Corria el año 1820 cuando el día de la fiesta de San Pedro la Beata Isabel Canori estando rezando por las necesidades de la Iglesia fue arrebatada en espíritu muy cerca de Dios.
Tras ver un espantoso castigo sobre el mundo el Cielo se abrió bajando San Pedro sobre la tierra revestido con ornamentos pontificales y rodeado por gran número de ángeles que le reconocían como soberano. San Pablo bajó también del Cielo y fue encadenando los demonios para conducirlos hasta San Pedro el cual les ordenó que volvieran al infierno. Una gran claridad apareció indicando la reconciliación de Dios con los hombres. Entonces San Pedro escogió al nuevo Papa. La Iglesia fue reconstruida, las órdenes religiosas restablecidas y todos reconocieron al Papa como vicario de Jesucristo.
Al año siguiente, 1821, el Señor le anunció que esto no tardaría doscientos años en producirse. Por tanto, la restauración sería antes del año 2021.
Igualmente la Beata Ana Mª Taigi, compañera de Canori, profetizó que después de las tinieblas San Pedro y San Pablo descenderían de los Cielos para designar un nuevo Papa.