Luisa Picarreta, la mística italiana a quien el Señor reveló los secretos de la Divina Voluntad, frecuentemente nombra a la Virgen Santísima como la Reina del Cielo al relatar las revelaciones recibidas. Y así titula alguno de sus libros: “La Reina del Cielo en el Reino de la Divina Voluntad.”, “Prodigios de amor que la Divina Voluntad obró en la Reina del Cielo”.
Otra gran mística española, la Venerable Madre María de Jesús de Agreda, también tuvo maravillosas revelaciones y escribió la Vida de la Santísima Virgen, según Ella le dictaba. Su libro ha sido y es alimento espiritual de muchas almas, incluso de santos, y se llama “La Mística Ciudad de Dios.” En él se refiere a la Virgen Santísima como Reina del Cielo en los títulos de la mayoría de sus capítulos. Y con ese nombre comienza y termina el libro.
La Liturgia latina llama a María con el hermoso título de Reina del Cielo. Esto es muy importante porque la Liturgia es el culto oficial de la Iglesia. “Regina Coeli” – que en latín significa Reina del Cielo – es una tradicional antífona que se reza y se canta en todo el tiempo pascual en los oficios y también en lugar del “Angelus”.
Hay otra antífona, muy conocida y tradicional, rezada en el oficio Parvo de la Santísima Virgen desde el 2 de febrero hasta Pascua, el Ave Coelorum.
En los antiguos textos de la Misa latina, en el día de la Asunción – 15 de Agosto – encontramos estas exclamaciones jubilosas: “El cielo y la tierra te celebran como Reina poderosa!” y “En este día la Virgen María subió a los Cielos, regocijáos puesto que reina eternamente con Cristo!”
En la Misa de los Siete Dolores – 15 de Setiembre – se la proclamaba Reina del Cielo antes de la secuencia Stabat Mater y del Evangelio: “Aleluya, aleluya. Santa María, la Reina del Cielo y Señora del mundo, estaba dolorosa junto a la Cruz de nuestro Señor Jesucristo.” En otras festividades marianas encontramos que se aclama: “A tu diestra está la Reina con vestido bordado de oro y engalanada con adornos.”
La voz de los Pontífices
Los Sumos Pontífices muy frecuentemente han nombrado a María Santísima con el dulce título de Reina del Cielo. Transcribimos aquí algunas de esas expresiones:
·Bonifacio IX
“La Virgen Regia, flor de santidad, concibió siendo virgen al Redentor de las naciones”…”La misma Reina de los Cielos”…”como esclava humilde, aunque convertida ya en Madre del Señor, fue a la montaña a lo de su parienta Isabel…”.
Bula “Superni Benignitas” en la que establece la fiesta de la Visitación, 9 de Noviembre de 1390.
·Sixto V
“Cuando piadosamente investigamos los insignes e inefables merecimientos con que la Madre de Dios, Santa Virgen María, gloriosa Reina de los Cielos, antepuesta a las moradas estelares, espléndidamente brilla como Estrella de la mañana…” (siguen otras alabanzas a la Virgen).
Bula “Nova Ineffabilis”, en la que confirma y amplía las gracias concedidas al Santo Rosario, 30 de Enero de 1586.
·Paulo V
“Ella, anunciada antes con tantas figuras, con tantas visiones y vaticinios de los profetas, y esperada por tanto tiempo de los Santos Padres, por fin, apareciendo adornada del brillo de las virtudes y de toda suerte de gracias, nos libró del cautiverio con su saludable fecundidad, y triturada la cabeza de la serpiente, vestida de sol, teniendo la luna por escabel de sus pies, victoriosa y triunfadora, mereció ser coronada con corona de doce estrellas y, enzalzada sobre los coros de los Angeles, y ser llamada Reina del Cielo y de la Tierra…”.
Bula “Inmensae Bonitatis”, erección de una Capilla en la Basílica Santa María la Mayor, 27 de Octubre de 1615. Este pontífice tomó una especial devoción por una oración a la Virgen María en la que se la llamaba: “Clementísima Reina del Cielo…Reina poderosísima.”
·Gregorio XV
“Quisimos acabar con las disenciones de los teólogos y mirar por la dignidad de la Reina celestial.”
Breve del 4 de Noviembre de 1622, en el que comenta su prohibición de enseñar la sentencia contraria a la Inmaculada Concepción.
·Urbano VIII
“Nos deleitamos en el Señor cuando se planea la institución de una religión bajo la invocación de la Concepción de la Madre de Dios, Virgen Inmaculada…esperando que tal institución, por la integración de la misma Virgen, Reina de los Cielos, será fuente de copiosos frutos.”
Bula “Imperescrutabilis”, erección de la Milicia Cristiana de la Concepción de Santa María Virgen Inmaculada, 12 de Febrero de 1623. Este Papa compuso una fervorosa poesía a la Virgen en la que la llama “Reina del Cielo, Reina del empíreo trono, Emperatriz del Cielo.” En su Bula “Ex clementi” dirigida a los Mercedarios, también llama a María, “Santísima Reina de los Cielos.”
·Benedicto XIII
“…para acrecentar la veneración de la augustísima Reina de los Cielos, María siempre Virgen, Madre de Dios…
Breve “Essendo Commesso” en el que concede indulgencia al rezo del Angelus, 26 de Setiembre de 1724.
·Clemente XII
En un breve del 11 de Octubre de 1732 responde a Felipe V de España que le pedía la definición dogmática de la Inmaculada Concepción. Allí llama a la Virgen “Reina de los Cielos”.
·Benedicto XIV
“La Iglesia Católica, enseñada por el magisterio del Espíritu Santo, ha procurado honrar a María con innumerables obsequios, como a Madre de su Señor y Redentor y como a Reina de Cielos y Tierra…”
Bula “Gloriosae Dominae”, a la Compañía de Jesús y las congregaciones, 27 de Setiembre de 1748. Es éste el Papa que determinó que en el tiempo de Pascua se rece el Regina Coeli en vez del Angelus.
·Clemente XIII
“No rehuímos complacer con paternal amor a aquellos pueblos que imploren la poderosa ayuda de la ínclita Reina de los Cielos…”.
Bula “Quantum ornamentum” en la que concede títulos especiales de la Virgen a pueblos de España, 8 de Noviembre de 1760.
” La eximia piedad filial para con Dios y con la gloriosísima Virgen Madre de Dios, María (del rey Carlos de España) mueven nuestro paternal amor para con él a escuchar gustosísimos todos sus deseos, encaminados al fomento de la devoción de la misma castísima y augustísima Virgen Reina del Cielo.”
Breve “Eximia pietatis” del 14 de Marzo de 1768, concediendo pedidos del rey Carlos de España en honor de María Santísima.
·Clemente XIV
“Gustosos secundamos los piadosos deseos de los fieles, encaminados al acrecentamiento de la veneración en la tierra, de la augustosísima Virgen Madre de Dios María, Reina del Cielo.”
Breve “Ratio pastoralis” en pro de la devoción mariana solicitada, 21 de Noviembre de 1769.
·Beato Pío IX
“Ella es solícita de todo el humano linaje, constituída por el Señor Reina del Cielo y de la tierra, exaltada sobre todos los coros de los Angeles y sobre todos los grados de los santos en el Cielo, sentada a la diestra de Su Hijo Unigénito, Jesucristo, Nuestro Señor.”
Bula Ineffabilis Deus” en la que define y proclama el dogma de la Inmaculada Concepción, 8 de Diciembre de 1854.
Fue también Pío IX quien aprobó y concedió indulgencias a esta oración:
“Arrodillados a vuestros sacratísimos pies, ¡oh gran Reina de los Cielos!, os venero con el más profundo respeto y confieso que sois Hija del Divino Padre, Madre del Cristo Divino, y Esposa del Espítitu Santo…”.
·León XIII
“Las cofradías del Rosario…son como ejércitos que combaten los combates de Cristo por sus misterios sagrados, bajo los auspicios y la guía de la Reina del Cielo…”.
Encíclica “Letitial Sanctae”, exhortación al rezo del Santo Rosario, lecciones que nos dan sus misterios, 8 de Setiembre de 1893.
·San Pío X
En la audiencia a los Padres Franciscanos que celebraban el VII Centenario de la Orden, les hace una vibrante exhortación a la santidad de vida, junto con la pureza e integridad de la doctrina, les dice que “la guardaréis si fomentais el culto a la Reina de vuestra Orden, la Madre de Dios Inmaculada…” y luego de fomentar el culto a María se pregunta: “¿puede haber culto cristiano sin devoción al Hijo de María?…Continúe María, la Reina del Cielo y abogada nuestra, desempeñando con nosotros el oficio de Madre.”
Alocución del 12 de Diciembre de 1910
Los ejemplos citados son solamente algunas de tantas expresiones de los Papas que desde siempre gustaron llamar a María “Reina del Cielo”. El título, como vimos, no es sólo frecuente en el Magisterio Pontificio, sino también en la piedad personal de los Pontífices.
Sin embargo, este título es más comprendido y adquiere su mayor fulgor desde el 1er Año Mariano Universal de 1954, cuando Pío XII proclamó la Realeza de María en su Encíclica “Ad Coeli Reginam” del 11 de Octubre de ese año: “A la Reina del Cielo”.
Debemos recordar que los documentos pontificios siempre son denominados por sus primeras palabras en latín que los Papas eligen a fin de señalar en ellas su contenido. También es importante acotar que la doctrina que expone la Realeza de María en dicha Encíclica es como una prolongación de la que expuso cuando proclamó el dogma de la Asunción de la Virgen en Cuerpo y Alma a los Cielos en el Año Santo 1950.
“Ad Coeli Reginam …” son las primeras palabras de la Encíclica, que quedaron para siempre como el nombre de esa Encíclica, tal vez la más importante luego de las dos que definieron dogmas – el de la Inmaculada Concepción y el de la Asunción – y el párrafo inicial dice en nuestra lengua:
“Desde los primeros siglos de la Iglesia Católica el pueblo cristiano ha venido elevando fervientes oraciones e himnos de alabanza y devoción a la Reina del Cielo…”
La Encíclica fundamenta la condición de María Santísima como Reina y Señora de todo lo creado. Varias veces repite el título de Reina del Cielo, primeramente cuando el Papa se refiere a los cánticos y oraciones litúrgicas, y al Santo Rosario.
“Ya desde muchos siglos los fieles cristianos acostumbraban meditar el Reinado de María que abarca el Cielo y la Tierra, al recordar el 5to Misterio Glorioso del Rosario de María que merece llamarse la mística corona de la Reina de los Cielos.”
Hacia el final, dice también Pío XII:
“El arte…que traduce la espontánea devoción de los fieles cristianos, ya desde el Concilio de Efeso representa a María como Reina y Emperatriz sentada en solio real, ataviada con las insignias reales, ceñida la diadema y reodeada de los Angeles y Santos del Cielo, como quien no tiene solamente poderío sobre las cosas y energías de la naturaleza, sino también sobre los ímpetus malignos de Satanás”.
Por todo lo aquí dicho, veneremos a María, nuestra Madre del Cielo, como nuestra verdadera
¡REINA DEL CIELO!
REGINA COELI
Reina del Cielo alégrate, aleluya,
porque aquél a quien mereciste llevar, aleluya,
resucitó como lo dijo, aleluya, aleluya, aleluya.
Gózate y alégrate Virgen María, aleluya
porque el Señor verdaderamente resucitó,
aleluya, aleluya, aleluya.
AVE COELORUM
Ave Reina de los Cielos
de los Angeles Señora.
Salve raiz, salve puerta
del mundo, celeste aurora.
Gózate. Virgen excelsa
de todas la más hermosa,
bellísima, por nosotros
de Cristo la gracia implora.