El 8 de septiembre de 2019 fue ordenado sacerdote, en la diócesis de Uruguay de Minas, Nicolás Gastaldi, un joven de 31 años , que se considera una “vocación tardía” pues descubrió que Dios le llamaba una vez que había terminado ya sus estudios universitarios. En todo este proceso fue precisamente la Virgen María la que abrió el camino a la que es ya una vida plenamente sacerdotal.
Gastaldi ha estudiado durante los últimos cinco años en el Colegio Eclesiástico Internacional Bidasoa de Pamplona, gracias a una beca de estudios del Centro Académico Romano Fundación (CARF), ciudad española en la que además fue ordenado diacono el 16 de febrero.
Bidasoa, donde conviven 100 seminaristas de distintas nacionalidades, “es como vivir –asegura- la Iglesia universal en una sola casa”. Y mientras se formaba para ser sacerdote ha podido a la vez disfrutar de su otra gran afición: el fútbol.
Como buen uruguayo, a Nicolás Gastaldi le encanta el fútbol. Por ello, los sábados por la tarde ha jugado en Estella, donde ha compartido pista con chicos de 14 años, como actividad de las labores pastorales que ha realizado en esta localidad, hiciera frío, calor o lloviese, algo habitual en Navarra.
El importante papel de la Virgen
Nicolás insiste en que la suya es una “vocación tardía”, pues la descubrió cuando ya había finalizado sus estudios universitarios. Es licenciado en Negocios Internacionales por la Universidad Católica de Uruguay. En 2007, tras la insistencia de su hermano mayor, peregrinó al santuario de Salta, en Argentina. Allí descubrió a la Virgen.
“Me di cuenta de que quería que en mi vida siempre estuviese ella. Y poco a poco me fue llevando de su mano. Ordené mi vida y comencé a tener dirección espiritual. Lo que me terminó regalando fue que descubrí que Jesús está vivo en la Eucaristía”, explica el recién ordenado sacerdote.
De este modo, Gastaldi añade que “me reencontré con todo lo que había aprendido doctrinalmente de niño. Fue entonces cuando pasó de la cabeza al corazón. En dos meses cambié mi vida por la vida sacerdotal”.
“Mi madre presentía algo”
Es el séptimo de ocho hermanos de una familia católica. Sus padres se emocionaron mucho cuando les contó el camino que quería seguir. “Yo creo que mi madre presentía algo”, afirma. Sin embargo, algunos de sus hermanos, aunque sintieron mucha alegría, no por ello se dejaron de llevar una gran sorpresa.
“Aproveché un ‘asado’ para contarle a mi hermano que me gustaría ser sacerdote, cuando él me había propuesto conocer a una amiga suya. Mi respuesta le dejó sin palabras. Sin embargo, el día que me iba me dejó una carta en la que me transmitía su ‘alegría por haber encontrado esta grandeza’”.
El 16 de febrero recibió la ordenación diaconal en Pamplona, a la que asistieron algunos de sus familiares que vinieron desde Uruguay. Y en la diócesis de Minas de su país, recibió la ordenación sacerdotal el 8 de septiembre.
La frase que ha elegido como insignia para ello es “Que nadie falte en el Cielo”, del Santo Cura de Ars, de quien es un fiel devoto. Porque como él explica “lo importante en la vida es estar cerca de Dios”.
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Fuente: Cari Filii