De La Coruña a Murcia hay mil kilómetros, que en coche se recorren en unas 9 horas. De Gerona a Huelva hay unos 1.200, que se recorren en 11 horas. Y de Bilbao a Málaga hay 900 kilómetros que se recorren en unas 9 horas. España no es un país pequeño, pero tampoco desmesurado: en unas distancias asequibles hay una inmensa riqueza de paisajes y de monumentos históricos, y también de lugares sagrados empapados en historia y tradición.
En el libro 100 destinos en España con la gracia de Dios encontramos cien santuarios y lugares ligados a la fe que merecen ser visitados, contemplados, rezados y meditados. El libro incluye un mapa desplegable para ubicar bien las posibles rutas.
“¿Por qué no sale la ermita de mi pueblo?”
Podrían haber sido muchos más, varios miles. Un estudio de 2002 calcula que hay unos 12.000 santuarios y ermitas en España, el 35% dedicados a la Virgen. A eso, hay que añadir 23.000 parroquias. E infinidad de conventos y monasterios.
“¿Dónde está la ermita de mi pueblo, dónde la iglesita románica del pueblo de mis abuelos, la fuente de la Virgen de la romería de agosto…?”, dirá cualquier lector español. Evidentemente, el autor, Txema Logroño Zubillaga, tenía que hacer una selección, siempre insuficiente, y agrupar los lugares sagrados por zonas.
Como ejemplo de algunos, podríamos nombrar a San Juan de la Peña, en el Pirineo de Huesca; según parece, aquí se guardó por siglos el cáliz del diácono San Lorenzo, que habría sido el usado por Jesús, guardado por San Pedro y hoy en la catedral de Valencia.
Algunos son imprescindibles, otros son tesoros ocultos
Para hacernos una idea de la selección, en la comunidad de Madrid se han elegido 3 espacios:
– El Real Monasterio de la Encarnación, con la sangre de San Pantaleón que debe volverse líquida el 27 de julio
– La Iglesia de Santa Catalina, en Villamanta, que tiene los restos del papa santo hispano San Dámaso, y los de Santa Maravilla de Jesús
– El Monasterio del Escorial
Y en la provincia de Barcelona la selección es:
– Santa María del Mar, templo gótico del siglo XIV
– La Basílica de la Virgen de la Merced, del siglo XVIII, con un mausoleo dedicado al obispo mártir Urquinaona (el libro detalla destrucciones de la Guerra Civil)
– El monasterio de Montserrat
– El monasterio románico de Sant Miquel del Fai, con “la mayor iglesia troglodita del país” y la atalaya desde donde “uno puede dar gracias al Señor por todo lo bello que tiene la Creación”.
Así, vemos que se mezclan en la selección lugares muy conocidos con otros mucho menos, y se dejan de lado algunos conocidísimo y visitadísimos, como puedan ser las catedrales de Barcelona y Madrid e incluso la Sagrada Familia de Gaudí. Solo caben cien, y se han de incluir algunos sitios especiales por su carga espiritual y poco conocidos.
Los Pirineos y su zona cercana concentran 11 monumentos:
– las reliquias de la catedral de Santiago en Bilbao,
– Nuestra Señora de Zenarruza en Vizcaya,
– Aránzazu en Guipúzcoa,
– el monasterio de Aralar en Navarra,
– San Fermín en Pamplona,
– la colegiata de Roncesvalles,
– el monasterio de Leyre,
– San Juan de la Peña y la Virgen de la Peña de Aniés en Huesca,
– San Úrbez y Torreciudad en la misma provincia
– y el santuario de Nuria en el Pirinero catalán.
Historia, leyenda y buenas fechas para visitar
Por ejemplo, en la remota ermita rupestre de San Urbez, en el Pirinero de Huesca, “se acude cuatro veces al año, 1 de mayo, el martes de Pascua de Pentecostés, el 14 de septiembre y el 15 de diciembre; se celebra la misa venerando una reliquia del santo, se cantan los gozos y posteriormente se reparte vino y caridad”.
Un breve vídeo sobre San Úrbez y su ermita
Salir de internet, abrir el alma yendo a los sitios reales
Por supuesto, hacer la peregrinación completa real implica un cierto sufrimiento y dedicar tiempo para que el espíritu se afine con las durezas y hermosuras del camino y el cuerpo quede relegado al lugar humilde que le pertenece. Un viaje en coche con los niños a una ermita no cumple todas esas condiciones. Pero incluso así es posible ponerse en disposición de orar y de maravillarse ante la naturaleza y el contacto con los santos que nos precedieron y oraron en ese lugar, o con el misterio de la acción de Dios y la Virgen en ese sitio.
En nuestra cultura “digital” y acelerada, incluso un documental edificante o un testimonio inspirador que vemos en la Red queda sepultado en apenas unos segundos por la siguiente distracción internetera, que puede ser el clásico tutorial de amaestrar jirafas o un vídeo de koalas y gatitos. O el indignante tuit de un político.
En esa avalancha de distracciones, Dios puede enviar sus mensajes al hombre, pero el alma y la mente no tienen tiempo de recibir ni procesar lo que Dios le envía. Por eso, la peregrinación, el viaje sacro, incluso una simple visita orante a una capilla de campo, es la actividad espiritual más útil: nos desvirtualiza, nos hace de carne y hueso, nos saca de las pantallas, nos para, nos amplía el alma y nos hace conectar con la eternidad.
Una buena forma de evangelizar es animar a los que nos rodean a visitar estos lugares tan especiales y a hacerlo con deseo de tocar el Misterio y ponerse “cerca” de Dios. Este libro ayuda a despertar ese anhelo y da ideas de por dónde empezar.
¿Visitar estos cien puntos y orar en ellos? No es un reto tan imposible…
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Fuente: Religión en Libertad