2024, en la que la opinión general fue positiva, si bien se suscitaron algunas observaciones de mejora, que se incorporaron al posterior borrador del documento.

A continuación, el texto fue estudiado en la Feria IV del Dicasterio, celebrada el 17 de abril de 2024, durante la cual los Cardenales y Obispos miembros dieron su aprobación. Finalmente, las nuevas Normas fueron presentadas el 4 de mayo de 2024 al Santo Padre, quien las aprobó y ordenó la publicación, estableciendo su entrada en vigor el 19 de mayo de 2024, en la solemnidad de Pentecostés.

Motivos para la nueva redacción de las Normas

En el Prefacio a la publicación de las Normas del año 1978, ocurrida en el año 2011, el entonces Prefecto, el Card. William Levada, dejaba claro que el mismo Dicasterio era competente para examinar los casos de «apariciones, de visiones y mensajes atribuidos a un origen sobrenatural». Aquellas Normas, de hecho, establecían que «corresponde a la Sagrada Congregación juzgar la actuación del Ordinario» o «disponer un nuevo examen» (IV, 2).

En el pasado, la Santa Sede parecía aceptar que los Obispos hicieran declaraciones como estas: «Se justifica que los fieles crean que es indudable y cierto» (Decreto del Obispo de Grenoble, 19 de septiembre 1851), «No se puede poner en duda la realidad de las lacrimaciones» (Obispo de Sicilia, 12 de diciembre de 1953). Pero estas expresiones chocaban con la convicción de la Iglesia de que los fieles no están obligados a aceptar la autenticidad de estos hechos. Por ello, pocos meses después de este último caso, el entonces Santo Oficio había aclarado que «todavía no ha tomado una decisión en relación con la Virgen de las Lágrimas [Siracusa, Sicilia]» (2 de octubre de 1954). Además, más recientemente, refiriéndose al caso de Fátima, la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe explicó que la aprobación eclesiástica de una revelación privada pone en evidencia que «su mensaje no contiene nada que vaya contra la fe y las buenas costumbres» (26 de junio de 2000).

A pesar de esta clara postura, los procedimientos de facto seguidos por el Dicasterio en los últimos tiempos también estaban orientados hacia una declaración de “sobrenaturalidad” o “no sobrenaturalidad” por parte del Obispo, hasta el punto de que algunos Obispos insistieron en la posibilidad de emitir dicha declaración positiva. Todavía recientemente, de hecho, algunos Obispos querían expresarse con palabras como estas: «constato la absoluta verdad de los hechos», «los fieles deben considerar sin dudas como verdaderos…», etc. En realidad, estas expresiones orientaban a los fieles a pensar que estaban obligados a creer en estas manifestaciones que a veces eran más apreciadas que el propio Evangelio.

Para tratar casos similares, y en particular para redactar un pronunciamiento, la práctica seguida por algunos obispos ha sido la de solicitar previamente al Dicasterio la autorización necesaria. Y cuando se les autorizaba a hacerlo, se pedía a los obispos que no nombraran al Dicasterio en el pronunciamiento. Así ha ocurrido, por ejemplo, en los escasos casos que han llegado a una conclusión en las últimas décadas: «Sin implicar a nuestra Congregación» (Carta al Obispos de Gap, 3 de agosto de 2007); «En tal declaración no se vea implicado el Dicasterio» (Congreso del 11 de mayo 2001, respecto al Obispo de Gikongoro). Es decir, el Obispo ni siquiera podía mencionar que había habido una aprobación por parte del Dicasterio. Al mismo tiempo, algunos otros Obispos, cuyas Diócesis también estaban implicadas en estos fenómenos, pedían al Dicasterio que se pronunciara para lograr una mayor claridad.

Este particular modo de proceder, que ha generado no poca confusión, ayuda a comprender que las Normas del año 1978 ya no son suficientes y adecuadas para guiar el trabajo tanto de los Obispos como del Dicasterio, y esto resulta aún más problemático hoy en día, ya que un fenómeno difícilmente queda confinado a una ciudad o a una Diócesis. Tal constatación ya había surgido en la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe, durante la Asamblea plenaria del año 1974, cuando los miembros reconocían que un acontecimiento de presunto origen sobrenatural con frecuencia «traspasa inevitablemente las fronteras de una diócesis e incluso de una nación, y […] el caso alcanza automáticamente proporciones que pueden justificar una intervención de la Autoridad Suprema de la Iglesia». Al mismo tiempo las Normas del año 1978 reconocían que se había convertido «más difícil o casi imposible emitir con la debida rapidez aquel juicio con el que en el pasado se concluían las investigaciones sobre estas cuestiones (constat de supernaturalitatenon constat de supernaturalitate)» (Normas del año 1978, Nota previa).

La expectativa de una declaración sobre la sobrenaturalidad de un acontecimiento ha dado lugar a que sólo en muy pocos casos se haya llegado a una decisión clara. De hecho, después del año 1950, se han resuelto solamente seis casos, aunque los fenómenos crecieron con frecuencia sin una orientación clara y con la implicación de personas de muchas Diócesis. Por lo tanto, es de suponer que muchos otros casos se trataron de forma diversa o incluso no se trataron en absoluto.

Para no dilatar más la resolución de un caso concreto relativo a un acontecimiento de presunto origen sobrenatural, el Dicasterio propuso recientemente al Santo Padre cerrar el correspondiente discernimiento no con una declaración de supernaturalitate, sino con un Nihil obstat, que permitiera al Obispo sacar provecho pastoral de ese fenómeno espiritual. A esta declaración se llegaría tras evaluar los diversos frutos espirituales y pastorales y la ausencia de problemas importantes en el acontecimiento. El Santo Padre consideró esta propuesta como una “solución justa”.

Nuevos aspectos

Los elementos anteriormente expuestos nos han llevado a proponer, con las nuevas Normas, un procedimiento diferente respecto al del pasado, pero también más rico, con seis posibles conclusiones prudenciales que puedan orientar el trabajo pastoral en torno a los acontecimientos de presunto origen sobrenatural (cfr. I, nn. 17-22). La propuesta de estas seis decisiones finales permite al Dicasterio y a los Obispos tratar adecuadamente las problemáticas de casos muy diferentes entre sí de los que se tiene conocimiento.

Entre estas posibles conclusiones no se incluye, por regla general, una declaración sobre la sobrenaturalidad del fenómeno objeto de discernimiento, es decir la posibilidad de afirmar con certeza moral que aquello proviene de una decisión de Dios que lo ha querido de modo directo. La concesión de un Nihil obstat indica simplemente, como ya explicaba Papa Benedicto XVI, que en relación con este fenómeno los fieles «pueden dar su asentimiento de forma prudente». No tratándose de una declaración de sobrenaturalidad de los hechos, resulta aún más claro, como decía Papa Benedicto XVI, que es solo una ayuda «pero que no es obligatorio usarla».[5] Por otra parte, esta intervención deja naturalmente abierta la posibilidad de que, prestando atención a la evolución de la devoción, pueda ser necesaria una intervención diferente en el futuro.

También hay que señalar que llegar a una declaración de “sobrenaturalidad”, por su propia naturaleza, no sólo requiere un tiempo adecuado de análisis, sino que puede dar lugar a la posibilidad de emitir un juicio de “sobrenaturalidad” hoy y otro de “no sobrenaturalidad” años después. Como ha sucedido de hecho. Vale la pena recordar un caso de supuestas apariciones de los años 50, en el que el Obispo emitió un juicio final de “no sobrenaturalidad” en 1956. Al año siguiente, el entonces Santo Oficio aprobó las medidas de ese Obispo. A partir de entonces, se volvió a solicitar la aprobación de esa veneración. Pero en 1974, la misma Congregación para la Doctrina de la Fe declaró una constat de non supernaturalitate sobre las mismas supuestas apariciones. Posteriormente, en 1996, el Obispo local reconoció esa devoción, y otro Obispo del mismo lugar, en 2002, reconoció el “origen sobrenatural” de las apariciones, y la devoción se extendió a otros países. Finalmente, a petición de la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe, en 2020, un nuevo obispo reiteró “el juicio negativo” emitido anteriormente por la misma Congregación, imponiendo el cese de cualquier difusión sobre las supuestas apariciones y revelaciones. Así pues, se necesitaron unos setenta tortuosos años para llegar a la conclusión de todo el asunto.

Hoy hemos llegado a la convicción de que estas situaciones complicadas, que producen confusión en los fieles, deben evitarse siempre, asumiendo una implicación más rápida y explícita de este Dicasterio y evitando que el discernimiento apunte hacia una declaración de “sobrenaturalidad”, con grandes expectativas, ansiedades e incluso presiones al respecto. Tal declaración de “sobrenaturalidad” es, por regla general, sustituida o bien por un Nihil obstat, que autoriza un trabajo pastoral positivo, o bien por otra decisión adecuada a la situación concreta.

Los procedimientos, previstos por las nuevas Normas, con la propuesta de seis posibles decisiones prudenciales, permiten alcanzar en un tiempo más razonable una decisión que ayude al Obispo a gestionar la situación relativa a los acontecimientos de presunto origen sobrenatural, antes que estos adquieran dimensiones muy problemáticas, sin un necesario discernimiento eclesial. 

Sin embargo, permanece firme la posibilidad de que el Santo Padre intervenga autorizando, de manera totalmente excepcional, el llevar a cabo un procedimiento sobre una posible declaración de sobrenaturalidad de los acontecimientos: se trata, en efecto, de una excepción, que de hecho sólo se ha dado en muy pocos casos en los últimos siglos.

Por otro lado, como prevén las nuevas Normas, permanece firme la posibilidad de una declaración de “no sobrenaturalidad”, sólo cuando surgen signos objetivos y claramente indicativos de una manipulación presente en la base del fenómeno, por ejemplo, cuando un presunto vidente afirma haber mentido, o cuando las pruebas indican que la sangre de un crucifijo pertenece al presunto vidente, etc.

Reconocimiento de una acción del Espíritu

La mayor parte de los Santuarios, que hoy son lugares privilegiados de la piedad popular del Pueblo de Dios, no han tenido jamás, en el curso de la devoción que allí se expresa, una declaración de sobrenaturalidad de los hechos que dieron lugar al origen de aquella devoción.  El sensus fidelium intuyó que allí existe una acción del Espíritu Santo y no aparecen problemas importantes que hayan requerido una intervención de los Pastores.

En muchos casos, la presencia del Obispo y de los sacerdotes en ciertos momentos, como por ejemplo en las peregrinaciones o en las celebraciones de algunas misas, era un modo implícito de reconocer que no existían objeciones graves y que aquella experiencia espiritual ejercitaba una influencia positiva sobre la vida de los fieles.

En todo caso, un Nihil obstat permite a los Pastores actuar sin dudas ni demora para estar junto al Pueblo de Dios en la acogida de los dones del Espíritu Santo que pueden brotar en medio de estos hechos. La expresión “en medio de”, utilizada por las nuevas Normas, ayuda a comprender, que aun cuando no se emite una declaración de sobrenaturalidad sobre el acontecimiento mismo, sin embargo, se reconocen con claridad los signos de una acción sobrenatural del Espíritu Santo en el contexto de lo que está ocurriendo.

En otros casos, junto a este reconocimiento, se percibe la necesidad de ciertas aclaraciones o purificaciones. Puede suceder, de hecho, que verdaderas acciones del Espíritu Santo en una situación concreta, que pueden ser justamente apreciadas, aparezcan mezcladas con elementos meramente humanos, como deseos personales, recuerdos, ideas a veces obsesivas, o a «algún error de orden natural no debido a una mala intención, sino a la percepción subjetiva del fenómeno» (II, art. 15,2°). Además, «no se puede colocar la experiencia de una visión, sin más consideraciones, ante el riguroso dilema, o de ser correcta en todos los puntos, o de tener que ser considerada completamente una ilusión humana o diabólica».[6]

La implicación y el acompañamiento del Dicasterio

Es importante comprender que las nuevas Normas ponen blanco sobre negro un punto firme acerca de la competencia de este Dicasterio. Por un lado, se mantiene firme en que el discernimiento es tarea del Obispo diocesano. Por otra parte, teniendo que reconocer que, hoy más que nunca, estos fenómenos implican a muchas personas que pertenecen a otras Diócesis y se difunden rápidamente en diferentes regiones y países, las nuevas Normas establecen que el Dicasterio debe ser consultado e intervenir siempre para dar una aprobación final a cuanto ha decidido el Obispo, antes que este último haga publica una decisión sobre un acontecimiento de origen presuntamente sobrenatural. Si antes intervenía, pero se pedía al Obispo que no lo nombrara siquiera, hoy el Dicasterio manifiesta públicamente su implicación y acompaña al Obispo en la decisión final. En el hacer público cuanto se haya decidido se dirá, por tanto, «de acuerdo con el Dicasterio para la Doctrina de la Fe».

No obstante, como ya contemplaban las Normas del año 1978 (IV, 1 b), también las nuevas Normas prevén que, en algunos casos, el Dicasterio pueda intervenir motu proprio (II, art. 26). De hecho, tras llegar a una decisión, las nuevas Normas prevén que «el Dicasterio se reserva, en cualquier caso, la posibilidad de intervenir nuevamente tras la evolución del fenómeno» (II, art. 22, § 3) y piden al Obispo «seguir vigilando» (II, art. 24) por el bien de los fieles.

Dios está siempre presente en la historia de la humanidad y no cesa nunca de enviarnos sus dones de gracia por la acción del Espíritu Santo, para renovar cada día nuestra fe en Jesucristo, Salvador del mundo. Corresponde a los Pastores de la Iglesia la tarea de hacer que sus fieles tengan siempre presente esta presencia amorosa de la Santísima Trinidad en medio de nosotros, del mismo modo que les corresponde a ellos la tarea de preservar a los fieles de todo engaño. Estas nuevas Normas no son más que un modo concreto con el que el Dicasterio para la Doctrina de la Fe se pone al servicio de los Pastores en la dócil escucha del Espíritu que actúa en el Pueblo fiel de Dios.

Víctor Manuel Card. Fernández
Prefecto


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Milagros Eucarísticos – Origen de la Fiesta de Corpus Christi https://www.reinadelcielo.org/milagros-eucaristicos/ Thu, 30 May 2024 06:03:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=714 Aquí puedes descargar la presentación sobre Corpus y los Milagros  de la Eucaristía

¿Sabes lo que es la Eucaristía?

“Uno de los siete sacramentos de la iglesia Católica, en el cual Jesucristo se halla presente bajo las apariencias del Pan y del Vino con Su Cuerpo, Alma y Divinidad”.

Dios, en Su infinita Misericordia, quiso quedarse con nosotros en esta tierra, para que a cada instante se repita alrededor del mundo el Milagro del Pan haciendose Carne Verdadera, y el Vino haciéndose Sangre Verdadera. Por eso es que la Eucaristía es también llamada El Milagro Perpetuo, porque es un milagro que ocurre en cada iglesia al Consagrarse el Cuerpo y Sangre de Jesús.

Sin embargo, es necesario tener fe y ver con los ojos del corazón para comprender este gran milagro, porque nuestra naturaleza humana no nos permite ver las realidades del mundo sobrenatural, tal cual como ocurren a nuestro alrededor. Por eso es que Dios, lleno de Amor, nos ha enviado Milagros Eucarísticos a través de los siglos, para que comprendamos y aceptemos de corazón la verdad Eucarística en su más pleno significado.

En este breve trabajo que nos envía un lector encontramos una explicación del sentido de los Milagros Eucarísticos, y un breve relato de algunos de ellos. Hay muchos más, nosotros mismos en Reina del Cielo hemos recibido el reporte de una Iglesia en la Ciudad de Buenos Aires donde en el tiempo presente se testimonia un caso vinculado a la Eucaristía.

Redescubra el Pilar de la Iglesia, la Eucaristía, y enamórese de Ella comprendiendo el verdadero sentido de los Sacramentos, y de nuestra pertenencia al Cuerpo Místico de Jesús

Aquí puedes descargar la presentación sobre Corpus y los Milagros  de la Eucaristía


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Imágenes de Jesús https://www.reinadelcielo.org/imagenes-de-jesus/ Mon, 27 May 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=5107 #dibujos]]> Conocer a Jesús de Nazaret en persona, en esta época, a todos nos hubiera gustado. Poder hablar con él, hacerle un sin fin de preguntas y poder abrazarlo son algunas de cosas que nos encantaría poder realizar.

Hoy, vivamente lo encontramos en la Eucaristía y eso es una Gracia infinita. Aún así, poder ver las imágenes que presentamos a continuación nos ayudan a elevar el pensamiento y poder imaginar al Hijo de Dios y sus gestos de amor, los cuales siguen, seguramente, igual de patente entre nosotros.

¡Disfruta de estas representaciones de Jesús!

 

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Santísima Trinidad. ¿Qué significa que Dios es Uno y Trino? https://www.reinadelcielo.org/santisima-trinidad-que-significa-que-dios-es-uno-y-trino/ Fri, 24 May 2024 06:06:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=9612 Hoy se nos presenta un interrogante que para muchos representa una de las cuestiones de la Fe más difíciles de entender: Dios como uno y Trino. Hay quienes incluso sienten temor de intentar pensar en ello, porque no saben por dónde empezar y creen que terminarán con más dudas que respuestas. Incluso si nos ponemos a considerar la historia, este tema ha sido motivo de muchas confusiones y herejías durante los primeros siglos de la existencia de la cristiandad. Sin embargo, siendo una realidad misteriosa, Dios nos ha mostrado de muchas maneras su identidad como Santísima Trinidad, comunión de amor y nos proporciona muchos elementos que nos ayudan a acercarnos con nuestra comprensión a lo que verdaderamente significa, además de darnos muchas luces para nuestro propio conocimiento y para nuestra vida.

El Catecismo resalta la importancia que tiene Dios como Trinidad: “El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana” (Nº 234). En orden de importancia es el principal y de allí se derivan las demás verdades de Fe. Este aspecto lo podemos ver reflejado en la oración que rezamos del Credo. Además, el Catecismo nos proporciona elementos claves para aproximarnos a este dogma de la Fe, por ejemplo diciendo que la Trinidad es una, no son 3 dioses, sino un Dios en tres personas, cada una distinta una de la otra, cada una enteramente Dios, y que tienen entre sí un vínculo, una relación de comunión de amor. (Ver Catecismo 253 – 255)

Una explicación práctica y sencilla

Dios uno y trino, tres personas divinas y un solo Dios verdadero

12 claves para comprender el dogma de la Santísima Trinidad

1. La palabra Trinidad nace del latín

Proviene de la palabra latina “trinitas”, que significa “tres” y “triada”. El equivalente en griego es “triados”.

2. Fue utilizada por primera vez por Teófilo de Antioquía

El primer uso reconocido del término fue el dado por Teófilo de Antioquía alrededor del año 170 para expresar la unión de las tres divinas personas en Dios.

En los tres primeros días que preceden a la creación del sol y de la luna, el Obispo ve imágenes de la Trinidad: “Los tres días que preceden a la creación de los cuerpos luminosos son símbolos de la Trinidad, de Dios, de su Verbo y de su Sabiduría”. (Para Autólicus 2:15)

3. Trinidad significa un solo Dios y tres personas distintas

El Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica (CCIC) lo explica así: “La Iglesia expresa su fe trinitaria confesando un solo Dios en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Las tres divinas Personas son un solo Dios porque cada una de ellas es idéntica a la plenitud de la única e indivisible naturaleza divina. Las tres son realmente distintas entre sí, por sus relaciones recíprocas: el Padre engendra al Hijo, el Hijo es engendrado por el Padre, el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo”. (CCIC, 48)

4. La Trinidad es el misterio central de la fe cristiana

Dios uno y trino

Sí, y el Compendio lo explica de esta forma: “El misterio central de la fe y de la vida cristiana es el misterio de la Santísima Trinidad. Los cristianos son bautizados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”. (CCIC, 44)

5. La Iglesia definió de forma infalible el dogma de la Santísima Trinidad

El dogma de la Trinidad se definió en dos etapas, en el primer Concilio de Nicea (325 D.C.) y el primer Concilio de Constantinopla (381 D.C.).

En el Concilio de Nicea se definió la divinidad del Hijo y se escribió la parte del Credo que se ocupa de Él. Este concilio fue convocado para hacer frente a la herejía arriana, que afirmaba que el Hijo era un ser sobrenatural pero no Dios.

En el Concilio de Constantinopla se definió la divinidad del Espíritu Santo. Este concilio combatió una herejía conocida como macedonianismo (porque sus defensores eran de Macedonia), que negaba la divinidad del Espíritu Santo.

6. La Trinidad se sustenta en la revelación divina dejada por Cristo

La Trinidad solo puede probarse a través de la revelación divina que Jesús nos trajo. No se puede demostrar por la razón natural o únicamente desde el Antiguo Testamento. El CCIC explica:

“Dios ha dejado huellas de su ser trinitario en la creación y en el Antiguo Testamento, pero la intimidad de su ser como Trinidad Santa constituye un misterio inaccesible a la sola razón humana e incluso a la fe de Israel, antes de la Encarnación del Hijo de Dios y del envío del Espíritu Santo. Este misterio ha sido revelado por Jesucristo, y es la fuente de todos los demás misterios”. (CCIC, 45).

Aunque el vocabulario utilizado para expresar la doctrina de la Trinidad tomó tiempo para desarrollarse, se puede demostrar los distintos aspectos de esta doctrina con las Sagradas Escrituras.

7. La Biblia enseña que existe un solo Dios

El hecho de que solo hay un Dios se puso de manifiesto en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, el libro de Isaías dice:

“Ustedes son mis testigos, dice Yahvé, y son mi servidor, que he elegido; sépanlo, pues, y crean en mí, y comprendan que Yo Soy. Ningún Dios fue formado antes de mí, y ningún otro existirá después”. (Is. 43:10)

“Así habla el rey de Israel y su redentor, Yahvé de los Ejércitos: ‘Yo soy el primero y el último; no hay otro Dios fuera de mí’. (Is. 44: 6).

8. El Padre es proclamado como Dios numerosas veces en el Nuevo Testamento

Por ejemplo, en las epístolas de San Pablo se narra lo siguiente: “¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de los misericordias y Dios de toda consolación (…)”. (II Cor. 1: 3).

“Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está por encima de todos, que actúa por todos y está en todos. (Ef. 4: 5-6)

9. La Biblia también demuestra que el Hijo es Dios

Esto es proclamado en varias partes del Nuevo Testamento, incluyendo al comienzo del Evangelio de San Juan:

“En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba ante Dios, y la Palabra era Dios (…) Y la Palabra se hizo carne, puso su tienda entre nosotros, y hemos visto su Gloria: la Gloria que recibe del Padre el Hijo único, en él todo era don amoroso y verdad”. (Jn. 1: 1, 14)

También:

“Después dijo a Tomás: ‘Pon aquí tu dedo y mira mis manos; extiende tu mano y métela en mi costado. Deja de negar y cree’. Tomás exclamó: ‘Tú eres mi Señor y mi Dios’”. (Jn. 20: 27-28)

10. El Espíritu Santo es Dios y así lo afirman las Escrituras

En el libro de Hechos, el Espíritu Santo es retratado como una persona divina que habla y que a la que no se le puede mentir:

“Mientras celebraban el culto del Señor y ayunaban, el Espíritu Santo dijo: ‘Separadme a Bernabé y a Saulo para la obra a la que los he llamado’”. (Hechos 13: 2)

“Pedro le dijo: ‘Ananías, ¿por qué has dejado que Satanás se apoderara de tu corazón? Te has guardado una parte del dinero; ¿por qué intentas engañar al Espíritu Santo? Podías guardar tu propiedad y, si la vendías, podías también quedarte con todo. ¿Por qué has hecho eso? No has mentido a los hombres, sino a Dios’”. (Hechos 5: 3-4)

11. La distinción de tres Personas divinas se demuestra con la Biblia

Trinidad

La distinción de las Personas se puede demostrar, por ejemplo, en el hecho de que Jesús habla a su padre. Esto no tendría sentido si fueran una y la misma persona.

“En aquella ocasión Jesús exclamó: ‘Yo te alabo, Padre, Señor del Cielo y de la tierra, porque has mantenido ocultas estas cosas a los sabios y entendidos y las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, pues así fue de tu agrado. Mi Padre ha puesto todas las cosas en mis manos. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo se lo quiera dar a conocer”. (Mt. 11: 25-27).

El hecho de que Jesús no es la misma persona que el Espíritu Santo se revela cuando Jesús -que ha estado funcionando como Paráclito (en griego, Parakletos) de los discípulos- dice que va a orar al Padre y el Padre les dará “otro Paráclito”, que es el Espíritu Santo. Esto demuestra la distinción de las tres Personas: Jesús que ora; el Padre que envía; y el Espíritu que viene:

“y yo pediré al Padre y les dará otro Paráclito, para que esté con ustedes para siempre, el Espíritu de la verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero ustedes lo conocen, porque mora con ustedes”. (Jn. 14: 16-17)

12. El Hijo procede del Padre y el Espíritu procede del Padre y del Hijo

“Es ciertamente de fe que el Hijo procede del Padre por una verdadera generación. Según el Credo Niceno-Constantinopolitano, Él es “engendrado antes de todos los siglos”. Pero la procesión de una Persona Divina, como el término del acto por el cual Dios conoce su propia naturaleza, es propiamente llamada generación” (Enciclopedia Católica).

El hecho de que el Hijo es generado por el Padre está indicado por los nombres de esas Personas. La segunda persona de la Trinidad no sería un Hijo si no hubiera sido generado por la primera persona de la Trinidad.

El hecho de que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo se refleja en otra declaración de Jesús:

“Cuando venga el Paráclito que les enviaré desde el Padre, por ser él el Espíritu de verdad que procede del Padre, dará testimonio de mí”. (Jn. 15: 26)

Esto representa al Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo (“que yo os enviaré”). Las funciones exteriores de las Personas de la Trinidad reflejan sus relaciones mutuas entre sí. También puede decirse que el Espíritu Santo procede del Padre por medio del Hijo.

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Fuente: Catholic Link y Catholic.net


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La Virgen María, primera adoradora de Jesús https://www.reinadelcielo.org/la-virgen-maria-primera-adoradora-de-jesus/ Tue, 23 Jan 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=25172 ]]> María fue siempre la primera adoradora de Jesús en todos sus misterios. Convenía, en efecto, que este corazón purísimo tuviese en todo la honra del primer homenaje rendido a Jesucristo y que recibiese la primera gracia para comunicárnosla. Fue ella la primera que adoró al Verbo encarnado en su seno virginal, y la que al nacer le ofreció el primer obsequio del amor y la primera confesión de fe. En las bodas de Caná ella adoró antes que nadie su poder y lo desató en
favor de los hombres.

María, finalmente, adoró la primera a Jesús en la cruz y se unió a su sacrificio. Pero la adoración de María resplandece en toda su incomparable excelencia al pie del sagrario.

I

  • Aquí ella adora a Jesús en su estado permanente y no en estados transitorios. Aquí Jesús se muestra como rey en el trono perpetuo de su amor fijado hasta el fin del mundo, en un misterio que resume y contiene todos los demás.

    Así que María pasaba los días y las noches junto a la divina Eucaristía. Esta es su morada predilecta, porque en ella vive y reina su Jesús. ¡Qué sociedad más dulce y amable entre Jesús y su madre! Aunque sin la Eucaristía María no hubiera podido vivir en la tierra, con ella la vida se le hace agradable, pues posee a Jesús y es su adoradora por estado y por misión. Y los veinticuatro años que María pasará en el cenáculo serán como veinticuatro horas del día en el ejercicio habitual de la adoración.
  • María adora a Jesús sacramentado con la fe más viva y perfecta. Como nosotros, ella adoraba lo que no veía, en lo cual consiste la esencia y la perfección de la fe. Tras ese velo obscuro y debajo de esas apariencias inertes, ella reconocía a su Hijo y a su Dios con una certidumbre mayor que la de los sentidos. Confesaba la realidad de su presencia y de su vida y la honraba en todas sus cualidades y grandezas. Adoraba a Jesús oculto debajo de formas extrañas; pero su amor traspasaba la nube e iba hasta los pies sagrados de Jesús, que veneraba con el más cariñoso respeto, hasta sus santas y venerables manos en que tomó el pan de vida, y bendecía la boca sagrada que había proferido estas palabras adorables: Esto es mi cuerpo, comedlo; esto es mi sangre, bebedla. Adoraba al corazón abrasado de amor de donde salió la Eucaristía. Hubiera ella querido anonadarse ante esta divina majestad anonadada en el Sacramento, para rendirle todo el honor y todos los homenajes que le son debidos.

    Por eso adoraba ella la presencia de su hijo con el respeto exterior más piadoso y profundo. Ante el sagrario, estaba de rodillas, con las manos juntas o cruzadas sobre su pecho, o extendidas, cuando estaba sola, hacia Dios preso de amor. Todo en ella exhalaba recogimiento; una modestia consumada componía todos sus sentidos. Nada más que ver a María adorando a Jesús despertaba la fe, inspiraba devoción y encendía el fervor de los fieles.
  • María adoraba a Jesús sacramentado con el amor más ardiente y puro. Después de abismarse en la consideración de la grandeza y de la majestad divina, levantaba los ojos hacia ese Tabor de amor, para contemplar su hermosura y bondad inefables en el acto soberano de la Eucaristía. Ella sabía muy bien los combates y los sacrificios que esta dádiva costó a su hijo y había compartido las ansias de su corazón en la última cena. ¡Oh, qué contenta se vio cuando le reveló Jesús que había llegado por fin la hora del triunfo de su amor, que iba a instituir el adorable sacramento por cuyo medio sobreviviría perpetuamente en la tierra y podrían todos, compartiendo la felicidad de la Madre de Dios, recibir como ella su cuerpo, verle en alguna manera y disfrutar, merced al estado sacramental, de todas las gracias y de todas las virtudes de los misterios de su vida pasada; que una vez dada la Eucaristía, Dios ya no tendría nada más que dar al hombre fuera del cielo! Al oír esto se echó María a los pies de Jesús, bendiciéndole efusivamente por tanto amor a los hombres y a ella, indigna sierva suya. Se ofreció para servirle en su adorable Sacramento y consintió que se aplazara la hora del galardón para que siguiera siendo adoradora en la tierra y le guardara y le amara y muriera luego junto al divino sagrario.

    Pues en las adoraciones del cenáculo, María reavivaba cada día estos mismos sentimientos. A la vista de Dios anonadado por ella hasta las apariencias de pan, prorrumpía en transportes de gratitud. Alababa con toda su alma esa bondad que excede a toda alabanza, y bendecía y glorificaba al corazón sagrado que inventara y realizara la maravilla del amor divino. Deshacíase en perpetuos hacimientos de gracias por esta dádiva que excede a toda dádiva, por esta gracia manantial de toda gracia. Abrasábase de puro amor ante la Hostia santa y no pocas veces arrasábansele los ojos de ternura y gozo. No podía su corazón contener el ardor de sus sentimientos por Jesús y hubiera querido morir y consumirse de amor a sus pies.
  • Finalmente, María se ofrecía entera al servicio de amor de Dios sacramentado, porque no pone condiciones ni reservas el amor perfecto, ni piensa en sí, ni vive para sí, sino que es extraño a sí mismo para no vivir más que para Dios, a quien ama de todo corazón. María lo ordenaba todo al servicio eucarístico de Jesús como hacia su centro y a su fin. Una corriente de gracias se establecía entre el corazón de Jesús sacramentado y el corazón de María adoradora, produciendo como dos llamas que se unían en un mismo centro. En verdad que fue Dios entonces perfectamente glorificado por su criatura.

II

A imitación de María, póngase también el adorador de hinojos en el templo con el respeto más profundo. Recójase como María y póngase a su lado para adorar. Vaya ante nuestro Señor con aquella modestia, con aquel recogimiento interior y exterior, que maravillosamente preparan al alma al oficio angelical de la adoración.

Adore a Jesús debajo de las especies eucarísticas con la fe de María y de la santa Iglesia, dos madres que nos ha dado el amor del Salvador. Adore a Dios como si lo viera y le oyera, pues una fe viva ve, oye, toca, abraza, con mayor certidumbre que la de los sentidos.

Para apreciar bien el don de la adorable Eucaristía contemple a menudo, como María, los sacrificios que exigió el amor de nuestro Señor. La vista de estos combates y de esa victoria le dirá la gratitud que debe a un Dios tan bueno. Alabe, bendiga, ensalce la grandeza, la bondad, el triunfo del amor al instituir la santísima Eucaristía como memorial siempre vivo, como don de sí que siempre resulta nuevo.

Y en esto se ofrecerá como María su divina madre de todo corazón a Jesús para adorarle, amarle y servirle como pago de tanto amor. Se consagrará a honrar el estado sacramental del Salvador,
copiando en su vida las virtudes que Jesús continúa y glorifica en ella de modo admirable. Honra esa humildad tan profunda que llega hasta anonadarse enteramente debajo de las santas especies; esa abnegación de su gloria y de su libertad que le hace prisionero del hombre, esa obediencia que le hace servidor de todos.

En estos obsequios tomará a María como modelo y protectora. La honrará y amará como reina del cenáculo y madre de los adoradores, títulos que ella estima muchísimo y que son gloriosos
para Jesús.

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Fuente: Caballeros de la Virgen


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La Cruz de Caravaca https://www.reinadelcielo.org/la-cruz-de-caravaca/ Fri, 12 Jan 2024 16:51:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=198 Cruz de Caravaca

La Cruz de Caravaca es un “lignum crucis” es decir, un trozo demadera perteneciente al leño en donde fue crucificado Cristo. Se conserva en un relicario con forma de cruz de doble brazo horizontal, (de 7 y 10 cm) y de uno vertical de (17 cm).

Lógicamente, la dimensión del relicario corresponde al tamaño que originariamente tenía la madera guardada en el interior. No debe confundirse el relicario exterior y la reliquia interior. La importancia del símbolo no reside en el “continente”, sino en la reliquia contenida en la teca-estuche.

La procedencia de la Cruz es oriental. No es la cruz latina u occidental de un solo brazo horizontal, ni la cruz “tau” en forma de T mayúscula, ni la cruz griega (quadrata) de cuatro partes iguales, producidas al cruzarse los dos brazos, horizontal y vertical, en la mitad de su longitud. Según tradición perteneció al patriarca Roberto de Jerusalén. Fue el primer obispo de la ciudad santa, una vez conquistada ésta a los musulmanes por la acción militar ejercida en la primera cruzada (1099). Ciento treinta años más tarde, en la sexta cruzada, durante la estancia en Jerusalén del emperador Federico II (1230), un obispo, sucesor de Roberto en el patriarcado, fue el protagonista que portaba la Reliquia que, dos años después, estaba en Caravaca.

El símbolo caravaqueño tiene forma de cruz pectoral. No es un gran trozo largo ni ancho; sus proporciones son las adecuadas para llevarla colgada en el pecho. Así la usaban los Patriarcas como un distintivo de su cargo jerárquico correspondiente a diócesis y a obispos que, por su antigüedad y prestigio, merecían esta distinción con un grado de honor y también de jurisdicción sobre amplias demarcaciones eclesiásticas (patriarcado de Rusia, Grecia etc.).

La característica patriarcal viene a dar una mayor importancia al símbolo caravaqueño. Significa una garantía y aval histórico por su origen y conservación prestigiosa. No es, pues, una reliquia de origen incierto, copiada o desgajada de otro símbolo ya anteriormente traído a Occidente.

Cruz de Caravaca -original-

Apariencia: Parece ser que en un principio (siglo XIII) la reliquia de madera, en Caravaca, se protegió con un engaste de chapa de plata sobredorada. Custodiada en una caja de plata, ésta, a su vez, se depositaba en un cofre de marfil y éste se colocaba en el tabernáculo. Así la Cruz se custodiaba bajo tres llaves y de esta forma estuvo durante 300 años. Los lóbulos de la forma actual no estaban al principio. Ya en 1660, el Consejo de la ciudad hizo un nuevo engaste de oro fino. Medio siglo más tarde (1711), el duque de Motalbo regaló una rica con numerosos diamantes y perforada por taladros que permitía tocar el mismo madero con reproducciones de cruces. Unos sesenta y seis años después se pidió la reparación del engaste al duque de Alba, descendiente del anterior donante. El duque devolvió una nueva y mejor teca-estuche de oro y pedrería que llegó a la ciudad en agosto de 1777. Este relicario tenía la forma externa que conserva hoy y que distingue al símbolo caravaqueño de otras cruces similares, por los remates lobulados en los extremos de las dos traveseras que lo componen. Esta forma externa ha llegado a ser en sí misma la presentación peculiar de la Cruz de Caravaca y por la que se la conoce y venera. Vemos, pues, que ha habido cuatro estuches-relicarios, siendo la forma del último la que ha quedado fijada desde el siglo XVIII hasta hoy.

El sentido de los Angeles Portadores

La presencia en las narraciones de la Cruz de dos ángeles portadores obedece, sin duda, a la importancia y rango superior que tenian las reliquias del dentro del abundante campo de reliquias que existía en la cristiandad durante los siglos X-XV. Se asocian naturalmente las figuras de ángeles con la reliquia más sagrada relacionada directamente con Cristo. Se creó una tipologia propia del relicario consistente en una cruz en cuyo interior se alojaba la reliquia. Esta forma proviene de Oriente, del mundo sirio-bizantino y se llamo (lugar o depósito de la cruz), flanqueada a menudo por dos ángeles protectores. Esta tipología bizantina tuvo gran influencia en Europa. El conjunto se formaba por una caja rectandular con una cruz central de doble brazo transparente, donde se alojaba la reliquia, y dos ángeles guardianes en los laterales. Así existe este tipo en San Marcos de Venecia (años 1206-16) y en la cruz de Scheyern de Alemania.

La Cruz de Caravaca en su forma conjunta obedece a este tipo con la caja donada por Suárez de Figueroa en el siglo XV y con el relicario interior de doble brazo, aunque aquí los ángeles no son guardianes o protectores, sino portadores situados en los dos lados inferiores en actitud de transportar, descendiendo la santa Reliquia, aunque es cierto que los dos ángeles no se hallan en ningún relicario-estuche entre los anteriores que guardaron la reliquia de la Cruz ni tampoco en el actual. Son algunas reproducciones posteriores a la ápoca del origen de la Cruz la que añaden los dos ángeles en los laterales, en su parte inferior o superior.

Aparición de la Santa Cruz 03 de Mayo de 1232

La Santa Cruz apareció en el Castillo-Alcázar de Caravaca el 3 de mayo de 1232. En aquel tiempo, reinaba Fernando III el Santo en Castilla y León, y de Jaime I en Aragón. El reino taifa de Murcia estaba regido por el famoso Ibn-Hud, que se reveló contra los almohades y dominó gran parte de Al-Andalus. Es, pues, en pleno territorio y dominación musulmana, cuando se narra el hecho.

Entre los cristianos prisioneros de los musulmanes estaba el sacerdote Ginés Pérez Chirinos que, venido de Cuenca, predicaba el evangelio a la morisma. El sayid interrogó a los cautivos sobre sus respectivos oficios. El sacerdote contestó que el suyo era celebrar la misa, suscitando la curiosidad del musulmán, el cual dispuso lo necesario para presenciar dicho acto litúrgico en el salón principal del Alcázar. Al poco el sacerdote se detuvo y dijo que no podía continuar por faltar en el altar el crucifijo. Y fue al momento cuando, por la ventana del salón, dos ángeles transportaron un ¨lignum crucis¨ que depositaron en el altar, y así se pudo continuar la Santa Misa. Ante la maravillosa aparición, el sayid y toda la corte se bautizaron. Después se comprobó que la cruz era del patriarca de Jerusalén.

La Stma. Cruz a lo largo de la historia

Once años después de la aparición de la Santa Cruz, el reino murciano pasó al vasallaje del rey castellano (1243-1244).

La_rendición_de_Granada

Alhamar-al-nasrí del reino de Granada aprovechó la muerte del taifa Ben´Hud de Murcia para amenazar al nuevo taifa murciano. Este recurrió al vasallaje de Fernando II, rey de Castilla y León. Así, en 1243, el infante Alfonso (futuro Alfonso X) vino a Murcia y tomó posesión del territorio. De este modo Caravaca pasó a ser un fuerte bastión cristiano en la línea del territorio interior. Caravaca se constituye en cabecera militar y religiosa de la Comarca y de las tierras fronterizas. La Cruz contribuye de una manera decisiva a dar identidad a estos territorios y se erige en un centro de irradiación de luz espiritual. De este modo la Vera Cruz marca este espacio fronterizo.

La aparición de la Cruz en Caravaca ocurre en la época de la instauración de la nueva frontera de Castilla-León frente a la Granada musulmana, con la incorporación del reino taifa de Murcia a la soberanía cristiana. La aparición de la cruz en Caravaca inspiró al nacimiento de las órdenes militares para luchar por la reconquista.

Los cristianos que llegaban a esta tierra se sentían como ¨tocados y cobijados¨ por una fuerza sagrada. De ahí que muchos liberados del cautiverio acudieran a depositar sus cadenas, como exvotos, a la pequeña capilla interior de la fortaleza, en donde custodiaba la Cruz la Orden militar encargada del Castillo.

La orden militar de los Templarios fue la primera que custodió y defendió el castillo y la Cruz, después de unos años de posesión directa por las tropas castellanas. Hay dos teorías sobre la fecha de su venida. La primera afirma que fue en 1244, al someterse todo el territorio murciano al vasallaje cristiano. La segunda afirma que fue en 1265-1266, al acabar la sublevación mudéjar del territorio murciano ya castellano. El Temple venía con las huestes de Jaime I de Aragón que ayudó a su yerno Alfonso el Sabio a someter la rebeldía. El rey Aragonés, educado por la Orden y amigo de ella, le otorgó casa y huerto en Murcia. Después, el rey Alfonso le donó el territorio caravaqueño. El Temple estuvo en Caravaca alrededor de 46 años. Desaparecido el Temple, la baylía de Caravaca fue dada por Alfonso XI a los santiaguistas (1344), que ocupaban ya la frontera oriental y parte de la central frente a Granada. La Orden permaneció aquí hasta la abolición de todas las Ordenes en 1868.

aparicion-cruz-de-caravaca

Ya desde época muy temprana hay un reconocimiento oficial por parte de la Iglesia hacia la Cruz de Caravaca. El Padre Cuenca, en su historia sobre la Santísima Cruz (escrita en 1722), afirma que apenas ha habido algún Pontífice que no haya concedido alguna gracia o indulgencia a la Cruz. Podemos citar, entre otros, la bula del Papa Clemente VII (1392). Así mismo podemos enumerar el decreto de Clemente VIII (1597), el de Paulo V (1606), las bulas de los Papas Alejandro VIII (1690) y Clemente XI (1705). En 1736 se concede a la Cruz el culto de latría. Léon XIII, en el 4 de diciembre de 1893, ratifica los mismos privilegios de los siglos XV y XVII.

El nombre oficial con el que se denomina a la Reliquia en los documentos es el de ¨Vera Cruz¨, nombre bien significativo, relacionado con el Temple, pues en donde hubo templarios aparece frecuentemente el título de Vera Cruz. Desde la Edad Media se la conoce con este nombre específico: la Vera Cruz de Caravaca, es decir, la verdadera cruz. El título, juntamente con el de Santa, solamente se aplicaba al leño de Jerusalén, encontrado en el siglo IV por Constantino o por su madre Santa Elena.

Tras la unificación de España y el descubrimiento de nuevas tierras, la Santa Cruz de Caravaca, continuó siendo signo de la fe que inspiró el avance del Evangelio. A Caravaca vinieron numerosas Ordenes religiosas: san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús fundaron respectivos conventos, existentes actualmente. También se instalaron aquí los Jerónimos, franciscanos y jesuitas. Muchos misioneros eran residentes de Caravaca o pasaron por aquí en camino a las misiones en diversas partes del mundo, con lo que la devoción a la Cruz creció rápidamente, abarcando los confines de un Imperio donde no se ponía el sol.

Desde California a Tierra del Fuego es conocida la Cruz de Caravaca. Su conocimiento llega hasta Filipinas, porque en 1668 misioneros españoles llevaron reproducciones a petición de los cristianos existentes allí. En Europa fueron los jesuitas sobre todo los que extendieron su conocimiento: no olvidemos que en Caravaca fundaron un colegio con noviciado. En Polonia existe una reproducción de la Cruz en el museo de la Universidad de Cracovia y otra en la catedral de Gniezno. Hacia 1600 comienza su extensión por Alemania: existe un trabajo fotográfico donde se recogen las distintas imágenes de la Cruz en distintas iglesias de la región de Hohenzollern. En Francia existe también algún libro sobre la Cruz, editado en Lyon (en 1653) y varia reproducciones en la región de Limoges. En los Países Bajos (Bruselas) también es conocida. Desde Roma piden cruces en 1606. También es conocida en Inglaterra, en donde hay muchas reproducciones y escritos sobre la misma.

PEREGRINACIONES Y JUBILEOS

El antiguo carácter peregrinante de la Cruz se formalizó con la concesión de Jubileos especiales concedidos a los visitantes de la Santa Cruz. Ya en 1583 y 1621 se conceden Jubileos para la fiesta de la Cruz. En 1768 hay también dos breves de Clemente XIII, que a los ruegos de la Cofradía de la Cruz, otorga varios privilegios para las principales fiestas referente a la Cruz que se celebran en Caravaca. Destacan los concedidos a los que visiten el Santuario el 3 en mayo (festividad principal) con indulgencia plenaria para los que allí oren por la paz entre los príncipes cristianos.

La Cruz de Caravaca en la Epoca Contemporánea

Iglesia El Salvador - Caravaca

Debido a la invasión napoleónica, la Cruz fue trasladada desde el castillo a la parroquia del Salvador y allí fue ocultada en una caja enterrada para evitar la rapiña de los franceses. Aquí estuvo desde 1809 hasta quizás 1818, ya que el Castillo fue fortificado para uso militar y la iglesia ocupada en estos menesteres. En el Salvador se celebraría cada año el “Baño del Vino” con la Reliquia. Se evitó el robo de la Cruz durante la estancia de las tropas francesas en Caravaca, pero no el de la custodia, regalo del marqués de los Vélez, la cual fue recuperada después. Durante todo el siglo XIX y principios del XX se estructuran definitivamente todos los rituales de la Cruz y las formas de las celebraciones de mayo en su honor, que es el armazón de las fiestas conmemorativas actuales.

El hecho más lamentable de toda la historia de la Cruz y de Caravaca fue el acaecido en la noche-madrugada del día doce al trece de febrero de 1934. Fue un robo sacrílego de carácter político-religioso que dejó consternada a la ciudad durante algunos años. Era el miércoles de ceniza cuando, por la mañana, se descubrió el sagrario abierto y vacío sin la Reliquia, habiendo dejado los ladrones la caja-estuche del siglo XIV en donde se guardaba la Cruz. A las 9 del día trece corrió la noticia y la tensión suscitada fue enorme. Las diligencias y pesquisas judiciales y policiales no dieron resultado positivo.

Después de la guerra del 1936-39, las dependencias del Castillo fueron usadas como cárcel de presos políticos hasta el 1941, quedando posteriormente todo el recinto en estado de abandono, cerrado y sin culto religioso. Se suscitó un deseo grande de conseguir una nueva reliquia. Las gestiones dieron como resultado que el papa Pío XII concediese a Caravaca dos pequeñas astillas del “lignum crucis” que Santa Elena, madre del emperador Constantino, trajo de Jerusalén a Roma en la primera mitad del siglo IV.

En los días siguientes se improvisaron las fiestas (interrumpidas durante 7 años, con la reanudación del Baño del Agua en el Templete-Bañadero de las afueras de la ciudad. La Reliquia permaneció durante tres años en la Parroquia del Salvador, ya que el Santuario permanecía en estado de deterioro. Fue en el cinco de mayo del 1945, cuando la Cruz se subió a su templo del Castillo, custodiada ya por la Orden de frailes claretianos.

La tradición de regalar cruces de Caravaca

El regalo de la imagen de la Cruz de Caravaca, es una costumbre generalizada en Caravaca para diferentes ocasiones pero sobre todo en el momento de declaración sentimental. Se tiene constancia por una carta de Santa Teresa de Avila a la madre María de S. José, que la santa recibió una Cruz de Caravaca en 1576 como regalo de sus monjas de aquí (Cruz que actualmente se encuentra en el convento de Carmelitas Descalzas de Bruselas, Bélgica).

Mal uso de esta Cruz en algunos lugares

En ciertos lugares de Latino América esta santa Cruz ha sido tomada, como otros muchos signos cristianos, por la brujería y el esoterismo.

MÁS DETALLES HISTÓRICOS SOBRE LA CRUZ DE CARAVACA…

Los documentos originales sobre el milagro han desaparecido. Existe el testimonio de Fray gil de Zamora, Francisco, cronista de San Fernando, a quien acompañó, sin duda, en la visita que el santo rey hizo a la villa de Caravaca. Durante su estancia en allí, pudo Fray Gil conversar con los testigos oculares de la aparición y oir de sus labios la narración de lo acontecido. Existe otro testimonio de D. Antonio de Oncala canónigo de Avila, que murió en 1558, también relata la historia de la aparición de la cruz de Caravaca.

Todos los relatos coinciden en lo esencial. Si fue Fernando III el Santo el que fue a Caravaca sería porque esa zona pertenecía a Castilla y León y no a Aragón, donde la reconquista la realizó D. Jaime I el Conquistador. Además la conquista de Murcia la llevó a cabo Alfonso X el Sabio, hijo de Fernando III el Sabio.

Existían varios reyezuelos o sayid musulmanes en distintos reinos, unos de esos era el sayid Zey Abucey, que al convertirse tomó el nombre de Vicente Bellvis, y su esposa Aixa. Según la historia los almohades y el rey Zey Abucey, era uno de ellos, entraron en la península hacia el 1171 y van reconquistando los antiguos reinos de taifas. en este contexto podemos entender que Zey abucey era señor de Valencia y de Caravaca y que en la Taifa de Murcia estuviese otro reyezuelo musulman Ben-Hud.-

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Santa María, Madre de Dios https://www.reinadelcielo.org/santa-maria-madre-de-dios/ Mon, 01 Jan 2024 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=4684 ]]>

El Concilio de Éfeso (año 431) concluyó: “María es verdaderamente Madre de Dios”.

¿Cómo puede ser María la madre de Dios, si Dios ya existía antes de que ella naciera?

En el diccionario encontramos que “madre” es la mujer que engendra. Se dice que es madre del que ella engendró. Si aceptamos que María es madre de Jesús y que Él es Dios, entonces María es Madre de Dios.

No se debe confundir entre el tiempo y la eternidad. María, obviamente, no fue madre del Hijo eternamente. Ella comienza a ser Madre de Dios cuando el Hijo Eterno quiso entrar en el tiempo y hacerse hombre como nosotros. Para hacerse hombre quiso tener madre. Gálatas 4, 4: “Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer”. Dios se hizo hombre sin dejar de ser Dios, por ende María es madre de Jesús, Dios y hombre verdadero.

Entonces, María es Madre de Dios, no porque lo haya engendrado en la eternidad sino porque lo engendró hace 2000 años en la Encarnación. Dios no necesitaba una madre pero la quiso tener para acercarse a nosotros con infinito amor. Dios es el único que pudo escoger a su madre y, para consternación de algunos y gozo de otros, escogió a la Santísima Virgen María quién es y será siempre la Madre de Dios.

Cuando la Virgen María visitó a su prima Isabel, esta, movida por el Espíritu Santo le llamó “Madre de mi Señor”. El Señor a quien se refiere no puede ser otro sino Dios. (Cf. Lucas 1, 39-45).

La verdad de que María es Madre de Dios es parte de la fe de todos los cristianos ortodoxos (de doctrina recta). Fue proclamada dogmáticamente en el Concilio de Efeso, en el año 431 y es el primer dogma Mariano.

Antecedentes de la controversia sobre la maternidad divina de María Santísima

Los errores de Nestorio
En el siglo V, Nestorio, Patriarca de Constantinopla afirmaba los siguientes errores:

Regina Coeli (ft img)

Que hay dos personas distintas en Jesús, una divina y otra humana.
Sus dos naturalezas no estaban unidas.
Por lo tanto, María no es la Madre de Dios pues es solamente la Madre de Jesús hombre.
Jesús nació de María solo como hombre y más tarde “asumió” la divinidad, y por eso decimos que Jesús es Dios.
Vemos que estos errores de Nestorio, al negar que María es Madre de Dios, niegan también que Jesús fuera una persona divina.

La doctrina referente a María está totalmente ligada a la doctrina referente a Cristo. Confundir una es confundir la otra. Cuando la Iglesia defiende la maternidad divina de María esta defendiendo la verdad de que, su hijo, Jesucristo es una persona divina.

En esta batalla doctrinal, San Cirilo, Obispo de Alejandría, jugó un papel muy importante en clarificar la posición de nuestra fe en contra de la herejía de Nestorio. En el año 430, el Papa Celestino I en un concilio en Roma, condenó la doctrina de Nestorio y comisionó a S. Cirilo para que iniciara una serie de correspondencias donde se presentara la verdad.

Concilio de Efeso

En el año 431, se llevó a cabo el Concilio de Efeso donde se proclamó oficialmente que María es Madre de Dios.

“Desde un comienzo la Iglesia enseña que en Cristo hay una sola persona, la segunda persona de la Santísima Trinidad. María no es solo madre de la naturaleza, del cuerpo pero también de la persona quien es Dios desde toda la eternidad. Cuando María dio a luz a Jesús, dio a luz en el tiempo a quien desde toda la eternidad era Dios. Así como toda madre humana, no es solamente madre del cuerpo humano sino de la persona, así María dio a luz a una persona, Jesucristo, quien es ambos Dios y hombre, entonces Ella es la Madre de Dios” -Concilio de Efeso

La ortodoxia (doctrina recta) enseña:

Jesús es una persona divina (no dos personas)
Jesús tiene dos naturalezas: es Dios y Hombre verdaderamente.
María es madre de una persona divina y por lo tanto es Madre de Dios.
María es Madre de Dios. Este es el principal de todos los dogmas Marianos, y la raíz y fundamento de la dignidad singularísima de la Virgen María.

María es la Madre de Dios, no desde toda la eternidad sino en el tiempo.

El dogma de María Madre de Dios contiene dos verdades:

María es verdaderamente madre: Esto significa que ella contribuyó en todo en la formación de la naturaleza humana de Cristo, como toda madre contribuye a la formación del hijo de sus entrañas.

Virgen María 2(ft img)

María es verdaderamente madre de Dios: Ella concibió y dio a luz a la segunda persona de la Trinidad, según la naturaleza humana que El asumió.
El origen Divino de Cristo no le proviene de María. Pero al ser Cristo una persona de naturalezas divina y humana. María es tanto madre del hombre como Madre del Dios. María es Madre de Dios, porque es Madre de Cristo quien es Dioshombre.

La misión maternal de María es mencionada desde los primeros credos de la Iglesia. En el Credo de los Apóstoles: “Creo en Dios Padre todopoderoso y en Jesucristo su único hijo, nuestro Señor que nació de la Virgen María”.

El título Madre de Dios era utilizado desde las primeras oraciones cristianas. En el Concilio de Efeso, se canonizo el título Theotokos, que significa Madre de Dios. A partir de ese momento la divina maternidad constituyó un título único de señorío y gloria para la Madre de Dios encarnado. La Theotokos es considerada, representada e invocada como la reina y señora por ser Madre del Rey y del Señor.

Más tarde también fue proclamada y profundizada por otros concilios universales, como el de Calcedonia(451) y el segundo de Constantinopla (553).

En el siglo XIV se introduce en el Ave María la segunda parte donde dice: “Santa María Madre de Dios” Siglo XVIII, se extiende su rezo oficial a toda la Iglesia.

El Papa Pío XI reafirmó el dogma en la Encíclica Lux Veritatis (1931).

La Madre de Dios en el VAT II: este concilio replantea en todo el alcance de su riqueza teológica en el más importante de sus documentos, Constitución dogmática sobre la Iglesia, (Lumen Gentium). En este documento se ve la maternidad divina de María en dos aspectos:

1. La maternidad divina en el misterio de Cristo.

2. La maternidad divina en el misterio de la Iglesia.

“Y, ciertamente, desde los tiempos mas antiguos, la Sta. Virgen es venerada con el título de Madre de Dios, a cuyo amparo los fieles suplicantes se acogen en todos sus peligros y necesidades…. Y las diversas formas de piedad hacia la Madre de Dios que la Iglesia ha venido aprobando dentro de los limites de la sana doctrina, hacen que, al ser honrada la Madre, el Hijo por razón del cual son todas las cosas, sea mejor conocido, amado, glorificado, y que, a la vez, sean mejor cumplidos sus mandamientos” (LG #66)

En el Credo del Pueblo de Dios de Pablo VI (1968): “Creemos que la Bienaventurada María, que permaneció siempre Virgen, fue la Madre del Verbo encarnado, Dios y salvador nuestro”

En 1984 consagra J.P.II el mundo entero al I.C. de María, a través de toda la oración de consagración repite: “Recurrimos a tu protección, Santa Madre de Dios”

María por ser Madre de Dios transciende en dignidad a todas las criaturas, hombres y ángeles, ya que la dignidad de la criatura está en su cercanía con Dios. Y María es la mas cercana a la Trinidad. Madre del Hijo, Hija del Padre y Esposa del Espíritu.

“El Conocimiento de la verdadera doctrina católica sobre María, será siempre la llave exacta de la comprensión del misterio de Cristo y de la Iglesia”

“Y la Madre de Dios es mía, porque Cristo es mío” (S. Juan de la Cruz)

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Fuente: Cotholic.net y Corazones.org


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