Devociones – Reina del Cielo https://www.reinadelcielo.org Mon, 10 Mar 2025 12:01:49 +0000 en-US hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.3.9 Novena a San José https://www.reinadelcielo.org/novena-a-san-jose/ Mon, 10 Mar 2025 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=6197 Te invitamos a rezar esta novena.]]>

Puedes leer la Novena, o escucharla en el audio que hemos preparado,
haciendo click en el link de audio de cada día.

Comienza la novena

  1. Señal de la Cruz.
  2. Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, en Ti espero, adoro y Os amo.
  3. Señor y Dios Nuestro ilumina nuestro camino para ser dignos hijos y muéstranos en Tu Santo hijo José, el dulce y puro camino hacia Ti. Amén.

Primer Día: San José, enséñame a tener fe

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Novena a San José – Día 1

Querido San José, vos que sos mi amigo, que fuiste de Jesús, su Papá adoptivo, enséñame a tener una radiante fe. Vos sabés cuán difícil es a veces creer, cuán fácil para mí es caer. Los miedos, la razón, mi conveniencia, el mundo es para mí como granizo que me alejan de Jesús y Sus designios. Sabés cuántas cosas no comprendo, y podés leer en mi corazón cuando me oscurezco. Dame una fe viva, una fe que solo entienda que el Señor es mi Maestro, y que corrió por mí todos los riesgos hasta morir en el Madero. Que vuelva a creer, que le sea fiel y que persevere en Él. Amén.

Padre Nuestro, Avemaría y Gloria

Segundo Día: Dame, San José, la pureza que ilumina y guía

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Novena a San José – Día 2

Querido hermano, San José, ayúdame con este gran don, el don de los elegidos del Señor. Vos que la pureza supiste guardar, y fuiste digno de tal confianza que el mismo Dios  te dio a Su Esposa Amada, María. Yo puedo comprender cuánto latía tu corazón por aquella Mujer Purísima, a la que te supiste entregar en corazón, alma y vida. Ella que era tan preciosa por su presencia, lo era más aún por su santidad. Vos la supiste cuidar y amar de verdad como tierno y puro esposo. Custodia mi alma para que tenga pureza de pensamiento, palabra y obras. Amén.

Padre Nuestro, Avemaría y Gloria

Tercer Día: San José, dame el don de la fortaleza

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Novena a San José – Día 3

Querido San José, dame el don de la fortaleza. Enséñame que no hay adversidad que con Dios no se pueda alejar o cambiar. Dame la fortaleza de ánimo y de espíritu, para hacer frente a los peligros de esta vida y saberlos llevar con la alegría de los que en Dios confían. Enséñame que cada obstáculo no es una amenaza sino una enseñanza. Que aunque a veces la cruz es pesada, Jesús junto a mí la arrastra y que unidos venceremos. Porque si Dios está conmigo a qué temo, qué cosas no puedo. El camina conmigo en el Huerto y en el desierto, y juntos vamos al Cielo. Hazme fuerte en mis batallas, para que yo sea a Su semejanza y deje en esta tierra Su Huella Santa. Y como vos en Nazaret, Belén, Egipto y Jerusalén haz que con mi cruz pueda yo vencer. Amén.

Padre Nuestro, Avemaría y Gloria

Cuarto Día: Enséñame, San José, a comprender

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Novena a San José – Día 4

San José, enséñame a los designios de Dios comprender, aún aquellos a los que mi corazón dice “no sé”. Quita de mi alma esas dudas que producen amargura. Y haz que como un hijo confiado le entregue a Jesús mi vida, mi amor y mi trabajo. Para sentirme liberado. Y así como vos con fe comprendiste a María, haz que pueda comprender y me entregue a la Voluntad de Dios en mi vida. Y lo que yo diga “no sé” también se lo entregue a Él, porque Él quiere tan solo mi bien. Amén.

Padre Nuestro, Avemaría y Gloria

Quinto Día: San José, dame el don de la prudencia

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Novena a San José – Día 5

San José, vos sabes cuánto me cuestan mis modos… y también conocer los tiempos…  San José, aquieta mi alma para que tenga prudencia, que conozca y actúe del modo y en el tiempo necesario para que mis obras alcancen un buen fin. Que tenga un corazón prudente, para ordenar mi vida y otras vidas. Que mis miedos, enojos y ansiedades no ahoguen esta gracia. Haz que las contradicciones del mundo sean sanadas por este don, pues la prudencia es pariente de la fe y la esperanza que todo lo alcanzan y mueven   montañas. San José enséñame a “prudentemente” mover montañas… Amén.

Padre Nuestro, Avemaría y Gloria

Sexto Día: San José, haz que triunfe en mi corazón el amor

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Novena a San José – Día 6

San José, vos que amaste y que tanto lloraste, pero supiste ver en la tribulación y el dolor de tus días la Gracia de las Manos de Dios que te abrazan y levantan. San José, que tantas penumbras, trabajos, miedos y riesgos soportaste en tu corazón. Que tantas preocupaciones te aquejaban: tu familia, el trabajo, los parientes, amigos y vecinos. También aquellos que los sabías tus enemigos. Pero que con el escudo del amor y la  espada de la Verdad, enfrentaste y ganaste. Haznos un corazón amoroso, donde el  servicio, la bondad y la verdad brillen con alegría en nuestras vidas. Amén.

Padre Nuestro, Avemaría y Gloria

Séptimo Día: San José, dame un corazón paciente

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Novena a San José – Día 7

San José, dame un corazón paciente. La paciencia es la virtud de los Santos, porque nos hace abandonarnos en el Corazón de Jesús que es la protección y omnipotencia de Dios que se regala a los hombres. En medio de la adversidad es entregar. Dame paciencia San José, para saber esperar contra toda esperanza; para poder perseverar en medio de las tormentas; dame paciencia cuando a Dios no vea, para poder hallar Su paz y entregar. Porque Él siempre está y Su amor no me va a dejar. Él me vino a llamar y a buscar, Él me quiere de verdad  y me va a ayudar. Dame paz para aceptar y cumplir Su Voluntad. Amén.

Padre Nuestro, Avemaría y Gloria

Octavo día: San José, enséñame a ser humilde

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Novena a San José – Día 8

San José, vos sí que fuiste un hombre humilde. No por ser carpintero, pues ese oficio te hacia sabio. No por tus manos de trabajo, ni por tus logros humanos. Sino porque sentiste de lo Alto el “llamado” y respondiste. Te vestiste siempre de “tu nada” frente  a la Palabra en la que descansaba tu alma y a La que amabas. Llevaste una vida casta y solo en Dios depositabas tu mirada, para “escuchar” lo que Él te enseñaba, y quitar también toda cizaña. Haz San José que yo también Le entregue “mi nada”, para depositar mi corazón en Su Corazón Precioso, ese Corazón Amante de los hombres, que es Corazón de Padre, Hijo y Esposo y que nos llama a todos para entregarnos el Tesoro escondido, ese Tesoro que es el mismo Cristo y que nos lleva al Cielo prometido. San José hazme humilde, siempre humilde. Amén.

Padre Nuestro, Avemaría y Gloria

Noveno Día: San José, enséñame los dones de la  alegría y la oración

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Novena a San José – Día 9

San José enséñame tu alegría. Y cómo no vas a tener alegría si tu esposa es la Virgen María y tu hijo, Jesús, Dios, Rey y Señor de nuestras vidas. Cómo no vas a tener alegría al tener al Niño Jesús en tus  brazos y mimarlo, sentir sus abrazos y enseñarle, y morir en Sus Brazos… Cómo no vas a tener alegría si tu vida era confianza infinita a la Voluntad Divina, si por Ella hacías y deshacías y por Ella tu alma ardía. Enséname a orar para confiar y vencer en mi debilidad, para amar de verdad y cumplir siempre la Santa Voluntad. San José fiel custodio de Jesús y María custodia mi alma y mi hogar, y haz que mi alma se encienda en gozo de tenerte a vos como patrono. Amén

Padre Nuestro. Avemaría y Gloria

San José ¡Ruega por nosotros!

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Asociación de Fieles
Misioneros de Nuestra Señora del Cielo
nuestrasenoradelcielo.net


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Devocionario Cuaresmal https://www.reinadelcielo.org/devocionario-cuaresmal/ Fri, 07 Mar 2025 11:55:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=37 Redacción de Reina del Cielo: Una estrecha colaboradora ha escrito este inspirado devocionario para vivirlo durante el Camino al Domingo de Pascua de Resurrección. Esperamos, con un corazón abierto al Señor, que estas palabras lleguen a tu corazón, hermano lector.

Camino para andar en Cuaresma

Quiero invitarte, hermano, en este tiempo de Cuaresma a conocerte a ti mismo, a mirar tu camino, a saber hacia dónde vas y dónde hoy te encuentras, a sentirte peregrino en este largo camino.

Cuaresma es una oportunidad para crecer, para detenernos, para retirarnos al desierto. Si te invito a entrar junto a Jesús en “tu desierto”, no tengas miedo, es un viaje magnífico, un desafío. Demos hoy juntos el primer paso, dejemos este mundo de lado, busquemos callar nuestro interior, aunque estés sumergido en el exterior, callemos, silenciemos las voces del mundo, y oremos. Nuestro Señor, que ve en lo secreto, hará el resto. Así, con esperanza y fe, oremos y abramos la puerta del “desierto”. ¡Entremos! ¿Ves?, ya hemos entrado, es solo un poco de trabajo, pero ¡vamos!

La Piedad

Sigue, sigue orando…cierra tus ojos y contempla este desierto magnífico que nos aleja de los ruidos, solo tú y Cristo, son dos amigos peregrinos. Caminemos despacio así nos contagiamos de este silencio absoluto, porque aquí debes dejar tu orgullo que siempre hace mucho barullo, sino no podrás continuar.

El ardiente calor te hace bajar la mirada y sientes aún más tu pesada carga, ¡pobre alma! La omnipotencia del desierto la quema; tendrás que abandonar las cosas vanas, esas que quiebran tu espalda, esas que contemplas cada mañana. También quedará aquí tu pasado, lo bueno y lo malo, las penurias del incierto futuro, ¡déjalo todo! Mira a Tu Jesús Compañero, como disfruta del silencio. El parece abstenerse de todo, del agua que aquieta Su Garganta, de la comida que sacia Su Cuerpo, porque solo busca entregarse en el desierto, ¡venciéndolo, sí, venciéndolo!

Sigamos caminando…parece que pierdes las fuerzas, que no podrás. ¿Hay algo que quizás debes arrancar? Sí, la comodidad, el “qué dirán”, el egoísmo que da gritos, los vicios que pegan alaridos, las frustraciones, los miedos y el desánimo que parecen haberte encadenado. Sombras circundan tu corazón para alejarte de este viaje que parece ahora no tener razón. Hacia adelante, más sol, arena, cielo y silencio. ¿Y Jesús, dónde te has ido? Por un momento un golpe te hunde el pecho, ¿acaso me has abandonado? Pero en aquel instante sientes sobre tu hombro Su fuerte Mano, detrás de ti El está y te tranquiliza con Su mirada, que te levanta y abraza. El jamás te abandona, es el Padre que no se aparta de su hijo.

En este desierto de sombras y luces, de sol y tinieblas, de días abrasadores y noches de estrellas, te ves cansado pero no agobiado, porque te has ido vaciando, para abandonarte en las Manos de Dios que te ha encontrado. Ese Dios que se hace Hermano, ese Dios que te acompaña y ama, y quiere estos días, este espacio solo para los dos, para que busques en tu alma la Voz sobre toda voz , la Voz del Amor que quiere sanarte y liberarte para darse como Puro Oasis, porque beber de El es Fuente de Agua Viva.

¡Oye peregrino! ¿sientes este desierto? Ahora no te parece que no fuera bueno, esta Agua que estás bebiendo ¡es fresca, es cristalina, es Vida! La Cuaresma se ha convertido para ti en tiempo de Amor, de perdón, de reconciliación. Es el tiempo del Padre con el hijo que necesitan estar solos, uno para el otro.

Y esta Agua que embriaga el alma nos lleva a la Semana Santa para recibir el Torrente de la Misericordia a través de la Gracia, donde con los dones y virtudes con los que ha sido vestida resucite a la Vida nueva en esta Pascua que nos ilumina.

Hermano, vive esta Cuaresma junto a Jesús…

Partir el pan

Meditación del Jueves Santo

Oh Señor, en este largo Jueves Santo comienzas Tu Calvario y en Tus Dulces Palabras nos regalas el testamento infinito del Amor Vivo. Es por eso que a través del tiempo, que en Ti es eterno, nos muestras en Aquella Cena Santa al Hombre Dios arrodillado a nuestros pies, mientras con Tu Humildad y Pureza lavas nuestras miserias y tristezas, para que así te imitemos en el servicio, y seamos verdaderos testigos.

Te despojas entregándonos Tu Carne, y queriendo ser aún más pequeño, Te vistes en el Pan del Cielo del Inmaculado Cordero para vivir por siempre dentro nuestro. Y como si este amor no fuera suficiente, nos diste en el Santo Cáliz Tu Real Sangre, como Primicia Perpetua de Tu Corazón, que Traspasado por nosotros nos redimió.

Puedo verte, Señor, en aquella Noche amarga en la que por mí Tú todo entregabas. El abandono y soledad en el Huerto, Tu Sudor de Sangre con el que aceptaste la Voluntad de Nuestro Padre, la traición del amigo que con aquel perverso beso te entregaba a Ti, Nuestro Rey Divino, para hacerte así finalmente Prisionero y pagar con Tu Sangre el rescate de todos los que quisiéramos amarte.

Mientras la tierra se oscurecía con golpes, burlas y mentiras, en Tu Cuerpo cargabas todas mis heridas y aún Tus Mejillas ofrecías, porque querías darme Tu Vida. Tu Hermoso Rostro se ha desfigurado, mientras todas nuestras miserias frente a Ti van desfilando. Tus Preciosos Cabellos son teñidos por Purísimos Hilos de Roja Sangre que brilla como Ofrenda Santísima. Tu Boca nos bendecía y entregaba Aquel Día el Testamento del Amor: que nos amaramos los unos a los otros como nos amaste Vos.

Sin embargo Tú, el Amor, hoy sigues siendo profanado porque te seguimos negando buscando falsos amigos que a Ti te han vendido, en los niños que de hambre y sed mueren, en los ancianos despreciados, en los enfermos que no asistimos, en toda mentira e injusticia que quiere borrar Tu Palabra Divina, elevándonos en una torre de vanidades y ruindades que nos llevan a de nuestro corazón arrancarte.

Por eso, mi Amado Jesús, permíteme acompañarte en esta Noche Santa para regalarte, junto a mi alma, mis lágrimas, y así acariciar Tus Pies y Tus Llagas.

Amén.

Cristo de Velázquez

Viernes Santo

¡Escondidos en Cristo vivamos en Su Corazón Santísimo! En este día de silencio y dolor, meditemos y contemplemos el Corazón Traspasado de Jesús, por nuestro amor. Junto a Jesús Martirizado, oremos:

Oración a Cristo en la Cruz

Oh Señor
¿cómo pueden los hombres verte en la Cruz Clavado
y dejarte allí abandonado?

¿Cómo pueden mirarte y no amarte
ni prestar oídos a Tus Latidos
que llaman con Purísimo Amor no correspondido
a los hombres que ingratos, despiadados y llenos de pecados
te hemos por completo olvidado o negado?

De Vos, Nuestro Dios, nos avergonzamos
y juntos en la Cruz te hemos colgado.
Tus Santas Llagas nos muestras
como mudo Amor por respuesta
que das Tu Vida por la nuestra.

Tu Precioso Rostro, Señor, ya no reconozco
todo bañado de Sangre y polvo.
Por Tus Ojos se escapa la vida
pero todavía me miras con ternura infinita
para en plegaria de Amor decirme
“no voy a irme, si en Mí tú vives”.

Y yo, Señor, quiero abrazarte
y así de la Cruz bajarte
para ocupar el lugar que por mí ocupaste
pues a pesar de ser tan miserable
no quiero ya más permitir este ultraje.

A mi Rey vestido de Sangre
¡cómo puedo no amarle!
si frente a Tí vengo a postrarme
para traspasar con mi pobre amor Tu Santa Carne
y así consolarte deshaciendo mi existencia en Tí
para sólo en Tí vivir y decirte así, siempre si.

Amén.

Sábado de Gloria

¡Ya todo se ha consumado!

Jesús, todavía puedo verte en la Cruz clavado. Mis ojos ven Tu Cuerpo sin vida, como cubierto de todas mis heridas. Con espanto veo que ni una sola gota de Sangre Te guardaste, porque toda la entregaste ante la mirada de Tu Santa Madre.

Ahora en el Sepulcro Te hemos dejado. Nuestro Jesús Amado ha encontrado finalmente el descanso, ¡porque todo se ha consumado! Su Madre, como en aquella Cuna de Belén, dejó allí a Su Hijo Rey. Qué distintos, María, aquellos dulces días, a estos de sabor amargo, que por dentro nos están quemando, en los que ya has derramado todo tu llanto, en los que con tu amor continúas la Redención, vestida tú también, de Pasión.

María Desgarrada, María de los Dolores, María de la Pasión, María Madre de los hombres, María toda de Dios. Te veo en un rincón hincada y que algo entre tus Manos guardas. ¡Es el Lienzo Santo de la Verónica! Te incorporas y lo extiendes con dulces caricias, posas tus dedos sobre Sus Mejillas queriéndole sanar, como cuando Niño, todas Sus heridas. Ese Dios Niño que vivió dentro tuyo, que cantaba y te abrazaba, que consolaba y bendecía, que sanaba y amaba, y al que tan solo ayer le devolvieron todo el bien hecho, colgándolo de un Madero. Tu Niño fue traicionado y negado, y sin embargo murió amando, porque encarnizado y traspasado llegó a liberarnos.

María, ante estos recuerdos tú caes nuevamente al suelo desplomada, y así postrada recorres Su Santa Cara. Miras tus manos de Madre, aquellas con las que con El jugaste y junto a tu pecho tantas veces Lo estrechaste. Esas manos que por la tarde Lo tocaron al descenderlo de Aquel Madero y se tiñeron de Su Sangre Preciosa, que cual Pura Hostia se ofrecía para darnos vida. Su Sangre aún está fresca sobre la tierra, que La toma hasta quedar purificada.

María, Madre sin descanso, en tu Corazón a tu Niño estas velando, porque Lo quieres ver Resucitado. Lo estas esperando, por eso permaneces orando para tenerlo nuevamente entre tus Brazos, Sano, Vencedor, mostrándose como Rey Divino. Tú sabes bien que Jesús resucitará, por eso tu Corazón no deja de orar, tú solo quieres apurar esa hora de la Gran Victoria.

María, aquella pequeña Niña, aquella pequeña de Nazaret con su Sí, se convierte en el Calvario en Madre de la Cruz y la Esperanza, en Señora de la Resurrección. Tú supiste ser, en medio de tu dolor, el Arca del Amor y la esperanza. Aquel día perdonaste y consolaste al arrepentido Pedro, y esperaste, esperaste mientras orabas para que Tu Hijo resucitara.

María, Madre mía y Madre de Dios, te imploro Madre por mi perdón, por este corazón mío que a veces parece estar vacío, que tiene tantos ruidos, para que se transforme en Cuna de la Resurrección y allí con alegría se muestre el Rostro de Dios.

¡Hosanna, Madre mía y de la Esperanza, porque ya llega la Hora Santa de la Pascua!

Resurrección

Domingo de Pascua

Despierta la mañana, y en esta noche larga se siente aún el frío del Martirio del Dios Vivo. La Madre, cual preciosa Torre de Marfil, se encuentra postrada implorando al Dios Nuestro para que todo lo haga nuevo. María, Esposa de Dios, Madre de la Espera, aguarda cual trémula Llama la llegada de Aquel a quien ama.

Todo es silencio, y el mundo parece muerto mientras las Santas Mujeres se han adelantado hacia la Tumba del Amado. Ya llega la Aurora, y a la primera luz del día como en una cascada el cielo se abre en un poderoso Brillo que se dirige a Aquel Sepulcro escondido. La tierra se estremece, y la noche de repente se ha hecho día.

¡La Luz ilumina porque la muerte ha sido vencida, Nuestro Jesús resucita!

Mira María, eres la Madre del Resucitado, y hay Alguien que ha entrado. Todo envuelto de blanco te toma en Sus Brazos, para recibir tus besos, El quiere cumplir tus deseos. Tu Jesús ha vuelto y con Su Mirada resplandeciente te mira y acaricia, mientras se borran todos los dolores y heridas. ¡La Luz brilla!

Encendida del gozo de la Resurrección, María alaba y ama al Dios que la abraza en Su Corazón.
¡Todo se ha consumado!

¿A Quién buscas Magdalena? Magdalena presurosa caminas, también esperas, y te fortaleces en la esperanza recordando Sus Palabras, que sanan también tus llagas. La tierra ha temblado y tú apuras tu paso. El Sepulcro está abierto, no puedes comprenderlo, pero una luz estás viendo y dos Ángeles quieren despertarte de la amargura de Su muerte, y sin embargo aún no entiendes.

¿Dónde estás Jesús Amado, acaso de Tu Sepulcro te han robado? De repente contemplas a Aquel Hermoso Hombre vestido de blanco, que te dice ¿por qué lloras?, ¿a Quién buscas? Pero tú todavía no lo reconoces. Es tan Majestuosa Su Presencia que parece iluminar la tierra, y solo cuando por tu nombre te llama reconoces la presencia del Dios al que amas. Tú, Magdalena, como embriagada de amor caes entonces a los pies de Tu Señor.

Oh dichosa Magdalena, eres la elegida para anunciar que la muerte ha sido vencida, que Jesús ha vuelto a la vida. Tú fuiste llamada para proclamar la Pascua. ¡Dinos, dinos Magdalena a Quién has visto!

Aún resuena en nuestros oídos que has visto al Dios Vivo y nos mandas a decirlo en este mundo impío.

Rabboní, Maestro, permítenos anunciar Tu Pascua para sanar así toda llaga, para que la tierra sea iluminada, para que desaparezca el odio y la mentira y para que nuevamente la noche se haga día. Permítenos, Señor, proclamarte Resucitado para que todo sea así transformado, renovado. ¡Aleluya al Señor de la Gloria, al Cristo Resucitado!

¡María, Señora de la Resurrección, Madre del Resucitado, ruega por nosotros para que anunciemos el triunfo del Amor!


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Para impulsar la Cuaresma: 12 frases del Santo Cura de Ars https://www.reinadelcielo.org/para-impulsar-la-cuaresma-12-frases-del-santo-cura-de-ars/ Thu, 06 Mar 2025 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=8949 ]]>

El Santo Cura de Ars. Su notable compromiso con su pequeña parroquia rural en Francia atraían a más de 100.000 peregrinos cada año. Las personas viajaban de todas partes de Europa para asistir a sus misas o sentarse en su confesionario, donde él pasaba hasta 16 horas al día oyendo a los penitentes.

Si estás luchando para orar o no oras mucho o no todo lo que quisieras, la vida de Juan María Vianney es un reto para que encuentres tiempo durante el día para orar. Si no encuentras el tiempo y un lugar tranquilo para orar, el tiempo va a pasar rápidamente y la conversación con Dios continuará con en silencio.

Para mostrar la importancia de la oración en nuestra vida incluimos la vida del Santo Cura de Ars, cuya vida en sí fue una oración hacia los demás, y 12 frases de este gran sacerdote humilde de parroquia.

LA HUMILDAD DEL PUEBLO DE ARS

El Cura de Ars y la Eucaristía

Ars es un pequeño pueblo, compuesto por una calle principal, una plaza y varios hoteles pintorescos.

Una estatua en la plaza principal representa Juan María Vianney junto a dos pastores, que conmemora una historia real.

Cuando el Obispo asignó Ars a Vianney, éste se perdió tratando de encontrar la ciudad. Dos jóvenes que atendían rebaños en los campos le apuntaron en la dirección correcta. Vianney les dijo:
“Ustedes me han mostrado la dirección a mi parroquia. Yo un día les mostraré el camino al cielo”.

La pequeña iglesia originalmente dedicada a San Sixto, donde San Juan María Vianney celebró la Eucaristía, sigue en pie, con sólo 20 filas de asientos, pero ahora hay una basílica modesta con capacidad para 200 personas conectada a la iglesia donde el cuerpo del santo descansa en un ataúd de cristal. En preparación la visita del Papa Juan Pablo II a Ars en el año 1986, una capilla de 400 asientos fue construida bajo tierra.

EL AMOR POR LA GENTE LLEGABA MÁS ALLÁ DE SU PARROQUIA

Los dones de San Juan María Vianney como confesor atraían a miles de penitentes esperando a veces tres días para experimentar lo que muchos recuerdan como su capacidad de ver en lo más profundo del alma.

Parte de su popularidad como un confesor era su conexión personal con todos los que se acercaban a él.

“Su vista parecía llegar a lo más profundo de su alma”, comentó Christine de Cibiens durante los actos de canonización.

En los Hechos de Canonización hay innumerables testimonios de los penitentes asombrados por las ideas conmovedoras de Vianney en sus luchas personales con el pecado. Según los informes, sabía detalles notables de la vida de cada penitente sin haberlo conocido antes.

El humor de Vianney era también notable.

Cuando un miembro de la jet set de París visitando Ars se quejó de la espera en la cola para la confesión, él le dijo que tendría que esperar incluso si fuera la Reina de Inglaterra.

Cuando Francois Dorel, un yesero local, visitó la iglesia durante un viaje de caza de patos con su perro en 1852, Vianney lo vio y le dijo: “Es muy de desear que tu alma fuera tan hermosa como la de tu perro”.

Vianney tenía una debilidad por los olvidados también. La Providence, un orfanato para niñas que Juan María Vianney inició en 1824, se puede encontrar hoy en la calle de la iglesia.

En el verdadero espíritu de San Vicente de Paúl, La Providence fue la respuesta de Juan María Vianney a la injusticia social de la pobreza nacional.

El orfanato es una casa modesta, blanca, de dos pisos, donde numerosas jóvenes adolescentes huérfanas y necesitadas de dirección espiritual y refugio aprendieron habilidades tales como la limpieza, de Catalina Lassagne, quien encabezaba la casa.

Uno de los grandes placeres de Juan María Vianney fue su catequesis del mediodía a las niñas huérfanas. De hecho, una vez que Ars se convirtió en un punto caliente para los peregrinos, la conversación del mediodía del Padre Vianney con las niñas se convirtió en un asunto lleno de gente, que tuvo que ser trasladado a la iglesia.

Esos sermones incluían una gran cantidad de temas.

Elogiaba la belleza de la oración:

“El alma debe moverse hacia la oración como un pez debe moverse hacia el agua; ambos son un estado puramente natural”.

Aconsejaba el amor por la cruz:

“Hijos míos, es amando la cruz que nos encontramos con la verdadera paz, no huyan de ella”

Y animaba al amor por la Eucaristía:

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“No hay mejor manera de experimentar al buen Dios que encontrarlo en el perfecto sacrificio de la Misa”.

La parroquia de Ars fue cambiada, literalmente, en una comunidad de piedad, oración y paz celestial a través del sencillo ejemplo de la santidad de Vianney y el amor por su rebaño.

El Papa Juan XXIII, en su encíclica Nostri Sacerdotii primitiua de 1959, en el 100 aniversario de la muerte de Juan María Vianney, lo llamó un “modelo de vida sacerdotal y celo pastoral que ayudó a lograr resultados espectaculares raramente vistos en la historia.”

Un verdadero asceta, Vianney comía unas cuantas patatas al día, a menudo ayunaba y oraba a veces durante toda la noche por la conversión de su parroquia.

DE LA TERCERA ORDEN FRANCISCANA

San Juan María Vianney también tenía una gran devoción a San Francisco de Asís y, aunque era un sacerdote diocesano, se convirtió a la Tercera Orden Franciscana a causa de su amor por los pobres. Hoy en día se ha construido un convento franciscano sobre los terrenos de la parroquia y los frailes ahora celebran las misas y escuchan las confesiones de los peregrinos en Ars.

Cuando una persona le preguntaba si se debía dar a los pobres, Vianney menudo respondía con una sonrisa:

“Vamos a tener que responder por lo que hicimos con eso que no les dimos, y los pobres tendrán que responder por lo que hicieron con lo les fue dado”.

El presbiterio donde vivía Juan María Vianney es una casa de dos pisos con escaleras estrechas y pisos de madera. Durante una visita se puede ver su dormitorio y la cocina donde comía lo poco que le permitía a su cocinera, Madame Bibost, darle de comer.

habitación de San Juan María Vianney

La habitación de Vianney está en la misma forma que se veía cuando estaba vivo, con artículos personales tales como su rosario y fotos de numerosos santos a quien admiraba, colgados en la pared.

Quizás uno de los ingredientes más extraños en el proceso de canonización de Juan Vianney son los testigos que declaran las “apariciones” en este edificio presbiterio durante el curso de su misión 1824-1859.

La extensa biografía del Padre Trochu, informa de una gran cantidad de incidentes, que incluyen a la propia hermana de Juan María Vianney, Margarita María Vianney, quien declaró que una vez pasó la noche en el presbiterio sólo para ser despertado por extraño golpeteo en la pared y en la mesa de su habitación.

Cuando Margarita encendió una lámpara, encontró todo en orden, pero el ruido continuó después que ella regresó a la cama. Finalmente descendiendo a la iglesia donde su hermano estaba oyendo confesiones tarde en la noche, se encontró con el Cura, quien le dijo:

“Oh, no deberías haber tenido miedo: Es el Grappin. Él no te puede hacer daño. En cuanto a mí, me atormenta en formas diversas. A veces me agarra por los pies y me arrastra por la habitación. Es porque puedo convertir almas al buen Dios”.

Santo Cura de Ars 2 (ft img)

En el museo del presbiterio de Ars, probablemente una de las reliquias más extrañas sea el viejo marco de la cama de Juan María Vianney cubierta de hollín, que al parecer fue quemada por el diablo cuando su habitación se incendió en la mañana del 24 de febrero 1857.

Según el libro de Padre Trochu cuando fue informado del fuego en su habitación comentó Vianney:

“el Grappin está muy enojado.No puede coger al ave por lo que ha quemado la jaula. Es una buena señal. Tendremos muchos pecadores este día”.

Las extrañas historias de fantasmas en la rectoría, así como los ayunos estrictos de Vianney, resultaban en su aspecto demacrado, y despertaban sospechas, que se añadieron a las luchas de crecimiento en su vida.

Incluso la ropa de Vianney parecía causar problemas. No era esclavo de la moda, se vestía con sencillez. De acuerdo a varios feligreses, la sotana, no muy diferente de la de Francisco de Asís, estaba a menudo rota o desgastada.

Aún así, los peregrinos llegaban por miles, y muchas almas tibias se volvían a conectar a la Iglesia a través del confesionario de Vianney.

Es notable que un pobre muchacho de pueblo, que no podía pasar sus exámenes en el seminario, más tarde se convirtiera en un símbolo universal del clero de la Iglesia.

Juan María Vianney nos recuerda que el verdadero amor de Cristo puede manifestarse poderosamente a través de la oración sencilla y el servicio.

DOCE FRASE DEL SANTO CURA DE ARS SOBRE LA ORACIÓN

1. “No hay nadie que no puedan orar – y ora todo tiempo y en todo lugar; de noche o de día, cuando trabajas duro o en el descanso, en el campo, en casa o cuando viajas”

2. “Aquellos que no oran se hunden en la tierra como un topo tratando de hacer un agujero para ocultarse “

3. “Cuando oramos con atención y humildad de mente y corazón, dejamos la tierra y subimos hasta el cielo. Llegamos a los brazos extendidos de Dios. Hablamos con los Ángeles y los Santos”.

4. “Dios está en todas partes dispuesto a escuchar tus oraciones”

5. “Aquellos que no oran sólo piensan en las cosas temporales como el avaro que, cuando un crucifijo de plata le fue presentado para besarle, comentó: ‘Esa cruz pesa por lo menos diez gramos’”

6. “Tú puedes orar para ponerte simplemente en contacto con Dios. Cuando uno no encuentra nada más que decirle a Él, sólo sabe que Él está allí – que en sí misma es la mejor de las oraciones”

7. “Los problemas se desvanecen ante un ferviente oración como la nieve ante el sol”

8. “Hay una cosa que todo el mundo puede hacer, ya sea que les resulte difícil meditar o no, y eso es elevar su mente en la mañana para cultivar alguna virtud particular durante el día, para practicar la presencia interior de Dios, y vivir su vida en unión con Él”

9. “La oración hace que el tiempo parezca pasar rápidamente, y tan gratamente, que uno no se da cuenta de cuánto tiempo pasó”

10. “Santa Colette vio y habló con Nuestro Señor como hablaba a otras personas. ¡Cuántas veces venimos a la iglesia sin saber lo que venimos a hacer, o lo que queremos pedir!”

11. “¿No nos avisan las necesidades continuas de nuestra alma y cuerpo advirtiéndonos que tenemos que recurrir al único que puede suministrarnoslas?”

12. “A menudo pienso que cuando venimos a adorar a Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento, debemos obtener todo lo que queremos, si lo pedimos con una fe muy viva y un corazón muy puro”

Oremos

Oh, San Juan María Vianney, que oraste muchas veces a Dios por las muchas almas que te dieron para cuidar durante tu tiempo como sacerdote, ayúdanos intercediendo por nosotros para que podamos conversar con Nuestro Señor Jesucristo diariamente y orar sin cesar. Amén.

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Fuente: Foros de la Virgen


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Lo que hay que saber para el Miércoles de Ceniza y la Cuaresma https://www.reinadelcielo.org/lo-que-hay-que-saber-para-el-miercoles-de-ceniza-y-la-cuaresma/ Wed, 05 Mar 2025 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=6262

Comienza la Cuaresma y damos respuesta a las preguntas más comunes en este tiempo:

1. ¿Qué es el Miércoles de Ceniza?

Es el día en el que comienza la Cuaresma. No es el día en el que acaba el Carnaval.
Siempre cae en miércoles (parece obvio, pero algunas personas dudan todavía) y da igual que el año sea bisiesto porque se cuenta hacia atrás desde la Misa de la Cena del Señor.

Misal Romano:
En la Misa de este día se bendice y se impone la ceniza, hecha de los ramos de olivo o de otros árboles, bendecidos en el Domingo de Ramos del año precedente.

2.- ¿Dónde se compra la Ceniza?

Cenizas

En ningún sitio. Se obtiene de quemar los ramos bendecidos el Domingo de Ramos del año anterior.

Muchas familias guardan los ramos o las palmas y los llevan a la parroquia los días previos.

3.- ¿Por qué se impone la ceniza?

Es un símbolo, Directorio sobre la piedad popular y la liturgia, 125

El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las Cenizas, que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza. Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios. Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal. Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual.

4.- ¿A quién se puede imponer?

No hace falta ser católico para que te impongan la ceniza. De hecho, muchos catecúmenos participan en la ceremonia en preparación para su bautismo el día/noche de Pascua de Resurrección.

Es un «día de puertas abiertas»: creyente o no, niño, adolescente, maduro, mayor sin madurar o anciano.

5.- ¿Cómo y cuándo se impone?

No hay reglas fijas. Depende del ámbito cultural y de las costumbres locales.

En los países de tradición latina, las cenizas se imponen en la frente.
En los países del ámbito anglosajón, con agua bendita se hace una pasta y se suele «marcar la frente».

Después de la homilía, el sacerdote bendice las cenizas y las rocía con agua bendita. Luego se impone con una de estas dos fórmulas:

Conviértete y cree en el Evangelio.
Recuerda que eres polvo y al polvo volverás.

6.- ¿Es obligatorio?, ¿es día de precepto?

Ceniza

No, no es obligatorio, y no es día de precepto. Aunque curiosamente sin «ser obligatorio» y siendo día laborable, suele aumentar considerablemente la asistencia a la Santa Misa ese día.

Tampoco es «obligatorio» confesarse. Pero es una extraordinaria oportunidad.

7.- ¿Cuánto tiempo hay que tener la ceniza en la cabeza o la frente?

Lo que quieras. Los hay que se lo quitan al volver al banco. Otros, como testimonio, esperan a que desaparezca naturalmente.

8.- ¿Hace falta que la imponga un sacerdote?

La bendición, como todo sacramental, sólo un sacerdote o un diácono puede hacerla. Para la imposición pueden ser ayudados por laicos.

Puede hacerse fuera de la celebración de la Misa:
La bendición e imposición de la ceniza puede hacerse también fuera de la Misa. En este caso es recomendable que preceda una liturgia de la palabra, utilizando la antífona de entrada, la oración colecta, las lecturas con sus cantos, como en la Misa. Sigue después la homilía y la bendición e imposición de la ceniza. El rito concluye con la oración universal, la bendición y la despedida.

9.- ¿Es obligatorio el ayuno y la abstinencia?

El Miércoles de Ceniza no hay obligación para los católicos de imponerse la ceniza, pero sí de hacer ayuno y abstinencia según las normas generales y las particulares de cada diócesis.

El ayuno es obligado, al igual que el Viernes Santo, a los mayores de 18 años y menores de 60. Fuera de los límites también se puede. Consiste en hacer solo una comida fuerte al día.

La abstinencia de comer carne es obligada desde los 14 años. Todos los viernes de Cuaresma también lo son de abstinencia obligatoria. Los demás viernes del año también, aunque según el país puede sustituirse por otro tipo de sacrificio/mortificación.

Hay sólo dos días de ayuno durante el año, miércoles de ceniza y viernes santo. Son dos días fuertemente penitenciales. Todos los viernes del año son días penitenciales en los cuales también se ha de observar la abstinencia de carne.
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Fuente: Infocatolica.com


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El Padre Pio y el Niño Jesús – Oraciones y apariciones https://www.reinadelcielo.org/el-padre-pio-y-el-nino-jesus-oraciones-y-apariciones/ Mon, 24 Feb 2025 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=5956 Devoto de la Santísima Virgen María y del rezo diario de varios rosarios, el santo de los estigmas, Padre Pío, tenía también un vínculo de amor con Jesús Niño, que cuidaba con celo… evitando incluso que se hicieran públicos algunos eventos extraordinarios que ocurrían mientras se le veía en compañía del Hijo de Dios.

La santidad del sacerdote capuchino -que sería oficialmente reconocida por la iglesia cuando el santo Papa Juan Pablo II lo canonizara oficialmente el 16 de junio del año 2002-, comenzó a manifestarse en su infancia según narran historiadores y biógrafos.

Mientras sus padres trabajaban en el campo, modelaba con barro las pequeñas imágenes del nacimiento; las colocaba en una pequeña gruta excavada en la pared más grande de la casa, y preparaba luego las lucecitas, llenando con unas pocas gotas de aceite y un poco de estopa las conchas vacías de los caracoles, que hacía vaciar y limpiar a su amigo Luis Orlando, ya que “no tenía el coraje de llevar a cabo esta operación”.

Después, colocaba alrededor de la gruta grandes trozos de musgo que sacaba del tronco de los árboles con un cortaplumas. Permanecía entonces horas y horas delante del nacimiento, cantando nanas o rezando el Rosario.

La oración al Niño Jesús

Luego de mayor, contaba los días que faltaban para Navidad. Enviaba a todos sus augurios de paz, de serenidad, de alegría…

“El celeste Niño te conceda experimentar en tu corazón todas las santas emociones que me hizo gozar a mí en la bienaventurada noche, cuando fue colocado en el pobre portal”, dice el santo en una de sus cartas (Epist. I,981).

En los días que precedían a Navidad, el Padre Pío escribía también a sus hijas espirituales invitándoles a orar a Jesús Niño…

“Al comenzar la santa novena en honor del santo Niño Jesús, mi espíritu se ha sentido como renacer a una vida nueva; el corazón se siente demasiado pequeño para contener los bienes del cielo; el alma se siente deshacerse completamente ante la presencia de nuestro Dios, que se ha hecho carne por nosotros.

¿Cómo resignarse a no amarlo cada día con nuevo entusiasmo?

Oh, acerquémonos al Niño Jesús con corazón limpio de culpa, que, de este modo, saborearemos lo dulce y suave que es amarlo” (Epist. II,273).

“Estad muy cerca de la cuna de este gracioso Niño… Si amas las riquezas, aquí encontrarás el oro que los reyes magos le dejaron; si amas el humo de los honores, aquí encontrarás el del incienso; y si amas la delicadeza de los sentidos, sentirás el olor de la mirra, que perfuma por entero la santa gruta.

Sé rica de amor hacia este celeste Niño, respetuosa en la actitud que tomes ante él en la oración, y plenamente dichosa al sentir en ti las santas inspiraciones y los afectos de ser singularmente suya” (Epist. III,346s).

Apariciones

Fruto de esta misma devoción orante que practicaba desde pequeño, se conocen al menos tres eventos extraordinarios que vinculan al santo con Jesús Niño.

Primera aparición (noviembre de 1911)

Desde finales de octubre de 1911 hasta el 7 de diciembre del mismo año, el Padre Pío residió en el convento de Venafro (Isernia). Aquí en un éxtasis cuya fecha no precisa el padre Agostino de San Marco in Lemis, se apareció al Padre Pío el Niño Jesús. La particularidad es que el Niño Jesús apareció con los estigmas de la crucifixión en manos, pies y costado.

A sus cronistas no extraña aquél signo, pues para san Pío de Pietrelcina contemplar el misterio de la Navidad era ver al Niño Jesús a la luz del misterio Pascual de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.

Segunda aparición (20 de septiembre de 1919)

Esta aparición está documentada por el Padre Raffaele de Sant´Elia a Pianisi en el manuscrito, ´Apuntes breves sobre la vida del Padre Pío y mi larga permanencia con él´. También en esta aparición hay una referencia a los estigmas y, en ello, al misterio de la Salvación que la Navidad contiene…

“Después de ocho años de vida militar, debía continuar los estudios de teología y prepararme para la ordenación sacerdotal. Yo dormía en una celda estrecha, casi enfrente a la número 5, que era del Padre Pío. La noche entre el 19 y 20 (de septiembre de 1919) no podía dormir. Hacia media noche me levanto, asustado. El pasillo estaba sumergido en la oscuridad, rota solo por la luz tenue de un candil de petróleo. Mientras estaba a la puerta para salir, veo pasar al Padre Pío, todo luminoso, con el Niño Jesús en brazos. Avanzaba lentamente murmurando oraciones. Pasa delante de mí, todo radiante de luz, y no advierte mi presencia. Sólo algunos años después he sabido que el 20 de septiembre era el primer aniversario de sus llagas”.

Tercera aparición (24 de diciembre de 1922)

Lucía Ladanza, hija espiritual del Padre Pío, es quien narra lo ocurrido el 24 de diciembre de 1922 cuando quiso pasar la vigilia de Navidad junto al Padre.

Aquella noche hacía frío y los frailes habían llevado a la sacristía un brasero con fuego. Ella, y otras tres mujeres se quedaron junto al brasero esperando la media noche, para asistir a la Misa que debía celebrar el Padre Pío. Las otras tres mujeres comenzaron a adormecerse, mientras ella seguía rezando el rosario.

En ese momento vio que por la escalera interior de la sacristía, bajaba el Padre Pío y se detuvo junto a la ventana. De improviso, dice, envuelto en un halo de luz apareció el Niño Jesús entre los brazos del Padre Pío… cuyo rostro se volvió todo radiante. Cuando desapareció la visión, el Padre advirtió que Lucía, estaba despierta y lo miraba fijamente, atónita. Se le acercó y le dijo: “Lucía, ¿qué has visto?” Ella respondió: “Padre, he visto todo”. El Padre Pío, entonces, le advirtió con severidad: “No digas nada a nadie”.

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Fuente; Religión el Libertad

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Prácticas de devoción a la Virgen María https://www.reinadelcielo.org/practicas-de-devocion-a-la-virgen-maria/ Mon, 24 Feb 2025 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=6135 ]]> La verdadera devoción a la Santísima Virgen puede expresarse interiormente de diversas maneras…

Por: San Luis María Grignion de Montfort

Prácticas comunes

115. La verdadera devoción a la Santísima Virgen puede expresarse interiormente de diversas maneras. He aquí, en resumen, las principales:

1º honrarla como a digna Madre de Dios, con un culto de hiperdulía, es decir, estimarla y venerarla más que a todos los otros santos, por ser Ella la obra maestra de la gracia y la primera después de Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
2º meditar sus virtudes, privilegios y acciones;
3º contemplar sus grandezas;
4º ofrecerle actos de amor, alabanza y acción de gracias;
5º invocarla de corazón;
6º ofrecerse y unirse a Ella;
7º realizar todas las acciones con intención de agradarla;
8º comenzar, continuar y concluir todas las acciones por Ella, en Ella, con Ella y para Ella a fin de hacerlas por Jesucristo, en Jesucristo, con Jesucristo y para Jesucristo, nuestra meta definitiva.
Más adelante explicaremos esta última práctica.

116. La verdadera devoción a la Santísima Virgen tiene también varias prácticas exteriores. Estas son las principales:

1º inscribirse en su cofradías y entrar en las congregaciones marianas;
2º entrar en las Ordenes o Institutos religiosos fundados para honrarla;
3º publicar sus alabanzas;
4º hacer en su obsequio limosnas, ayunos y mortificaciones espirituales y corporales;
5º llevar sus libreas, como el santo rosario, el escapulario o la cadenilla;
6º rezar atenta, devota y modestamente:
* el santo Rosario, compuesto de 15 decenas de Avemarías, en honor de los 15 principales misterios de Jesucristo,
* o la tercera parte del Rosario, que son cinco decenas, en honor de:
los cinco misterios gozosos (Anunciación, Visitación, Nacimiento de Jesucristo, Purificación y el Niño perdido y hallado en el templo) o de los cinco misterios dolorosos (Agonía de Jesús en el Huerto, Flagelación, Coronación de espinas, Subida al Calvario con la cruz a cuestas y Crucifixión y Muerte de Jesús) o de los cinco misterios gloriosos (Resurrección de Jesucristo, Ascensión del Señor, Venida del Espíritu Santo, Asunción y Coronación de María por las tres Personas de la Santísima Trinidad).
* o una corona de seis o siete decenas en honor de los años que, según se cree, vivió sobre la tierra la Santísima Virgen.
* o la Coronilla de la Santísima Virgen, compuesta de tres Padrenuestros y doce Avemarías, en honor de su corona de doce estrellas o privilegios.
* o el Oficio de Santa María Virgen, tan universalmente aceptado y rezado en la Iglesia,
* o el Salterio menor de María Santísima,
compuesto en honor suyo por San Buenaventura y que inspira afectos tan tiernos y devotos, que no se puede rezar sin conmoverse.
* o catorce Padrenuestros y Avemarías en honor de su catorce alegrías u otras oraciones, himnos y cánticos de la Iglesia, como la Salve; Madre del Redentor; Salve, Reina de los cielos, según los tiempos litúrgicos: el himno Salve, de mares Estrella, la antífona Oh gloriosa Señora, el Magnificat u otras piadosas plegarias de que están llenos los Devocionarios.

7º cantar y hacer cantar en su honor cánticos espirituales.
8º hacer de su honor cierto número de genuflexiones 9 reverencias, diciéndole, por ejemplo, todas las mañanas sesenta o cien veces: Dios te salve, María, Virgen fiel, para alcanzar de Dios, por mediación suya, la fidelidad a la gracia durante todo el día, y por la noche. Dios te salve, María Madre de misericordia, para implorar de Dios, por medio de Ella, el perdón de los pecados cometidos durante el día.
9º mostrar interés por sus cofradías, adornar sus altares, coronar y embellecer sus imágenes;
10º organizar procesiones y llevar en ellas sus imágenes y llevar una consigo, como arma poderosa contra el demonio.
11º hacer pintar o grabar sus imágenes o su monograma y colocarlas en las iglesias, las casas o los dinteles de las puertas y entrada de las ciudades, de las iglesias o de las casas;
12º consagrarse a Ella en forma especial y solemne.

117. Existen muchas otras formas de verdadera devoción a María, inspiradas por el Espíritu Santo a las personas santas y que son muy eficaces para la santificación. Pueden leerse, en extenso, en el Paraíso abierto a Filagia, compuesto por el Reverendo Padre Pablo Barry S.J., quien ha recopilado en esta obra gran número de devociones practicadas por los santos en honor de la Santísima Virgen, siempre que se hagan con las debidas disposiciones, es decir:

1º con la buena y recta intención de agradar a Dios solo, unirse a Jesucristo, nuestra meta final y edificar al prójimo;
2º con atención, sin distracciones voluntarias;
3º con devoción, sin precipitación ni negligencia;
4º con modestia y compostura corporal respetuosa y edificante.

La práctica perfecta

118. Después de esto, protesto abiertamente que aunque he leído casi todos los libros que tratan de la devoción a la Santísima Virgen y conversado familiarmente con las personas más santas y sabias de estos últimos tiempos no he logrado conocer ni aprender una práctica de devoción semejante a la que voy a explicarte, que te exija más sacrificios por Dios, te libere más de ti mismo y de tu egoísmo, te conserve más fácilmente en gracia de Dios y a la gracia en ti, que te una más perfecta y fácilmente a Jesucristo y sea más gloriosa para Dios, más santificadora para ti mismo y más útil para el prójimo.

119. Dado que lo esencial de esta devoción consiste en el interior que ella debe formar, no será igualmente comprendida por todos.
– algunos se detendrán en lo que tiene de exterior, sin pasar de ahí serán el mayor número;- otros, en número reducido, penetrarán en lo interior de la misma, pero se quedarán en el primer grado.¿Quién subirá al segundo? ¿Quién llegará hasta el tercero? ¿Quién, finalmente, permanecerá en el habitualmente? Sólo aquel a quien el Espíritu de Jesucristo revele este secreto y lo conduzca por sí mismo para hacerlo avanzar de virtud en virtud, de gracia en gracia, de luz en luz, hasta transformarlo en Jesucristo y llevarlo a la plenitud de su madurez sobre la tierra y perfección en el cielo.

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Fuente: Mercaba.org


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El origen y la devoción de Lourdes https://www.reinadelcielo.org/el-origen-y-la-devocion-de-lourdes/ Fri, 14 Feb 2025 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=15539 ]]>

El germen del origen y la devoción de Lourdes se basa en una persona y unos hechos: Bernardita Soubirous y las apariciones de la Virgen.

En el siglo XIX Lourdes era una pequeña aldea de 4.000 habitantes en la que se mezclaban cualificados profesionales (abogados, médicos, notarios…) con oficios más humildes (obreros, canteros, artesanos, molineros…). Los molinos eran muy numerosos, ubicados dentro y fuera de la ciudad, al lado del río Gave.

Virgen de Lourdes 2 (ft img)

En uno de estos molinos, en el Molino de Boly, nació Bernardita Soubirous el 7 de enero de 1844. Durante 10 años, ella y su familia residieron y trabajaron allí. A partir de 1854, una serie de acontecimientos van a poner a prueba la moral de la familia. El padre, Francisco, pierde un ojo en accidente de trabajo. Luego, será acusado de haber robado sacos de harina. Esto le costaría ocho días de cárcel. Más tarde, la sequía castiga a la región durante dos años. La falta continua de cosechas de trigo hace que los molinos se paren totalmente y el negocio acabe en la ruina.

Por aquellas fechas, una epidemia de cólera asola Lourdes, causando varios muertos y centenares de afectados, entre ellas Bernardita, que sufrirá las consecuencias del cólera y la tuberculosis durante toda su vida.

La familia Soubirous, sumida en la miseria, se ve obligada a abandonar el molino y trasladarse a una dependencia de una antigua cárcel (“le cachot” o calabozo).

En 1858, cuando Bernardita tenía 14 años, la Virgen se le apareció en 18 ocasiones. La primera fue el 11 de febrero. Bernardita y otras dos niñas fueron a recoger leña. De repente, en la gruta donde se encontraba, vio una luz con forma de una joven. La Aparición y Bernardita no intercambian palabra alguna, hacen la señal de la cruz. La segunda fue el 14 de febrero. La Señora le sonríe, pero sigue sin hablar. En la tercera, el 18 de febrero, Bernardita le pregunta su nombre. La Aparición no se lo dice de momento y le propone una cita diaria durante quince días. Del 19 al 23 de febrero tienen lugar las apariciones cuarta, quinta, sexta y séptima. La Señora y Bernardita se hablan, son citas de confidencias. Mientras, las autoridades acusan a la pequeña joven de perturbar el orden público y la amenazan con la cárcel. Del 24 de febrero al 1 de marzo se producen las siguientes apariciones, de la octava a la doceava.

Es aquí donde Bernardita, guiada por la Señora, descubre en la gruta la fuente donde beber y lavarse. Al principio es agua fangosa, pero pronto sale clara y limpia. Del 2 al 4 de marzo se producen las tres siguientes, en donde la Señora le dice a Bernardita que vaya y diga a los sacerdotes que se construya una capilla para que la gente venga en procesión. El 25 de marzo se produce la decimosexta aparición, en la cual la Señora le revela su nombre, la Inmaculada Concepción. El 7 de abril es la decimoséptima aparición, en la que Bernardita recibe a la Virgen con una vela, la luz de Pascua. El 16 de julio tiene lugar la última aparición, la despedida. Bernardita ya sabe que esta es la última vez que va a ver a la Inmaculada Concepción.

Estos hechos dieron lugar a las primeras peregrinaciones y al posterior levantamiento de una capilla, que finalmente se convertiría en el actual santuario. La Gruta de las Apariciones y la Basílica de la Inmaculada Concepción constituyen el original santuario. Posteriormente, se fueron añadiendo iglesias y edificios hasta completar lo que es hoy, pero siempre teniendo como referencia la Gruta y la basílica. Hoy en día, el Santuario de Lourdes es uno de los que más peregrinos y visitas recibe. Gentes de cualquier raza y lengua, de cualquier creencia y cultura acuden a la llamada del Mensaje de Lourdes.

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Fuente: Catholic.net

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Aparición de la Virgen en Lourdes – Francia https://www.reinadelcielo.org/aparicion-de-la-virgen-en-lourdes-francia/ Tue, 11 Feb 2025 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=54 ]]> En los Pirineos Franceses se presenta en el año 1858 la Madre de Dios a una niña de catorce años, ignorante y carente de formación religiosa. Francia, de este modo, recibió en pocos años tres visitas de la Inmaculada Concepción: La Medalla Milagrosa en París en 1830, La Salette en 1846 y Lourdes en 1858.

Como suele ocurrir en muchas oportunidades, María elige a una niña campesina como testigo, demostrando una vez más que Dios no se interesa por las grandezas del mundo, cuando de enviar a Su Madre se trata. Nunca eligió Ella a príncipes o reyes o grandes dignatarios para dar sus mensajes. Gente sencilla y con el corazón abierto es lo que Dios quiere de este mundo, y es a ellos a quienes dirige a Su Madre.

lourdes 5

Bernardita Soubirous, la testigo de la Presencia Celestial en la Gruta de Massabieille en el pueblo de Lourdes, encontró a una María esplendorosa, que dio vida a un lugar de sanaciones y espiritualidad que llegará a millones de personas con el paso de las décadas. Vestida de blanco, refulgente como el sol, se presentó para confirmar el tercer Dogma Mariano que había sido promulgado por el Papa Pío IX pocos años antes: La Inmaculada Concepción de María. Este hecho nos llena el alma de alegría y da sentido por si solo a la Presencia de la Madre de Dios en Lourdes. Pero María hizo también otros prodigios, como el de hacer surgir una fuente de agua de la roca: esta agua no ha cesado de producir milagros de sanación física hasta hoy en día. Sin embargo, es la sanación espiritual el milagro mas grande de Lourdes: millones de personas concurren cada año a la Gruta en peregrinación, a manifestar su amor por la Madre del Salvador.

La testigo de la aparición siguió su vida luego de las dieciocho apariciones que pudo presenciar en la Gruta de Massabieille: Bernardita Soubirous dio curso a su naciente vocación religiosa, y se ordenó como la Hermana María Bernarda. Sin embargo, triste fue su vida de convento ante la incomprensión de su madre superiora y sus compañeras. Burlada, menospreciada y dejada de lado, supo con humildad entregar todo a la Voluntad del Creador. Enferma desde niña, tuvo un fuerte recrudecimiento de sus enfermedades con el paso del tiempo, hasta morir a los treinta y cinco años en una entrega total a Jesús y María.

La Hermana María Bernarda fue canonizada como Santa Bernardita, ante las evidencias de santidad que tuvo después de las apariciones, y hasta su serena muerte. Su cuerpo fue descubierto incorrupto después de muchos años, fresco como si hubiera muerto ayer. Y así se lo puede admirar en el convento de Nevers donde Bernardita pasó los últimos años de su vida terrenal. ¡Admiremos este prodigio del poder de Dios frente a nosotros, miren el rostro de Bernardita vivo como si hubiera muerto ayer!.

Lourdes es una joya muy importante en el alhajero de Dios: Jesús se lo regala a Su Madre, María Santísima. Es una manifestación Celestial llena de amor, de pureza, de humildad y de entrega a la Voluntad del Creador. ¡Es María en su máxima expresión!.

María, Madre mía, que te presentas a los más humildes envuelta en la Gracia de Tu Hijo. Envuélvenos en Tu Manto, cobíjanos de las impurezas del mundo y danos el calor de tu sonrisa. Haz que ahora, y por siempre, nos entreguemos a tu sencillez, tu silencio, tu humildad y tu confianza infinita en la Mano del Padre. Que el Espíritu Divino que tú recibiste para Gloria de los tiempos pasados, presentes y futuros, descienda sobre nosotros por Tu Sagrada Intercesión.

¡María, Madre mía, en tus brazos nos entregamos!

El momento

La aparición de María en Lourdes, Francia, se produce en el año 1858, veintiocho años después de la aparición de la Medalla Milagrosa (Santa Catalina Laboure en la Rue de Bac, París) y doce años después de la aparición de La Salette (Maximin y Melanie, en los alpes franceses). ¿Por qué tanta sucesión de gracias en Francia, en tan pocos años?. En aquellos años se propagaba desde Francia hacia el mundo una sucesión de doctrinas que ponían el centro en el hombre, alejándolo de Dios. Sectas y sociedades secretas fermentaron bajo los ideales de la revolución francesa, que bajo un aparente manto de buenas intenciones escondió un impulso al alejamiento de Dios, además de un ataque a la Iglesia de Cristo. También fermentaban en aquellas épocas muchas doctrinas incorrectas dentro de la propia iglesia. María vino a advertir de todo esto en esta sucesión de apariciones en suelo galo, a decirnos a los hombres que detengamos nuestro camino plagado de errores, que volvamos a poner a Dios en el centro de nuestras vidas, que no caigamos en doctrinas y filosofías del todo humanas, que solo sirven para ocultar a Dios de la vista del mundo.

Pero en el caso particular de Lourdes, vino a confirmar y agradecer la promulgación del tercer Dogma Mariano: María, la Inmaculada Concepción. Pocos años antes, en 1854, el Papa Pío IX había definido el nuevo dogma, después de siglos de meditación de los teólogos y Papas respecto de tan importante misterio de la obra de Dios. Y María se manifestó a esta pobre niña francesa bajo el titulo de La Inmaculada Concepción. ¡Que sorpresa la de los teólogos cuando esta ignorante niña manifestó un término sólo conocido por unos pocos!.

María nos advierte de los peligros, de nuestros errores, como una Madre que ama a sus hijos desde lo más profundo de su Corazón. Pero también nos felicita, nos incentiva a seguir, cuando hacemos algo correcto. Es una Madre educadora y formadora que se manifiesta cuando el bien de sus niños así lo requiere. En Lourdes vino a decirnos: gracias por tan hermoso regalo, por descubrir una joya tan preciada en el alhajero de la Santísima Trinidad. Madre perfecta y pura, concebida llena de gracia. ¡María, Inmaculada Concepción, sé la alegría del alma mía!

El lugar

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El pequeño pueblo de Lourdes, en las hermosas montañas de los Pirineos Franceses, fue el testigo de la aparición de María a Santa Bernardita de Soubirous. En el siglo XIX Lourdes es una cabeza de partido de más de 4.000 habitantes, entre los cuales hay notarios, abogados, médicos oficiales, pero también obreros, canteros, pizarreros y pequeños artesanos, tales como los molineros. Los diversos cursos de agua que bajaban de las montañas eran utilizados para motorizar la piedra de los molinos harineros que abundaban en el lugar. Los molinos son numerosos, algunos fuera de la ciudad, a lo largo de uno de los riachuelos que mueren en el Gave, como es el Lapacca. Justamente la hija de un molinero fue testigo y protagonista de la Presencia Celestial en el lugar, ya que la primera infancia de Bernardita ocurrió en un molino.

Pero Lourdes también fue un punto en que, al igual que muchos otros lugares de Europa, sufrió la hambruna y miseria que había sido profetizada por la Madre de Dios pocos años antes en la aparición de La Salette. El fracaso de las cosechas de trigo, nueces, papas y las pestes que la miseria trajo al pueblo, no fue ajena al pueblo de Lourdes.

Como suele ocurrir en muchas apariciones, María se presenta a niños humildes e ignorantes en lugares alejados y rurales, como una forma de manifestar su predilección por los mas humildes. Sin dudas que los corazones de muchos habitantes de Lourdes estaban abiertos al mensaje de Dios, preparados por el dolor y sufrimiento que se había abatido sobre sus hogares por aquellos tiempos. Acrisolados por la adversidad, los pobladores se entregaron a las evidencias que Dios puso en sus manos y dieron impulso a una de las apariciones que mas ha cambiado la historia del mundo, siendo actualmente el Santuario mas visitado junto con el de Nuestra Señora de Guadalupe, en México. No restemos méritos al pueblo de Lourdes, ellos hicieron con su fe una llama que iluminó la Presencia de María y dio esperanza a un mundo que se internaba en la oscuridad de doctrinas plagadas de egocentrismo y vanidad humana.

Gracias María, gracias pueblo de Lourdes, gracias Francia por habernos dado, con tu fe, la luz de la Presencia Divina que testimonia la sencillez y humildad que Dios espera de nosotros.

La vidente

Marie Bernard de Soubirous, Santa Bernardita o Santa Bernardette, es la sencilla alma que utilizó Dios para llegar a nosotros. Al igual que Santa Catalina de Laboure (La Medalla Milagrosa) Bernardita estuvo sola en todo momento, fue su testimonio el único soporte de la manifestación celestial que le tocó vivir. En muchas otras apariciones son múltiples los testimonios de los videntes (Fátima, La Salette, Medjugorje), pero en este caso fue ella contra la incredulidad de mucha gente. Es muy difícil para una niña de tan corta edad enfrentar con coraje la resistencia de nuestros corazones incrédulos, pero ella lo hizo apoyada únicamente en su fe inquebrantable y en su sencillez sin limites. ¡Pero no nos olvidemos de su coraje!.

Santa Bernardita nació el 7 de enero de 1844. En su bautismo le pusieron el nombre de Marie Bernard, pero desde pequeña la llamaban por el diminutivo “Bernardette”. Su padre Francisco era un hombre honesto y recto, que tenía el oficio de molinero. Durante la niñez de Bernardita su familia vivía en el molino de Boly, propiedad de una familia acomodada del lugar. Los Casterot habían entregado en renta el molino a Francisco: él se casó con Luisa Casterot cuando ella tenía 16 años de edad, y así se pensaba que su futuro estaría asegurado. Los hijos mayores eran niñas, de las que Bernardita era la primera, después de ella venía Toinette (dos años y medio más joven) y luego los dos varones, Jean Marie y Justin. El matrimonio era feliz: cuando los clientes venían a moler su trigo, la joven pareja les servía una comida completa. Esto podía hacerse en tiempos de abundancia, pero llegó a hacer crisis en tiempos de estrechez. Se puede decir de este modo que Bernardita nació en una familia de clase media, no fue pobre en su primer infancia. De hecho cuando ella nació fue confiada a una nodriza por seis meses. La nodriza, llamada Marie Avarant y de casada Lagues, vivía en Bartres, en el campo a 5 millas de Lourdes. Marie Lagues amamantó a Bernardette por 15 meses, desde junio de 1844 a octubre de 1845. De acuerdo con la costumbre ambas familias quedaron muy unidas entre sí.

Ella siempre recordó esos primeros diez años como sus años felices, en unión con sus padres y hermanos. Llamará a ese lugar el molino de la felicidad, porque allí descubre algo muy importante en la vida de todo hombre, de toda mujer: el amor humano. Alguna vez dirá: “Papa y mamá se aman”. Esta experiencia hará de ella una joven profundamente equilibrada, sobre todo en el momento de la prueba, de la miseria y de la enfermedad.

Comienza el sufrimiento de Bernardita

bernardita

A partir de 1854 varios acontecimientos vienen a trastornar la vida de la familia de Bernardita. Primero, un accidente de trabajo disminuirá a Francisco Soubirous, cuando una esquirla de la piedra del molino le salta a un ojo y lo deja tuerto. El fracaso de las cosechas de trigo (dos años de sequías profetizadas en La Salette) dejó en la hambruna al pueblo, pero también dejó sin trabajo a los molinos harineros. Mas tarde, cuando estamos ya en plena revolución industrial, aparecerán los nuevos molinos de vapor con los que no pueden competir los tradicionales molinos de agua. Todos estos molinos, empezando por el de Francisco Soubirous, van a la ruina. Las deudas y la imposibilidad de pagar el alquiler forzaron a los Soubirous a dejar el molino (fueron arrojados de su hogar) y albergarse en una miserable y pequeña habitación que les cedió un primo de Francisco llamado Andrés Sajous, que había sido una celda en otras épocas (se la conoce como le cachot, el calabozo). El lugar de hecho había sido abandonado como calabozo por ser insalubre, y recibe a la familia a comienzos del invierno de 1857. Les prestan una cama para los padres y otra para los cuatro hijos, y disponen además de un baúl y algunas banquetas. En un solo cuarto vivían los seis, el padre, la madre y los cuatro hijos. Para conseguir el escaso pan para los niños, Francisco y Luisa tomaban todo tipo de trabajos que podían encontrar. En medio de esta miseria Francisco fue falsamente acusado por el panadero de Lourdes de haber robado dos sacos de harina: le costará ocho días de cárcel. Al mismo tiempo una epidemia de cólera se abate sobre Lourdes, causando 38 muertos. Varios centenares de personas se ven afectadas por esta terrible enfermedad, entre ellas Bernardita, que sufrirá las consecuencias durante toda su vida.

Marcada y herida por los acontecimientos que han llevado a su familia a la marginación social, Bernardita es víctima de un doble sentimiento de exclusión. Primero en el pueblo: la señalan con el dedo como a la que vive en “el calabozo”. Y después que su padre tuvo que pasar una semana en la cárcel, la llaman la hija del “ladrón Soubirous”. Después en la parroquia: todos los domingos va a misa, pero a diferencia de sus compañeras no puede ir a comulgar, porque aún no ha hecho la primera comunión. Tiene catorce años, pero la enfermedad y el trabajo le han impedido ir a la escuela, por lo que no sabe leer ni escribir. Tampoco sabe hablar francés ya que sólo habla el dialecto de Lourdes, mientras el catecismo se enseñaba en idioma francés.

Su estancia en Bartres

En Noviembre de 1857 los Soubirous aceptan la propuesta de María Lagues (la antigua nodriza de Bernardita) para que ésta vaya como criada a su casa, en Bartre, un pueblecito cercano a Lourdes. Las dificultades económicas de la familia Soubirous dieron oportunidad a María Lagues para pedir hacerse cargo de Bernardita: el pretexto fue que le ayudase con otros niños, pero en realidad la quería para el pastoreo de ovejas. Quedó así como una pastorcita contratada aunque sin paga. Su padre, que la quería mucho, se dijo: “Será una boca menos que alimentar”.

Al ir a Bartres le prometieron que podría prepararse con el sacerdote del lugar para hacer su Primera Comunión. Tenía casi 14 años y era la única niña de su edad en Lourdes que no la había recibido. Pero al ver que era muy buena en su trabajo, la obligaban a pasar más tiempo cuidando las ovejas, lo que no le permitía asistir a las clases de catecismo. Los dos niños de la familia donde vivía se marchaban todas las mañanas a las clases de catecismo, mientras a ella le exigían marcharse al campo a pastorear. Esto le dolía mucho en su corazón. Pero el deseo de hacer la primera comunión hará que Bernardita regrese al “calabozo” en Enero de 1858, pocas semanas antes de la primera aparición.

Ha surgido un interrogante sobre la inteligencia de Bernardita. Muchos sugieren que no era inteligente. Es cierto que ella aprendía con dificultad y hasta ella misma decía que tenía “mala cabeza”, queriendo decir que tenía poca memoria. Al habérsele negado la posibilidad de estudiar, Bernardita, a los 13 años de edad todavía no sabía leer ni escribir. El maestro Jean Barbet, quién en una ocasión le dio clases de catecismo, decía de ella: “Bernardita tiene dificultad en retener las palabras del catecismo porque no puede estudiarlas, ya que no sabe leer, pero ella hace un gran esfuerzo en comprender el sentido de las explicaciones. Aún mas, ella es muy atenta y, especialmente, muy piadosa y modesta”.

Sin duda Bernardita había sabido cultivar un gran tesoro de Dios: un corazón adornado de las mas bellas virtudes cristianas: inocencia, amabilidad, bondad, caridad y dulzura. El sacerdote de Bartres, Abbé Arder, si bien se marchó a un monasterio poco después que llegara Bernardita, en los pocos contactos que tuvo con ella pudo captar la excelencia de su corazón. El tenía mucha fe en las apariciones de La Salette ocurridas once años atrás (1846) y así comparaba a Bernardita con los niños de La Salette. Decía: “Ella me parece una flor toda envuelta con perfume Divino. Yo le aseguro que en muchas ocasiones cuando la he visto, he pensado en los niños de La Salette. Ciertamente, si la Santísima Virgen se le apareció a Maximino y a Melania, lo hizo en orden a que ellos se convirtieran en simples y piadosos como ella.” Ni la ignorancia, ni la pobreza, ni el aspecto enfermizo de Bernardita le previnieron de apreciar en ella la simplicidad y la piedad. Decía el Sacerdote en una ocasión: “Mira a esta pequeña. Cuando la Virgen Santísima quiere aparecerse en la tierra, ella escoge niños como ésta”. Sus palabras fueron proféticas ya que a los pocos meses la Virgen se le comienza a aparecer en la gruta de Massabielle, cerca de Lourdes.

Todo estaba preparado: María observaba desde el Cielo cómo su pequeña caminaba hacia el momento de gloria de su vida terrenal. Había sido elegida, en el Plan de Dios, para jugar un papel importante en el llamado a los corazones inocentes, y ella misma era una criatura tremendamente inocente y pura. ¡Nada es casual en las manifestaciones Celestiales!

El regreso a Lourdes: las apariciones

última aparición de la Virgen de Lourdes

Cuando Bernardita vio que su deseo de prepararse para recibir la Comunión no era posible en Bartres, le pidió a María Lagues que le permitiera ir a Lourdes donde insistió a sus padres en que le concedieran regresar a casa. Quería recibir la Primera Comunión y tendría que empezar las clases de catecismo inmediatamente si quería recibirla en 1858. Sus padres accedieron y regresó a Lourdes el 28 de enero de 1858, sólo 14 días antes de la primera aparición de la Virgen.

Es importante, por lo tanto, comprender la razón por la que Bernardita se encontraba en Lourdes cuando tenía 14 años y comenzaron las apariciones: ella buscaba con todo su corazón recibir la Santa Comunión. La Virgen visita a un alma muy pura llena de amor por su Hijo, un alma dispuesta a cualquier sacrificio para llevar a cabo la obra de Dios. Bernardita, al verse impedida de recibir la comunión, recurre a la Virgen, reza diariamente el Santo Rosario y la Virgen le abre las puertas. La Virgen sabe que puede confiar en ella el trascendente mensaje que desea comunicar al mundo. De este modo, el 11 de febrero de 1858 era el día elegido para que el Cielo se hiciera presente en la tierra. Ese día cambiaría para siempre no solo la vida de Bernardita, sino que marca el comienzo de una fuente de Gracias que ha brotado para toda la humanidad, fuente que solo crece con el tiempo.

Ese día, con un tiempo tormentoso y amenazador, la madre de Bernardita le permitió ir al campo a buscar leña seca junto con su hermana menor llamada Toinette y una niña que vivía en una casa cercana, Jeanne Abadie. El lugar preferido estaba cerca del cementerio, pero como no encontraron ramas secas allí, siguieron camino pasando por el molino de Savy. De este modo se fueron acercando para recoger leña en un campo que había frente a la gruta de Massabieille. El canal que llevaba agua al molino de Savy pasaba frente a la gruta, de tal modo que las niñas debían cruzar el frío curso de agua para poder recoger la leña. Bernardita por su fragilidad física se quedó atrás. Las compañeritas habían pasado ya el canal, pero Bernardita no se atrevía a meterse al agua porque estaba muy fría y tenía miedo de enfermarse. Las demás insistían en que lo hiciese y cuando ella empezó a descalzarse, un ruido muy fuerte, parecido a un viento impetuoso, la obligó a levantar la cabeza y mirar hacia todos los lados.

¡Qué es esto!, se decía. Sin embargo las hojas de los árboles estaban inmóviles. El ruido del viento empezó de nuevo y más fuerte en la gruta. Bernardita notó entonces que sólo un arbusto que estaba en la gruta se movía con el viento, mientras los demás permanecían inmóviles. Y ahí, desde el fondo de la gruta, emergió una nube dorada e inmediatamente una maravillosa aparición se destacaba delante de ella, deteniéndose sobre el arbusto de rosas silvestres que estaba a la entrada de la gruta de Massabieile. En este mismo momento empezaron a sonar las campanas de la Iglesia parroquial y se oyó el canto del Ángelus.

La primera Aparición

De este modo, el 11 de febrero de 1858 en medio de una luz resplandeciente como el sol, pero dulce y apacible como todo lo que viene del Cielo, una joven prodigiosamente bella de unos 16 o 17 años de edad se dejó ver por Bernardita. Vestía un traje blanco, brillante y de un tejido desconocido, ajustado al talle con una cinta azul. Un largo velo blanco le caía hasta los pies envolviendo todo el cuerpo. Los pies, de una limpieza virginal y descalzos, parecían apoyarse en el rosal silvestre sobre el que flotaba la imagen, a la entrada de la gruta. Dos rosas brillantes de color de oro cubrían la parte superior de los pies de la Santísima Virgen. Juntas sus manos ante el pecho, ofrecían una posición de oración fervorosa. Tenia entre sus dedos un largo Rosario blanco y dorado con una hermosa Cruz de oro. Todo en Ella irradiaba felicidad, majestad, inocencia, bondad, dulzura y paz. La frente lisa y serena, los ojos eran azul celeste llenos de amor y los labios mostraban suavidad y mansedumbre. La Señora parecía saludarla tiernamente mientras se inclinaba ante Bernardita.

Bernardita se frotó sus ojos y los volvió a abrir, confirmando que no estaba soñando y que lo que veía era real. En ese momento, al ver la sonrisa de la Señora, perdió todo miedo y arrodillándose buscó su Rosario que traía siempre en su bolsillo. La Dama hizo una señal de aprobación con su cabeza y tomó el Rosario que llevada. Bernardita intentó hacer la señal de la Cruz, pero su mano quedó paralizada. En ese momento la Virgen tomo la Cruz del Rosario e hizo la señal de la Cruz e indicó a Bernardita que lo hiciera como ella. En ese momento su brazo paralizado quedó libre. La Señora empezó a pasar las cuentas del Rosario entre sus dedos y Bernardita empezó a rezar el suyo, cada una en oración interior. Sólo al final de cada misterio la Madre de Dios rezaba el Gloria con Bernardita. Al terminar, la Virgen le hizo señas con el dedo para que se acercara y extendiendo el brazo, se inclinó dulcemente y sonrió como despidiéndose de Bernardita, retornando hacia el interior de la gruta. ¡La Visión había desaparecido!.

Cuando las otras dos niñas volvieron a la gruta vieron a Bernardita de rodillas en el mismo lugar donde había visto a la Señora. Se rieron de ella, le dijeron que estaba loca, mientras le preguntaban si volvería con ellas o se quedaría allí. Bernardita cruzó entonces el curso de agua encontrándola tan caliente como la que utilizaba su madre para lavar la vajilla.

Bernardita preguntó a las otras niñas si habían visto algo en la gruta y al responderle éstas que no, les contó su experiencia y les pidió silencio. Pero la hermana de Bernardita se lo contó a su mamá. La madre no le creyó y ordenó a Bernardita que se dejase de imaginaciones y que le estaba prohibido regresar a la gruta. Esa noche, mientras rezaban el Rosario en familia, Bernardita rompió en llantos, repitiendo su invocación favorita: “Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que acudimos a ti”.

¡Que sencillez!. Cuanta inocencia y pureza en todo lo que ocurre alrededor de la Madre de Dios. Nada parece especial a los ojos de los hombres en un primer momento, pero con el tiempo se comprende que Dios no requiere de palacios, ni de tronos humanos, ni de vanidosas manifestaciones de poder terrenal. La gruta era un lugar apartado que solía ser refugio de los cerdos que criaban los vecinos del lugar. Y pasó a ser el centro de atención de millones de personas que por más de un siglo han sabido ver allí la paz y la magnificencia que dejó el paso de la Reina del Cielo.

Segunda aparición

Bernardita insistió ante su madre para que la deje volver a la gruta, pero ésta se negó repetidamente con diversos argumentos. Pensaba que todo era una treta del demonio, o que su hija había vuelto loca, pero ante todo temía hacer el ridículo entre sus vecinos. Finalmente el día 14 de febrero las niñas insistieron en que les dieran permiso para regresar a la gruta. Todos pensaban que lo que le había pasado a Bernardita era un engaño de satán, y entonces le dijeron que fuera a la gruta y rociara agua bendita para terminar con todo aquello. Así huiría el demonio y se quedarían tranquilos. Ante estos argumentos la madre finalmente aceptó y le dio autorización para ir a la gruta acompañada de otras niñas que, conociendo la historia, insistían en acudir al lugar con ella.

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Cuando llegaron a la gruta, Bernardita les pidió que se arrodillaran a rezar el Santo Rosario. Apareció de nuevo la Virgen, como el rostro de Bernardita testimonió cuando se transfiguró frente a las demás niñas. Ella tiró el agua bendita y dijo: “Si vienes de parte de Dios, acércate a nosotras”. El agua bendita llegó hasta los pies de la Virgen y Ella sonriendo con mas dulzura se acercó a Bernardita. Tomó el Rosario y se persignó con él. Empezaron ambas a rezarlo. Bernardita estaba como muerta, su mirada extasiada fija en la gruta, tan así que las otras niñas empezaron a llorar ruidosamente. Esto atrajo a dos mujeres del cercano molino Savy. Cuando vieron a Bernardita en éxtasis trataron de moverla, de interrumpir su visión, pero nada de esto fue posible. Entonces una de ellas fue a buscar a su hijo Antonio, un joven de 28 años. El se quedó maravillado de lo que vio: el rostro de Bernardita era una visión celestial, no se sintió digno siquiera de tocarla. Obligado por su madre, Antonio tomó a Bernardita en sus brazos y la llevó hacia el molino Savy. En todo momento ella mantuvo sus ojos clavados en un punto por encima de su rostro. Al llegar al molino Bernardita volvió lentamente en si, dejando el éxtasis. Cuando su madre llegó al molino estaba furiosa, y si no castigó a su hija fue porque las señoras y Antonio la reprendieron. ¡Como se atrevía a enojarse con alguien que era mas un ángel que una niña!. Al atardecer ya toda la población comentaba las maravillas que ocurrían en la gruta de Lourdes, pero a los comentarios se unían las burlas, desprecios e insultos.

Tercera Aparición

Luego de muchas discusiones e intentos de vencer su moral y convicción interior, los padres de Bernardita empezaron a creerle ya que ella jamás había mentido antes y se caracterizaba por su obediencia. Además los convenció la naturalidad con que ella exponía los eventos y sus mas pequeños pormenores. El 18 de febrero una señora y una religiosa deseaban acompañar a Bernardita a la gruta. Fueron con ella primero a la Santa Misa de las 5:30 a.m. y de allí se dirigieron a Massabieille. Bernardita caminaba tan rápido que parecía como si una fuerza superior la empujase hacia allá. Se arrodilló y empezó el rezo del Rosario, lanzó un grito de júbilo al ver al fondo de la gruta a la Señora. Le preguntó si se podían quedar sus dos acompañantes y la Virgen dijo que sí. Ellas también se arrodillaron y se pusieron a rezar mientras encendían una vela bendita. Bernardita le pasó un papel a la Virgen pidiéndole que escribiera cualquier cosa que deseaba comunicarle, a pedido de una de las señoras. La Virgen le dijo entonces:

“Lo que tengo que comunicarte no es necesario escribirlo, hazme únicamente el regalo de venir aquí durante quince días seguidos”.

Bernardita se lo prometió y la Virgen le respondió: “Yo también te prometo hacerte dichosa, no ciertamente en este mundo, sino en el otro” .

La quincena milagrosa

El rumor de las apariciones se esparció rápidamente y una gran multitud acudió a la gruta a partir de entonces.

19 de febrero: Llegó Bernardita a la gruta acompañada de sus padres y un centenar de personas. A partir de este día, iba a todas las apariciones con una vela encendida.

20 de febrero: Alrededor de 500 personas la acompañaban.

21 de febrero: Varios miles de personas llenaban todos los alrededores de la gruta. Hubo un momento en que la aparición parecía hacerse hacia atrás, y como hundirse en el interior de la roca. Para no perderla de vista, Bernardita fue acercándose de rodillas. Observó que la Virgen se había puesto triste. Le preguntó, ¿qué te pasa?, ¿qué puedo hacer?. La Virgen respondió: “Rogad por los pecadores”.

Bernardita era objeto de toda clase de burlas, persecuciones y ofensas. Incluso las autoridades civiles tomaron carta en el asunto. El comisario llegó a recogerla para hacerle un largo examen. Amenazó con llevarla a la cárcel si continuaba yendo a la gruta. Uno de los principales médicos de Lourdes se dedicó a estudiarla, observarla y examinarla. Este llegó a la conclusión que en Bernardita no había ningún signo de alucinación, histeria o escape de la realidad. Dijo así: “Aquí hay un hecho extraordinario, totalmente desconocido a la ciencia y a la medicina”. Sin embargo las persecuciones no terminaron: la policía continuó tratándola indignamente. El Párroco de Lourdes la defendió enérgicamente, pero manteniendo una actitud cauta respecto de la aparición. De hecho no acudía a la gruta como las multitudes del pueblo y de la región si lo hacían. En todo este proceso Bernardita se mantuvo firme pero con humildad, nunca tomando una posición defensiva, ni de ataque contra nadie.

22 de febrero: La Virgen no se le apareció. Todos se burlaban de Bernardita. Ella lloraba pensando que quizás había cometido alguna falta y que por eso la Virgen no se le había aparecido. Pero tenía la firme esperanza de volver a verla. Una de las cosas que mas sorprendía a la gente era ver a una humilde y sencilla pastorcita, carente de adecuada educación, saludar con gracia y dignidad a la Virgen al concluir la aparición. Le preguntaron una vez: “Dime, ¿quién te ha enseñado a hacer tan graciosos saludos?”. “Nadie, contestó, no se como habré saludado, trato de hacerlo como lo hace la Visión y ella me saluda de este modo cuando se marcha.”

23 de febrero: Primera vez que la Virgen formula una orden concreta. Ante diez mil personas la Virgen le da a Bernardita un secreto que solo a ella le concierne y que no puede revelar a nadie. También le enseñó una oración que le hacía repetir, pero que no quiso que la diera a conocer. La Virgen le dijo: “Y ahora, hija mía, ve a decir a los sacerdotes que aquí, en este lugar, debe levantarse un Santuario, y que a él debe venirse en procesión”.

Bernardita se dirigió inmediatamente hacia la Iglesia a darle el mensaje al Párroco. El sacerdote le preguntó el nombre de la Señora, a lo cual Bernardita le respondió que no sabía. Después de escucharla, el párroco le dijo: “Puedes comprender que yo no puedo bastarme de tu solo testimonio. Di a esa gran Señora que se de a conocer; si es la Virgen, que lo manifieste mediante un gran milagro. ¿No dices que se te aparece encima de un rosal silvestre?. Entonces dile de mi parte, que si quiere un Santuario, que haga florecer el rosal”. El sacerdote se mostraba firme y distante en su actitud exterior, pero luego confesó que en su interior sentía una gran emoción y amor al escuchar los relatos de la pequeña niña. Su responsabilidad como pastor lo obligaba a ser cauto y conservador.

24 de febrero: Toda la gente quiso saber que pasaría con el encargo del Párroco y si la Virgen haría el milagro del rosal. Bernardita como siempre llegó a la gruta y se arrodilló, sin poner atención en absoluto a la gente que iba por curiosidad. Le contó a la Virgen lo que el sacerdote le había pedido. La Virgen solo sonrió, sin decir una palabra. Después la mandó a rogar por los pecadores y exclamó tres veces: “¡Penitencia, Penitencia, Penitencia!”. Le hizo repetir estas palabras y Bernardita lo hacía mientras se arrastraba de rodillas hasta el fondo de la gruta. Ahí le reveló un secreto personal y después desapareció.

Bernardita por humildad no relató todo los detalles, pero los testigos contaron que también se le vio besar la tierra a intervalos. La Virgen le había dicho: “Rogarás por los pecadores…besarás la tierra por la conversión de los pecadores”. Como la Visión retrocedía, Bernardita la seguía de rodillas besando la tierra. Bernardita se volvió hacia los asistentes y les hacía señas de: “Ustedes también besen la tierra”. Desde entonces le fue encomendada a Bernardita la penitencia por los pecadores. Un día la Virgen la mandó a subir y bajar varias veces la gruta de rodillas, la Virgen tenía la cara llena de tristeza. “La Virgen me lo ha mandado por mi y por los demás”, dijo ella.

La fuente de agua milagrosa

Agua de Lourdes

El 25 de febrero María le dijo en la visión: “Hija mía, quiero confiarte solamente para ti el último secreto. Igualmente que los otros dos, no lo revelarás a ninguna persona de este mundo”.

Y ahora -le dijo la Virgen después de un momento de silencio- ve a beber y lavarte los pies a la fuente, y come de la hierba que hay allí. Bernardita miró a su alrededor y no vio ninguna fuente. Pensó entonces que la Virgen la mandaba al canal que pasaba frente a la gruta y se dirigió hacia allá. La Virgen la detuvo y le dijo: “No vayas allá, ve a la fuente que está aquí”. Le señaló hacia el fondo de la gruta. Bernardita subió y, cuando estuvo cerca de la roca, buscó con la vista la fuente no encontrándola, y queriendo obedecer, miró a la Virgen. A una nueva señal Bernardita se inclinó y escarbando la tierra con la mano, pudo hacer en ella un hueco. De repente se humedeció el fondo de aquella pequeña cavidad y viniendo de profundidades desconocidas a través de las rocas, apareció un agua que pronto llenó el hueco que podía contener un vaso de agua. Mezclada con la tierra cenagosa, Bernardita la acercó tres veces a sus labios, no resolviéndose a beberla. Pero venciendo su natural repugnancia al agua sucia, bebió de la misma y se mojó también la cara. Todos empezaron a burlarse de ella y a decir que ahora si se había vuelto loca. Pero, ¡misteriosos designios de Dios!, con su débil mano acababa Bernardita de abrir, sin saberlo, el manantial de las curaciones y de los milagros mas grandes que han conmovido la humanidad desde entonces. Con el paso de los días la gente entendió lo que había ocurrido en la gruta, en su verdadera dimensión. Lo que originalmente les pareció algo extraño y anormal, culminó siendo un regalo inmenso del mismo Dios.

El agua milagrosa de Lourdes ha sido analizada por hábiles químicos: Es un agua virgen, muy pura, un agua natural que carece de toda propiedad térmica. Además tiene la peculiaridad que ninguna bacteria sobrevive en ella. Simboliza la Inmaculada Concepción, en cuyo ser nunca hubo mancha de pecado original ni personal.

26 de febrero: El primer milagro de curación: El buen párroco de Lourdes había pedido una señal, y en vez de la muy pequeña que había pedido, la Virgen acababa de darle una muy grande, y no solo a él, sino a toda la población. Había en Lourdes un pobre obrero de las canteras, llamado Bourriette, quien veinte años antes había tenido el ojo izquierdo horriblemente mutilado por la explosión de una mina. Era un hombre muy honrado y muy cristiano. Mandó a la hija a buscarle agua a la nueva fuente y se puso a orar, y aunque estaba un poco sucia, se frotó el ojo con ella. Comenzó a gritar de alegría. Las negras tinieblas habían desaparecido, no le quedaba mas que una ligera nubecilla, que fue desapareciendo al seguir lavándose. Los médicos habían dicho que él jamás se curaría. Al examinarlo de nuevo no quedó mas remedio que llamarle a lo sucedido por su nombre: milagro. Y lo mas grande era que el milagro había dejado las cicatrices y las lesiones profundas de la herida, pero había devuelto aún así la vista. Muchos milagros siguen sucediendo en Lourdes, por lo que en el santuario hay siempre una multitud de enfermos.

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La primera vela en la gruta de Lourdes: Un día al final de la aparición, Bernardita se acercó a su tía que la acompañaba y le dijo: ¿Quieres darme una vela y permitirme dejarla en la gruta?. Entonces se dirigió hasta el fondo de la gruta y allí la dejó encendida, apoyándola en la roca. Esta vela quizás en su momento fue la única, ahora son millones las que arden constantemente ante la imagen de la Virgen. La vela encendida es un hermoso símbolo: la cera blanca y virgen de la que está formada siempre ha representado la humanidad que Cristo tomó de María, y que unida a la Divinidad es la Luz del mundo. Como la cera de la vela, ésta humanidad sagrada se consumirá delante de Dios en adoración, suplicas y acción de gracias. La luz de la vela, resplandeciente y radiante, simboliza la Divinidad del Hijo de María. La vela encendida representa igualmente al cristiano, que iluminado por la fe debe consumirse delante de Dios como víctima de penitencia y amor.

El 2 de marzo Bernardita fue de nuevo a ver al párroco de Lourdes, recordándole la petición de la Virgen de levantar un Santuario en el lugar de las apariciones. El párroco le contestó que era obra del Obispo quien ya estaba enterado de la petición y sería el encargado de poner por obra el deseo celestial de la Visión.

El 4 de marzo, ultimo día de la quincena y siguiendo su costumbre, Bernardita antes de dirigirse a la gruta asistió a la Santa Misa. Al final de la aparición, tuvo una gran tristeza, la tristeza de la separación. ¿Volvería a ver a la Virgen?. La Virgen siempre generosa, no quiso que terminara el día sin una manifestación de su bondad: un gran milagro, un milagro maternal, coronación de la quincena de apariciones: un niño de dos años estaba ya agonizando, se llamaba Justino. Desde que nació tuvo una fiebre que iba poco a poco desmoronando su vida. Sus padres, ese día, lo creían muerto. La Madre en su desesperación lo tomó y lo llevó a la fuente: el niño no daba señales de vida. La madre lo metió quince minutos en el agua que estaba muy fría. Al llegar a la casa, notó que se oía con normalidad la respiración del niño. Al día siguiente, Justino se despertó con tez fresca y viva, sus ojos llenos de vida, pidiendo comida y sus piernas fortalecidas. Este hecho conmocionó a toda la comarca y pronto a toda Francia y Europa, tres médicos de gran fama certificaron el milagro, llamándolo de primer orden.

Entonces el gobernador de Tarbes, ciudad a la que pertenecía Lourdes, reunió a todos los alcaldes de la zona para dar instrucciones precisas de prohibir de inmediato la asistencia a la gruta de todo ciudadano. Todo fue en vano, cada día acudían mas peregrinos de todas partes. No obstante las persecuciones, las burlas y las injurias, Bernardita continuaba visitando la Gruta. Iba a rezar el Rosario con los peregrinos. Pero la dulce visión no aparecía. Ella ya estaba resignada a no volver a ver a la Virgen.

Yo soy la Inmaculada Concepción

Vigen de Lourdes

El 25 de Marzo fue el día de la gran revelación. En el día de la Anunciación Bernardita se sintió fuertemente movida a ir a la Gruta. Muy contenta obedeció ese llamado en su corazón, y fue inmediatamente. Como era una fecha solemne, los peregrinos tenían la esperanza de que la Virgen se aparecería y cuando llegó Bernardita se asombró de la cantidad de personas que encontró. Fue este día 25, en la historia de las apariciones, un día de gloria. Bernardita volvió a preguntarle a la Señora: “quieres tener la bondad de decirme quien eres y cual es tu nombre?”. La visión resplandecía mas que nunca, sonriendo siempre, y siendo su sonrisa la única respuesta. Bernardita insistió…”¿quieres decirme quien eres?, te lo suplico Señora Mía”. Entonces la Señora apartó su vista de Bernardita, separó sus manos, hizo deslizar en su brazo el Rosario que tenía en sus dedos, levantó a un mismo tiempo sus manos y su cabeza radiante, en tanto que sus manos se juntaron delante del pecho, su cabeza se afirmó y, mas resplandeciente que la luz del sol, dirigida la vista al cielo dijo:

“YO SOY LA INMACULADA CONCEPCIÓN”

Y así desapareció, dejando en Bernardita esta imagen y ese nombre. Bernardita oía por primera vez esas palabras. Mientras se dirigía a la casa parroquial para contarle al párroco (ya que éste le había dado el encargo de preguntar a la visión como se llamaba) iba ella por todo el camino repitiendo “Inmaculada Concepción”, esas palabras tan misteriosas y difíciles para una niña analfabeta. Cuando el párroco oyó el relato de Bernardita, quedó asombrado. ¿Como podía una niña sin ninguna instrucción religiosa saber el dogma que solo unos cuatro años antes había la Iglesia promulgado?. En 1854 el Papa Pío IX había definido el dogma de la Inmaculada Concepción. El sacerdote comprobó definitivamente que Bernardita no se había engañado, era ella, la Virgen Santísima, la soberana Madre de Dios quien se le aparecía en la Gruta. Años después confesó que mucho le costó reprimir la emoción que sintió cuando la niña pronunció esas palabras. Su corazón no podía ya ocultar la maravilla que estaba ante sus ojos. Bernardita también encontró entonces la seguridad de que era la Madre de Dios quien le hablaba, lo que le dio una gran paz y alegría en el corazón.

Este es el mayor misterio de Lourdes, revelado graciosamente por María a Bernardita: Los dogmas de la iglesia son fundamentales para dar firmes cimientos al Cuerpo Místico de Cristo. La iglesia, cuerpo vivo y en permanente evolución desde que Jesús mismo le dio vida, se nutre de las verdades que hacen de María un pilar fundamental de nuestra fe. Inseparable es María de Su Hijo, Jesús. E inseparable es la pureza de la Madre y la Pureza del Hijo. Inmaculada Una, inmaculado El. ¿Cómo podría el Padre haber dado la naturaleza humana a Su Hijo, si no fuera en un Cuerpo y un Alma Inmaculados?. La nueva Arca de la Alianza, María, fue, es y será la más pura obra de la Creación. La nueva Eva que vino a corredimirnos junto a Su Hijo: el Redentor, el nuevo Adán. Jesús y María, unidos indisolublemente en la obra de la Salvación: El sobre Su Trono de Rey, Ella a sus pies, como Su mas perfecta discípula.

5 de Abril: El día lunes de Pascua Bernardita volvió a la gruta, rodeada de una verdadera multitud de personas que oraban con ella. Arrodillada como era su costumbre, tenia en la mano izquierda la vela encendida que le acompañaba en todas las ocasiones y la apoyaba en el suelo. Absorta en la contemplación de la Reina de los Cielos, y mas sabiendo ahora con seguridad que era la Virgen Santísima, levantó sus manos y las dejó caer un poco, sin percatarse que las tenia sobre el extremo de la vela encendida. Entonces la llama comenzó a pasar entre sus dedos y a elevarse por encima de ellos, oscilando de un lado para el otro, según fuera el leve soplo del viento. Los que estaban ahí gritaban: “se quema”. Pero ella permanecía inmóvil. Un médico que estaba cerca de Bernardita sacó el reloj y comprobó que por mas de un cuarto de hora la mano estuvo en medio de la llama, sin hacer ella ningún movimiento. Todos gritaban ¡milagro!. El médico comprobó que la mano de Bernardita estaba ilesa. Después que terminó la aparición: uno de los espectadores aproximó a la mano de Bernardita la llama de la misma vela encendida, y ella exclamó: “¿Oh que quiere usted, quemarme?

La última aparición

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Fue el día 16 de Julio de 1858, día de la Virgen del Carmen. Bernardita, que llevó el escapulario del Carmen toda su vida, se siente de nuevo movida a ir a la gruta, que está cercada, vigilada y prohibida por las autoridades locales. Va acompañada de su tía Basile y unas vecinas. Bajan por praderas contiguas a la gruta, siendo acompañadas por una multitud que al verla no dudó del llamado de María. Se arrodillaron lo mas cerca posible de la gruta pero sin poder llegar a ella.

Bernardita recibe la última visita de la Virgen y diría luego: “Nunca se había aparecido tan gloriosa”. Bernardita había cumplido su misión, con gran amor y valentía ante todos los sufrimientos que tuvo que sobrellevar y ante todos los obstáculos que el Enemigo puso en su camino. Su confesor dijo repetidamente: “La mejor prueba de las apariciones es Bernardita misma, su vida”.

Los ataques del demonio

Se lee en el libro del Génesis que la enemistad entre la mujer y el demonio durará por siempre. Y esto es así porque es María quien vence al mal, con Su Pureza infinita y con Su Inmaculado Corazón. Es que satán simplemente no puede soportar tanta perfección celestial en una criatura. María representa y anticipa la derrota del mal, es la prueba de la santidad a la que se llega por el camino de la humildad, el silencio y la entrega a Dios. Este es el motivo por el que en toda aparición Mariana se producen ataques del maligno, y no fue Lourdes la excepción, ya que durante la cuarta aparición Bernardita escuchó claramente un coro de aullidos que provenían del canal que corre frente a la Gruta. Voces altisonantes, como de fieras que peleaban entre si, voces que le ordenaban que escape de allí. María también escuchó, ya que levantó su mirada en dirección a esas voces. De inmediato estas profirieron profundos gritos y se dieron a la fuga, no escuchando Bernardita más esos sonidos.

Pero antes de que terminen las apariciones hubo otros ataques del maligno: una señora llamada Honorine pasaba por la gruta cuando escuchó gritos y sonidos de bestias peleando dentro de la gruta. Esto le ocurrió también al día siguiente, por lo que la dama huyó aterrorizada y no fue a la gruta por mucho tiempo. También un niño llamado Juan Bautista Estrade sufrió un gran susto: al pasar frente a la gruta se detuvo a rezar por un momento. En ese momento vio que desde la gruta se dirigía hacia él una hermosa dama, que flotaba sobre una nube, pero una nube cuyos colores eran como los de las tormentas. Esta mujer fijó sus ojos en los del niño, que aterrorizado vio que eran enormes y negros. El niño comprendió que era el demonio y huyó. Solo luego de varios días aceptó narrar lo sucedido. Muchos otros eventos de este tipo sucedieron por esos días.

Pensemos por un instante en la gigantesca obra que surgió a partir de la aparición de Lourdes, y cuantas almas fueron rescatadas de las garras del mal a través de las gracias derramadas por la Madre de las Gracias allí. Además, Lourdes es un símbolo de pureza, de la Inmaculada Concepción, de principio a fin. Es a partir de estos simples pensamientos que comprendemos cuanto daño le hizo a los planes del príncipe de la mentira lo que ocurrió en la gruta de Massabieille. Por supuesto, quiso arrebatar de las manos de María semejante logro, más nada puede hacer él frente a la Reina del Cielo. ¡Con su calcañal Ella aplasta su cabeza

El mensaje de la Madre de Dios en Lourdes

El Mensaje que la Santísima Virgen dio en Lourdes, Francia, en 1858, puede resumirse así:

1. Es un agradecimiento del Cielo por la definición del dogma de la Inmaculada Concepción, que se había declarado cuatro años antes (1854), al mismo tiempo que así se presenta Ella misma como Madre y modelo de pureza para el mundo que está necesitado de ésta virtud.

2. Es una exaltación a las virtudes de la pobreza y humildad aceptadas cristianamente, al escoger a Bernardita como instrumento de su mensaje.

3. Un mensaje importantísimo en Lourdes es el de la Cruz. La Santísima Virgen le repite que lo importante es ser feliz en la otra vida, aunque para ello sea preciso aceptar la Cruz.

4. La importancia de la oración, del rezo del Santo Rosario, de la penitencia y humildad (besando el suelo como señal de ello). También un mensaje de misericordia infinita para los pecadores y la importancia del cuidado de los enfermos.

Bernardita después de las apariciones

Santa Bernardita

La humilde jovencita escogida para tan gran misión permaneció después de las apariciones como era antes, es decir la Virgen se encargó de conservarla sencilla, humilde y modesta. A ella no le gustaban el bullicio ni la popularidad. Pasaba como una más, excepto por sus virtudes, por su inocencia, su candor y rectitud en su obrar. Hizo su primera comunión el mismo año de 1858, el 3 de junio, día de Corpus Christi. Nada espectacular sucedió excepto que ella había piadosamente recibido a Jesús. Dios seguía visitándola, no con brillantes apariciones, sino por la prueba amarga de los sufrimientos: de la incomprensión, burla, casi siempre estaba enferma, soportaba dolores de toda clase, recogida y resignada con paciencia. Sufría de asma crónica, tuberculosis, vómitos de sangre, aneurisma, gastralgia, tumor de una rodilla, caries en los huesos, abscesos en los oídos que le ocasionaron sordera, pero ésta se le curó un poco antes de su muerte.

La Virgen le dijo a Bernardita: “No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el próximo”. Y estas palabras de la Virgen se cumplieron plenamente en nuestra santa. Mucho tuvo que sufrir durante su vida hasta su muerte a los 35 años. La salud de Bernardita era muy delicada, muchas veces tenía que estar en cama con fiebre. Tenía días críticos con ataques de asma que muchas veces eran tremendamente dolorosos. Muchos encontraban cura a sus enfermedades en la fuente de Lourdes, pero no Bernardita. Un día le preguntaron: “¿No tomas del agua de la fuente?. Estas aguas han curado a otros, ¿por qué no a ti?. Esta pregunta insidiosa pudo haberse convertido en una tentación para Bernardita en no creer en la aparición, pero ella no se turbó. Le respondió: “La Virgen Santísima quizás desea que yo sufra. Lo necesito”. ¿Porqué tu más que otros?. “El buen Dios solo lo sabe”. ¿Regresas algunas veces a la gruta?. “Cuando el Párroco me lo permite”. ¿Porqué no te lo permite todo el tiempo?. “Porque todos me seguirían”. Antes habías ido aún cuando se te había prohibido. “Eso fue porque fui presionada.” La Virgen Santísima te dijo que serías feliz en el otro mundo, así que estas segura de ir al cielo. “Oh no, eso será sólo si obro bien”. ¿Y no te dijo Ella que hacer para ir al cielo?. “Nosotros lo sabemos muy bien, no es necesario que yo lo diga”.

Su últimos años en Lourdes

Bernardita no podía recibir en su casa el cuidado que ella necesitaba para su frágil salud y el gran número de visitantes curiosos le causaban fatiga. Viendo esta necesidad, Abbé Peyramale (el párroco de Lourdes) pidió a la Superiora del Hospicio de Lourdes que acogiera a la niña. Le dijo: “Es con ustedes que la niña debe estar. Ustedes pueden darle el cuidado que ella necesita en todos los aspectos”. En el año 1860, las Hermanas de la Caridad de Nevers, que servían el hospital y la escuela, le ofrecieron un asilo titular. Desde aquel día permaneció bajo su techo, con su salud delicada, pero con su consigna de siempre: no llamar la atención de nadie. Aún cuando sus padres ya se habían mudado del calabozo y vivían en un molino, le dieron permiso para permanecer con las hermanas. Su madre lloró por su partida pero sabía que era por el bienestar de la niña.

Sin ser brillante, Bernardita adquirió entonces gran cantidad de conocimiento elemental. En su tiempo en el hospicio permaneció siendo una niña de su edad. Era recta, sincera, piadosa pero traviesa, muy vivaz, a quien le encantaba reír, jugar y bromear. Muchas veces la ponían a cuidar niños más pequeños, como era la costumbre en las escuelas elementales y Bernardita se mostraba tan joven y juguetona como la más pequeña niña.

Al crecer, Bernardita tuvo como toda joven sus momentos de vanidad, queriendo estar arreglada y lucir bien. Pero todas estas vanidades pasaron por ella rápidamente y sin dejar ningún rastro en su corazón. Decía la Hermana Victorina: “La fiebre pasó rápidamente y no dañó su profunda piedad”.

La vocación religiosa

Santa Bernardita Religiosa

La Virgen Santísima le dio una gracia especial al llamarla a la vida religiosa. Parece que nunca Bernardita consideró en serio el matrimonio. A los 19 o 20 años, en 1863, la vocación de ser religiosa se le presentó claramente. Había considerado vagamente ser carmelita, pero no fue difícil hacerle comprender que su salud era muy delicada para enfrentar los rigores del Carmelo. Fue el Obispo Forcade de Nevers, que tenía en su diócesis la Casa Madre de las Hermanas de la Caridad del hospicio y la escuela de Lourdes, quien contribuyó definitivamente en su orientación. El le preguntó cuáles eran sus intenciones para el futuro y ella le respondió: “Señor Obispo, todo lo que pido es quedarme en esta casa como una sierva”.

Pero hija mía, ¿no has pensado en llegar a ser una religiosa como las hermanas a las que tan apegada estás?. “Oh, Señor Obispo, nunca he creído que esto pudiese ser para una ignorante y pobre niña como yo. Usted sabe bien que soy pobre y no tendría la dote necesaria”. No es la pobreza lo que debe detenerte. Se puede hacer una excepción a la regla y recibir a una joven sin dote, si ella tiene signos claros de vocación”. “Señor Obispo, sus palabras me han tocado profundamente, le prometo que pensaré en ellas”.

Habiendo hecho su elección, más ataques de enfermedad y la necesidad de intentar varios tratamientos médicos retardaron la puesta en práctica de su promesa. En 1866 escribió: “Estoy mas presionada que nunca a dejar el mundo en ingresar al convento. Ahora lo he decidido definitivamente y espero dejarlo pronto”. Por fin llegó el gran día a comienzos de Julio de 1866, tenía 22 años de edad. Por última vez fue a la amada gruta donde su despedida fue de todo corazón. “¿Ven la gruta?, era mi Cielo en la tierra”. Al día siguiente se despidió de su familia y el 4 de Julio de 1866 Bernardita dejó su pueblo natal para nunca más volver.

La Hermana María Bernarda (Marie Bernard)

Ni la superiora, la hermana Josefina Imbert, ni la maestra de novicias Madre María Teresa Vausou, entendían el tesoro que se les había confiado. Sí, admitían que la Virgen se le apareció, pero la veían tan “ordinaria” que tenían dificultad en ver santidad en ella. Su idea de santidad aparentemente era diferente a la de la Iglesia. En el proceso de Beatificación, el Reverendo Peach les dijo a sus estudiantes: “El testimonio llegó a esto: que Bernardita era muy ordinaria. Pero cuando se les preguntó si ella era fiel a las reglas, si tenía que ser corregida por desobediencia o en referencia a la pobreza y castidad, todas se apresuraron a decir: “Oh no, nada de eso”.”

¿Por qué sus superioras la juzgaban tan mal?, solo se puede encontrar respuesta en que era parte de la Providencia Divina para la santificación de Bernardita. De manera particular la Maestra de Novicias, Madre María Teresa Vauzou, quién fue la causante de muchos sufrimientos espirituales de Bernardita durante los 13 años que vivió en el convento. La Madre María, quien era estimada por su ojo agudo y su penetración psicológica, nunca fue capaz de leer en esta alma límpida su íntima unión con Dios, ni tampoco su total abandono a los deseos de la Divina Voluntad, la cual formaba su vida interior. Bernardita, sin haber estudiado sobre las formas de oración, pasaba horas en ella, recitando su Rosario con gran fervor. Vivía en unión perpetua con la Virgen Santísima y a través de Ella con Jesucristo. “Bernardita estaba totalmente perdida en Dios”. Al recibir el hábito de postulante recibió su nombre de religiosa el cual sería su mismo nombre bautismal, Sor María Bernarda.

Tres semanas después de haber recibido el hábito, Bernardita enfermó de gravedad con un nuevo ataque de tuberculosis y tuvo que ser puesta en la enfermería. Esta crisis de sofocación asmática y de tos fue tan seria que el médico pensaba que su muerte era inminente. La Madre Superiora llamó al Obispo y este le administró el Sacramento de Extrema Unción, pero ella no pudo recibir el Viático porque constantemente estaba vomitando sangre. Pensando que Bernardita estaba a punto de morir, la Madre Superiora quiso darle el consuelo de pronunciar sus votos. Habló con el Obispo, y la comunidad dio su aprobación unánime. Sabiendo lo que iban a hacer, Bernardita respondió con una sonrisa de agradecimiento. Fue el Obispo Forcade quien presidió la ceremonia. Bernardita dio su consentimiento por medio de signos ya que no podía hablar. Entonces le fue dado el velo de profesa. Se pensaba que estaba a punto de morir, pero Bernardita siempre ponía su salud en las manos de la Virgen.

La nueva religiosa se durmió y se despertó a la mañana siguiente en un estado de felicidad que ella declaró a su Superiora: “Mi Reverenda Madre, usted me hizo hacer la profesión religiosa porque pensaba que iba a morir. Bueno, mire no voy a morir”. La Madre Superiora entonces le respondió: “Tonta, tú sabías que no ibas a morir y no nos lo dijiste. En este caso, si no has muerto para mañana en la mañana, te quitaré el velo”. Y la hermana María Bernarda, con admirable sumisión heroica, le respondió simplemente: “Como usted desee, reverenda Madre”. Y a pesar del dolor que esto le causaba, supo aceptar este cáliz que el Señor le enviaba.

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Durante su noviciado, Bernardita fue tratada más severamente y quizás más cruelmente que las otras novicias. Sus compañeras decían: “No es bueno ser Bernardita”. Pero ella lo aceptaba todo y veía en ello la mano de Dios. Bernardita profesó el 30 de octubre de 1867 con el nombre de Sor María Bernarda, cuando tenía 23 años de edad. Sin embargo, la felicidad de ese momento fue teñida por una ruda humillación. Cuando llegó el momento de distribuir a las nuevas profesas los trabajos, la Madre Superiora respondió a la pregunta del Obispo: “¿Y la hermana María Bernarda?, “Oh, Señor Obispo, no sabemos que hacer. Ella no es buena para nada”. Y prosiguió: “Si desea, Señor Obispo, podemos tratar de usarla ayudando en la enfermería”. A lo cual el Obispo consintió. La hermana María Bernarda recibió el dolor de esta humillación en su corazón, pero no protestó, ni lloró, simplemente aceptó el cáliz.

Muchas tribulaciones tuvo que pasar; humillaciones, grandes y pequeñas se apilaban sobre ella, y ella decía: “Cuando la emoción es demasiado fuerte, recuerdo las palabras de nuestro Señor, “Soy Yo, no tengan miedo”. “Ante el rechazo y humillaciones de mis Superioras y compañeras inmediatamente agradezco a nuestro Señor por esta gran gracia. Es el amor de este Buen Maestro el que hará desaparecer el árbol del orgullo en sus malas raíces. Mientras más pequeña me hago, más crezco en el Corazón de Jesús.”

A Bernardita se le concedió un gran regalo al comienzo de 1874. Había sido asistente de enfermería, un trabajo que amaba mucho, pero sus fuerzas se diminuían. Después de un ataque de bronquitis en el otoño de 1873, por el cual tuvo que ir al hospital, se determinó que estaba muy débil para seguir ayudando en la enfermería y se le dio el trabajo de menos esfuerzo físico en el Convento, el cual era al mismo tiempo el más importante, y el cual ella amó mucho más que el de ayudante de enfermería: la nombraron asistente de sacristán. Su nueva posición le daba la oportunidad de pasar mucho tiempo en la capilla, cerca del Santísimo Sacramento. Estaba casi sin supervisión, lo que le permitía hablarle al Señor en el Tabernáculo, sin que nadie pensara que ella era extraña. Manejaba todos los artículos sagrados con gran reverencia. El corporal, los purificadores y las albas los trataba consciente que Jesús Encarnado los había tocado durante el Sacrificio de la Eucaristía. Por eso no permitía que nadie le ayudase en este ministerio.

Pero este regalo no duró por mucho tiempo, ya que su salud constantemente empeoraba. A partir de 1877 no es más que una inválida. Se le provee cuidado lo más posible y ella obedece todas las prescripciones. Pronunció sus votos perpetuos el 22 de septiembre de 1878, en un tiempo en que se sentía mejor. Pero no duró mucho. Al siguiente 11 de diciembre retornó a la enfermería, para nunca más salir. Sus últimos meses fueron muy difíciles, haciéndole pasar por la noche oscura del alma. Perdió confianza, la paz del corazón y la certeza del Cielo. Fue tentada al desánimo y desesperación. Pensaba que era indigna de la salvación. Este fue su cáliz más amargo y su sufrimiento mayor.

También sufría mucho físicamente. La cama le causó tener la espalda repleta de llagas. Su pierna tuberculosa se le reventó. Desarrolló abscesos en los oídos, los que la hicieron prácticamente sorda por un tiempo. Si no hubieran sido tan evidentes sus síntomas, nadie hubiese sospechado que estaba enferma. Su actitud tan serena y gozosa no manifestaba el profundo sufrimiento que padecía. No perdió su fortaleza y su aceptación. A una hermana que le dijo que iba a orar para que el Señor le mandara consolación, ella le respondió: “No, no, no consolación, solo fortaleza y paciencia”. Bernardita padeció su pasión durante la Semana Santa de 1879. El día 16 de Abril de 1879 rogó a las religiosas que la asistían que rezaran el Rosario, siguiéndolo ella con gran fervor. Al acabar un Ave María, sonrió como si se encontrara de nuevo con la Virgen de la Gruta y murió. Eran las 3:15 PM. Sus últimas palabras fueron la conclusión del Ave María: “Santa María, Madre de Dios, ruega por mí pobre pecadora….pecadora…”.

Santa Bernardita

Santa Bernardita 2

Pocos años pasaron desde el fin de las apariciones para que la iglesia abra el proceso de investigación de las apariciones de la gruta de Massabieille. Se convoco a teólogos y médicos, geólogos y científicos. No sólo se investigó a la propia Bernardita, sino también el origen de la fuente de agua que surgió en la gruta. Pero el determinante fue el abrumador numero de testimonios de conversiones, milagros de sanación y gracias que las multitudes recibieron. Se aprobó la aparición dándose libre acceso a la devoción de la virgen en Lourdes a las multitudes que acudían a la gruta, al Santuario que se abrió allí, al agua que surgía de la fuente y que curaba a muchos enfermos. Atrás quedaron los años iniciales de persecución, donde la policía prohibía el acceso y perseguía a Bernardita, llegando incluso a intentar encarcelarla. Lourdes se fue transformando en un punto de espiritualidad Mariana que derramaba sus Gracias por el mundo entero, reproduciendo el amor por María entre sus hijos. Y como continuación de la obra del Cielo allí, Bernardita dio testimonio de una vida de santidad oculta, pero que salió a la luz con el paso de los años, como ocurre con las maravillas del Señor: ocultas y pequeñas en un inicio, esplendorosas cuando salen a la luz.

Bernardita fue finalmente Canonizada el 8 de Diciembre de 1933 ante el amor y la alegría de todo un pueblo. Celebramos su fiesta el día en que partió a la casa del Padre, el 16 de Abril. Lourdes se ha convertido en el santuario Mariano mas visitado de Europa y el segundo en el mundo, después del Santuario de la Virgen de Guadalupe en México. Infinidad de enfermos han sido sanados en las aguas milagrosas de Lourdes, pero el mayor milagro siguen siendo las muchísimas conversiones del corazón.

El cuerpo incorrupto de Bernardita

Santa Bernardita cuerpo incorrupto

Después de su muerte, su cuerpo fue puesto en la pequeña Capilla Gótica, situada en el centro del jardín del Convento y la que estaba dedicada a San José. Fue en esta Capilla en la que, después de 30 años, en Septiembre 22 de 1909 reconocieron el cuerpo, en vista al proceso de Beatificación diocesano. El cuerpo fue hallado en perfecto estado de preservación. Su piel dura, pero intacta, mantuvo su color. Hubo un segundo reconocimiento en Abril 18, 1925, poco antes de su Beatificación el 12 de Junio de 1925. (ver Santos Cuerpos Incorruptos)

De este modo, dos veces se abrió el féretro de Bernardita durante su proceso de Beatificación y Canonización, después de décadas de su muerte. Y en ambas oportunidades se encontró su cuerpo totalmente incorrupto pese al paso de los años. Esta señal de Dios, un milagro ante nosotros, testimonia la santidad que ella tuvo en vida y que le mereció entrar al Reino de Dios de la mano de su amada Madre Celestial.

Su cuerpo, aún incorrupto en la actualidad, está expuesto en una urna de cristal en el convento de San Gildard, en Nevers, Francia. Miremos el rostro resplandeciente, pleno de felicidad, de Bernardita. Ella nos muestra con que alegría se llega al final de la vida, cuanto se tiene la seguridad plena de estar entrando en la Patria Celestial

¡Santa Bernardita, ruega por nosotros!

Oración a la Virgen de Lourdes

“Santísima Virgen de Lourdes, que a ninguno desamparas ni desechas, mírame con ojos de piedad y alcánzame de tu Hijo perdón de mis pecados para que con devoto afecto celebre tu Santa e Inmaculada Concepción, en tu milagrosa imagen de Lourdes y reciba después el galardón de la bienaventuranza del mismo de quien eres Madre. Amén.”

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Presentación de Jesús en el Templo https://www.reinadelcielo.org/presentacion-de-jesus-en-el-templo/ Fri, 31 Jan 2025 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=5949 El Evangelio de Lucas (Lucas 2, 22-35) nos recuerda cómo José y María, siguiendo la tradición y lo prescrito en la ley de Moisés, presentan al Niño Jesús en el Templo de Jerusalén. Simeón, un hombre piadoso del templo, los recibió y reconoció en Jesús al Mesías anunciado, a quien esperaba. Aquél hombre, inspirado por el Espíritu Santo, hace la siguiente oración:

Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la que has preparado a la vista de todos los pueblos, luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel […] Este niño será motivo de caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción, y una espada te atravesará el alma a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.

Así, igual que Simeón, también nosotros podemos reconocer a Dios que se hace presente en nuestras vidas. Te invitamos a hacer la siguiente oración y meditación que te ayudará a reflexionar sobre estos momentos de la vida de Jesús.

Oración introductoria

ángeles de Dios la Virgen y el Niño (ft img)

Señor, quiero tomar conciencia
de tu presencia y cercanía junto a mí.

Señor, cambia mi corazón frío de piedra
por un corazón caliente de carne,
que sepa descubrirte y ver tu Amor
en mis hermanos, en la eucaristía,
en un nuevo amanecer,
en la brisa suave…

que en todo lo que me rodea,
me asombre de tu Amor.

Amen

Petición

Niño Jesús, ayúdame a encontrarte en los demás, en la Eucaristía. Y concédeme ser consciente de tu presencia en mi corazón.

Meditación del Papa Francisco

El Pueblo de Dios es invitado en cada época histórica a contemplar esta luz. Luz que quiere iluminar a las naciones. Así, lleno de júbilo, lo expresaba el anciano Simeón. Luz que quiere llegar a cada rincón de esta ciudad, a nuestros conciudadanos, a cada espacio de nuestra vida.

“El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz”. Una de las particularidades del pueblo creyente pasa por su capacidad de ver, de contemplar en medio de sus “oscuridades” la luz que Cristo viene a traer. Ese pueblo creyente que sabe mirar, que saber discernir, que sabe contemplar la presencia viva de Dios en medio de su vida, en medio de su ciudad. Con el profeta hoy podemos decir: el pueblo que camina, respira, vive entre el “smog”, ha visto una gran luz, ha experimentado un aire de vida. […]

¿Cómo es esta luz que transita nuestras calles? ¿Cómo encontrar a Dios que vive con nosotros en medio del “smog” de nuestras ciudades? ¿Cómo encontrarnos con Jesús vivo y actuante en el hoy de nuestras ciudades pluriculturales? (Homilía de S.S. Francisco, 26 de septiembre de 2015).

Reflexión

Muchas veces, con la agitación del día, no percibo la presencia de Cristo, olvido que Él está siempre a mi lado. Vivo la vida pensando en mis problemas, dificultades, responsabilidades… es decir, en mi egoísmo; no me doy cuenta de que Él quiso permanecer en la eucaristía por amor a mí, y que tengo el mayor tesoro: ¡la vida de gracia y su permanencia fiel en mi corazón!

Cristo escogió la forma más sencilla y necesaria para hacerse sacramentalmente presente. Un simple pedazo de pan que es su cuerpo, comida y bebida para mi peregrinar rumbo al cielo.

Propósito

Hoy haré una visita a Cristo Eucaristía o una comunión espiritual durante algunos instantes de silencio.

Diálogo con Cristo

Señor, Simeón y Ana esperaron toda la vida para verte y yo te tengo presente en la Eucaristía y en mi corazón por la vida de gracia. Ayúdame a valorar la eucaristía, mi amistad contigo, y a estar decidido a morir antes que ofenderte.

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Fuente: Catholic.net


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Devoción al Niño Jesús de Praga https://www.reinadelcielo.org/devocion-al-nino-jesus-de-praga/ Fri, 24 Jan 2025 06:01:00 +0000 http://www.reinadelcielo.org/?p=10582 ]]> Historia del origen del Milagroso Niño Jesús de Praga

En la Iglesia Santa María de La Victoria, en Praga, capital de la actual República Checa, se venera la Imagen del Niño Jesús de Praga, cuya historia es tan prodigiosa, así como milagrosa.

El origen de la Imagen del Niño Jesús de Praga se remonta hacia finales de la Edad Media. Entre las poblaciones de Córdoba y Sevilla, en España, al sur de las márgenes del Guadalquivir había un famoso Monasterio Carmelita, lleno de monjes. Pero después de una incursión de los moros que poblaban la zona, quedó reducido a ruinas, y sólo cuatro monjes se salvaron de la catástrofe. Entre ellos estaba Fray José de la Santa Casa, un lego con corazón de santo y cabeza y manos de artista, y con un amor desbordante a la Santa Infancia de Jesús. En cualquier oficio que la obediencia le mandase, se le encontraba infaliblemente, pensando y hablando con el Niño Jesús.

Un buen día Fray José estaba barriendo el suelo del monasterio, y de repente se le presentó un hermoso Niño que le dijo: “¡Qué bien barres, fray José, y qué brillante dejas el suelo! ¿Serías capaz de recitar el Ave María? —Pues entonces, dila.”

Fray José dejó a un lado la escoba, se recogió, juntó las manos, y con los ojos bajos comenzó la Salutación Angélica. Al llegar a las palabras: “et benedictus fructus ventris tui” (y bendito el Fruto de Tu Vientre), el Niño le interrumpió, diciéndole: “¡ESE SOY YO!” —y enseguida desapareció.

Fray José gritó extasiado: —¡Vuelve, pequeño Jesús, porque de otro modo moriré del deseo de verte! Pero Jesús no vino. Y Fray José, seguía llamándolo día tras día, en la celda, en el huerto, en la cocina… en todas partes. Al En, un día sintió que la voz de Jesús le respondía: “Volveré, pero cuida de tener todo preparado, para que a Mi llegada hagas de Mí una Estatua de cera, en todo igual a como Soy.”

Fray José corrió a contárselo al padre Prior, pidiéndole cera, un cuchillo y un pincel. El Superior se lo concedió y Fray José se entregó con ilusión a modelar una estatua de cera del Niño que había visto. Hacía una y la deshacía, para hacer otra, pues nunca quedaba conforme, y cada una que hacía le salía más bella que la anterior, y así pasaba el tiempo, esperando que regresase su amado Jesusito.

Por llegó el día en el que, rodeado de Ángeles, se le presentó el Niño Jesús y Fray José, en éxtasis, puso los ojos en el Divino Modelo y copió al Niño que tenía delante. Cuando terminó y observó que su Imagen era igual al Sagrado Modelo, estalló en risas y llantos de alegría, cayó de rodillas delante de Ella y, posando la cabeza sobre las manos juntas, murió. Los mismos Ángeles que acompañaron a su Niño Jesús, recogieron su espíritu y lo llevaron al Paraíso. Los religiosos enterraron piadosamente el cuerpo del santo lego y con particular devoción colocaron la Imagen de cera del Niño Jesús en el oratorio del Monasterio.

Aquella misma noche, Fray José se apareció en sueños al Padre Prior, comunicándole lo siguiente: “—Esta estatua, hecha indignamente por mí, no es para el monasterio. Dentro de un año vendrá Doña Isabel Manríquez de Lara, a quien se la daréis, quien a su vez se la entregará a su hija como regalo de bodas, quien la llevará a Bohemia y de la capital de aquel reino será llamado —Niño Jesús de Praga— entre los pueblos y naciones. La Gracia, la Paz y la Misericordia descenderán a la Tierra por Él escogida para habitar en ella; el pueblo de aquel reino será su pueblo, y Él será su PEQUEÑO REY.”

Y efectivamente al año en punto, Doña Isabel Manríquez de Lara, en un viaje de recreo por la zona, topó con las ruinas del monasterio, y el Prior, ya único superviviente le entregó la Imagen del Niño Jesús, contándole su fascinante historia. La dama llena de alegría, retornó a su castillo de Sierra Morena, muy cerca de Córdoba. Y aquí la leyenda deja paso a la Historia… Lo que sí se sabe es que en 1526, cuando Fernando I de Habsburgo, se ciñó la corona de Bohemia y Hungría, los enlaces entre las familias nobles españolas y eslovacas se fomentaron.

Por otra parte, los Padres Carmelitas Descalzos se habían establecido en Praga en el año 1624, cuando el emperador Fernando II de Habsburgo, nieto de Fernando I, les donó la antigua Iglesia Luterana de la Santísima Trinidad, la cual permanecía cerrada desde 1622 cuando los luteranos se fueron después que perdieron la batalla de la Montaña Blanca. Los Carmelitas recibieron también una casa para hacer el convento y un cementerio anexo, y consagraron la Iglesia a Santa María de la Victoria. Difíciles en extremo eran los tiempos que atravesaba Bohemia cuando llegaron estos religiosos, pues se hallaba asolada por guerras sangrientas que tenían a Praga presa de todo tipo de calamidades, a tal punto que el monasterio mismo de los Carmelitas carecía de lo indispensable para sobrevivir.

En esa época vivía en Praga la piadosa princesa Polixena Lobkowitz, quien luego de su segunda viudez, en 1628, sintiendo en el alma las apremiantes necesidades
de los Carmelitas, resolvió donarles una pequeña estatua de cera, de 48 cm, que poseía. Era una Imagen del Niño Jesús, de pie, con Su Mano derecha levantada,
en actitud de bendecir; mientras con la izquierda sostenía un globo dorado, representando la Tierra; Su Rostro era tierno y lleno de gracia. Al entregarle la Imagen al Prior, le dijo:

“—Yo os ofrezco, querido padre, lo que más quiero en el mundo. Honrad a este Niño Jesús y estad seguros de que, mientras Lo veneréis, nada os faltará.”

Tal Imagen era un querido recuerdo de familia, pues su madre, Doña María Manrique de Lara, la había recibido como regalo de nupcias cuando se casó con Vratislav de Pernstein, y la había dado a su hija Polixena, también como regalo de bodas.

La estatua fue recibida con gratitud y colocada en el oratorio interior del convento, donde fue objeto de la veneración de todos aquellos buenos Padres, distinguiéndose entre todos el Padre Cirilo. La promesa de la donante se cumplió a la letra, y los maravillosos efectos de la protección del Divino Niño no tardaron en manifestarse, pues muy pronto fueron milagrosamente socorridas las necesidades del monasterio.

Entre tanto, estalló de nuevo la guerra en Bohemia, los protestantes se reagruparon en noviembre de 1631, bajo el mando del príncipe de Sajonia, y asediaron nuevamente Praga. Hubo pánico y la angustia dominó a los habitantes de la ciudad. Muchos huyeron. Los soldados protestantes invadieron las iglesias, profanando y destruyendo los objetos del culto católico. Pusieron en prisión a los frailes Carmelitas y saquearon el convento. Al ver la Imagen del Niño Jesús, uno de los soldados seccionó con la espada las manitas de la Imagen y la arrojó entre los escombros a que había quedado reducido el altar.

Al año siguiente, se retiró el enemigo de Praga y pudieron los religiosos volver a su convento, pero nadie se acordó de la preciosa Estatua. Por
esto, sin duda, se vio reducido el monasterio a la miseria como el resto de la población, pues los religiosos carecían de alimentos para ellos, y de
los recursos indispensables para restaurar su casa. Mas, después de 7 años de tanta desolación, volvió a Praga el Padre Cirilo, en el año 1637,
cuando Bohemia se hallaba en peligro inminente de sucumbir y hasta de perder el don inestimable de la fe, y cuando la ciudad estaba por todas partes rodeada de enemigos. El Prior recomendó a sus frailes que rezasen, pues esta vez sólo la oración podía salvarlos. Entonces fray Cirilo sugirió que se encomendasen al Pequeño Rey y se puso a buscar nuevamente la Imagen. Después de mucho trabajo, la encontró al [n entre los escombros, detrás del altar. La limpió, la cubrió de besos y de lágrimas, y como aún conservaba intacto el Rostro la expuso en el coro a la veneración de los religiosos, quienes llenos de con[anza en Su Protección, cayeron de rodillas ante el Divino Infante y le suplicaron fuese su Refugio, su Fortaleza y Amparo en todo sentido. Desde el momento en que fue colocada en su puesto de honor, el enemigo levantó el sitio y el convento se vio provisto en el acto de cuanto necesitaban los religiosos.

Un día se encontraba el Padre Cirilo en oración, delante del Niño Dios, cuando Éste le dijo:

“Tened piedad de Mí y Yo Me apiadaré de vosotros. Restituidme las Manos y Yo os devolveré la paz. Cuanto más Me honrareis, tanto más os bendeciré.”

Sorprendido el buen Padre, corrió inmediatamente a la celda del Padre Superior y le contó lo ocurrido, pidiéndole que hiciese reparar la Estatua. El Superior se negó a ello, alegando la extremada pobreza del Convento. Profundamente adigido, el fraile pidió a Dios le diese los medios para cumplir Su misión. Entonces, el humilde devoto de Jesús fue llamado a auxiliar a un moribundo, Benito Maskoning, quien le dio 100 `orines de limosna. Se los llevó al Superior con la convicción de que con ellos haría reparar la estatua, pero éste juzgó que era mejor comprar otra más hermosa y así lo hizo. El Señor no tardó en manifestar Su desagrado, pues el mismo día de la inauguración de la nueva e[gie, un candelabro que estaba [jo y muy asegurado en la pared, se desprendió y cayendo sobre la estatua, la redujo a pedazos. Al mismo tiempo, el Padre Superior cayó enfermo y no pudo terminar su período de mando.

Elegido un nuevo Superior, el Padre Cirilo volvió a suplicarle que hiciera reparar la Estatua, recibiendo otra negativa. Entonces sin desmayar, se dirigió a la Santísima Virgen. Apenas acabada su oración, lo llamaron a la Iglesia; se le acercó una señora de venerable aspecto, que dejó en sus manos una cuantiosa limosna, y desapareció sin que nadie la hubiese visto entrar ni salir de la Iglesia. Lleno de gozo, el Padre Cirilo fue a dar cuenta al Superior de lo que pasaba; pero éste no le dio más que medio dorín (25 centavos); siendo insuEciente esta suma, todo quedó en el mismo estado. El convento se vio sujeto a nuevas calamidades; los religiosos no tenían posibilidad de pagar la renta de una Enca que habían arrendado y que no les producía nada. Los rebaños murieron, la peste desoló la ciudad, muchos carmelitas, inclusive el Superior, sufrieron este azote.

Se le Apareció entonces la Santísima Virgen al Padre Cirilo y le hizo comprender que el Niño Jesús debería ser restaurado cuanto antes y expuesto a la veneración de los [eles en una Capilla a Él dedicada. Todos acudieron al Niño Jesús. El Superior se humilló y prometió celebrar diez Misas ante la Estatua y propagar Su Culto. La situación mejoró notablemente, pero como la Estatua continuaba en el mismo estado, el Padre Cirilo no cesaba de clamar sus quejas ante su generoso Protector, cuando oyó de Sus Divinos Labios estas Palabras:

“Colócame a la entrada de la Sacristía, y encontrarás quien se compadezca de Mí.”

En efecto, se presentó un desconocido, el cual, notando que el hermoso Niño no tenía Manos, se ofreció espontáneamente a hacérselas poner, no tardando en recibir su recompensa, pues ganó a los pocos días un pleito casi perdido, con lo que salvó su honor y su fortuna.

Los beneEcios innumerables que todos alcanzaban del milagroso Niño, multiplicaban día a día el número de Sus devotos. Por esto deseaban los Carmelitas ediEcarle la Capilla pública, teniendo en cuenta que el sitio donde debían levantarla, había sido ya indicado por la Santísima Virgen al Padre Cirilo, pero faltaban los recursos y además, temían emprender esta nueva construcción en un tiempo en el que los calvinistas arrasaban con todas las iglesias católicas. Hasta que el año 1642, la princesa Lobkowitz mandó ediEcar un nuevo Santuario que se inauguró en 1644, el día de la Fiesta del Santo Nombre de Jesús… Cuando Fray Cirilo murió en 1675, a la edad de 85 años, la Imagen había sido entronizada en un magníEco altar de la iglesia de Santa María de La Victoria y la

Devoción al Niño Jesús de Praga se había difundido en todas las clases sociales.

Fernando II, Emperador de Alemania, para manifestar su gratitud a Nuestro Señor, por la insigne victoria alcanzada en una batalla, fundó en 1620, en la ciudad de Praga, un convento de Padres Carmelitas.

Origen de la devoción al Niño Jesús de Praga

Difíciles en extremo eran los tiempos que atravesaba Bohemia cuando llegaron estos excelentes religiosos, pues se hallaba asolada por guerras sangrientas que tenían a Praga presa de las más indecibles calamidades, a tal punto que el monasterio mismo de Carmelitas carecía de lo indispensable para sobrevivir a las necesidades más premiosas de la vida.

En esa época, vivía en Praga la piadosa princesa Polixena Lobkowitz, quien sintiendo en el alma las apremiantes necesidades de los Carmelitas, resolvió entregarles una pequeña estatua de cera, de 48 cm., que representaba un hermoso Niño Dios, de pie, con la mano derecha levantada, en actitud de bendecir, mientras con la izquierda sostenía un globo dorado. Su rostro era muy amable y lleno de gracia, la túnica y el manto habían sido arreglados por la misma princesa, la cual, al dar la estatua a esos religiosos, les dijo: “Padres míos, os entrego lo más caro que poseo en el mundo: Honrad mucho a este Niño Jesús y nada os faltará.”

Niño Jesús de Praga 2

El convento se vio sujeto a nuevas calamidades; los religiosos no tenían posibilidad de pagar la renta de una finca que habían arrendado y que no les producía nada. Los rebaños murieron, la peste desoló la ciudad, muchos carmelitas, inclusive el Superior, sufrieron este azote. Todos acudieron al Niño Jesús. El Superior se humilló y prometió celebrar 10 misas ante la estatua y propagar su culto. La situación mejoró notablemente, pero como la estatua continuaba en el mismo estado, el P. Cirilo no cesaba de clamar sus quejas ante su dadivoso protector, cuando oyó de sus divinos labios estas palabras: “Colócame a la entrada de la Sacristía, y encontrarás quien se compadezca de mí.”

En efecto, se presentó un desconocido, el cual, notando que el hermoso Niño no tenía manos, se ofreció espontáneamente a hacérselas poner, no tardando en recibir su recompensa, pues ganó a los pocos días un pleito casi perdido, con lo que salvó su honor y su fortuna.

Los beneficios innumerables que todos alcalzaban del milagroso Niño, multiplicaban día a día el número de sus devotos. Por esto deseaban los carmelitas edificarle una capilla pública, teniendo en cuenta que el sitio donde debían levantarla, había sido ya indicado por la Santísima Virgen al P. Cirilo, pero faltaban los recursos y además, temían emprender esta nueva construcción en un tiempo en el que los calvinistas arrasaban todas las iglesias. Se contentaron con colocarlo en la Capilla exterior, sobre el altar mayor, hasta el año 1642, en el que la princesa Lobkowitz mandó edificar un nuevo santuario que se inauguró en 1644, el día de la fiesta del Santo Nombre de Jesús.

De todas partes acudían a postrarse delante del milagroso Niño, los pobres, los ricos, los enfermos, en fin, toda clase de personas hallaban en Él remedio de sus tribulaciones.

En 1655, el Conde Martinitz, Gran Marqués de Bohemia, regaló una preciosa corona de oro esmaltada con perlas y diamantes. El Reverendo D. José de Corte se la colocó al Niño Jesús en una solemne ceremonia de coronación.

Las gracias y maravillas innumerables debidas al “pequeño Grande” (así llaman en Alemania al Niño Jesús de Praga), se divulgaron hasta en las comarcas más lejanas, con lo que su culto se ha extendido en nuestros días de una manera prodigiosa.

Niño Jesús de Praga

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Fuente: Web Católico de Javier y Hermandad del Carmen Coronada


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