El 15 de febrero de 1926, hace ya 96 años, el Niño Jesús se aparecía a sor Lucía, una de las videntes de Fátima, en un convento de Pontevedra (España) en el que se encontraba como novicia Dorotea y que desde entonces lleva por nombre Santuario de las Apariciones.
Apenas unas semanas antes, el 10 de diciembre de 1925, la Virgen se apareció también a la joven religiosa pidiéndole que extendiera la devoción de los cinco primeros sábados del mes.
Unos meses más tarde de la aparición del Niño Jesús la joven novicia fue trasladada a Tuy, localidad gallega fronteriza con Portugal, donde tendría una nueva aparición, en este caso de la Santísima Trinidad y también de la Virgen, en este caso con su Inmaculado Corazón, en el que insistía en la devoción de los cinco primeros sábados del mes.
Ya en 1948, sor Lucía volvió a Portugal para ingresar en un convento carmelita de Coimbra, donde murió en 2005 a los 97 años.
Pese a la importancia de las apariciones a sor Lucía en España, estas son a día de hoy bastante desconocidas por los católicos en España, y en general en todo el orbe. Su contenido es relevante y más cuando la aparición del Niño Jesús es única en el entorno de las apariciones relacionadas con Fátima.
La aparición de 1926 en Pontevedra no se entiende sin explicar que desde hacía unos meses se encontraba con un niño en las cercanías del convento. Y entonces, el 15 de febrero, sor Lucía volvió a encontrarse con el pequeño y le preguntó si se había aprendido las oraciones que en otras ocasiones le había ido enseñando.
“¿Y tú has propagado por el mundo aquello que la Madre del Cielo te pedía?”, le contestó el niño. En aquel instante supo que se trataba del Niño Jesús.
El Niño pidió a sor Lucía que hiciera lo que su Madre le había pedido en su aparición: extender la devoción de los cinco primeros sábados de mes. Esta petición se hizo porque muchas personas comenzaban esta devoción, pero pocas la terminaban.
Al igual que la aparición anterior de la Virgen semanas antes, de nuevo sor Lucía habló con su confesor en Pontevedra sobre esta aparición. Para cerciorarse, el sacerdote le hizo varias preguntas, entre ellas, por qué debían ser cinco sábados.
Sor Lucía pidió una respuesta al Señor y éste le contestó que “la devoción de los cinco sábados se debe a que hay cinco tipos de ofensas y blasfemias contra el Inmaculado Corazón de María”.
Las blasfemias son estas:
-Contra su Inmaculada Concepción.
-Contra su Virginidad Perpetua.
-Contra su Divina Maternidad al rechazar reconocerla como Madre de todos los hombres.
-Las ofensas de aquellos que tratan de sembrar públicamente en los corazones de los niños indiferencia o incluso odio a la Virgen.
-Las ofensas de quienes la ultrajan en sus santas imágenes.
Una rehabilitación urgente
Esta fue la segunda y última aparición que tuvo la vidente de Fátima en el Santuario de las Apariciones. Sin embargo, este edificio donde se produjeron mensajes de gran transcendencia para los católicos se encuentra en estos momentos en un estado ruinoso.
Requiere de una reconstrucción de gran alcance. Allí viven hoy unas religiosas de Nuestra Señora de Matará (de la familia del Verbo Encarnado) que custodian el lugar y requieren ayuda para hacerlo accesible y visitable.
Con motivo del próximo centenario de las apariciones se ha convocado a una gran recaudación de fondos mundial para que en 2025 se pueda celebrar la efeméride con el santuario rehabilitado.
Hay varias entidades impulsando la reconstrucción de este santuario, que necesita una inversión importante y muchos donativos generosos. La Fundación Cari Filii colabora. Uno de los impulsores del proyecto es el sacerdote Javier Siegrist, con parroquianos de la Parroquia Santo Cristo de la Misericordia, de Boadilla del Monte (Madrid). El padre Siegrist explica que este lugar es fundamental para el catolicismo español pues “es uno de los sitios donde ha habido una presencia más fuerte y más real de la Virgen. No podemos permitir que se lo lleve por delante la ruina”.
El coste de la primera fase de la reforma supera los 400.000 euros. Incluye el cambio de cubierta y arreglo de todo el piso superior, donde se produjo la aparición. Además, la última licencia del edificio es de 1927, han cambiado las leyes y las exigencias que se requieren en un gran edificio, y ponerlo al día requiere importantes reformas.
“Entre todos podemos reconstruir el Fátima español, donde el Cielo se hizo presente en la tierra y culminó el mensaje de Fátima”, exhortan los impulsores.
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Fuente: Cari Filiii