El 5 de diciembre comenzó como un día tranquilo para los fieles del Santuario de Monte Berico, en Vicenza (Italia). Muchos se encontraban rezando cuando entró al santuario una chica de 26 años acompañada por su familia para confesarse.
En ese momento, la joven se abalanzó sobre el confesor, agrediéndole mientras se desplazaba sobre el mobiliario y los bancos y profería gritos y blasfemias “en latín y otros idiomas”, según los testigos que lo presenciaron. Algunos de ellos recuerdan el episodio como “aterrador“.
Tal y como recoge Il Giornale di Vicenza, todo comenzó días atrás, cuando según declaraciones de la familia, la joven “comenzó a comportarse de una manera peculiar”, de forma violenta y pronunciando blasfemias.
Su padre lo achacó a una posible motivación psiquiátrica, pero la madre aseguró que su hija “nunca había mostrado signos de desequilibrio” y consultó el caso con un sacerdote de su parroquia.
Días después, la familia acudió al santuario de Monte Berico, conocido por su devoción mariana y por recibir “decenas de casos” similares al de su hija cada año llevados por el experto exorcista Giuseppe Bernardi.
Gritos y blasfemias en latín: “La presencia era evidente”
En cuestión de segundos, la joven que había pedido confesarse se transformó por completo.
“Gritaba y maldecía”, relató Carlo María Rossato, prior y rector del santuario al diario Quotidiano di Puglia: “La presencia del maligno era evidente”.
Mientras, algunos de los presentes contemplaban atónitos como la joven hablaba “en varios idiomas, incluido el latín. Fue aterrador, horrible, también porque alternaba entre tres voces diferentes”, añade una feligresa.
Mientras el prior expulsaba a los fieles del templo y lo cerraba para mantener la privacidad, el sacerdote agredido por la joven pidió ayuda al prestigioso exorcista de Monte Berico, Giuseppe Bernardi, para contener a la joven y comenzar las oraciones de liberación ante la evidencia del caso.
Conforme pasaba el tiempo aumentaba la virulencia de la joven, atestiguaron varios testigos a Il Giornale di Vicenza.
La joven corría de un lado a otro y saltaba sobre los muebles, sin dejar de gritar frases blasfemas en italiano y otros idiomas a pleno pulmón. También intentó agredir a los religiosos que trataban de tranquilizarla y atacó y abofeteó a su madre. Se necesitaron cuatro personas para inmovilizarla.
Casi 10 horas y 4 sacerdotes en el exorcismo
Bernardi fue el primero en intervenir en un “largo y difícil” exorcismo cuya primera sesión se extendió en el mismo santuario durante casi 10 horas de manera ininterrumpida.
Durante la liberación, 4 sacerdotes Siervos de María ayudaron al exorcista repitiendo una y otra vez las oraciones del rito del exorcismo en su versión latina y trataban de contener la violencia de la joven. También contactaron con exorcistas de otras diócesis italianas para que se unieran a las oraciones desde la distancia.
Mientras, los fieles eran emplazados a continuar sus oraciones por su liberación en el exterior del templo, que se situaron junto a la policía y una ambulancia que aguardaban fuera. Muchos de ellos permanecieron en el lugar hasta que finalizó la sesión.
Su madre, clave en la liberación
Nueve horas más tarde, el anciano exorcista percibió que el rito llegaba a su fin: “La niña, exhausta, quedó inconsciente de forma repentina”, explicó. Algo que consideró “una señal de liberación”.
Días después del incidente, el prior de los Siervos de María confirmó que “fue una posesión real”, de la que tuvieron constancia gracias a su madre: “Fue la clave de su liberación, la única que comprendió que [su hija] estaba bajo la influencia del maligno”.
Finalizado el exorcismo, la joven fue trasladada a su hogar por su familia.
El prior confirmó que actualmente “se encuentra bien y su caso ha sido confiado a un sacerdote” que seguirá su evolución, ya que “la liberación [completa] puede durar años e implicar mucho sufrimiento”.
Don Alessio Graziani, director y portavoz de la oficina diocesana de comunicaciones sociales de Vicenza, destacó refiriéndose a este caso que “el hecho de que los fenómenos de posesión diabólica sean raros no quiere decir que sean imposibles”, y que lo sucedido en Monte Berico es la prueba de “algunos casos -bastante raros- de una intervención directa del maligno”.
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Fuente: Religión en Libertad