Oh Jesús Sacramentado, oh mi Amor olvidado…
En tu gloriosa Ascensión
tu promesa me has dejado:
Que estarías conmigo
hasta el tiempo consumado.
Y por mi amor te has quedado
esperando en el Sagrario,
inmenso mar de soledad
que, por mí, has navegado.
Tan desolada espera
que te he regalado,
tanta suma de olvidos,
no caben en un Sagrario.
No hay quejas ni reproches
en tu silencio sagrado,
sólo tu inmenso Amor
por el mío esperando.
Oh Jesús Sacramentado,
oh mi Amor olvidado,
¿Cómo he podido dejarte,
tanto tiempo abandonado?
Por cosas que ni recuerdo
no te he visitado,
ni siquiera en pensamiento
ante Ti me he postrado.
Triste escala de valores:
lo terrenal antes que lo sagrado,
eligiendo caminos
que llevan a ningún lado.
Hoy te pido una gracia
oh mi Amor Sacramentado,
desde el Corazón de tu Madre
que jamás te ha olvidado.
Pues de todos los Sagrarios
fue el primero, el más amado,
virgen Corazón de Madre,
arrullo, caricia y canto.
Con la fidelidad de Ella,
oh Señor de los altares,
de rodillas yo te adore
la vida que me restare.
Y entender, al menos algo,
de este Amor enclaustrado,
entre pequeñas paredes
que no pueden encerrarlo.
Y entendiendo te conozca
y conociéndote, oh Amado,
quede extasiada mi alma
sólo con saberte cercano.
Que la prisa no me tiente,
ni me engañe lo mundano:
Eres el mismo Cristo
que caminó hasta el Calvario.
Por eso, ante tu Presencia,
el mundo se queda a un lado,
y rendida ante tus plantas
disfruto tu Amor, Amado.
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Fuente: Mis encuentros con María
Autora: María Susana Ratero
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