Si bien mi educación fue salesiana, no fue hasta entrado en la madurez que descubri esa maravilla que fue la vida de San Juan Bosco. Y me llevó aun más tiempo comprender que Don Bosco fue el producto de la fe y la abnegación de su madre, Margarita. He de decir que Margarita me hizo un ostensible milagro, de esos que no se pueden ignorar, y en ese espíritu de agradecimiento escribí esta oración. Cuando inicié la redacción, no sabía en qué aspecto de la vida de Don Bosco enfocar la oración, pero rápidamente las palabras se orientaron a las vocaciones sacerdotales, esa enorme necesidad de nuestros tiempos. Necesitamos buenos sacerdotes, muchos buenos sacerdotes. Y mamá Margarita, desde el cielo, intercede ante Dios por este santo propósito, porque ella fue una trabajadora en la construcción de un santo sacerdote, Don Bosco.
Hagamos esta oración para que Dios se compadezca de esta generación, y nos dé buenos pastores.