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En nuestro constante esfuerzo por querer estar más cerca de Dios, hay cosas que, antes que llevarnos a él, nos alejan. Es el lastre que no nos deja volar con altura. Y uno de estos pesos es “El orgullo”.
Este exceso de estima hacia uno y hacia los propios méritos, es el que hace que la persona se agrande y que Dios disminuya. Y sobre esto, San Juan María Vianney, el Santo Cura de Ars, nos habla desde su reflexión. Lo hace de una forma directa y clara y puede ayudarnos a pensar acerca del orgullo, del cual casi nadie está exento…